Carmina Burana
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<Canción de amor>
Este canto a la primavera y al amor adquiere una nueva dimensión al saberse en la estrofa octava y última las circunstancias en las que Frisón cantaba esta canción de amor. Las resonancias mitológicas, simbólicas y filológicas de tono elevado indican una cuidada elaboración. Estrofas rítmicas de estructura y rima variada.
1
«Ya al invierno, rival de la primavera,
todas sus puertas
le aflige destruir;
le suplica a febrero
que por los rayos del sol
no se deje influir.
2
Todo el entramado de los elementos
siente la dulce ley del deseo.
Mas es Himeneo[9]
quien dispone el nupcial lecho
accediendo a los votos
de los dioses piadosos.
3
Pero la ira del Aquilón[10],
el salteador,
quiere impedir que los elementos
den a luz, aunque sin acierto,
pues Himeneo se opone
a su violencia
y a la diosa Dione[11]
todos sirven con presteza.
4
Satisfecha Dione
de este feliz tributo
se complace en regocijar a los suyos.
A quienes a su yugo libremente
no niegan someterse:
¡Cuánta felicidad les quiere dar
por su labor servicial!
5
Tetis[12] anhela
una brisa queda
para mostrar su cabeza al cielo
y presentar sus alimentos.
Ceres al tiempo
recorre las aguas
a las tristes divinidades de los infiernos
pidiendo
por Proserpina, la raptada[13].
6
Los elementos superiores
se unen con los inferiores.
Los primeros tienen nombre
y atributo masculino.
Los segundos tienen nombre
congruamente femenino,
pues las semillas de la naturaleza
conciben como las hembras[14].
7
El Sol, que reina en Piscis[15]
celestial,
da abundancia
a manos llenas
a la pesca,
devolviendo su belleza a Juno turbulenta[16]».
8
a
Esto Frisón cantaba
cuando a la hija del rey velaba,
que está enferma simulaba,
mientras de camino andaba
8
b
a sus bodas. Mas advirtiéndolo el enano
se lo contó al desposado.
Entonces fue decapitado como un malvado
y ella, al fin, volvió con su amo[17].