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Día 1. Houston » 3. Recuperación

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3Recuperación

STRT se refería al proceso con la denominación de «recuperación de datos», o, a veces, como «salvamento de datos». Ambos términos traían a la mente imágenes de operaciones realizadas en el fondo del mar, y eran extrañamente apropiados.

Recuperar o salvar datos significaba traer a la superficie un sentido coherente desde las profundidades de masivos acopios de información electrónica. E, igual que el salvamento marino, era un proceso lento y delicado, donde un solo paso en falso significaba la pérdida irrecuperable de los mismos elementos que se trataba de traer a la superficie. STRT tenía cuadrillas de salvamento, experimentadas en el arte de la recuperación de datos. Una cuadrilla se puso a trabajar de inmediato en la recuperación del audio, otra en la recuperación visual.

Karen Ross ya estaba ocupada en la primera de estas tareas. Los procedimientos que seguía eran muy complicados, y sólo podía realizarse en STRT.

Servicios Tecnológicos para los Recursos Terrestres era una compañía relativamente nueva, formada en 1975 en respuesta a un crecimiento explosivo de información acerca de la Tierra y sus recursos. La cantidad de material que manejaba STRT era impresionante: sólo las imágenes recibidas por satélite de la Tierra representaban más de quinientas mil; cada hora se conseguían dieciséis nuevas imágenes. Con el agregado de fotografías aéreas, fotografía infrarroja y radar de apertura artificial, la información total a disposición de STRT excedía los dos millones de imágenes. Toda esta información debía ser catalogada y dispuesta para ser recobrada al instante. STRT era como una biblioteca que adquiriera setecientos nuevos libros por día. No era de sorprender que los bibliotecarios trabajaran con ritmo febril continuamente.

Los visitantes de STRT no parecían darse cuenta de que, aun con ordenadores, esa capacidad para manejar datos habría sido imposible hacía diez años. Tampoco comprendían cuál era la naturaleza básica de la información: daban por sentado que las imágenes sobre la pantalla eran fotografías, pero no lo eran.

La fotografía es un sistema químico del siglo XIX para registrar información mediante la utilización de sales de plata sensibles a la luz. STRT usaba un sistema electrónico del siglo XX para registrar información, análogo al de las fotografías químicas, pero muy diferente. En lugar de cámaras, utilizaba exploradores multiespectrales y en lugar de película, cintas compatibles de computadora. En realidad, STRT no se ocupaba de «imágenes», tal como se las concebía comúnmente según la tecnología fotográfica anticuada, sino que adquiría «registros de datos» que convertía en «exhibiciones de datos» cuando surgía la necesidad.

Como las imágenes de STRT eran simples señales eléctricas registradas en cinta magnética, era posible realizar una gran variedad de manipulación electrónica de las imágenes. STRT contaba con ochocientos treinta y siete programas de ordenador para alterar las imágenes: podía realzarlas, eliminar elementos indeseables, para hacer resaltar determinados detalles. Ross usó catorce programas en el vídeo del Congo, especialmente en la sección cargada de estática en la que aparecían la mano y la cara, justo antes de que destrozaran la antena.

Primero utilizó lo que se llamaba un «ciclo de lavado», para eliminar la estática. Identificó las líneas de estática que ocurrían en posiciones específicas y tenían un valor de escala gris determinado. Hizo que la computadora las eliminara. La imagen resultante mostraba espacios en blanco allí donde la estática había sido eliminada. Entonces ella procedió a «llenar los blancos», instruyendo a la computadora para que incorporara las imágenes de acuerdo con lo que rodeaba esos espacios. En esta operación el ordenador realizaba una suposición lógica acerca de lo que faltaba.

Karen obtuvo así una imagen libre de estática, pero borrosa, carente de definición. Entonces intensificó la imagen extendiendo los valores de la escala gris. Por alguna razón, obtuvo una distorsión que después tuvo que eliminar, y eso liberó desperfectos que había suprimido previamente; para deshacerse de ellos tuvo que accionar tres nuevos programas…

Detalles técnicos la acosaron durante una hora, hasta que de pronto surgió la imagen, nítida y brillante. Al verla, contuvo la respiración. La pantalla mostraba una cara oscura, cavilosa, de cejas espesas, ojos vigilantes, nariz achatada, labios gruesos.

Inmóvil, en la pantalla de vídeo se veía la cara de un gorila macho.

Se acercó Travis, meneando la cabeza.

—Terminamos la recuperación en audio de ese jadeo. La computadora confirma que se trata de respiración humana, procedente de al menos cuatro focos distintos. Pero es muy raro. Según el análisis, es sonido de inhalación, no de exhalación, que es como la gente produce sonidos.

—La computadora se equivoca —dijo Ross—. No es humana. —Indicó la pantalla y la cara del gorila. Travis no mostró sorpresa.

—Un artefacto —dijo.

—No es un artefacto.

—Usted llenó los blancos, y consiguió un artefacto. Los muchachos se divierten jugando con las imágenes y a veces sus juegos se introducen en otros programas.

La propia Karen se había quejado de ese problema.

—Pero esta imagen es real —insistió, señalando la pantalla.

—Mire —dijo Travis—, la semana pasada Harry llenó los blancos en las montañas Karakorum y obtuvo un juego de descenso en la luna. Se supone que el descenso se produjo junto al puesto de McDonald, todo muy divertido. —Se alejó mientras agregaba—: Reúnase con los demás en mi oficina. Fijaremos fechas para enviar una nueva expedición.

—Yo conduciré el próximo equipo.

Travis negó con la cabeza.

—Imposible.

—Pero ¿qué hay de esto? —preguntó Karen Ross, señalando la pantalla.

—No acepto esa imagen —dijo Travis—. Los gorilas no actúan de esa manera. Tiene que ser un artefacto. —Miró el reloj—. Ahora, el único problema que tengo es cuándo puedo enviar un nuevo equipo al Congo.

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