Blue

Blue


15

Página 25 de 33

Entonces llamó al móvil de Charlene, cruzando los dedos para que estuviera trabajando. Sin embargo, respondió una voz somnolienta. Era ella. Se asustó al oír a Ginny llorando al otro lado de la línea. Ginny le explicó la situación. Junto a Charlene, le llegó una voz de hombre que se quejaba de que los hubiesen despertado a las cinco de la madrugada. Ginny dedujo que era Harold, el novio de Charlene.

—Se pondrá bien —dijo esta, menos preocupada, al parecer, que Ginny—. Mañana cuando vaya a trabajar firmaré el impreso de admisión. —No parecía importarle gran cosa, lo que molestó a Ginny.

Colgaron enseguida. Y Ginny fue a sentarse en una sala de espera hasta que Blue volviese de quirófano. Primero tendría que pasar por la sala de reanimación. Ese tiempo le sirvió para reflexionar acerca de su situación. Desde el punto de vista legal, Blue y ella estaban en un limbo, por lo que, al haberse puesto malo, Ginny comprendió que tenía sentido que ella fuese su tutora legal. Charlene no quería hacerse responsable de él, y Ginny, sí.

Blue volvió de la sala de reanimación a las ocho de la mañana. Lo metieron en una habitación semiprivada que tenía una cama vacía. Estaba grogui. Siguió durmiendo hasta las doce, cosa que aprovechó Ginny para volver a casa, darse una ducha y cambiarse de ropa. Cuando regresó, se sentó en una silla junto a su cama y dio una cabezada mientas él dormía toda la tarde. A las cinco en punto, Ginny bajó a la cafetería, donde había quedado con Charlene. Ginny llevaba los formularios de admisión, que Charlene firmó y le devolvió. Entonces dijo algo que sobresaltó a Ginny.

—Ya no quiero seguir siendo su tutora legal. No lo veo nunca. No es hijo mío. Y vive con usted —concluyó con toda lógica.

Sus palabras tenían todo el sentido del mundo. Ginny constató que ella sí quería ser su tutora legal. Pero la última palabra la tenía Blue y deseaba preguntárselo.

Pasó toda la noche en el hospital con él. Dos días después de su operación, se lo llevó a casa y lo mimó como correspondía. Vieron la tele juntos, en el sofá, y en un momento dado ella le preguntó qué le parecía si se convertía en su tutora legal. Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro del chico.

—¿Harías eso por mí? —le preguntó con lágrimas en los ojos.

—Si tú quieres, sí. Puedo consultárselo a Andrew.

Eso hizo. Y él contestó que era un procedimiento muy sencillo, sobre todo teniendo en cuenta la edad del chico. Con catorce años, tenía voz y voto. Por tanto, dado que Blue quería que ella fuese su tutora, que Ginny lo deseaba también y que Charlene había pedido renunciar a su tutela, la vista con el juez sería un mero trámite. Ginny era una persona responsable, y Andrew le dijo que ningún juzgado pondría objeciones. Además, cuando salía de viaje, siempre dejaba todo arreglado en lo que atañía al chico.

—Puedo ocuparme del papeleo, si quieres —se ofreció Andrew.

Ginny le pidió entonces que iniciara el procedimiento. Andrew solicitaría una vista lo antes posible, debido a las circunstancias en que se hallaba Blue. Además, con la investigación en curso, el abogado estaba seguro de que las autoridades competentes procederían a hacer el cambio de tutela sin demora.

Solo con hablarlo, Ginny y Blue estaban felices. Ella sabía que era la mejor decisión que podía tomar, y Blue, por su parte, estaba radiante de saber que ella lo quería en su vida a largo plazo y que estaba dispuesta a asumir la responsabilidad de cuidar de él. Todo lo demás pasó a un segundo plano. Mientras el chico se recuperaba de la operación, hicieron planes. Hablaron de lo que harían en cuanto pudiera salir de casa. Ella le cocinó los platos que más le gustaban y vieron juntos las películas favoritas del muchacho. La noticia de que sería su tutora legal reforzó el vínculo que se había creado entre ambos. La apendicitis resultó ser un regalo del cielo para los dos. Estaban impacientes por que llegara el día de la vista con el juez para confirmar el cambio.

Ir a la siguiente página

Report Page