City Life

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Perro cayendo

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Sí, un perro cayó sobre mí desde una alta ventana. Creo que desde un tercer piso, o desde un cuarto piso. O desde el tercero. Bien, me derribó. Di con mi barbilla contra el pavimento. Ni siquiera ladró antes de saltar. Era un perro silencioso. Yo estaba tendido sobre el pavimento con el perro encima. El perro estaba mirándome, su hocico pegado a mi oído, su aliento era desagradable, le dije: «Largo».

Obedeció. Se marchó mirando hacia atrás por encima del hombro. «Cristo», dije. Se me habían incrustado arenillas en la barbilla. «Por amor de Dios», dije. El perro estaba en la acera, cuatro o cinco metros calle abajo, aún en silencio. Me miraba por encima del hombro.

alegres perros cayendo

sentido en el cual dirías de una cosa,

es un perro, como dirías es un limón

lluvia de perros como lluvia de ranas

o diluvio de objetos arrojados para confundir el radar enemigo

Al parecer era orgulloso. Yo estaba sobre el asfalto. Él estaba allí de pie. Ninguno de los dos hablaba. Me preguntaba cómo sería (la vida del perro). Sentía curiosidad por él. Entonces comprendí por qué sentía curiosidad.

envuelto o vendado. Vulnerabilidad pero también

aluminio

plexiglás

materiales anti-vello

vaudeville (la pendiente de la vida).

(Por supuesto inmediatamente dispuse un escenario para explicar todo. Incluyendo una mujer misteriosa (y muy hermosa)). Su nombre es Sophie. Sigo al perro hasta la casa de Sophie. «El perro me trajo». Hay un ruido retumbante. «¿Qué es ese ruido?». «Es la célula fotoeléctrica». «¿Accioné el mecanismo?». «Tú y el perro juntos. Sólo se admite al perro si trae a alguien». «¿Cuál es la ventana desde la que saltó?». «Ése es su lugar». «Pero él viene aquí porque…». «Su comida está aquí». Sophie sonríe y pone una mano en mi brazo. «Ahora tienes que irte». «¿Llevo al perro a su lugar y vuelvo luego aquí?». «No, sólo llévate al perro a su lugar. Con eso será suficiente. Cuando él haya comido». «¿Eso es todo lo que hay para él?». «Yo necesitaba que se accionase el mecanismo», dice Sophie con aire lastimero ((Sax Rohmer)). «Cuando se acciona el mecanismo suena el timbre. El timbre llama a un hombre». «Otro hombre». «Sí, un suizo». «Yo puedo hacer cualquier cosa que pueda hacer él.» «No. Tú estás para activar el mecanismo y llevar de nuevo al perro a su lugar». Entonces le oigo, al suizo. Oigo su motocicleta. Se abre la puerta, entra, un auténtico bruto, musculoso, peludo ((Olympia Press)). «¿Por qué está todavía el perro aquí?». «Este hombre se niega a volverlo a su sitio». El suizo agarra al perro juguetonamente debajo el hocico. «¡Él quiere quedarse!» dice el suizo al perro. «¡

Él quiere quedarse!». Entonces el suizo se vuelve a mí. «¿No vas a llevarte al perro?». Aire amenazador, gestos, etc., etc. «No», le contesto. «El perro saltó sobre mi espalda desde una alta ventana. Una ventana muy alta, desde un tercer piso, o un cuarto. Me golpeé la barbilla contra el suelo». «¿Qué me importa a mí tu barbilla? Creo que no has entendido tu función. Tu función es ser derribado por el perro, seguir al perro hasta aquí, y activar el mecanismo, y luego devolver al perro a su lugar. No hay razón en el mundo por la que debamos estar aquí y escuchar una sarta de sandeces sobre tu barbilla, etc., etc…»).

Miré al perro. Él me miró.

¿quién más ha hecho perros?

Baskin, Bacon, Landseer, Hogarth, Hals

con correas que arrastran cuando caen

con toda la impedimenta de un perro siguiéndoles:

cuenco, hueso, collar, licencia, comida especial

Observé que era un setter irlandés color tostado. El perro observó que yo era un escultor galés color beige claro (no, realmente ¿qué habrá observado? ¿cómo pensará él?). Dije que probablemente fuera un bonito perro de casa bien (un perro burgués) pero con ciertos hábitos desagradables, como el de caer sobre la gente desde altas ventanas (racionalización: es un miembro de la generación televisiva, y por tanto…).

