City Life

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Paraguay

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Paraguay

La parte más alta del llano que habíamos atravesado el día anterior estaba ahora cubierta por la nieve y era evidente que había una tormenta bramando tras nosotros y que habíamos cruzado el Burji justo a tiempo de escapar de ella. Acampamos en un pequeño valle en Sekbachan, a dieciocho millas del Mar Malik, la noche era tan apacible como la anterior, y la temperatura la misma, parecía como si los llanos de Deosai no fueran a resultar tan formidables como los habían descrito; pero al tercer día una tormenta de granizo, aguanieve y nieve alternativamente, se desencadenó al mediodía, cuando iniciábamos la ascensión al Puerto de Sari Sangar, 14 200 pies, y continuó con breves intervalos hasta las cuatro en punto. La cumbrera del puerto forma un valle muy llano con dos lagos, cuyas orillas están formadas por peñas que parece imposible escalar. Los hombres resbalaban y daban traspiés, así que no permití a ninguno llevar mi caballo por temor a que le cayera encima; era viejo y cansino, pero muy útil aquí, eligiendo su camino entre las rocas sin un titubeo. En la cima hay un montón de piedras al cual cada hombre arroja una y allí es costumbre dar una recompensa a los porteadores. Pagué a cada hombre el jornal previamente acordado, y solo, inicié el descenso. Frente a mí estaba Paraguay[2].

Dónde está Paraguay

Así di conmigo en un país extraño. Este Paraguay no es el Paraguay que existe en nuestros mapas. No se encuentra en el continente sudamericano; no es una subdivisión política de ese continente, con una población de 2 161 000 habitantes y una capital llamada Asunción. Este Paraguay existe en otra parte. Ahora, avanzando hacia la primera de las «ciudades de plata», me sentía cansado, pero también animoso y despierto. Bandadas de aves atravesaban el cielo allá arriba en dirección a los sombríos y macizos edificios.

Jean Mueller

Al llegar a la ciudad, aquel primer día, se me acercó una muchacha envuelta en un mantón rojo. El mantón estaba rematado con flecos, y el extremo de cada fleco era una borla de plata. La muchacha se colocó frente a mí, puso sus manos en mis caderas e hizo una ligera presión. Me proclamaba su invitado; se llamaba Jean Mueller. «Teníamos grandes deseos de conocerle[3]», dijo. Le pregunté cómo se había enterado de mi llegada y dijo: «Todo el mundo lo sabe». Nos dirigimos entonces a su casa, una gran estructura moderna a cierta distancia del centro de la ciudad. Allí me hizo pasar a una habitación en la que había una cama, un escritorio, una silla, una librería, una chimenea, un magnífico plano con un armazón de madera de cerezo. Me comunicó que cuando hubiera descansado podía reunirme con ella abajo y que entonces conocería a su marido; antes de dejar la habitación, se sentó al piano y, casi malignamente, interpretó una breve sonata de Bibblemann.

Temperatura

La temperatura condiciona la actividad de modo considerable. En conjunto, los adultos caminan aquí con más rapidez y se mueven con mayor espontaneidad cuando sube la temperatura. Pero la norma que rige la relación temperatura-actividad es complicada. Por ejemplo, los varones se mueven dos veces más rápido a 60 grados que cuando están a 35, pero por encima de los 60 grados la rapidez disminuye. Las hembras se ajustan a reglas más complejas; su actividad espontánea aumenta cuando la temperatura pasa de 40 a 48 grados, disminuyendo entre 49 y 66 grados y por encima de los 66 grados crece de nuevo el ritmo de movimientos espontáneos hasta la temperatura letal de 77 grados. También la temperatura (al igual que en otros lugares) juega un papel crítico en el proceso reproductor. En las denominadas «ciudades de plata» existe una escala particular —66, 67, 68, 69 grados— dentro de la cual se produce el intercambio (dándose sólo dentro de esta escala). En las áreas «doradas» parece ser que no rige tal escala.

