Blockchain

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Introducción

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Hay ordenadores distribuidos que operan en beneficio de un repositorio centralizado, como las grandes redes mundiales de distribución de contenido de Alphabet, Amazon o Facebook, alimentadas por proyectos de computación en la nube y gestión de datos a gran escala. Otros ordenadores distribuidos ensamblan repositorios de inteligencia artificial que, tomando toda la información relevante de los usuarios, aspiran a convertirse en monopolios movidos por sus propios intereses, en detrimento de quienes usan el producto y que, en la visión de la compañía, no son más que huéspedes a los que succionar «existencia» transformable en «capacidad de compra»300. Este segundo modelo no es tan distinto del escenario que Lana y Lili Wachowski nos presentan en su filme The Matrix301, en el que la humanidad vive subyugada como fuente de energía en el mundo de las máquinas, que se mantienen al mando y proporcionan una simulación en el cerebro de los atrapados.

Finalmente, hay modelos que, como la propia Internet, tratan de proporcionar herramientas para que cualquiera combine su autonomía con una conexión a la Red de nodos y terminales interconectados. Blockchain y, dentro de la cadena de bloques, Ethereum, su proyecto más ambicioso hasta el momento, aspiran a convertirse en un protocolo que garantice esta autonomía y descentralización302, tras una fase de fuerte concentración empresarial y filosofía utilitarista liderada por los principales gigantes de Internet, custodios de la llave de gigantescos repositorios amasados con el rastreo de los datos y la actividad de sus usuarios.

LAS CUATRO ETAPAS DE ETHEREUM HACIA LA ILUMINACIÓN

Como las cuatro etapas de la vida en la filosofía shramánica, la plataforma Ethereum ha divisado en su cosmogonía cuatro etapas en el desarrollo de la plataforma. A principios de 2019, Ethereum había culminado ya las tres primeras. Desconocemos si el tránsito por estas cuatro etapas es una mera formalidad en el mundo del desarrollo de software o si, por el contrario, la plataforma ha logrado un tipo de «liberación» de fases anteriores (vistas, según la metáfora, como poco menos que una esclavitud sensorial), un nirvana capaz de repartir con sabiduría un tipo de conocimiento que conserva su histórico de transacciones y que regula los intercambios entre participantes con una criptomoneda, ether, cuyo origen semántico lo asocia al medio en el universo que transmite la luz.

Lo que sí es posible constatar es un cambio en la percepción del proyecto desde el exterior: el entusiasmo inicial de inversores, prensa especializada e incluso grandes medios se ha convertido poco a poco en una espera impaciente con dosis de inquietud: ¿y si blockchain en general, y Ethereum en particular, no fueran más que una bella declaración y descripción técnica de principios sin posibilidad de ejecución a gran escala303?

Figura 14.1. Representación simbólica de la existencia cíclica según las religiones dhármicas. Las cuatro fases de la existencia, desde la primera inocencia hasta la iluminación, parecen inspirar las distintas metas del calendario de desarrollo de Ethereum. ¿Alcanzará Ethereum el último estadio, o permanecerá en una recurrencia sin sustancia, el temido samsara?

En diciembre de 2018, Mike Orcutt dedicaba un reportaje304 en Technology Review a ventear estas dudas sobre la nueva plataforma, bajo el título: «Ethereum cree que puede cambiar el mundo. Se está quedando sin tiempo para probarlo». Quienes ven el vaso medio vacío, recalcan que no hay smart contract que alabar sin tapujos por su grácil solidez e indudable astucia, ni DApp que celebrar por su éxito en el mundo real, sea por la utilidad de sus funcionalidades o por el esperanzador índice de adopción; quienes ven el vaso medio lleno, consideran que blockchain no ha hecho más que empezar y evocan los inicios a trompicones de la informática personal, Internet o la Web 2.0.

Al fin y al cabo, como explicaba el escritor austríaco Stefan Zweig en su ensayo El mundo de ayer305, crónica de una Centroeuropa arrasada material y moralmente en la primera mitad del siglo XX, «Obedeciendo a una ley irrevocable, la historia niega a los contemporáneos la posibilidad de conocer en sus inicios los grandes movimientos que determinan su época». Quizá estemos ya, dicen estos últimos, en una tercera fase de desarrollo de Internet, que permita la emergencia de servicios P2P y promueva la soberanía de datos, así como métodos mutualistas de organización económica, política y del conocimiento. O quizá los inicios de la cadena de bloques no se parezcan en nada a las utilidades y aplicaciones que promuevan su expansión.

HARD-FORK: EL PRECIO A PAGAR POR LAS GRANDES ACTUALIZACIONES

Cada uno de los cuatro cambios en Ethereum incluye la publicación de otras modificaciones, en ocasiones en forma de bifurcaciones radicales (hard fork), que transforman la funcionalidad del protocolo de tal modo que se hacen incompatibles con la cadena de bloques original. Estas cuatro etapas de Ethereum han recibido apelativos más interesados por la metáfora occidental de la búsqueda del Eldorado (y su versión anglosajona de la Conquista del Oeste) que por las religiones dhármicas: Frontier (¡ah!, la Frontera: aunque esta ya no es física, sino numérica), Homestead (referencia a los asentamientos de colonos en el Oeste americano), Metropolis (erigiendo un principio de civilización), y Serenity (que evoca las propiedades de un Eldorado materializado y en funcionamiento). En el interior de estas cuatro etapas306 de Ethereum se han producido seis actualizaciones obligatorias para quienes quieren seguir utilizando la cadena de bloques principal en Ethereum, pues tales actualizaciones constituyen hard fork (bifurcaciones del registro compartido que impiden la compatibilidad de versiones previas no actualizadas con la evolución de la cadena original).

