Blonde

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La otra vida: 1959 - 1962 » Club Zuma

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Club Zuma

¿Qué? ¿Quién?

Pasmada al ver a su Amiga Mágica en el escenario y el baile delante de los espejos. Luces destellantes / giratorias. I Wanna Be Loved by You. MARILYN MONROE, con la blusa blanca sin espalda, la falda plisada flotando a causa de una ráfaga de aire que le deja las bragas blancas al descubierto. El público grita. Abiertas las bien torneadas piernas. Doblando la espalda, gimiendo de placer, y la multitud silba, vitorea, aporrea y patalea en medio de una nube de humo azul y música ensordecedora. ¿Por qué me han traído aquí? No quiero estar aquí. Pelo platino resplandeciente en la bamboleante cabeza de la bailarina. Clavada a MARILYN MONROE si no fuera porque tiene más larga la enharinada cara de payaso, más sobresaliente la mandíbula y más grande la nariz. Pero tiene su rojitentadora boca y sus ojos sombreados de azul centellean como gemas. Y grandes pechos asoman por el vestido. La bailarina empieza a contonearse, a dar patadas con los tacones largos y afilados, a sacudir cantimploras y jamones. ¡Mari-lyn! ¡Mari-lyn!, la multitud la quiere. No, por favor, no me queráis. Somos algo más que carne de la que reírse. ¡Lo somos!

La noche olía a jazmín y a colonia Jockey Club, y allí está Norma Jeane con gafas oscuras, un turbante de seda blanco para ocultar el pelo, pantalón de seda blanco y una chaqueta masculina de rayas que es propiedad de Carlo. ¿Por qué lo ha hecho? ¿Por qué me ha traído aquí si yo pensaba que me quería? La bailarina es hábil, agita el cuerpo mamífero con el ritmo acelerado de la cópula. La pelvis como un martillo neumático. La húmeda y rosada punta de la lengua entre los labios. Jadeando, gimiendo. Acariciándose los grandes pechos bamboleantes. ¡Al público le encanta aquello! ¡Nunca tiene bastante! ¿Por qué hacemos que se rían de nosotras? La bailarina está de coca hasta el cogote, se ve que tiene los ojos en blanco y el sudor le corre por el pecho dejando regueros semejantes a nervios vivos en el blanco maquillaje de payaso. ¡No puede parar aquel ritmo! La multitud es insaciable. Como en un polvo. El ritmo aumenta, no puede pararse. La bailarina de los espejos quitándose los guantes blancos y largos hasta el codo, arrojándolos a la multitud enfebrecida. Quiero que me quieras solamente tú solamente tú solamente tú. Quitándose las medias y arrojándolas. Quitándose la blusa sin espalda (¡Ooooh!), y el Club Zuma se viene abajo. El Club Zuma del Strip, saturado de humo azul. Del tabaco marroquí de Carlo. Carlo riendo con los demás. La bailarina se contonea entre los remolinos de humo y la música ensordecedora, sujetándose los cucurbitáceos y bamboleantes pechos, con pezones como uvas de color rosa de neón, y a continuación se arranca la falda plisada y la arroja, y da la espalda al público desgañitado sacudiendo el gordo culo, se inclina y entreabre las nalgas (¡Aaaaah!, grita, chilla el público), la bailarina, desnuda ya, cubierta de una brillante y aceitosa pasta de sudor y maquillaje, todavía de espaldas, se vuelve por fin con gestos de triunfo y enseña el largo y delgado pene pegado al afeitado pubis con cinta adhesiva color carne, y se arranca la cinta adhesiva gritando quiero que me quieras que me quieras que me quieras, y el gentío del Club Zuma se vuelve loco de verdad, gritando a la bailarina / el bailarín y al desesperado y bamboleante pene semierecto:

¡MARI-LYN! / / / / ¡MARI-LYN! / / / / ¡MARI-LYN!

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