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Día 13. Mukenko » 3. DOD / ARPD / VULCAN 7021

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3DOD / ARPD / VULCAN 7021

En 1978, Munro había guiado una expedición a Zambia entre cuyos integrantes estaba Robert Perry, un joven geólogo de la Universidad de Hawai. Perry había trabajado en el proyecto VULCAN, el programa más avanzado financiado por la División de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa.

VULCAN era un proyecto tan controvertido que durante las audiencias de la Subcomisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, el proyecto DOD / ARPD / VULCAN 7021 fue cuidadosamente sepultado entre «varios fondos para proyectos a largo plazo de seguridad nacional». Pero al año siguiente, el senador David Inaga (por Hawai), objetó el proyecto en su totalidad. Exigía saber «con exactitud su objetivo militar, y por qué los fondos provendrían exclusivamente del Estado de Hawai».

Los portavoces del Pentágono explicaron, imperturbables, que VULCAN era un «sistema de advertencia tsunami», de valor para los residentes de las islas hawaianas como también para las instalaciones militares de las mismas. Los expertos del Pentágono recordaron a Inaga que en 1948 había llegado un enorme tsunami que recorrió el océano Pacífico devastando primeramente Kauai, pero avanzando con tanta rapidez por el archipiélago hawaiano que al llegar a Oahu y Pearl Harbor veinte minutos después, no se había podido advertir a nadie sobre la inmensa ola.

«Ese tsunami fue causado por un alud volcánico submarino cerca de la costa del Japón —dijeron—. Pero Hawai tiene sus propios volcanes activos, y ahora Honolulu es una ciudad de un millón y medio de habitantes, con una presencia naval evaluada en más de treinta y cinco mil millones de dólares; en consecuencia, la posibilidad de predecir tsunamis como resultado de erupciones de volcanes hawaianos asume una importante significación a largo plazo».

En realidad, VULCAN no era un proyecto a largo plazo sino que estaba programado que fuese puesto en práctica cuando se produjese la siguiente erupción del Mauna Loa, el volcán activo más grande del mundo, situado en la gran isla de Hawai. El propósito determinado de VULCAN era controlar las erupciones volcánicas a medida que se desarrollaban; el Mauna Loa fue escogido porque sus erupciones eran relativamente suaves.

Aunque sólo alcanza una altura de 5115 metros, el Mauna Loa es la mayor montaña del mundo. Si se la mide desde su nacimiento en las profundidades del lecho oceánico, Mauna Loa tiene el doble de volumen cúbico que el monte Everest; se trata de una formación geológica única y extraordinaria. Desde hace mucho tiempo, el Mauna Loa es el volcán más cuidadosamente estudiado de la historia: Desde 1928 en su cráter hay un laboratorio científico permanente. Es también el volcán con el que más se ha interferido, pues cada tres años la lava que baja por sus laderas es desviada mediante todo tipo de procedimientos, desde bombardeos aéreos a cuadrillas locales con palas y bolsas de arena.

VULCAN intentaba alterar el curso de la erupción del Mauna Loa «abriendo respiraderos» al gigantesco volcán, liberando de ese modo enormes cantidades de magma fundida mediante una serie de explosiones reguladas, no nucleares, que serían detonadas a lo largo de líneas de falla. En octubre de 1978, VULCAN fue llevado a cabo en secreto, utilizando equipos con experiencia en hacer detonar cargas resonantes de fuertes explosivos. El proyecto VULCAN duró dos días; el tercero, el laboratorio volcánico Mauna Loa, que es civil, anunció públicamente que «la erupción de octubre del Mauna Loa ha sido menor de lo que se esperaba, y no se anticipan futuras erupciones».

El proyecto VULCAN era secreto, pero Munro se había enterado de todo una noche de borrachera alrededor de la fogata del campamento, cerca de Bangazi. Y lo recordó ahora que Ross planeaba una secuencia de explosiones resonantes en una región donde había un volcán en fase eruptiva. El postulado básico de VULCAN era que enormes fuerzas geológicas encerradas —sean de un terremoto, volcán o tifón del Pacífico— pueden ser desatadas de manera devastadora por una descarga de energía relativamente pequeña.

Ross se preparaba a hacer estallar los resonantes cónicos.

—Creo —dijo Munro— que antes de hacerlo debería tratar de ponerse nuevamente en comunicación con Houston.

—Eso no es posible —dijo Ross, muy segura de sí—. Se requiere que juzgue yo sola, y he decidido estimar la extensión de los depósitos de diamantes en las colinas.

A medida que progresaba la discusión, Amy se alejó. Levantó el detonador que estaba junto a la caja de Ross. Era un pequeño dispositivo brillante que fascinó a la gorila. Se dispuso a apretar los botones.

Karen Ross la vio.

—Oh, Dios mío.

Munro se volvió.

—Amy —dijo, suavemente—. Amy, no. No. Amy, sé buena.

«Amy buena gorila. Amy buena».

Amy tenía el detonador en una mano. Se sentía cautivada por los colores brillantes. Echó un vistazo a los seres humanos.

—No, Amy —repitió Munro. Luego se volvió hacia Elliot—. ¿No puede detenerla?

—Oh, qué diablos —dijo Ross—. Adelante, Amy.

Una serie de fuertes explosiones hizo volar fulgurante polvillo de diamantes de los pozos de las minas, y luego todo quedó en silencio.

—Bueno —dijo Ross por fin—, espero que esté satisfecho. Está perfectamente claro que una carga explosiva tan pequeña no podía afectar al volcán. En el futuro, será mejor que sea yo quien se encargue de los aspectos científicos, y…

Entonces, el Mukenko retumbó, y la tierra tembló con tanta fuerza que todos cayeron al suelo.

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