Estas actualizaciones en forma de bifurcación radical obligan a los integrantes de la plataforma a actualizar su versión local, y han sido en su mayoría planificadas por el equipo de desarrolladores de Ethereum, si bien una de ellas, la bifurcación más dramática, fue causada tras la sustracción de criptomoneda del billetero electrónico de participantes en The Dao, el primer experimento de organización P2P autofinanciada y operada por la estructura descentralizada de sus participantes. El evento inesperado de The Dao produjo la reacción de los desarrolladores de la plataforma307, quienes restauraron el ether sustraído en The Dao al contrato original. Esta decisión dramática creó una incongruencia irresoluble en la cadena y, un cisma: entre la cadena de bloques que enmendó el problema, respaldada por Ethereum; y la cadena de bloques actualizada con la sustracción ilícita, desde entonces Ethereum Classic (todavía operativa).

Antes de la bifurcación radical para devolver criptomonedas robadas por un grupo de integrantes de The Dao, se había producido una primera actualización o cambio en el protocolo de Ethereum no compatible con las viejas normas de la cadena de bloques: Ice Age. Siguieron a Ice Age (hard fork 1 en el bloque número 200000; 7 de septiembre de 2015) y a The Dao (hard fork 2 —esta vez involuntario— en el bloque número 1192000; 20 de julio de 2016) las actualizaciones obligatorias de Tangerine Whistle (hard fork 3 en el bloque número 2463000; 18 de octubre de 2016), Spurious Dragon (hard fork 4 en el bloque número 2675000; 22 de noviembre de 2016), Byzantium (hard fork 5 en el bloque número 4370000; 16 de octubre de 2017) y, finalmente, Constantinople (hard fork 6; planeada inicialmente para el 16 de enero de 2019, en el bloque 7080000, la bifurcación tuvo lugar el 28 de febrero de 2019, en el bloque 7280000.

Ethereum Constantinople ofrece finalmente soporte al esperado protocolo de consenso PoS —prueba de participación—, más rápido y frugal con computación y energía usada. La novedad aparece en un momento estratégico, justo cuando surgen dudas acerca del uso desaforado de energía en el mecanismo de consenso más usado, PoW. El gobierno chino (recordemos, un régimen de partido único nominalmente «comunista», pese a su estatismo capitalista), especula con la posibilidad de prohibir el minado de criptomonedas debido al impacto energético de la actividad308.

CACOFONÍA DE LENGUAJES EN UN ENTORNO DE DESARROLLO COMPLEJO

A juzgar por su actitud pública, sus artículos en la bitácora de Ethereum y su proyección en las redes sociales, Vitalik Buterin está lejos de creer que la plataforma se esté quedando sin tiempo para demostrar su potencial, tal y como se argumenta en Technology Review a finales de 2018309. Según el artículo de Mike Orcutt para esta publicación, las expectativas con el entorno blockchain han estado ligadas sin remedio a la evolución del valor de las principales criptomonedas, con dudas sobre el futuro de las aplicaciones blockchain más asociadas a un descenso del valor de monedas digitales —como bitcoin o ether— que a los diferentes retos técnicos surgidos en el camino, como el fenómeno de la fragmentación de plataformas y tokens: los programadores dividen en ocasiones su favor y atención entre distintos lenguajes y herramientas (a menudo usadas para crear clientes que permiten participar en Ethereum y sus rivales).

Gran parte de la ansiedad en torno a Ethereum se nutre del interés en torno a la criptomoneda y a la fluctuación de su valor, y no de su auténtico potencial y retos. A finales de octubre 2018, el valor de ether había descendido en un 90 % con respecto al pico de inicios del mismo año. También a finales de 2018 se celebraba en Praga la conferencia de desarrolladores de Ethereum dedicada a la actualización Constantinople, y allí planeaba también la fluctuación de la criptomoneda (desde los 1 397,48 dólares al cambio registrados en el 14 de enero de 2018 a los menos de 200 dólares de finales de octubre, en plena conferencia (entre el 7 y el 18 de diciembre de 2018, su valor descendería por debajo de los 100 dólares al cambio).

Pero esta dependencia de las plataformas con respecto al valor coyuntural de su criptomoneda —bitcoin, ether, XRP (criptomoneda de la cadena de bloques con permisos Ripple), litecoin, etc.— podría empezar a esfumarse en 2019 al menos en cuanto a Ethereum, una vez se hagan sentir los efectos de la última actualización, Ethereum Constantinople. Se trata de la segunda y última bifurcación radical de Metropolis —la tercera etapa de desarrollo que abre el camino—, si volvemos a la metáfora dhármica (al esperado abandono de la mundanidad representada por las fases de aprendizaje, en las que todavía distrae el ruido sensorial del samsara). Después de Metropolis-Constantinople, llega la cuarta y última etapa ascética.

Figura 14.2. El troleo de Vitalik Buterin al agresivo Justin Sun, cabeza visible de Tron, la plataforma de smart contract rival de Ethereum: Buterin bromea ante una imagen publicitaria de la plataforma rival. Justin Sun no pierde una oportunidad para criticar a Buterin, quien prefiere centrarse en la comunidad de desarrolladores de su plataforma y evitar las poses de dirigente de startup tecnológica.

En Ethereum Constantinople (actualización del protocolo de la plataforma efectiva desde el 28 de febrero de 2019), los usuarios que participan en el mecanismo de consenso (prueba de participación, PoS), los servicios que permiten el intercambio de criptomoneda, y quienes facilitan un nodo en la red para que la máquina virtual de la plataforma —EVM— pueda operar, usan entornos de software desarrollados en distintos lenguajes. Esta diversidad del ecosistema propulsa la experimentación, pero, a la vez, diluye el impacto y replicación de cualquier iniciativa. Vitalik y sus colaboradores se esfuerzan en popularizar el lenguaje Solidity para diseñar smart contract. De momento, el cliente Geth (Go-Ethereum) está programado en Go; mientras que el otro cliente popular para mineros, mercados de cambio y nodos, Parity (Parity-Ethereum) ha sido desarrollado en Rust. Estas aplicaciones adicionales aportan a estos usuarios funcionalidades que aceleran procesos planeados por el protocolo Ethereum, pero incrementan la complejidad del entorno, por lo que Ethereum coordina su actualización con cada bifurcación radical.

