Cam

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2 SKYE

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SKYE

 

 

E stábamos organizando todo para la llegada, habíamos preparado una fiesta de bienvenida y no lograba descifrar cuál de nosotras estaba más feliz por el regreso de los hombres. Habían estado un mes fuera y durante ese tiempo ninguna tuvo paz, todas temíamos que alguno no regresara, cada vez que el teléfono de cualquiera sonaba nos poníamos en alerta esperando recibir malas noticias.

—Casi me parece mentira que por fin vaya a ver a mi Aidan —dijo Abby colgando el último globo—. No he podido dormir una noche completa, preocupada y sin saber cómo estaban.

—Ni que lo digas —intervino Alana—. Yo no puedo comer porque cada vez que intento llevarme un bocado a la boca, pienso que Alexy puede estar herido y entonces se me quita el hambre.

Emily estaba frente a la ventana esperando a que aparecieran. Ella durante todo ese tiempo se había mantenido retraída, apenas salía de su habitación y cuando lo hacía se quedaba con la cabeza baja. Ángela se entretenía un poco con el bebé, pero aun así la veía caminar de un lado a otro, desesperada, y yo tenía cada noche pesadillas donde Cam moría y nunca podía confesarle que lo amaba. Ellos fueron a la batalla, pero nosotras nos quedamos en el infierno, sabiendo que nuestros corazones los acompañaban.

Vi a Emily moverse y correr a la puerta, y todas la seguimos cuando escuchamos el sonido de los autos. Salimos en estampida y cada una de ellas corrió a los brazos de su amado; ellos las recibieron con júbilo, y entre lágrimas y besos se decían cuanto se amaban. Yo me detuve, observando la escena con el estómago encogido y el corazón destrozado, pues anhelaba tener lo mismo que ellas y por culpa de mis miedos era una posibilidad cada vez más lejana. No obstante, la felicidad me embargó cuando Cam caminó en mi dirección con una enorme sonrisa, esa que lograba que mi mundo se iluminara y me hacía pensar que no todo estaba perdido.

—¡Enano! —gritó, y sin importarme que pudiera parecer raro, me lancé y lo rodeé con mis brazos—. Parece que alguien me extrañó —dijo, revolviendo mi cabello.

—Claro que te extrañé, idiota —declaré, alejándome y limpiando una lágrima de forma disimulada—. Aquí es aburrido sin tus tontos chistes.

—Yo también te extrañé, amigo —comentó, acercándose, y rodeando mi cintura con un solo brazo. Me llevó cargada al interior de la casa como si fuera un muñeco de trapo que un niño lleva de cualquier forma.

—¡Bájame, imbécil! —grité, dándole un puñetazo en la espalda.

—Sí, definitivamente extrañé estar en casa —dijo, dejando salir una carcajada.

 

La fiesta se extendió y mientras repartíamos comida, todos contaron las aventuras, excepto Marcus, que se mantuvo en silencio con Emily sentada en su regazo; ella apoyaba la cabeza en su hombro y él la rodeaba con sus brazos. No parecían necesitar hablar, de alguna forma se comunicaban con gestos o simplemente permanecían pegados uno al otro. Tarek cargaba a su bebé dormido y a cada rato besaba a Ángela. Aidan estaba de pie abrazando a Abby, y Alexy besaba a Alana de forma apasionada. En cualquier momento todos desaparecerían en sus habitaciones.

—¿Dónde está Nayleen? —preguntó Alexy. Todas compartimos miradas, pero ninguna respondió. Él nos observó enarcando una ceja—. ¿Y bien?

—La verdad es que no lo sabemos, no ha venido mucho desde que ustedes se fueron, solo aparece de vez en cuando para saber si tenemos alguna noticia y luego vuelve a desaparecer —respondió Alana—. La última vez que vino le pedí su teléfono o dirección y se negó a dármelos.

—¿Tú confías en ella? —preguntó Cam dirigiéndose a Alexy, que se encogió de hombros antes de responder.

—La verdad no sé qué pensar. Me resulta algo confusa, estoy seguro de que esconde algo y pienso averiguar qué es. Puede que sea mi hermana, pero también es hija de Razvan y no podemos pasar por alto cómo traicionó a Medhan.

—Haces bien en no confiarte —intervino Tarek—. No lo tomes a mal, hermano, pero exceptuándote, no confío en nada que provenga del hijo de puta de Razvan. 

