Cell

Cell


Rosas marchitas, este jardín se ha terminado » 9

Página 85 de 146

9

Despertó a última hora de la tarde, hecho un ovillo y aferrado a una escuálida almohada del motel. Al salir encontró a Alice y Jordan sentados en el bordillo entre el aparcamiento y las habitaciones. Alice rodeaba con el brazo los hombros de Jordan, que tenía la cabeza apoyada sobre el hombro de ella y el brazo alrededor de su cintura. El cabello de la coronilla le sobresalía en todas direcciones. Clay se sentó a su lado. Ante ellos, la carretera que conducía a la 19 y Maine aparecía desierta salvo por un camión de Federal Express abandonado sobre la línea divisoria con las puertas traseras abiertas, así como una motocicleta accidentada.

—¿Habéis…? —empezó Clay.

Ecce puer insanus —lo atajó Jordan sin levantar la cabeza del hombro de Alice—. Ese soy yo.

—Y yo soy la femina —añadió Alice—. Clay, ¿hay algún estadio de fútbol enorme en Kashwak? Porque si es así, yo no pienso ni acercarme.

A su espalda se cerró una puerta. Unos pasos se acercaron a ellos.

—Yo tampoco —convino Tom, sentándose junto a sus amigos—. Tengo mis cosillas, no me importa reconocerlo, pero el deseo de morir no se encuentra entre ellas.

—No estoy del todo seguro, pero creo que en Kashwak hay poca cosa aparte de una escuela primaria —comentó Clay—. Lo más probable es que los alumnos de instituto tengan que ir en autobús a Tashmore.

—Es un estadio virtual —declaró Jordan.

—¿Eh? —se extrañó Tom—. ¿Cómo en los juegos de ordenador, quieres decir?

—Quiero decir como en los ordenadores —repuso Jordan al tiempo que levantaba la cabeza y clavaba la mirada en la carretera desierta que conducía a Sanford, los Berwicks y Kent Pond—. Pero da igual. Si ni los locos ni los normales quieren tocarnos, ¿quién nos tocará? —Clay jamás había visto un dolor tan adulto reflejado en los ojos de un niño—. ¿Quién?

Nadie le respondió.

—¿El Hombre Andrajoso? —prosiguió Jordan en voz un poco más alta—. ¿Nos tocará el Hombre Andrajoso? Es posible. Porque nos está observando, lo percibo.

—Jordan, no desvaríes —le advirtió Clay.

Sin embargo, la idea encerraba cierta lógica extraña. Si les estaban enviando aquel sueño, el sueño de las plataformas, quizá era cierto que el Hombre Andrajoso los observaba. A fin de cuentas, uno no envía una carta si no tiene la dirección.

—No quiero ir a Kashwak —sentenció Alice—. Me da igual si es una zona sin cobertura. Prefiero ir a… Idaho.

—Pues yo pienso ir a Kent Pond antes de ir a Kashwak, Idaho o cualquier otro sitio —replicó Clay—. Puedo llegar en dos noches. Me gustaría que me acompañarais, pero si no queréis o no podéis, lo entenderé.

—Este hombre necesita zanjar un asunto, así que… —terció Tom—. Después de pasar por Kent Pond podemos decidir el siguiente paso. A menos que alguien tenga otra idea.

Pero no era el caso.

Ir a la siguiente página

Report Page