LA HORA DE LA VERDAD EN ETHEREUM

Constantinopla es el momento, dicen en la plataforma, de Ethereum 2.0310. En esta fase, se empiezan a instalar los mecanismos que permitirían a la comunidad gobernarse a sí misma sin por ello sacrificar su naturaleza descentralizada en el proceso.

El protocolo apenas ha alcanzado su madurez técnica y ya cumple con el requisito fundamental propuesto: convertirse en la primera cadena de bloques de propósito general a gran escala, de estructura abierta y sin el control tácito a cargo de grandes apoyos institucionales, como ocurre con el sospechoso cortejo que las principales empresas de Internet chinas realizan a la plataforma blockchain Tron, que pretende atraer a usuarios asiáticos en un momento en que las limitaciones técnicas de Bitcoin para albergar funcionalidades adicionales es ya patente311. Justin Sun, fundador de Tron, dedica su esfuerzo de comunicación a desacreditar Ethereum por lentitud de adopción y por lo que considera errores estratégicos tales como gestionar el volumen de operaciones en la máquina virtual distribuida de la plataforma, EVM, con un sistema de pago por operación (gas) para evitar el abuso, sin abandonar una actitud promocional y calculada que todavía ha sido incapaz de mostrar alguna pista ética o humanista.

Vitalik, por el contrario, resta hierro a la agresividad de Justin Sun312 y es consciente de la implantación de Ethereum en Europa y Norteamérica. El ruso-canadiense dedicó su sesión en Devcon4, la mencionada conferencia de Praga, a explicar en qué debe consistir Ethereum 2.0. En 2019 se pondrá a prueba «una combinación de diversas funcionalidades sobre las que hemos hablado durante varios años, investigado varios años, y que hemos estado construyendo durante varios años, que finalmente van a aparecer ensambladas en este nuevo conjunto coherente», aseguraba Vitalik.

¿Cómo de coherente? El trabajo se ha centrado en eliminar cuellos de botella y favorecer incentivos para desarrolladores de contratos inteligentes. Hasta el anuncio de la actualización Constantinople, Ethereum solo podía gestionar 15 transacciones por segundo entre usuarios de la red y smart contract, un número muy alejado de las 2000 transacciones por segundo que gestiona de media la red de pago de Visa, aunque su capacidad real es mucho mayor. Esta lentitud de la cadena de bloques de Ethereum con respecto a plataformas con intermediarios es inherente al propio diseño de la tecnología, pues cada nodo debe procesar y almacenar el registro de todas las transacciones (la red, por diseño, espera de manera solidaria a que se complete esta replicación descentralizada). Vitalik cree que la integración de estos tres proyectos principales acelerará la velocidad de replicación de las transacciones y reducirá el impacto energético de Ethereum sin prescindir de la esencia misma de blockchain: su seguridad, solidaridad, descentralización y ausencia de intermediarios.

PERFECCIONAMIENTO EN LA SALA DE MÁQUINAS: SHARDING, PLASMA Y CASPER

Las novedades reciben el nombre código de Sharding, Plasma y Casper.

Sharding se ocupa de realizar particiones en la información de la cadena de bloques y evita, de paso, el principal temor de cualquier gestión masiva de datos en tiempo real, la corrupción de copias y paquetes; en lugar de almacenar y comprobar todas las operaciones de contratos inteligentes en cada nodo, la red se distribuye ahora las tareas de un modo complementario y menos redundante, al trabajar en paralelo en distintos subconjuntos que luego se integran en una totalidad verificable.

La segunda mejora principal, Plasma, otorga a los usuarios la capacidad de confirmar transacciones entre ellos sin necesidad de confirmar cada operación al instante en la cadena de bloques unitaria; los usuarios pueden abrir un canal seguro entre ambos a través del cual podrán realizar distintas transacciones una vez en marcha, desde enviar dinero a jugar o colaborar en cualquier proyecto; una vez ambos usuarios consideren haber acabado con su «conjunto de transacciones», todas las actualizaciones relacionadas se añaden al registro principal, una manera de reducir la carga de operaciones en la máquina virtual distribuida, EVM, sin omitir ninguna transacción.

La incidencia de Casper, el tercer gran proyecto de Ethereum 2.0, es potencialmente mayor: se trata del primer intento serio y a gran escala de modificar profundamente el mecanismo de consenso usado por una cadena de bloques para actualizar su registro, pues la prueba matemática diseñada por Satoshi Nakamoto en su esquema de «minado», si bien brillante desde el punto de vista matemático, es un sumidero sin fondo para el malgasto de energía313, hasta el punto de suscitar la persecución de gobiernos como el chino (China concentra el mayor número de granjas de «minado» de criptomonedas del mundo, que generarían en torno a 10 millones de toneladas de emisiones de CO2 anuales314).

Figura 14.3. Gerald Cotten creó en 2013 el mercado de criptodivisas más usado en Canadá, QuadrigaCX. A las noticias sobre su muerte en India en diciembre de 2018, siguieron rumores sobre la pérdida del acceso a los fondos operados por la compañía, pertenecientes a 100000 usuarios. La viuda del empresario asegura que solo Cotten tenía a acceso a las claves. Una auditoría contradice esta versión.

