Cam

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SKYE

 

 

 

L a oscuridad comenzó a retroceder, al igual que la niebla. Ya no sentía que me arrastraba, era como si de pronto se cortara la cadena invisible que me unía a ella y tomando un soplo de aire, pudiera por fin volver a respirar. La imagen de Mágoras de desvaneció y el peso que apisonaba mi pecho se aligeró. Abrí los ojos y tomé una bocanada de oxígeno.

—¿Skye? —Escuché una voz, me sentía desorientada, por lo que giré la cabeza en todas las direcciones queriendo saber en dónde me encontraba—. ¿Estás bien, cariño? —preguntó Ángela a mi lado. A su alrededor se encontraban Alana, Emily y Abby.

—¿Cam? ¿Dónde está Cam? —Las chicas compartieron miradas preocupadas que hicieron que mi corazón se acelerara—. ¡Cam! —grité desesperada—. ¿Dónde está?

—Tranquila —dijo Ángela poniendo una mano en mi pecho para impedirme sentarme—. Tienes que calmarte.

—Quiero a Cam.

—Skye, escucha —comenzó Alana sentándose al otro costado de la cama—. Cam y Nithael se fueron en busca de ese tal Mágoras y no sabemos nada de ellos.

—No, eso no es posible.

—Tienes que tranquilizarte —agregó Abby—. Aidan y Alexy están haciendo todo para localizarlos.

—Pero…

—Ellos no están muertos, al menos eso es lo que cree Medhan —dijo Ángela con pesar.

No, Cam no estaba muerto, él no podía irse y no volver jamás, el que me hubiese despertado y la imagen de Mágoras desapareciera tenía que significar que estaba bien, era a esa posibilidad a la que me aferraría.

—Quiero levantarme.

—¿Te sientes bien para ponerte de pie? —interrogó mi prima ayudándome.

—Sí, necesito ir a hablar con Alexy y Aidan, quiero saber cuáles son sus planes para encontrar a mi Cam. 

Con su ayuda me bañé y cambié de ropa, luego todas nos dirigimos a donde se encontraban los hombres. Al entrar pude notar los gestos sombríos que intercambiaron en el instante en que me vieron.

—Skye —tronó la voz de Aidan, que se acercó para rodearme con sus brazos—. Si tú estás despierta significa…

—Que Cam lo consiguió —terminó Alexy.

—Pero, entonces, ¿dónde está él? —pregunté ansiosa.

—No lo sabemos, pequeña, estamos intentando encontrar una forma de ir a buscarlos a él y a Nithael, pero Aker, el tipo que los llevó hasta donde se hallaba el portal, desapareció, y no hemos podido dar con él.

—Tiene que haber otra forma —dije con urgencia.

—Te aseguro que vamos a encontrarlo —prometió Aidan acariciando mi mejilla.

A partir de ese momento se convirtió en nuestra misión hallar la forma de buscar a Cam y Nithael, los hombres se concentraron en hacer planes mientras las chicas se quedaban a mi lado dándome ánimo. A medida que las horas pasaban, el peso de lo que les podía haber pasado caía como una enorme roca sobre mis hombros.

—No debes preocuparte —dijo Medhan, poniéndose a mi lado.

—De nuevo metido en mi cabeza —lo acusé.

—Desearía no estar en la cabeza de la gente la mayor parte del tiempo, sin embargo, no puedo evitarlo.

—¿Tú no estás preocupado por Nithael?

—Lo estoy, solo intento pensar que, si mi hermano estuviese muerto, yo podría sentirlo, de la misma forma que tú sentirías si lo estuviese Cam, después de todo, sus almas están unidas.

—Algo me dice que él va a volver, solo que en ocasiones un irresistible temor de que no sea así se apodera de mí. Tú viste lo aterrador que puede ser ese tal Mágoras y eso que solo aparecía su espíritu, no quiero ni imaginar lo que sería tener que enfrentarse a él en persona.

—Eres valiente, pequeña Skye, muchos humanos no habrían soportado el ataque de Mágoras con tanto valor como tú lo hiciste.

Permanecimos en silencio viendo a los otros moverse de un lado a otro, yendo y viniendo, intentando que nuestras vidas volvieran a estar completas.

—¿Si amas a Nayleen, por qué no la perdonas? —pregunté un rato después.

Medhan se quedó en silencio como si meditara mi pregunta.

—¿Qué te hace pensar que la amo? —Una ligera sonrisa apareció en mis labios ante su débil intento de evitar la realidad. 

—La forma en que corriste a ayudarla aquel día que la llevé a tu casa. Yo no sé leer la mente de las personas como tú, pero fue obvio que te preocupabas por ella.

—Su madre estaba enferma, yo solo le presté mi ayuda. La compasión y la caridad no tienen nada que ver con los sentimientos.

—Tal vez no, si están destinadas a personas que no tienen nada que ver contigo, pero no es el caso tuyo y de Nayleen. No sé qué pasó entre ustedes cuando robó el texto, pero estoy convencida de que, si le dieras la oportunidad de explicarse, ella te diría lo que pasó. Lo sé porque a mí me lo dijo.

—Es complicado, sobre todo cuando le das la oportunidad a alguien de hacer lo correcto y toma el camino equivocado.

—Yo espero que ustedes vuelvan a encontrar el camino que los lleve a juntarse —declaré sincera.

Medhan me gustaba, era un gran tipo, y Nayleen, muy a pesar de lo que había hecho, no me parecía una mala persona.

—Si nuestros caminos están destinados a cruzarse, lo harán, tenlo por seguro.

Se alejó sin decirme nada más para ir a reunirse con los otros y yo aproveché para juntarme con las chicas.

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