Herko Mueller

Herko Mueller contempla las hojas de oro y de plata otorgadas, en los meses de verano, a los que han producido el mejor pastiche de emociones. Sonríe porque él no ganó ninguno de estos premios, que la gente de Paraguay procura evitar. Es alto, moreno, con una divertida barba corta, y le gustan los trajes con cremalleras y de brillantes colores: amarillo, verde, violeta. Profesionalmente es árbitro de comedia: «¿Una especie de crítico teatral?». «Más bien lo que ustedes llamarían un árbitro. El público recibe una serie de normas y estas normas constituyen la comedia. Nuestras comedias intentan estimular la imaginación. Cuando estás contemplando algo, no puedes imaginarlo». Por las tardes puedo pasear sobre la arena húmeda, grandes extensiones de playa con el mar lamiendo sus bordes. Al vestirme de nuevo tras nadar un rato, descubro algo extraño: un pequeño erizo bajo la camisa. Es raro porque esta arena se tamiza dos veces al día para eliminar las impurezas y conservar su blancura. Y el propio mar, el Mar Nuevo, no está programado para equinodermos.

Error

Un error del gobierno que provocó la muerte de una porción estadísticamente insignificante de la población (menos de una cuarta parte del uno por ciento) ha creado cierta inquietud. Una lámina de preguntas y respuestas se funde a alta temperatura (1400°) y después es conducida hacia una serie de prolongadas caricias. El resultado es una mejora de la situación. Paraguay no es antiguo. Es nuevo, un país nuevo. Toscos trazos sugieren su «aspecto». Gruesas gotas amarillas como crema de pastel caen de su cielo. Yo sujeto un ramo de paraguas en cada mano. Una frase de Herko Mueller: «Y un 60% son mestizos gloria, orgullo, presente y futuro del Paraguay»[4]. El gran futuro del país es «predecible», dice él, y yo mismo he observado una especie de ambiente fronterizo. Hay problemas. El problema de la muda de piel. Se encuentran finos caparazones como globos de plástico por la calle.

Racionalización

Los problemas del arte. Se han obtenido nuevos artistas. Éstos no se oponen al proceso de racionalización, sino que lo defienden con entusiasmo. La producción aumenta. Se han instalado instrumentos de control de calidad en todos los puntos en que se cruzan los intereses de los artistas y del público. El envío y la distribución han mejorado extraordinariamente. (Es en este campo, según dicen en Paraguay, donde las prácticas tradicionales eran más censurables). El arte racionalizado se remite desde depósitos centrales a depósitos regionales, y desde allí se distribuye por todos los canales vitales de las ciudades. A cada ciudadano se le da tanto arte como puede tolerar su sistema. No se ha permitido que los estudios de mercado preceptuaran la mezcla del producto; al contrario, se anima a cada artista a mantener en su programa normas profundamente personales, incluso idiosincráticas (lo que corresponde al concepto «mano del artista»). La racionalización produce circuitos más simples, y por tanto un ahorro en instalaciones. El producto de cada artista se traduce a términos de lógica simbólica. Y entonces es «minimizado» mediante hábiles métodos. Estos términos más simples se traducen entonces al esquema de un circuito más simple. Licuado mediante una serie de técnicas, el arte corre entonces a través de gruesas tuberías de acero. Mediante trapos se controla su utilización posterior. El arte laminado generalmente se seca al humo, y su color es marrón oscuro. El arte a granel se seca por aire, y cambia de color en determinados periodos históricos.

Piel

Ignorando una carta del traductor, Jean se sienta en una almohadilla de goma plástica, haciendo los ejercicios prescritos para desprenderse de la piel. Luces de formas diamantinas friccionan sus brazos y sus piernas. La luz establece una norma de falsa información en las zonas más susceptibles a la ruptura. Las luces van acompañadas de silbantes ruidos. El proceso de cambiar la piel de la pierna es privado. Se reduce la tirantez mediante la aplicación de crema, espesas gotas amarillas como crema de pastel. Yo mantengo varios paraguas sobre sus piernas. Un hombre al otro lado de la calle simulando no mirarnos. Después la piel colocada en los verdes receptáculos oficiales.

