Carmina Burana

Carmina Burana


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1

<Declaración de amor>

Llamada del amante-cantor a la amada para que le escuche y le conceda su amor. Según P. Dronke[52] en este poema se advierten diversos tópicos amorosos de los

Minnesinger, como la dama dominante, el cantor sometido y la alegría del amante ante la sonrisa de la amada con todo lo que puede significar. Junto a ello destacan las numerosas referencias al mundo clásico. Secuencia con estrofas rítmicas variadas y con tendencia a rima reiterativa.

1

a

¡Si el coro de las Piérides[53] inspira a alguno,

que no ceda al ocio anacreóntico[54] en absoluto!

A la cítara de Febo[55] me considero igual

en el dulce néctar primaveral.

1

b

A la que antes que a cualquier otra obedezco

† esa puede llenar mi vida o matarme de tedio,

† mas ella prefiere sin comparación

este íntimo honor.

1

c

La desolación del invierno a su término llega.

El nacimiento de las flores a todos alegra,

quienes conocen a la diosa del amor

la aplauden con fervor.

1

d

Por Júpiter, que nunca estuve tan ufano

de esperar, según creo, ser amado;

una buena esperanza y una fecunda vida

es lo que sin cesar me vivifica.

2

a

Tu rostro[56] virginal

con su sonrisa me domina,

por eso ahora la polilla

de la tristeza se muere,

el dolor desaparece

y el temblor se desvanece.

2

b

A la que tanta excelencia,

admirable complacencia

y fecunda largueza

sonríen por igual

y de manera general,

a ésa es a la que deseo amar.

3

¡Que nadie se extrañe de la eminencia

de una dueña de tanta grandeza,

que a mí de sus palabras con la fuerza

me hizo más docto que antes

otorgándome su largueza!

4

a

¡Tu belleza

supera

la del bello Absalón[57]

y es de tal suerte

que no parece

de mortal condición!

4

b

¡Conmigo sólo, doncella,

no quieras

ser reservada!

Te pido tu entrega

para encontrar tregua

en situación tan desesperada.

5

Espero tus nuevas:

¡Acaba con la tristeza que en mí observas,

de la luz del mundo belleza,

oh veneranda Helena[58]!

6

a

Apolo quedó maravillosamente cautivo

cuando a Dafne[59] contemplaba,

así mi amor se ha limpiado

liberándose de cosas pasadas[60].

6

b

A un auténtico imán recuerda

esta maravillosa joven perfecta,

con su atractivo a menudo me domeña

la gracia que parte de ella.

6

c

Del hijo de Príamo[61] se recuerdan

sus admirables gestas,

que gloriosamente hizo la guerra;

pero inferiores resultan mis fiestas[62].

7

Cuando el amor florece

no hay llanto ni desazón,

pero más mi razón teme

† la dilación en satisfacer mi amor[63].

¿Qué puedo hacer yo?

8

a

¡Tú, de gracia llena,

envía consuelo

a mi ánimo enfermo,

tú que eres mi riqueza,

la flor del amor,

de apasionado corazón!

8

b

¡De los amantes querella,

a ti, cuanto quieras

deja que te alabe!

Nada hay a ti igual,

hogar sin par,

alegría desbordante.

9

a

Cuando te vi por vez primera,

me incendié de los pies a la cabeza;

desde entonces mis penas

permanecen sin final.

¡Libérame tú con suavidad

de lo que me has hecho sin piedad!

9

b

† Es ésta una cruel suerte

y no es más dura la muerte.

¿Es que el camino de mi vida

sigue la senda debida?

La que con el Sol comparo

rechaza a su tierno enamorado.

1

0

Reconozco que mi corazón enamorado

lo tiene ella bien atado;

según su voluntad moviéndome

y a sus deseos sometiéndome,

me tengo por buenaventurado.

1

1

a

Otra mejor ninguna

ni con más dulzura

podría encontrar,

si la que elegí

quiere cumplir

mi ley conyugal[64].

1

1

b

Más amaría,

más desearía

el don de su palabra

que si de la tierra

† feliz a la fuerza

la corona me donaran.

1

2

………………………………………………..

………………………………………………..

……………………………………………….

……………………………………………..[65]

1

3

a

Pero antes tengo que loar

tu sonrisa radiante,

que para mí significa

Júpiter[66] favorable.

1

3

b

Mas si ella no consiguiese

estar dispuesta a amarme,

le ruego piadosamente lo que conviene:

que pueda soportarme.

1

3

c

Mas si entre nosotros tú, Discordia,

según tu costumbre las cosas aprestas,

cambiaré el tenor sin dilatoria

de mis anteriores promesas.

1

4

Así pues, tú que más que las estrellas brillas,

¡mírame, si quieres que yo viva!

pues ahora las flores cobran vida;

con tu promesa yo me consolaría

¡dame una alegría!

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