—Vaya —dijo Alexy con una mueca—. Supongo que debo estarte agradecido entonces por no haber decidido cortar mi cabeza mientras duermo.

Todos reímos de la broma y por un rato se olvidó el tema de la hermana recién aparecida. Una hora después se despidieron y la sala quedó desolada. Comencé a recoger el desorden sin poder borrar la sonrisa que me causaba la felicidad de las chicas que se habían convertido en mis hermanas.

—¿Quieres que te ayude con eso, enano? —preguntó Cam apareciendo en la entrada descalzo. Se había duchado, tenía el cabello mojado y solo vestía unos jeans. Por un momento me olvidé de todo y mi mirada se centró en su torso desnudo, los músculos marcados de su abdomen hicieron que tuviera ganas de rogarle que me permitiera besarlo. Los tatuajes de sus brazos le daban ese aire de chico malo y sexy que tanto me gustaba—. ¿Enano? ¿Está todo bien? —preguntó, lanzando una servilleta a mi cara.

—¿Ah? ¿Qué? —inquirí saliendo de mi aturdimiento.

—Pregunté si sucede algo, te quedaste ahí de pie como ido, ¿qué estabas pensando? Por favor, no me digas que estabas admirando mis abdominales, ya sé que soy bastante guapo, pero no te ofendas si te digo que prefiero que me miren las chicas.

Negué y continué recogiendo, nunca confesaría los pensamientos que cruzaban por mi cabeza, al menos no hasta que también tuviera el valor de revelar la verdad y decirle cuánto lo amaba.

—Nos seas raro —bufé—. Además, no te creas tanto, el hecho de que las tontas descerebradas del bar se tiren a tus brazos cada cinco minutos no significa que de verdad seas tan irresistible. Y para tu información, yo también prefiero admirar chicas. —Cada vez que la mentira salía de mis labios sentía como si me ahogara, si era verdad lo que el tío nos decía a Ángela y a mí de que los mentirosos irían al infierno, era seguro que allí me esperaban desde hacía un largo tiempo. Él se rio con fuerza y comenzó a ayudarme a recoger—. Solo estaba pensando en lo bueno que es que hayan vuelto, las chicas están felices.

Lo escuché suspirar y tirar las sobras de la comida en una bolsa.

—Sí, fue bueno volver, la verdad es que hubo momentos en los que pensé que no lo lograríamos.

—¿Tan malo fue?

Asintió sin levantar la cabeza.

—Vi muchos humanos morir, los demonios lograron llevarse muchas vidas.

—¿Qué hay de Medhan y Nithael? ¿Ellos no van a regresar?

—Sí, lo harán, pero Medhan quiso acompañar a su hermano a hacer algo, no sé qué se trae ese sujeto, es muy extraño.

Pensé un momento en Nithael, a mí en realidad me agradaba, era cierto que podría tener un comportamiento extraño, pero en el fondo me hacía pensar que era más una máscara que intentaba ocultar un dolor muy profundo.

—¿Cuáles son los planes ahora? ¿Vamos a quedarnos más tiempo aquí? —pregunté y lo vi encogerse de hombros.

—No lo creo, Alexy y Tarek van a querer abrir el bar de nuevo, al menos hasta que sepamos qué va a pasar.

—Me gusta la idea de volver al bar —dije. Extrañaba el lugar que durante un año había sido mi hogar.

—Aunque suene algo descabellado, yo también quiero regresar.

—Creo que esto es todo —dije cuando terminamos de ordenar—. Es hora de ir a dormir. Deseaba quedarme más tiempo con él, pero no tenía una excusa para hacerlo, o eso pensé hasta que me dio una.

—¿Estás muy cansado? ¿No quieres que veamos una película o algo?

Mi corazón se aceleró y mi estómago se llenó de lo que parecían abejas, no mariposas, como solía decir la gente, que me parecían demasiados pasivas comparadas con lo que me hacía sentir Cam. Fingí pensarlo un momento, aunque lo que más deseaba era correr a sus brazos y besarlo.

—Está bien, pero solo si yo puedo escoger la película —demandé, pasando por su lado.

—No me jodas, te mataré si escoges alguna maldita película rosa —declaró pasando su brazo por mis hombros y apretándome a su costado.

Sabía que era un gesto de amigos, no obstante, el anhelo que se embargaba cada vez que me tocaba de alguna forma era tan grande que no podía controlarlo.

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