Capital
13. Amor
Página 15 de 16
13. Amor
Bien,
ya has despertado de este largo sueño. Has viajado mucho y has explorado
diferentes paisajes, has experimentado diferentes sensaciones y has conocido a
innumerables seres sensibles. Deseo conocer tu opinión sobre todo lo ocurrido.
¿Qué significado puede tener todo esto que has sentido?
―¿Sobre
qué punto de la historia quieres que me centre?
Centrémonos en el último apartado. Es lo
más reciente, lo que tienes aún vivo en la memoria. El resto de recuerdos
pueden mezclarse, pueden fundirse con otros recuerdos de diferentes épocas, lo
cual podría formar una realidad distorsionada de lo objetivo, formando así una
realidad subjetiva de lo que has vivido, válida para ti pero inválida para mí.
Supongo que comprenderás que lo que para mí es bueno para ti puede ser
perfectamente malo, aunque también cabe la posibilidad de que pienses que es
bueno, incluso pienses que es muy bueno. Pero existen matices, sensaciones que
cada individuo siente e interpreta según su vida, su aprendizaje y su experiencia
acumulada en la vida. Pasemos pues a comentar este último apartado de la
historia.
―Me
parece bien. Pasemos a ello.
Tenemos por un lado a Javier. Es un chico
madrileño que de vivir una vida aparentemente tranquila pasa a sentir cosas
extrañas solamente en su interior, ya que en lo que respecta a los seres
cercanos ―por ejemplo, Verónica―, todo transcurre con normalidad. ¿Es
cierto eso o no?, contesta.
―En
cierto modo sí, pero recuerdo que justo en el encuentro con Verónica, él se
siente algo extrañado, como si fuera un hecho raro. Fue un encuentro
inesperado, le descolocó por completo, a pesar de que supo mantener las formas
y llegó a actuar con aparente normalidad. Además, en la habitación de Javier,
la cama se teñía cada dos por tres de rojo… Es más, se teñía cada vez que yo la
miraba.
Cierto es que Javier se extrañó bastante
ante el encuentro con Verónica, pero luego se tranquilizó e incluso se alegró
de volver a encontrarse con su querida amiga. La cuestión de la cama que se
tiñe y se destiñe puede solucionarse con que fue todo producto de tu
imaginación. Es una forma fácil de solucionarlo.
―No
creo que sea la manera más fácil de solucionarlo. Sé perfectamente cuando algo
es imaginación mía, cuando algo es imaginación de los demás y cuando algo es
realidad, es decir, que puede y ha de interpretarse. Puedo asegurar que la cama
teñida de rojo era algo real, y que se trataba de un fenómeno solo presente
para mí.
Tú mismo lo has dicho. Sólo ocurría cada
vez que enfocabas tu atención hacia dicho fenómeno. Ahora, si descartamos que
sea producto de tu imaginación, tal vez se trate de algún tipo de ayuda para
hacerte comprender que algo malo va a pasar, algo anormal, algo que va a
distorsionar la vida de la persona que duerme sobre esa cama. ¿Te ayuda eso a
entenderlo mejor?
―Puede
ser que sí… Es más, aunque como tú bien has dicho, los recuerdos pasados pueden
llegar a distorsionarse con el tiempo, creo recordar que a lo largo de la
historia que he vivido ―mucho antes de Javier―, se han dado sucesos
aparentemente anormales, pero llenos de significado para quienes lo vivían.
Concluyendo, estoy de acuerdo contigo.
Perfecto. Prosigamos con otro aspecto de
la historia. Tenemos a una pareja misteriosa de dos chicos que al parecer influyen
“directamente” en la vida de Verónica. ¿Por qué crees que hicieron aquello a la
chica con la que quedaron en el piso del centro de Madrid?
―Podría
verlo de dos formas. Por un lado podría decir que no tiene lógica, aquella
chica se encontraba en el lugar y momento equivocados. Pero por otro lado,
seguramente exista algún motivo para aquella acción, en el cuál las vivencias
de la chica serían un pilar fundamental para explicarlo… Por falta de
información, yo elegiría la primera solución que he mencionado.
Bien, a ver qué te parece esto que voy a
decir. Aquella chica y Verónica fueron amigas en aquel pueblo de Europa del
Este, pero por algún motivo desconocido, no llegaron a un acuerdo sobre un tema
determinado. Entonces Verónica encarga asesinar a aquella chica. El encargo lo
ha de realizar la pareja de chicos.
Por un lado, la gran suma de dinero que
ofrece Verónica es bastante apetecible para la pareja: poder comprar una casa,
un coche, mucha ropa cara, la mejor televisión… Por otro lado, el asesinar a
una persona es algo muy grave, y eso les hace dudar, no saben si volver por
donde han venido y rechazar el dinero. Al final piensan que es más importante
el dinero. Cometen el asesinato.
Tras intentar escapar de la policía,
además de los investigadores y otras personas que les buscaban ―como por
ejemplo, los familiares y seres queridos de la chica asesinada―, uno de
los dos chicos es capturado, siendo sentenciado a cientos de años de cárcel. El
novio de éste entra en cólera. Sabe que nunca volverá a ver a la persona que
ama, y si en algún momento lo volviera a hacer, ya nada sería igual.
¿Cuál de los dos tuvo la culpa? ¿Era
acaso la vida de una persona menos importante que el dinero? En algún segundo
sus mentes pensaron que sí. Pero tardíamente se dieron cuenta que no hay nada
más valioso que la vida humana. ¿Quién fue el culpable de que su relación
amorosa se rompiera? ¿Ellos, la joven asesinada? ¿Verónica?
