Blockchain

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Introducción

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Knuth es una de las pocas personas que se han ocupado de comprender y diseñar algoritmos básicos a la antigua usanza: de manera artesanal. Lo ha logrado empleando un lenguaje de programación de bajo nivel, con el cual se puede obtener un control mucho más preciso sobre las instrucciones binarias en un entorno de operaciones determinado.

Se suponía que la evolución de la capacidad de proceso en informática —gracias a la dinámica de la Ley de Moore— convertiría el diseño de algoritmos «a pelo» (tal y como ha enseñado Knuth durante décadas y ha recopilado en su mencionada magnum opus), en una actividad obsoleta, cuyas ganancias no merecería la pena perseguir. Pero, a medida que aumenta la complejidad, autonomía e interdependencia de infraestructuras con ambiciones de computadora para todo291, los algoritmos bien diseñados desde la base son más imprescindibles que nunca.

Figura 13.4. El fundador de Ethereum, Vitalik Buterin (izquierda), posa en mayo de 2016 con Sasha Ivanov, el fundador de Waves (plataforma que desarrolla herramientas de red superpuesta —overlay network— para acelerar el uso de la cadena de bloques).

Aprender a programar algoritmos usando lenguajes de bajo nivel permite adaptar las instrucciones diseñadas a la estructura informática que se usará, desde el hardware al entorno operativo, y resulta que estos beneficios «marginales» se han convertido en un terreno estratégico para el desarrollo de cualquier aplicación que aspire al uso más eficiente de recursos con operaciones complejas. Conociendo la dependencia que los científicos computacionales de Google, Facebook, Amazon, Microsoft o Apple, entre otros, mantienen con respecto a trabajos «artesanales» como la obra de cuatro tomos sobre algoritmos de Donald Knuth, hace menos gracia —e infunde un respeto propio de los entusiastas de Star Wars— saber que el epicentro «techie» de Santa Clara conoce a Donald Knuth con el alias de «el Yoda de Silicon Valley»292. Knuth se parece a Yoda, o Yoda se parece a Knuth. En la saga que nos ocupa, Knuth concentra en la salsa algorítmica que ha preparado durante cinco décadas en su obra de cuatro tomos una autoridad real equiparable a la representada por Yoda en la saga de La guerra de las galaxias.

Comprender la importancia del dominio de lenguajes de bajo nivel es volver a los orígenes de la informática moderna. Estos lenguajes son capaces de interactuar con precisión con el hardware diseñado repercute sobre la sencillez al crear instrucciones precisas con 0 y 1 (lenguaje binario, «de máquina», ejecutado directamente por la Unidad Central de Proceso) e instrucciones más complejas en el «primer nivel de abstracción», a través de los denominados «lenguajes ensambladores». La calidad intrínseca y el rendimiento de las operaciones que constituyen la unidad básica de algoritmos complejos, e influirá decisivamente sobre la resiliencia y rapidez de respuesta de algoritmos que se encuentran tras gigantescas «máquinas universales» como Google AI, Amazon Web Services, Microsoft Azure o el entorno de datos de usuarios custodiado por Apple.

Esta importancia estratégica del campo explorado por Donald Knuth desde antes de que existieran los ordenadores modernos explica una de las primeras decisiones estratégicas de Vitalik Buterin al compartir su proyecto Ethereum con un grupo de expertos antes de hacerlo público. Vitalik diseñaba un protocolo que aspiraba a albergar cualquier aplicación imaginable, y que debía constituir en la práctica un ordenador descentralizado con millones de nodos y una máquina virtual dinámica distribuida que fuera Turing completa, para la cual no existieran límites de funcionalidad. Para lograrlo —constató Vitalik—, debía rodearse de colaboradores expertos, capaces de programar con los lenguajes abstractos más eficientes, incluidos lenguajes de bajo nivel, para diseñar de manera optimizada desde la base: desde la máquina hasta los compiladores o «ensambladores» de instrucciones.

Uno de los expertos en C++ contactados por Vitalik, el programador británico Gavin Wood, decidió enrolarse en el proyecto, tomando la responsabilidad de convertir Ethereum en «máquina universal» (una plataforma para albergar proyectos de propósito general) de nueva creación por su carácter distribuido, su escala y el dinamismo de su participación (con nodos entrando y saliendo de la infraestructura, añadiendo o restando capacidad de proceso y complejidad). Esta máquina universal —Turing completa, capaz de ejecutar cualquier programa concebible— debía diseñar su propia estructura con un lenguaje suficientemente preciso para crear herramientas de «bajo nivel» que pudieran replicarse en una red P2P, para agilizar así el futuro ordenador global y prepararlo contra retos sistémicos.