Casper pretende asegurar que la alternativa al método de prueba de trabajo (proof-of-work, PoW) usado por Bitcoin, el esquema basado en la «reputación» de los usuarios planteado por Ethereum (prueba de participación, proof-of-stake, PoS) usa la menor cantidad posible de recursos y se produce con la mayor rapidez matemáticamente posible, todo un reto en ciencia computacional, al tratarse de una arquitectura abierta, orgánica y descentralizada. Para participar en la validación de la cadena de bloques de Ethereum, cada interesado deberá efectuar un depósito de 32 ether como prueba de su «buena fe» y condición imprescindible para participar en la validación de bloques, que mantiene su esquema retributivo y premia a quienes consiguen actualizar la cadena con un nuevo bloque. El depósito de 32 ether vuelve a su emisor una vez finaliza su participación, si bien el usuario se arriesga a perder la suma si se observa cualquier intento de forzar el algoritmo de manera ilegítima. La proof-of-stake combina, por tanto, un esquema de incentivos positivos y negativos para que el comportamiento responsable se imponga proporcionalmente al ilegítimo en cualquier instante dado.

¿PARA CUÁNDO EL «PRIME TIME»?

La conferencia de desarrolladores de Praga sostuvo el tono experto que permite a estos eventos mantener su utilidad, pero su orientación a la comunidad experta subraya una premura cada vez más difícil de eludir en el entorno cripto: la curva de aprendizaje, o nivel de exigencia requerido a un usuario medio para que este pueda comprender las ventajas teóricas y prácticas de la cadena de bloques, continúa siendo demasiado elevada.

Cuando llega a oídos —o, mejor dicho, a la pantalla— del usuario medio, la tecnología blockchain lo hace por las razones equivocadas: eventos especulativos, fraude, derroche energético, lentitud, complejidad técnica, naturaleza fraudulenta y argumentarios parejos, incluidas situaciones esperpénticas: en febrero de 2019, el mercado de intercambio de criptomonedas canadiense QuadrigaCX, se declaraba en bancarrota y afirmaba haber perdido 165 millones de dólares en depósitos cuando su fundador, Gerard Cotton, moría súbitamente. Desde la firma se apresuraron a decir que el difunto era el único conocedor de las claves privadas que protegían los depósitos. Lo que al principio parecía un caso capaz de subrayar una de las posibles vulnerabilidades de la celosa arquitectura anónima de blockchain padeció poco después un giro argumental digno de una novela pulp: auditores de Ernst & Young responsables de auditar la quiebra de la firma, aseveran que los depósitos relacionados con las claves públicas asociadas al difunto habían permanecido vacíos desde aproximadamente ocho meses antes de su muerte315.

Los fraudes de libro, concluyen muchos expertos, serán más difíciles de monitorizar en una infraestructura segura, anónima y descentralizada.

Eso sí, tampoco hay que desestimar una constante en el universo: la gandulería de periodistas y blogueros, poco dispuestos a estudiar las características de plataformas blockchain hasta que no exista una razón de peso o ineludible para hacerlo (por ejemplo, la promoción de un producto supuestamente rompedor, abanderado por algún altavoz de relaciones públicas con peso específico, como las grandes firmas de Silicon Valley), a duras penas informarán sobre escándalos y fracasos sonados, y pasarán por alto los éxitos graduales y la consolidación de las plataformas Web 3.0.

Quizá haya una tendencia tecnológica que anime a los analistas y expertos más cautelosos a dedicar esfuerzo a comprender el potencial de la cadena de bloques, una vez atestado el daño visible ocasionado por la política de rastreo de datos de la que dependen las principales redes sociales, que transforman los datos recabados en pistas valiosas para aumentar la eficiencia publicitaria y la utilidad percibida por los usuarios al volver a un producto, transformada en una recurrencia que emplea los mismos mecanismos de gratificación de nuestros impulsos que cualquier otro producto adictivo.

Los reiterados abusos de Facebook con la información de sus usuarios y la relación entre el uso de la primera red social del mundo para consultar noticias y el aumento de la polarización política, lanzan un mensaje de cautela a reguladores y usuarios. Cada vez más expertos y personalidades denuncian el uso a discreción de los datos personales de los usuarios con fines publicitarios y políticos316. Actualmente, las agencias de análisis de mercado que usan macrodatos se asemejan demasiado a los departamentos de desinformación cibernética que, sin que los principales actores mundiales lo reconozcan, aumentan su importancia en los aparatos de inteligencia. El uso fraudulento de información personal con fines de desinformación ha asociado el espionaje cibernético ruso con las contiendas electorales en países occidentales.

Se suceden las propuestas para acabar con el actual estado de cosas en Internet, caracterizado por la concentración de servicios considerados como bienes esenciales por muchos de sus usuarios en un puñado de empresas que sacrifican cualquier consideración ética a cualquier opción de incrementar su capacidad de atracción (¿adicción?317) y beneficios. Estas propuestas se encuentran todavía en la fase de las grandes declaraciones y brindis al sol, pero basta prestar un poco de atención para comprobar cómo prosperan servicios alternativos con esquemas distribuidos y voluntad de devolver a los usuarios el puesto de control sobre sus datos.

David Heinemeier Hansson, creador del entorno de programación Ruby on Rails y cofundador de la aplicación web de productividad Basecamp, es uno de los críticos del actual estado de cosas. Hansson, conocido por su apodo digital DHH, aboga por un mundo digital en que los anuncios no se basen en el rastreo de información personal. Según DHH, «el coste social que pagamos por permitir que los anuncios se personalicen por usuario es demasiado alto». Otro veterano de Internet, Anil Dash —pionero en el diseño de software para bitácoras en Six Apart, firma que desarrolló Movable Type y TypePad—, se expresa en términos similares, y cree que Internet debe superar su fase actual de concentración y utilitarismo comercial para recuperar prácticas y servicios «más humanos»318. Esta tecnología más ética y humana se caracterizaría por un cierto retorno del ethos de la «página personal»319 de épocas pretéritas a la Web 2.0, así como un cierto renacer de protocolos abiertos y descentralizados que compartían los objetivos altruistas de TCP/IP, la WWW, el lenguaje HTML, el correo electrónico, la hoja de estilos CSS, el estándar para suscripciones RSS, etc.