El muro

Nuestro diseño de la elevada torre nos dejaba con un vasto muro ciego de hormigón. Existía así el peligro de una enorme extensión de espacio en blanco en aquella parte tan importante del edificio. Había que hallar una solución. La gran extensión del muro podía brindar la oportunidad de un gesto de agradecimiento hacia el pueblo del Paraguay; podía colocarse una piedra frente a él, y podía instalarse allí la Estela de las Medidas en lugar de mantenerla oculta. El muro se dividía por medio de pasos cuidadosamente excavados, en puertas. Éstas, variando en medida de mayor a menor en progresión, podían ser de diferentes colores y de diferente grosor. Algunas se abrirían, otras no, y esto cambiaría de semana en semana, o de hora en hora, o según los sonidos que emitiese la gente frente a ellas. Largos surcos o sendas correrían desde las puertas hacia los bulliciosos espacios públicos[5].

Silencio

En las tiendas más importantes se vende silencio (materiales amortiguadores), en bolsas de papel como el cemento. Del mismo modo, el suavizador del lenguaje, habitualmente considerado una decadencia de la práctica anterior, es de hecho una clara respuesta a la proliferación de superficies de choque y de estímulos. Las frases imprecisas atenúan la tensión producida por la baja tolerancia. Puede disponerse también de silencio en forma de ruido blanco. La traída de ruido blanco a la casa mediante cables desde un punto generador central ha sido algo muy beneficioso, dice Herko. También lo ha sido el establecimiento análogo de «espacio blanco» en un sistema paralelo al sistema de parques existente. Las cámaras sin eco distribuidas al azar por la ciudad (al modo de las cabinas telefónicas) según se dice han ahorrado realmente vidas. La madera va haciéndose rara. Pagan actualmente por el pino amarillo lo que se pagaba antes por el palisandro. Métodos coordinados rigen el trazado de las ciudades. Curiosamente, en algunos de los proyectos de mayor éxito, el diseño se ha basado en el trazo dejado por pequeñas colecciones de animales raros (según el sistema del «caballo-suelto») dejados en libertad. Mezclas cuidadosamente calculadas: mamba, doncella negra, sucurí. Se utiliza gelatina electrolítica, que muestra una proporción de captura superior a la usada habitualmente, para paralizar a los animales.

Terror

Nos lanzamos hacia las crestas de las olas; rompiendo éstas podían verse aterradores frentes que avanzaban. Los árbitros registraban los números de series del (complejo de amenazas) con claves, sobre un gran tablero marrón. Mientras tanto Jean, sin sentirse afectada, vagaba por la playa a la busca de madera arrojada por el mar, trocitos lavados de madera marrón rayados con cientos de finísimas fisuras. Tal es la tersura de las superficies en Paraguay que cualquier cosa no tersa tiene valor. Ella me explica que al pedir y recibir explicaciones llega un momento en que tienes que pararte. No logras realmente ir más allá de donde estabas antes. «Nosotros intentamos por tanto mantener todo abierto, ir más allá evitando la explicación final. Si la recibimos inadvertidamente, tenemos instrucciones de 1) simular que es sólo otro error o 2) tergiversarla. La tergiversación creadora es crucial». La creación de nuevos tipos de ansiedad que hay que mitigar o «parchear». La expresión «poner un parche». Hay parches «fríos» y parches «calientes» y especialistas en la aplicación de cada uno de ellos. Rhathymia es la forma preferida de presentación del yo.

