Carmina Burana

Carmina Burana


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<La promesa>

Poema satírico en tono festivo en boca de un enfermo que promete hacerse monje si se cura (promesa que no cumple). La argumentación tiene forma de un diálogo entre el que hace la promesa y su hermano, convirtiéndose de este modo el diálogo en una especie de

conflictus. Estrofas rítmicas de cuatro versos rimando a pares.

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A

¡Dios padre, ven en mi ayuda,

porque mi muerte se apresura!

Si me concedes el día de mañana,

tomaré los hábitos sin tardanza.

2

¡Apresúrate a socorrerme,

porque ya quiere cogerme!

¡Concédeme, Padre, tiempo,

dame tu amparo y consejo!

3

B

Oh, querido hermano,

¿qué es lo que has pensado?

¡Piénsatelo de otro modo,

no me dejes solo!

4

A

Hermano, tu piedad

me hace a mí llorar,

porque quedarás huérfano,

cuando entre en el convento.

5

B

Quédate, pues, un poquito,

al menos el tiempo de un triduo

y quizás este peligro

no será el definitivo.

6

A

Tanta es la angustia

que corre por mis entrañas

que no tengo por segura

ni la vida de mañana.

7

B

¿Es que la monacal regla

tú no la conocías?:

ayunan todo el día

y están constantemente en vela.

8

A

Quien por Dios está en vela

merece ser coronado de hiedra;

quien por Dios ayuna

merece saciar su hambruna.

9

B

La comida es mala,

legumbres y habas,

tras una tal comida

un trago de agua como bebida.

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0

A

¿De qué sirven las bacanales

y de qué las orgías,

cuando la carne y las viandas[367]

a los gusanos quedan reservadas[368]?

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1

B

Al menos de tus padres el lamento

te conmueva por dentro,

que te lloran profeso

como en vida muerto.

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2

A

Quien a sus padres cuida

y a Dios descuida,

él mismo será reo,

cuando venga el juez justiciero.

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3

B

¡Oh arte de la dialéctica,

ojalá que nunca fueses conocida,

a cuántos monjes a tierras desconocidas

has mandado para su desdicha!

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4

Así tú nunca más verás

a quien no puedes amar más,

a aquel joven clérigo,

de nombre N.[369] y el más tierno.

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5

A

¡Ay mísero de mí!

No sé qué hacer aquí.

En este largo exilio

me encuentro sin auxilio.

1

6

¡Detén tus lágrimas, hermano!

Creo que me siento ya sano.

Ya va cambiando mi ánimo:

todavía no tomaré el hábito.

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