¡BOOM!

¡BOOM!


¡BOOM! 28

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Mis piernas se tambalearon y mi visión se nubló; mi protuberante tripa me ralentizó. Fascinado por la sensación de que el único fin de mi existencia era satisfacer a mi estómago, llegué a notar la carne que había en él. Qué increíble y alegre sensación cruzó mi cabeza, como si caminara en sueños. Recorrí sin rumbo la planta de Padre, de una sala a otra. Todas las puertas estaban cerradas con el fin de mantener los ojos fisgones alejados de los secretos que había dentro. Eso no me impidió echar un vistazo a través de cada rendija, pero solo vi movimientos fantasmales en la oscuridad, lo más seguro era que fuesen terneros esperando ser sacrificados. Después comprobé que estaba en lo cierto, porque el edificio albergaba terneros. Cuatro edificios en la planta estaban dedicados a la matanza de animales, uno para cada tipo: terneros, cerdos, corderos y perros. Los reservados para terneros y cerdos eran bastante grandes, el de corderos más pequeño, y el de perros aún más pequeño.

Dejaré las descripciones de los cuatro edificios para más tarde, Señor Monje. Lo que quiero decir ahora es que mientras paseaba por la planta de Padre olvidé todo lo que pasó en el colegio, gracias a mi estómago lleno de carne; es más, mi plan de ir al parvulario a recoger a Jiaojiao y llevarla a comer a casa del Señor Lan desapareció de mi mente.

Sencillamente disfruté sin prisa de un paseo que me transportó a una elegante mesa que crujía bajo el peso de muchos, muchos platos y cuencos llenos de carne, además de una colorida guarnición.

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