El templo

Con un pronunciado giro hacia la izquierda, me sumergí en un bosquecillo, frente a una especie de templo, abandonado, lleno de cajas vacías. El suelo estaba cubierto de una fina capa de cal. Recé. Después, sacando mi botella me refresqué con jugo de manzana. Todo el mundo en Paraguay tiene las mismas huellas digitales. Hay crímenes, pero se elige al azar a las personas que han de ser castigadas por ellos. Todo el mundo es responsable de todo. Una extensión del principio, de que si no fuese por la gracia de Dios cualquier otro podría haberlo hecho. La vida sexual es muy libre. Existen normas pero son como las del ajedrez, sólo pretenden complicar y enriquecer el juego. Yo hice el amor con Jean Mueller mientras su marido miraba. Hubo ciertos refinamientos técnicos. Los procedimientos que nosotros usamos también se usan en Paraguay (se llaman de «empalamiento»), pero además se utilizan nuevas técnicas que yo no conocía: «demediación» y «cuarteamiento». Encontré estas técnicas muy refrescantes.

Microminiaturización

La microminiaturización deja grandes espacios por llenar. La disponibilidad de entorno físico tiene consecuencias psicológicas. Puede citarse como ejemplo la ansiedad del niño provocada por el traslado de la familia a una nueva casa. En Paraguay los objetos físicos tienden a reducirse cada vez más. Paredes finas como un pensamiento, sustitutos-locomotores no mayores que puntas de bolígrafo. Paraguay, de este modo, dispone de mayores espacios vacíos en los cuales los hombres vagan intentando tocar algo. La preocupación por la piel (poner y quitar, arrugas, nueva piel, rosada y fresca, tersa) posiblemente responda a esto. Historias sobre la piel, historias sobre pieles determinadas ¡Pero no chistes! Desaparecieron unas 700 000 fotografías de fenómenos nucleares cuando se quemó la gran biblioteca de Paraguay. La identificación de partículas se logró hace ya muchos años. Más que recrear la antigua física, se construyó una nueva basada en la sección áurea (proliferación de secciones áureas). Como sistema de interpretación casi con seguridad incorrecto, goza aquí de gran prestigio.

Tras el muro

Tras el muro hay un campo de nieve roja. Yo esperaba que la entrada a él estaría prohibida, pero Jean me dijo no, puedes pasear por él tanto como quieras. Yo esperaba que al caminar por él no dejaría huellas, o que habría algún otro tipo de anomalía; dejé las huellas de mis pisadas y sentí el frío de la nieve roja bajo mis plantas. Le dije a Jean Mueller: «¿Cuál es el motivo de esta nieve roja?». «El motivo de la nieve roja, la razón de que esté aislada tras el muro, pero no prohibida, es su suave incandescencia —como si estuviera iluminada desde abajo. Tienes que haberlo notado. Has estado aquí durante veinte minutos». «Pero ¿para qué sirve?». «Pues para lo mismo que cualquier otra nieve. Te invita a la contemplación y a pasear por ella». La nieve recomponía su tersa y roja superficie sin huellas. Tenía un brillo rojo, como si estuviera iluminada desde abajo. Parecía proclamarse como un misterio, pero no había allí nada que resolver —un misterio de bajo nivel en funcionamiento.

Partida

Después me mostraron el plan, que se guarda en una caja. Herko Mueller abrió la caja con una llave (todos tienen una llave). «Aquí está el plan», dijo, «Prácticamente lo rige todo. Es el modo de permitir que una amplísima gama de tendencias actúen recíprocamente». El plan era una serie de análisis de movimiento browniano equipado en cada extremo con unas pinzas. Entonces sonó la campana y el espacio empezó a llenarse, cientos de hombres y de mujeres estaban allí esperando que los jefes de policía establecieran algún tipo de orden. Yo había sido elegido, me dijo Herko, para dirigir la columna (según el principio del líder-menos-probable). Nos vestimos; rodeé la maza con mis brazos. Empezamos a descender (¿hacia? ¿fuera de?). Paraguay.

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