Carnaval

Carnaval


CAPITULO XVII

Página 18 de 50

CAPITULO XVII

COLOMBINA DUERME

Colombina dormía, descansando su corazón. Tenía las manos, blancas y largas, cruzadas junto a las mejillas, y éstas envueltas en rubios rizos. Rechazado el embozo por un sueño inquieto, quedaban al aire los brazos, desnudos hasta el codo. El camisón dejaba percibir esfumada— mente el contorno de los hombros, y un lazo azul que se desatara traicionó al cuello, en el que se veía un hoyuelo. Los ojos, azules, profundos, traviesos, estaban velados por los párpados cerúleos, pero las dibujadas cejas continuaban inclinadas, traicionando la alegría oculta de los ojos* y en rededor de los labios, rojos, flotaba la curva de una sonrisa. Despierta, tenía su tez la fragilidad de una porcelana rosa; dormida, huía el color de sus mejillas, dejándolas marfileñas.

Dormía Colombina, miniatura robada de la gran colección del mundo. Se iba desgastando la noche. El viento hacía estremecerse a la casa. De súbito, irrumpió en la noche un amanecer tempestuoso.

Arlequín hubiera debido venir presuroso por la calle fantasmal y entrado en alas de la magia, para besar a su Colombina, para felicitarla por su entrada en su vigésimo año, edad sin penas; veinte años ya, veinte años que comprendían lo mejor de su vida.

Ir a la siguiente página

Report Page