En estado de ira el chico no ve a otro
culpable más que Verónica, así que decide ir a buscarla. Regresa a aquel lugar
de Europa del Este y allí la encuentra, negociando en un bar, tomando una
cerveza con un joven albino. El chico entra en el bar, saca una navaja, y la
clava exactamente en la yugular. Pero no la clava una vez, si no que lo hace
hasta seis veces. Verónica encargó el asesinato desde Europa del Este. Verónica
murió en Europa del Este. Verónica jamás salió de Europa del Este.
Entonces, ¿Con quién estuvo realmente
Javier?
―Esto
no tiene ninguna lógica. Javier y Verónica se vieron, cenaron juntos,
charlaron… Todo lo que he visto es real.
Puede ser… ¿Cómo probarlo? Es imposible
probar algo que tienes en tu mente. Es algo único y exclusivo para ti. Puede
que coincida cuando lo comentes con otra persona o cuando lo leas en algún
libro, pero jamás será lo mismo. La vida está llena de matices, detalles que
nos hacen únicos, y que convierten a la existencia humana en algo realmente
precioso, en algo lleno de alegría y tristeza. Es una vida llena de peldaños a
escalar, peldaños con los que ir aprendiendo poco a poco. ¿Acaso se puede dar
la definición exacta de amor con tan solo quince años de edad?
Tal vez sí… Todo depende de la vida de
cada persona, del camino recorrido. Puede haber tantos ‘mundos’ como personas
hay en el universo, tantas ciudades como vidas hay en este planeta… Hay tantas
Capitales como almas habitan en el Todo.
¿Piensas lo mismo que yo?
―Quizá
sí. ¿Cómo probarlo?
Se me ha ocurrido una cosa. Busca una
hoja de papel, y cuando la encuentre… ¡Úsala! Plasma en ella tus ideas, tus
conclusiones… O mejor, que sea nuestro lector o lectores los que lo hagan.
Tomad un lapicero, un bolígrafo, lo que
sea. Conseguid una hoja o un folio en blanco. Escribid vuestras conclusiones o
vuestra opinión de este libro. Y si no tenéis opinión, haced un dibujo
inspirándoos en la historia o en algo que os llame la atención, algo que se os
pase por la mente… Pero antes de dibujar o escribir, os recomiendo que os
sentéis en una posición cómoda, cerréis los ojos y respiréis profundamente tres
veces. Llenad vuestros pulmones de oxígeno y al expirar, soltad los desechos al
mundo. Mientras lo hagáis, pensad o bien en la historia, o bien, como ya os he
dicho, en algo interesante y bonito que se os pase por la mente.
Por otro lado, si no os ha gustado la
historia, podéis expresar ese disgusto en la misma hoja, quemarla, hacerla una
bola y tirarla a la basura. Sois totalmente libres de hacerlo.
Del mismo modo que se os permite entrar
en Capital y dar vuestra opinión, tenéis completa libertad para entrar en la
vida y dejar vuestra pincelada. Es más, en Capital se os permite dejar vuestra
pincelada de color en cualquier sitio. En la vida podéis colorear lo que más
deseáis, dibujar los paisajes que queráis ver y componer la música que soñéis
escuchar. Sólo hace falta un poco de magia.
Y ahora nos preguntamos… ¿Cómo conseguir
la libertad necesaria para conocer y utilizar la magia? Eso, tristemente, no lo
podemos explicar aquí. Cada persona lo encontrará por el método que le
corresponda.
Lo que sí puedo hacer es dar pequeñas
referencias sobra la magia de la vida. ¿Qué es? Algunos lo han llamado Dios,
otros lo llaman Semilla de Buda, Compasión. Hay gente que lo llama Amor, y
otros lo llaman Humanidad. Seguramente cada individuo encuentre la mejor forma
de llamarlo. Lo realmente interesante es ver qué puede mover esa fuerza a la
que ahora estoy llamando “magia”. Un príncipe indio abandonó el palacio para
conocer una fuerza interior: el amor, la bondad, la compasión. En la misma
zona, una mujer dio su vida por los que no tenían dónde dormir y qué comer.
Lejos de allí, un grupo de personas conectó con algo ajeno a ellos. En otro
lugar, un chico encontró un libro que le lleno de inspiración para caminar por
su vida.
¿Qué importan los nombres cuando nos
referimos a algo tan antiguo, o más, que nosotros? Esa “magia” siempre estuvo
ahí desde el principio. No sabíamos hablar y ya la usábamos, sin darnos cuenta.
Si se llama “amor”, o se llama “Dios”, no importa en absoluto. Solamente
importa la reacción que surja de esa acción.
Ahora sólo me queda dar gracias por haber
leído Capital. Por haber entrado un poco en nuestro mundo, un mundo tan anormal
como normal. Un mundo con ilusiones, tristezas, alegrías… Como cualquier otro
mundo… Muchas gracias, de verdad. Y ahora que ya me he despedido, dejo a mi
amigo que lo haga.
―Muchas
gracias por haber leído esta historia. Sentimos que en algunos momentos seamos
tan poco precisos, del mismo modo que sentimos ser tan meticulosos en otros
aspectos. Pero así lo hemos sentido, y así hemos decidido hacerlo. Espero que
hayáis disfrutado. Al igual que ha dicho mi compañero,
muchas gracias.
Para despedirme sólo quiero decir una palabra…
…Amor.