Entre los tecnólogos que asumen el punto de vista del usuario, el rapero multifacético will.i.am considera que los usuarios de Internet deberían ser los propietarios legales de sus datos personales y actividad en la Red320; por tanto, argumenta, esta proyección digital de cada usuario es un «derecho fundamental» sobre cuyo uso debería ser compensado. La cadena de bloques aspira a convertirse en la tecnología que habilite estas aspiraciones, si bien su éxito dependerá del interés real de un número suficiente de «ciudadanos cibernéticos» de todo el mundo (y de cuán dispuestos estén a padecer los inconvenientes técnicos surgidos de cualquier transición tecnológica a gran escala desde repositorios centralizados y con apenas un puñado de dueños corporativos a una red orgánica y descentralizada, con millones de «usuarios-propietarios»).

MASTODON: UN ELEFANTE BLOCKCHAIN EN UNA CACHARRERÍA

La evolución desde la Internet social centralizada y comercial a una Red descentralizada y mutualista, en la cual cada usuario cobre por el uso (permitido) de sus datos, muestra su forma incipiente con servicios como Mastodon, un programa de mensajería descentralizado erigido sobre una estructura blockchain y con cualidades similares a Twitter.

Su creador, el joven programador alemán Eugen Rochko, entra en la saga mítica de la Internet 3.0 con el porte bienintencionado y quijotesco que, en el legendarium de J.R.R. Tolkien, asume Saruman el Blanco. También conocido como Curunír, Saruman comandaba a los magos Istari que, en tiempos inmemoriales, habían acudido a la Tierra Media para proteger a su población del manto dantesco de Sauron. Las contradicciones internas conducen a Saruman a cometer errores muy humanos que recuerdan las aristas existencialistas que todos compartimos, así como una cierta tendencia a dejarse llevar por la técnica. Con Mastodon, Rochko parece dispuesto a no caer en los errores de Saruman y acabar asumiendo un rol más próximo al de Gandalf: Gandalf el Blanco no es más que el devenir ideal de Saruman.

Figura 14.4. El servicio de mensajería social P2P Mastodon, con arquitectura basada en blockchain, surgió como el proyecto personal de un joven usuario alemán frustrado con la toxicidad de Twitter.

Como muchos de nosotros, Eugen Rochko estaba descontento con Twitter321 e inquieto tanto con la política restrictiva de la compañía con desarrolladores que querían erigir aplicaciones sobre la plataforma, como con la deriva radical y comercial de la red social. Mastodon no es solo una alternativa de código abierto a Twitter, sino un servicio más completo en muchos sentidos: los mensajes tienen una extensión de 500 caracteres y pueden ser marcados por el usuario como públicos o privados de manera individual, lo cual evita la necesidad de tener que habilitar la funcionalidad para todos los mensajes de la cuenta. Para crear el servicio, Rochko no recurrió a una ICO, sino que se limitó a abrir una cuenta en Patreon322, el servicio de micromecenazgo que permite a sus usuarios apoyar la labor de creadores de diversos ámbitos, incluida la programación web.

El principal obstáculo con que se encuentra Mastodon no es la financiación, ni acaso la viabilidad técnica de un proyecto descentralizado a gran escala —que, además, está demostrando su robustez y potencial—, sino la dificultad del concepto para los recién llegados: Mastodon no es un único «sitio», sino una combinación de servidores (nodos de usuarios o, en la jerga de Mastodon, «instancias», un concepto que resultará familiar a los usuarios de servicios de computación en la nube como AWS323) que se sirven del software que aparece en la destinación (dominio) principal del ecosistema: el servicio ha sido definido como red social federada y libre, y los usuarios de los distintos dominios federados pueden intercambiar mensajes entre sí, si bien emplean redes con reglas específicas. Mastodon.social, moderado por el propio Eugen Rochko, es el conjunto de nodos de la red o «servidor» más popular, donde aparece una aplicación genérica similar a Twitter, aunque de código abierto. En Mastodon, los tuits son toots, los me gusta son favoritos y los retuits son boost (promocionar o impulsar).

Dada la popularidad de Mastodon.social, su creador decidió cerrar las inscripciones para animar a los interesados a dar de alta nuevos «servidores» y dominios de la federación. Pese a la relativa dificultad de inscripción, uso cotidiano y valor relativo del efecto de red (determinado por el número de usuarios afines, relevantes y motivados para elevar la calidad de los hilos), la red social distribuida ha afianzado su comunidad de usuarios pioneros y sigue creciendo a buen ritmo, de momento lejos de la escala de sus alternativas centralizadas para las masas. Mastodon apareció en octubre de 2016 y empezó a expandirse a inicios de abril de 2017, superando a inicios de ese mismo verano los 700000 usuarios, que ascendieron a más de un millón en diciembre de 2017. Los escándalos alrededor de la instrumentalización de Facebook con fines propagandísticos y la campaña viral #deletefacebook (popularizada en Twitter durante la primavera de 2018), favorecieron nuevas inscripciones al servicio.