Más tarde, en un artículo sobre los orígenes de la plataforma293, Vitalik explicaría el nuevo rol asumido por Gavin Wood: «Era la época en que el protocolo Ethereum era enteramente mi propia creación. A partir de ese momento, no obstante, nuevos participantes empezaron a unirse al redil. El más prominente de lejos en el desarrollo del protocolo fue Gavin Wood... Gavin también puede recibir la mayor parte del crédito por el sutil cambio de estrategia al ver Ethereum como una plataforma para construir dinero programable, con contratos basados en blockchain que pueden contener activos digitales y transferirlos de acuerdo con reglas preestablecidas, a una plataforma informática de propósito general. Esto comenzó con cambios sutiles en el énfasis y la terminología, y luego esta influencia se hizo más fuerte a través de un enfoque creciente en el entorno294 Web3, que concebía Ethereum como una pieza en un conjunto de tecnologías descentralizadas con otros dos pilares, Whisper y Swarm».

LA EXCELENCIA EN UN ARTE IMPRECISO: COMPUTAR, ALMACENAR, COMUNICAR

Vitalik y Gavin usaron inicialmente el lenguaje C++, probado en Bitcoin, para concebir su propio esquema de plataforma de propósito general. Partían de una filosofía surgida de la precisión y frugalidad de la programación con lenguajes de bajo nivel, capaces de interactuar directamente con la arquitectura de hardware y de sistemas que uno quiere emplear en un proyecto. El punto de vista externo asistió al fundador de Ethereum en una tarea crucial: saber cómo funcionaría la plataforma y qué puentes existirían entre la base de datos distribuida con historial compartido, los «contratos» personalizados y las aplicaciones para el usuario final, DApp.

En la metáfora del ordenador mundial descentralizado, este debe comportarse como cualquier computadora útil, en la que existe un entorno de «computación» para calcular; un segundo nivel para el «almacenamiento» efímero o permanente para recordar operaciones; y un tercer protocolo para «comunicar» estas operaciones computadas según las órdenes recibidas. Por primera vez, capacidad de computación, almacenaje para recordar operaciones e instrucciones de ancho de banda para distribuir estas operaciones, se ensamblaban en una estructura P2P de alcance masivo para un empleo libre y sin más intermediación que seguir las reglas técnicas del juego. La «computadora mundial» contaría con tres pilares: Ethereum, o el protocolo para programar y albergar contratos inteligentes, garantizando su comunicación con ambos extremos de la plataforma, blockchain y aplicaciones finales; Swarm, el protocolo para comunicaciones; y Whisper, la utilidad de comunicaciones integrada en la cadena de bloques de Ethereum.

Los «contratos inteligentes» de Ethereum garantizaban la lógica descentralizada; Swarm pasaba a propulsar el almacenamiento P2P; y Whisper se convertía en la mensajería descentralizada. Finalmente, la combinación de estos tres protocolos —Ethereum, Swarm y Whisper— lograba el funcionamiento de las aplicaciones distribuidas, o la puerta de entrada de usuarios a una DApp en forma de servicio web, aplicación para móvil, etc. Esta arquitectura entusiasmó a la comunidad de programadores más preocupada con la evolución de Internet en las primeras dos décadas del siglo XXI hacia servicios cada vez más opacos y centralizados en torno a «jardines vallados» de servicios y aplicaciones.

El protocolo Ethereum tomaba lo mejor de Bitcoin y no se conformaba con la orientación pecuniaria, sino que otorgaba «significado» a la transmisión de valor en la red descentralizada, y lo asociaba a todo tipo de operaciones posibles. Todo estaba por hacer y todo era posible.

SOLIDITY, VIPER Y EL RIESGO DE LA TORRE DE BABEL

La plataforma actuaba como repositorio universal de claves público-privadas, otorgando a cada participante la potestad sobre su propia identidad y posesiones digitales que hubiera decidido almacenar en este sistema contable universal: el protocolo Whisper garantizaba la transmisión a través de la infraestructura de las acciones de cuentas de usuario, credenciales (de usuarios y de smart contract) y «reputación» (importante para un minado basado en la responsabilidad demostrada y veteranía en esa labor).

Desde los inicios, Vitalik Buterin había argumentado que una arquitectura con semejantes requerimientos de escala encontraría pronto barreras infranqueables si optaba por el uso de alguno de los lenguajes de programación contemporáneos, dado su elevado nivel de abstracción: JavaScript, Python, Go o incluso C++ eran lenguajes precisos y a prueba de constricciones, como demostraba su uso extensivo por las mayores firmas de la Web, pero su flexibilidad para ejecutar instrucciones y erigir infraestructuras desdeñaba el diseño preciso y a nivel de hardware o la interoperabilidad que necesitaría un «ordenador mundial descentralizado», que debía trabajar con una infraestructura tan heterogénea y cambiante como la de un organismo multicelular en busca de la «primera versión operativa» de un sistema nervioso.

La primera tentativa de Vitalik Buterin de dar con un lenguaje preciso para la tarea de Ethereum, Serpent, se reveló ilusoria: los primeros contratos programados con Serpent contaban con varias vulnerabilidades y redundancias. Vitalik Buterin se concentró de nuevo en la tarea con la ayuda de Gavin Wood, y de esta colaboración surgió Solidity, un lenguaje que combina aspectos de JavaScript, Go, Python y C++ (los más populares entre los primeros desarrolladores de Ethereum). Solidity quería evitar convertirse en un seco y tosco esperanto cuyo objetivo se redujera meramente a evitar el efecto Torre de Babel de trabajar con distintos lenguajes para crear una plataforma cuya unidad dependía de la programación de su software, en vez de contar con un repositorio centralizado.

