Coffe

Cada día me siento pacientemente en el banco a esperar el autobús. Cinco minutos justos antes de que quiebre la esquina el transporte urbano que me llevará a casa. Cada día me siento en el extremo del banco, donde el reflejo de la enorme cartelera me permite verla detrás de mi, sirviendo cada café de manera paciente y esmerada. Conozco cada movimiento, cada cliente y que mesa ocupa. El señor de la terraza con traje azul siempre pide un cortado y sacarina, se lo toma aceleradamente, a veces mientras camino hacia la parada de bus me cruzo de frente con el, deja el importe justo en la mesa. Algún día hasta he pensado que es descortés al menos no avisarla, no sea que el dinero se lo lleve alguien que pase por allí, pero ella siempre ve el instante en que abandona su mesa y al momento retira el vaso vacío y las monedas. Las madres amigas que quedan para tomar el café... están desde que he llegado a esperar el bus, nunca las he visto irse antes, puedo oír lo que dicen como si estuviesen sentadas a mi lado y no a tres metros y una mampara de cristal detrás. A veces pienso que es inmoral estar escudriñando a través de un reflejo los quehaceres de una camarera de la que no conozco ni el nombre, embelesado con su presencia como si fuese un niño frente a una pastelería. En fin, el bus asoma por la esquina, hora de irme y continuar. Cuando de pie el autobús para frente a mi es cuando mejor puedo observarla, solo unos segundos antes de subir y si tengo la suerte de que en ese momento este atendiendo al extremo de la barra. Me levanto y el bus frena lentamente frente a mi posición, dejando la puerta justo al principio de la cola de tres personas que esperamos. Miro los cristales del bus, hoy si esta ahí, pero hoy es diferente, parece que mira hacia mi, mi corazón salta, pero no, solo otea el horizonte, y pienso que es estúpido todo esto, en unos segundos la persona que me precede llega a los escalones de entrada al bus, y creo que hoy no subiré, doy la vuelta, miro a mi alrededor, miro hacia ella y enfilo mis pasos a la cafetería que mejor conozco y en la que jamas he puesto un pie.