Chernobyl

Chernobyl


3. Viernes, 25 de abril.

Página 7 de 51

Cuando Smin llegó al apartamento de su madre, todo el mundo dormía. Tuvo mucho cuidado de no despertar a su hijo mientras se servía los 150 mililitros de brandy que eran todo lo que se permitía y, gratificado, se tumbó junto a su esposa, que ya roncaba suavemente. Había sido una noche interesante, aunque un poco sorprendente en ciertos aspectos. ¿Qué había querido decir Garfield cuando llamó a su esposa «una chica del valle»? Desde luego, constituyó un final agradable para un día lleno de irritantes preocupaciones.

Cuando el timbre sonó y, simultáneamente, alguien llamó con todas sus fuerzas a la puerta, Smin se despertó de un salto. ¡Eran más de las dos! Selena se enderezó a su lado, con la cara angustiada.

—No, no —la tranquilizó Smin, sin preguntarle qué la había asustado porque lo sabía, sin recordarle que los días en que una llamada a las dos de la madrugada significaba algo específico y temible habían acabado, porque también ella lo sabía.

Casi consiguió serenarse mientras escuchaba las voces en el exterior, hasta que su hijo irrumpió en la habitación, envuelto en una sábana, gritando:

—¡Papá! ¡Es la policía! Traen un mensaje importante… ¡Debes volver a Chernobyl de inmediato!

Ir a la siguiente página

Report Page