MORTALIDAD DE LOS PROYECTOS FINANCIADOS CON ICO

Mastodon demuestra la viabilidad de los proyectos descentralizados con aplicaciones sociales para usuarios que mantienen su espíritu de código abierto y de soberanía de datos de los participantes; sin embargo, durante el ascenso de Mastodon, el foco mediático en torno a blockchain permaneció más dispuesto a amplificar los malos actores, los fraudes y los esquemas especulativos que florecieron, aprovechando el empuje de blockchain como término tecnológico de moda, entre finales de 2017 e inicios de 2018. Durante este período, llegó el anuncio indiscriminado de proyectos que, financiados a través de preofertas y ofertas iniciales de monedas, pre-ICO e ICO, con la venta de criptomonedas o tokens «preminados» en cada futuro proyecto, prometían una nueva generación de aplicaciones que acabarían con intermediarios financieros y en sectores como seguros, logística de manufacturas, comercio y seguimiento de materias primas, seguridad jurídica descentralizada en contabilidad e intercambios de bienes y servicios en entornos con instituciones débiles y ausencia de confianza, etc.

En medio de esta excitación, se sucedieron las estafas e incumplimientos. Un estudio de Hugo Benedetti y Leonard Kostovetsky324, investigadores del Boston College, realizó un seguimiento sobre 4003 ICO planeadas en 2017, observando un uso especulativo de las inversiones, con interesados participando una media de 16 días entre el día de la inversión y la jornada de venta de los tokens adquiridos por otra criptomoneda o valor aceptado, con retornos de la inversión en torno al 179 % en situaciones sin fraude. Los investigadores confirmaron el uso generalizado de ICO opacas como vehículo especulativo, al constatar que más de la mitad de empresas que habían emprendido este lanzamiento con financiación colectiva había desaparecido cuatro meses después de la ICO.

Los fabulosos retornos observados entre finales de 2017 y la primera mitad de 2018 han desaparecido. En paralelo, ha aumentado el escrutinio público sobre el sector, con una consecuencia para los proyectos serios como Ethereum. La presión adicional de ser acusados de incitadores a una especulación evocó a muchos protagonistas del frenesí especulativo el fenómeno de la burbuja puntocom, ocurrida entre la mayoría de valores que entraban en el índice bursátil tecnológico de Nueva York, NASDAQ, de finales de los años 90. Eso sí, con una salvedad en el paralelismo entre ambos fenómenos: la propia estructura de las ICO favoreció el fraude de fundadores con objetivos fraudulentos que convirtieron fondos ajenos depositados en sus proyectos en transferencias a cuentas propias de criptomoneda en otros servicios. El fraude pudo ocultarse bajo identidades protegidas tras la seguridad criptográfica de Bitcoin, Ethereum y alternativas. El mundo cripto favorecía nuevos esquemas fraudulentos.

En paralelo, los inversores y desarrolladores de proyectos legítimos, con potencial y voluntad de continuidad, como Ethereum y muchas de las empresas que erigen sus herramientas sobre la plataforma, aumentaron su mutua desconfianza: ¿para cuándo las aplicaciones que transformarán el mundo?, decían los primeros, mientras los segundos trataban de combinar su contribución al protocolo con proyectos personales de distinto tipo: servicios de carácter técnico para acelerar procesos entre la cadena de bloques, los contratos inteligentes y las aplicaciones distribuidas; contratos inteligentes precisos y útiles; y aplicaciones para el usuario final.

UN LUGAR EN EL MUNDO (NI SILICON VALLEY, NI CHINA): EL CANTÓN SUIZO DE ZUG

Como ocurre a menudo, las primeras aplicaciones populares en llegar a una plataforma tienen poco que ver con las predicciones y expectativas de analistas e inversores: a finales de 2017 surgían CryptoKitties («criptogatos»), el primer videojuego popular sobre blockchain. Sus desarrolladores usaron Ethereum para permitir a los usuarios de la plataforma coleccionar caricaturas de gatos que constituyen avatares únicos, tanto en el aspecto como en el comportamiento; el carácter único de cada una de estas criaturas digitales es verificado en la cadena de bloques de Ethereum, mediante el uso de un token diseñado específicamente para comprar, vender o «criar» gatos, cuyo futuro y evolución dependerá, en última instancia, del ether empleado en ellos por su propietario.

La expectación en torno a estos bienes, cuya utilidad superficial remonta sus orígenes al mundo de la primera electrónica y al furor causado —primero en Japón, luego en el resto del mundo— por los Tamagotchis, mascotas virtuales creadas por la firma Bandai en 1996, alcanzó en 2018 una escala especulativa equiparable a la primera tulipomanía (la crisis especulativa de los tulipanes en los Países Bajos durante el siglo XVII) del entorno blockchain.

Los CryptoKitties más populares alcanzaron un valor en ether estimado en 170000 dólares al cambio325, y la eclosión de su demanda colapsó momentáneamente la red de la plataforma, y puso de relieve la debilidad de la infraestructura para mantener las cargas de trabajo masivas que llegarían con el uso de DApp populares. Los CryptoKitties se convertían, de este modo, en la primera prueba de fuego de la nueva plataforma distribuida, y su popularidad permitió detectar diversos cuellos de botella: en el seguimiento de las transacciones por el registro compartido (cadena de bloques de Ethereum); en la ejecución de los smart contract en la máquina virtual compartida, EVM; y en las acciones de los usuarios a través de las aplicaciones distribuidas, DApp.

Jamie Pitts es un administrador de sistemas en la Ethereum Foundation, organización responsable de Ethereum con sede en Zug, localidad y capital del pequeño cantón germanohablante homónimo media hora al sur de Zurich, en Suiza; Pitts considera que estamos en el inicio de un cambio substancial en Internet y confía en el futuro de Ethereum, aunque compara326 el estado de desarrollo de la plataforma con la utilidad de «un tosco ordenador de los 70».

