¡BOOM!

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Se colocó junto al mortero y respirando con dificultad metió el proyectil en el cañón. El proyectil cuarenta y uno voló lentamente en el aire como una cometa. Voló y voló, trazando un arco perezoso, distraído, sin rumbo fijo, del Este al Oeste, como un cabrito desbocado. Al final aterrizó a veinte metros de la plataforma de renacimiento. Pasó un segundo dos, tres y… nada. Vaya, otro proyectil defectuoso. Antes de poder decir esa frase en voz alto, ¡boom!, el aire tembló y se resquebrajó como una tela de algodón rasgada. Un trozo de metralla un poco más grande que la palma de mi mano silbó en el aire y partió al Señor Lan en dos…

El cacarear de un gallo pendía en el aire desde un pueblo lejano; era el sonido de uno de los gallos que estaba aprendiendo a anunciar el alba ese año. Yo recibí el alba con una narración repleta de fuego de artillería que llenó el cielo de cicatrices. Durante el transcurso de mi historia, la mayor parte del templo Wutong se fue derrumbando, dejando solo una columna que sujetaba peligrosamente una parte del tejado, que ahora parecía más una esterilla bajo el rocío de la mañana. Querido Señor Monje, ya no importa si voy a renunciar o no a este mundo. Lo que quiero saber es si le ha conmovido mi historia. También espero que me pueda decir si es verdad o mentira lo que el Señor Lan decía sobre su tercer tío. ¿Puede decírmelo o no? El Señor Monje suspiró, levantó la mano y apuntó delante del templo. Me sorprendió ver dos desfiles. El del Oeste constaba de ganado vacuno que llevaba puestas ropas de colores, cada prenda con un carácter grande escrito en la tela, y en su totalidad formaban un eslogan en contra de la construcción del templo del Dios de la Carne. Eran exactamente cuarenta y una cabezas de ganado. Caminaron por la carretera y formaron un círculo alrededor de nuestro templo con el Señor Monje y yo en el medio. Les habían atado unos puñales en los cuernos y como tenían la cabeza gacha parecían listos para cargar, con mocos en el hocico y llamaradas de odio en los ojos. El desfile del Este estaba compuesto por mujeres desnudas con caracteres grandes pintados en su cuerpo, que en conjunto formaban eslóganes defendiendo la reconstrucción del templo Wutong. Eran cuarenta y una mujeres exactamente. Corrieron por la carretera, se subieron a los toros como amazonas y nos rodearon al Señor Monje y a mí. Muy asustado me refugié detrás del Señor Monje pero ni siquiera eso garantizaba mi seguridad. Madre, ayúdame

De repente apareció, seguida de Padre, con mi hermana a los hombros. Ella me saludaba con la mano. Detrás de ella estaba el cojo y ciego del Señor Lan y su esposa, Zhaoxia Fan, con la pequeña Jiaojiao en sus brazos. A continuación aparecieron el amable de Baio Huang y el valiente de Bao Huang. Detrás de ellos estaba la joven y guapa esposa de Biao Huang, sonriendo de forma enigmática. Les seguía Qi Yao, el corpulento de Gang Shen y el odioso de Zhou Su. Mis tres rivales del concurso de carne, Shengli Liu (Victoria Liu), Tiehan Feng (Hombre de Hierro Feng) y Xiaojiang Wan (Pequeño Río Wan), iban después, seguidos del Señor Han, el director de la estación de inspección de la planta de empaquetado, y su asistente Han Xiao. Les seguían el ahora desdentado Tianle Cheng y Kui Ma, tan mayor que casi no podía andar. Detrás de ellos iban los cuatro artesanos del pueblo de escultores y detrás el artesano del papel del viejo colegio y su aprendiz, que estaban justo enfrente de la nueva artesana de papel del nuevo colegio, de pelo dorado y labios plateados, y su asistente. El capataz Cuatro Grandes, con un traje con las perneras remangadas, y sus asistentes iban detrás, seguidos del viejo y casi desdentado jefe de los músicos y su compañía. Estaban justo delante del anciano monje del templo Tianqi, con su pez de madera y sus discípulos. Les seguían la profesora Cai del colegio Hanlin y un grupo de estudiantes. Detrás estaban los estudiantes de medicina Tiangua y el cobarde de su novio. Les seguían el niño que limpió los proyectiles de mi mortero y la leal pareja de señores mayores; a continuación estaba la multitud de personas que fue al recinto del Dios de la Carne, en la avenida y en la plaza al aire libre. Luego estaban el fotógrafo, Caballo Flaco, y el hombre de la cámara de vídeo, Sun Pan, junto a su asistente. Treparon a un árbol con su equipo para grabar todo lo que pasaba debajo. Pero también había un gran contingente de mujeres, liderado por la Señora Yaoyao Shen, y por Feiyun Huang y la cantante Mimi Tian; no pude distinguir al resto pero deslumbraban como un precioso atardecer. Toda la escena era un cuadro fijo en el tiempo mientras una mujer que parecía que acabase de darse un baño, exudando sus encantos femeninos, con un aspecto que parecía tanto Tía Burrita como una mujer que nunca había visto en mi vida, separó a la gente y al ganado y caminó hacia mí..

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