Entonces leí una carta. Una carta que había recibido de Alemania y que llevaba en el bolsillo. No había querido leerla antes pero ahora la leí. Parecía un buen momento para hacerlo.

Sr. XXXX XXXXXX

c/o Blue Gallery

Madison and Eighty-first St.

New York, N. Y.

Querido Sr. XXXXXX

Estoy preparando un libro sobre escultores americanos actuales, para los editores arriba mencionados. Esta obra no será una colección de cachivaches ni nada por el estilo, sino que pretende ser una exposición representativa de los mejores escultores americanos actuales. Yo personalmente me siento fascinado por sus series de esculturas HOMBRE BOSTEZANDO, así como por las litografías de BOSTEZOS. Por esta razón tengo sumo interés en incluir una nueva figura, o figuras, suyas, si tiene algunas nuevas. Las críticas de su primera exposición en Basilea fueron pésimas. Los críticos alemanes con sus trasnochadas concepciones artísticas, no supieron qué hacer con sus esculturas. Y yo deseo un mejor recibimiento a su contribución a este libro cuando se publique aquí. Por favor, envíeme fotografías recientes de la obra, más un texto explicativo sobre el HOMBRE BOSTEZANDO.

¡Muchas gracias! Saludos cordiales.

Suyo

R. Rondonfer

Bueno, tenía razón al no querer leer la carta. Era una amabilidad por parte de este hombre estar interesado en algo en lo cual yo ya no lo estaba. ¿Cómo iba él a saber que me hallaba en el más desdichado de los estados, entre imágenes?

Pero me había ocurrido algo nuevo.

perros como un lujo (¿para qué los necesitamos?).

sabuesos del cielo

cayendo del mismo modo que caen los ángeles

¿perros despellejados cayendo?

¿musculatura sin esqueleto?

Pero está bien ser desconfiado. En ocasiones una imagen no es en absoluto una imagen sino tan sólo una idea. La gente ha desperdiciado años.

Yo deseaba el rostro del perro. Mientras que mi antigua imagen El Hombre Bostezando, era una imagen sin rostro (excepto un hueco donde estaba la boca, el bostezo mismo), yo quería el rostro del perro. Quería su expresión al caer. Pensé en dos alternativas: gritando, sonriendo. Y entre medias:

perros limpios y sucios

perros superlimpios, animales de laboratorio

perros arrojados o lanzados

en series, fila india

visión explosiva del perro cayendo:

cabeza, corazón, hígado, luces

echarlo todo a perros

hinchar el perro:

estoy diciéndole algo que no es cierto

y los dos estamos cayendo

¡Placas de perro!

pero olvidar los equívocos. Perros de trapo cayendo, el

perro de guinga y el etc., etc. Fragmentos

de perros de trapo cayendo. O madera chapeada

de un cuarto de pulgada

en capas, las capas separadas

por un hueco de una pulgada o dos. Como

el antiguo avión de tres alas

páginas cayendo con los bordes doblados como orejas de perro

Bandeja: bandejas de cafetería de algún repugnante material plástico

Pero basta de equívocos

Grupo de perros tamaño colibrí cayendo

Amontonados en las ventanas más altas de una habitación de techos altos,

14-17 pies

en filas, en hileras, boca arriba.

Bueno, entonces comprendí que ésta era mi nueva imagen. El Perro Cayendo. Mi vieja imagen, Hombre Bostezando, estaba pasada. Había hecho ya más de dos mil Hombres Bostezando en todos los materiales conocidos, y ya estaba cansado. Las imágenes se gastan, se deterioran, se vacían. Había pasado ya unos siete años con aquella imagen, el Hombre Bostezando, pero…

Pero ahora tenía el Perro Cayendo, qué felicidad.

(¿bandadas? ¿capas?).

de perros cayendo, perros planos como velas

mastines cayendo

¿estoy siendo suficientemente escéptico?

Ensayemos

morir como un perro

vivir como un perro

fiel como un perro

canalla

canceroso

canónigo

estoy dejándome impresionar excesivamente por las circunstancias

repentino

dolor

pero es un regalo, gracias

ámame amor mi

¿poliéster?

Me levanté y limpié mi barbilla. El silencioso perro seguía aún allí. Me acerqué a él cautelosamente. No se movió. Tenía que pensar qué significaba, el Perro Cayendo, pero no tenía por qué pensarlo ahora, ya lo haría más tarde. Enlacé su vientre con mis brazos, y, juntos, nos precipitamos hacia el estudio.

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