La metáfora a la que recurre el propio Vitalik Butarin para describir el estadio de desarrollo de la plataforma se acerca más en el tiempo, si bien nos suena a una época pretérita, a galaxias de distancia en desarrollo tecnológico: Ethereum estaría a punto de superar esa fase, dice Buterin, equiparable a «un teléfono inteligente de 1999 capaz de ofrecer el juego de Snake». Snake sobre un Nokia y CryptoKitties sobre Ethereum 1.0; los paralelismos ayudan a establecer un contexto y a diseñar tanto pequeños retos como grandes etapas; para lograrlo, en Ethereum Foundation deberán asegurarse de acordar al menos hacia dónde apuntan, si bien las circunstancias del terreno y las características de los acompañantes en la travesía influirán sobre la configuración esencial de la plataforma a medio plazo.

En Zug tienen su sede varios de los proyectos más prometedores en la plataforma Ethereum, entre ellos Aragon Project, la plataforma para crear y gestionar DAO (organizaciones autónomas descentralizadas) fundada por un joven español, el asturiano Luis Cuende327, cuya opinión es respetada entre los pesos pesados del mundo blockchain. Cuende es uno de los actores llamados a realizar la transición de blockchain desde el juego Snake hasta la Internet descentralizada y con conexión instantánea 5G.

EL EJERCICIO DE MIRAR HACIA ATRÁS DENTRO DE 10 AÑOS

Inversores de capital riesgo como el neoyorquino Fred Wilson apuestan por servicios DApp sobre Ethereum, si bien pretenden asegurar una tercera vía de desarrollo, ajena tanto a la infraestructura abierta, altruista y dependiente de una fundación con sede en Europa (Ethereum), como a la agresividad con que Tron, la mencionada plataforma de smart contract y sin gas (pago por operaciones en EVM) con epicentro en Asia, sacrifica su carácter mutualista y descentralizado en favor de un crecimiento a toda costa.

Entre el «modelo Wikipedia» que parece perseguir Ethereum y el modelo muévete-rápido-y-rompe-cosas que Justin Sun, fundador de Tron, parece emular de Mark Zuckerberg, existen proyectos con smart contract que pretenden crear una plataforma orientada a un uso particular, o albergar una aplicación principal. Fred Wilson apunta, en su tradicional artículo de apertura anual para predecir lo que llega328, la irrupción de dos de estas plataformas: Filecoin, que pretende integrar su propia red de pago con criptomoneda en un sistema de almacenamiento descentralizado; y Algorand, que pretende aliviar los cuellos de botella que surgen de una infraestructura P2P y, por tanto, con recursos compartidos.

Figura 14.5. Los servicios que popularizan una tecnología no tienen a menudo el aspecto esperado. En la imagen, un surtido de CryptoKitties, las mascotas que protagonizan el primer juego popular que tiene lugar en la cadena de bloques (concretamente, en la plataforma Ethereum). Su reventa ha alcanzado en ocasiones cifras astronómicas.

Filecoin usa un protocolo de almacenamiento y transacción de ficheros denominado Sistema de Ficheros Interplanetario (IPFS en sus siglas en inglés), y la firma creada para hacer viable el nuevo servicio, que pretende transformar servicios de almacenaje remoto y computación en la nube con un nuevo paradigma, ha recibido una inversión suficiente para trabajar con tranquilidad en algo sólido: 52 millones de dólares en una inversión pre-ICO y 200 millones de dólares adicionales en la posterior oferta inicial de monedas, ICO. Algorand, el otro proyecto que destaca Fred Wilson para 2019, se presenta como una plataforma «que pretende resolver el trilema de blockchain»: hacer compatibles las ventajas de la arquitectura (descentralización y seguridad) con la capacidad técnica para crecer rápidamente sin constricciones técnicas sistémicas («escalabilidad»).

Mientras Tron, Filecoin y Algorand se esfuerzan por lograr una adopción masiva antes de que Ethereum pueda lograrlo, Vitalik Buterin prefiere colaborar con la plataforma que fundó y destacar el progreso que empieza a llegar en forma de servicios criptográficamente seguros y potencialmente útiles para usuarios de todo el mundo: en enero de 2019, el equipo de Ethereum Foundation decidía retrasar su sexta y última actualización no compatible con versiones pretéritas (hard fork) planeada, Constantinoble, para pulir así su estabilidad. Vitalik compartía con sus seguidores en Twitter avances en proyectos como el denominado «teléfono blockchain», HTC Exodus, que se presenta como «el primer teléfono nativo en blockchain dedicado a aplicaciones descentralizadas y seguridad», un proyecto de HTC, fabricante taiwanés de dispositivos informáticos y electrónicos. Nos encontramos en los prolegómenos y mucho más está por llegar, si bien los usuarios y participantes de las principales plataformas acabarán decidiendo el éxito y orientación definitiva de la tecnología, sus algoritmos de intermediación (contratos inteligentes) y sus aplicaciones descentralizadas.

Pronto, el juego Snake preinstalado en los teléfonos Nokia de los 90 será sustituido por el equivalente a entornos de realidad virtual, aunque habrá que medir a qué coste energético y con qué utilidad para blockchain, así como determinar el componente ético: ¿pueden las plataformas que quieren adelantar a Ethereum apostar todo a la mejoría técnica, o deben ser fieles al carácter no intrusivo y descentralizado de la arquitectura? Los usuarios pioneros de la cadena de bloques estarán atentos al componente ético de cada proyecto, si bien esta ventaja competitiva inicial podría diluirse cuando llegara la adopción masiva.

Wikipedia va camino de cumplir su segunda década de existencia con una «delicada salud de hierro», capaz de mantener tanto su carácter colaborativo como su estatuto de fundación sin ánimo de lucro, así como de financiarse con la aportación altruista de sus usuarios.

No deberíamos olvidarlo.

297. Boyer, A.M.: Étude sur l'origine de la doctrine du samsara. Journal Asiatique, volumen 9 (1901), número 18, páginas 451-453, 459-468.

298. El aforismo griego presocrático «conócete a ti mismo» ( gnóthi seautón), que presidía el umbral del templo de Apolo en Delfos, fue reivindicado por Heráclito y los pitagóricos, y retomado por Sócrates como base de su filosofía: conocer más y de un modo más profundo implica caminar hacia la bondad y la iluminación del conocimiento, mientras la ignorancia conduce a la superstición, el oscurantismo y, en última instancia, la mezquindad y la maldad.

299. Aristóteles definirá al ser humano como «animal político» (zoon politikón, , o ser «de la polis»: un animal social que vive en comunidad.

300. Zuboff, Soshana: The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power. Nueva York, PublicAffairs, 2019.

301. Wachowski, Lana y Lilly (alias «The Wachowskis»): The Matrix. Warner Bros, 1999.

302. Corbyn, Zoë: Decentralisation: the next big step for the world wide web. The Guardian, 8 de septiembre de 2018. www.theguardian.com/technology/2018/sep/08/decentralisation-next-big-step-for-the-world-wide-web-dweb-data-internet-censorship-brewster-kahle.

303. Croman, Kyle, Eyal, Ittay et al.: On Scaling Decentralized Blockchains. Springer Link, 2016. link.springer.com/chapter/10.1007%2F978-3-662-53357-4_8.

304. Orcutt, Mike: Ethereum thinks it can change the world. It’s running out of time to prove it. Technology Review, 13 de diciembre de 2018.

305. Zweig, Stefan: El mundo de ayer (Die Welt von Gestern). Barcelona, Acantilado, 2002. Primera edición en alemán de 1942 (prohibida en la Alemania de la época y publicada en Londres —Hamish-Hamilton— y Estocolmo —Bermann-Fischer Verlag AB—).

306. Antonopoulos, Andreas M. y Wood, Gavin: Mastering Ethereum: Building Smart Contracts and DApps. O'Reilly Media, Sebastopol (California), 2018.

307. Wong, Joon Ian; Kar, Ian: Everything you need to know about the Ethereum «hard fork». Quartz, 18 de julio de 2016. qz.com/730004/everything-you-need-to-know-about-the-ethereum-hard-fork/.

308. Huang, Zheping: China, home to the world’s biggest cryptocurrency mining farms, now wants to ban them completely. South China Morning Post, 9 de abril de 2019. www.scmp.com/tech/policy/article/3005334/china-home-worlds-biggest-cryptocurrency-mining-farms-now-wants-ban.

309. Orcutt, Mike: Ethereum thinks it can change the world. It’s running out of time to prove it. Technology Review, 13 de diciembre de 2018.

310. Chong, Nick: Where’s Ethereum 2.0 At? Vitalik Buterin Gives A Much-Needed Update. NewsBTC, 20 de marzo de 2019. www.newsbtc.com/2019/03/20/wheres-ethereum-2-0-at-vitalik-buterin-gives-a-much-needed-update/.

311. Young, Joseph: China Rates Tron as the 2nd-Best Cryptocurrency: What’s Behind the Optimism? CNN, 28 de febrero de 2019. www.ccn.com/china-tron-second-best-crypto-why-optimism.

312. Emem, Mark: Tron Founder Justin Sun Mocks Vitalik Buterin in Ethereum Death Jab. CNN, 27 de marzo de 2019. www.ccn.com/tron-founder-justin-sun-vitalik-buterin-ethereum.

313. Según datos de Power Compare, el minado de criptomonedas consume más electricidad que el gasto energético agregado de 159 países (entre ellos, la mayoría de países africanos e Irlanda). Fuente: Bitcoin Mining Now Consuming More Electricity Than 159 Countries Including Ireland & Most Countries In Africa. powercompare.co.uk/bitcoin/.

314. Dent, Steve: China wants to ban Bitcoin mining because it 'seriously wasted resources'. Engadget, 10 de abril de 2019. www.engadget.com/2019/04/10/china-ban-bitcoin-mining-wasted-resources/.

315. Fuente: Flaws in Bitcoin make a lasting revival unlikely. The Economist, 28 de marzo de 2019. www.economist.com/finance-and-economics/2019/03/28/flaws-in-bitcoin-make-a-lasting-revival-unlikely.

316. McNamee, Roger: I Mentored Mark Zuckerberg. I Loved Facebook. But I Can't Stay Silent About What's Happening. Time, 17 de enero de 2019. time.com/5505441/mark-zuckerberg-mentor-facebook-downfall/.

317. Dodd, Darren: Social networking and the increasing burden on mental health. Financial Times, 17 de enero de 2019. www.ft.com/content/c03211c0-e97b-11e8-885c-e64da4c0f981.

318. Dash, Anil: How do we reform tech? Humane Tech, Medium, 6 de octubre de 2016. medium.com/humane-tech/how-do-we-reform-tech-581d58ee11fd.

319. Dash, Anil: The Missing Building Blocks of the Web. Medium, 22 de marzo de 2018. medium.com/@anildash/the-missing-building-blocks-of-the-web-3fa490ae5cbc.

320. will.i.am: We need to own our data as a human right—and be compensated for it. Open Future, The Economist, 21 de enero de 2019. www.economist.com/open-future/2019/01/21/we-need-to-own-our-data-as-a-human-right-and-be-compensated-for-it.

321. Eudes, Yves: Mastodon, la riposte à Twitter. Le Monde, 17 de junio de 2018. www.lemonde.fr/m-perso/article/2018/06/17/mastodon-la-riposte-a-twitter_5316651_4497916.html.

322. Cuenta del programador alemán de Mastodon, Eugen Rochko, en Patreon: Gargron is creating Mastodon. www.patreon.com/mastodon.

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