Figura 13.5. Ilustración que pone de relieve uno de los riesgos que afronta blockchain: si bien la tecnología promueve la colaboración, el mutualismo y el voluntarismo, también facilita el «nacionalismo de criptomonedas»: cualquier enfado entre desarrolladores conduce a nuevos servicios y criptomonedas, la mayoría de dudosa viabilidad.

Solidity, próximo a C y a JavaScript, trata de demostrar desde hace un lustro si está a la altura de su nombre y si puede propulsar el ordenador mundial descentralizado; mientras tanto, un grupo menor de investigadores experimenta con Viper295, un lenguaje derivado de Python y diseñado para escribir algoritmos con precisión. De nuevo, la sombra de Yoda —en este caso, no el Yoda de La guerra de las galaxias, sino de Donald Knuth, el veterano experto en programación de bajo nivel y Yoda de Silicon Valley—, planea sobre Ethereum: Viper es un lenguaje recursivo o «decidible», un lenguaje que solo acepta instrucciones precisas procedentes de las posibilidades comprendidas en una secuencia finita de símbolos. Su objetivo es evitar abstracciones demasiado alejadas de la realidad del hardware y la infraestructura para —potencialmente— ganar en estabilidad y precisión.

La cadena de bloques, una nueva infraestructura (Ethereum para contratos, Swarm para recordar instrucciones, Whisper para transmitir la información), y un nuevo lenguaje de programación: Vitalik y sus colaboradores acababan de diseñar un paradigma capaz inocular Internet contra la concentración de servicios liderada desde conglomerados digitales de Estados Unidos y China296, y evitar complejos sistemas de distribución de contenido pagando a intermediarios. Ethereum prometía una distribución de DNS a prueba de especuladores y no discriminatoria.

Quedaba casi todo por hacer, pero todo era posible.

El 30 de julio de 2015, Ethereum «minaba» su primer bloque.

274. Comentario en la cuenta de la profesora de Derecho digital estadounidense Kate Klonick en Twitter, @Klonick. twitter.com/Klonick/status/1085685104901533696.

275. Ironía de la historia: BitTorrent, el veterano (al menos, a efectos del acelerado tiempo de Internet) protocolo P2P para el intercambio de ficheros, es hoy propiedad de Justin Sun y la plataforma blockchain que controla de manera mayoritaria, Tron. Justin Sun adquirió en el verano de 2018 la arquitectura de computación descentralizada, diseñada en 2001 por Bram Cohen, entonces estudiante de la Universidad de Buffalo. La suma de la operación, 140 millones de dólares en efectivo, confirmaba los sólidos apoyos a Tron desde el mundo empresarial —y, se rumorea, gubernamental— chino. Lunden, Ingrid: BitTorrent is selling for $140M to Justin Sun and his blockchain startup Tron. TechCrunch, 18 de junio de 2018. techcrunch.com/2018/06/18/bittorrent-tron/.

276. Peck, Morgen: The Uncanny Mind That Built Ethereum. Wired, 13 de junio de 2016. www.wired.com/2016/06/the-uncanny-mind-that-built-ethereum/.

277. Karnik, Karan: The Early Bird Got the Coin. Medium, 22 de marzo de 2018. medium.com/@karankarnik/the-early-bird-got-the-coin-blockchain-technology-ca7a929741d7.

278. Seward, Zachary M.: This is how we mint money now: Software upgrade glitch causes bitcoin flash crash. Quartz, 12 de marzo de 2013. qz.com/61893/this-is-how-we-mint-money-now-software-upgrade-glitch-causes-bitcoin-flash-crash/.

279. Antonopoulos, Andreas M.: The Internet of Money. Merkle Bloom LLC, 2016.

280. Schneider, Nathan: Code your own utopia: Meet Ethereum, bitcoin’s most ambitious successor; A new ‘Lego of cryptofinance’ enables users to design social contracts. Al Jazeera USA, 7 de abril de 2014. america.aljazeera.com/articles/2014/4/7/code-your-own-utopiameetethereumbitcoinasmostambitioussuccessor.html.

281. La referencia ineludible de la Ilustración para el surgimiento del concepto de contrato social es Rousseau y su obra: El contrato social: o los principios del derecho político. Madrid, Espasa Calpe, 1968 (la primera edición en francés, editada en Ámsterdam, está fechada en 1762).

282. Clifford, Catherine: These 20 Kids Just Got $100,000 to Drop Out of School. And They Want to Change Your Life. Entrepreneur Magazine, 5 de junio de 2014. www.entrepreneur.com/article/234544.

283. A diferencia de la financiación colectiva (crowdsourcing) a través de plataformas centralizadas, paradigma de la colaboración Web 2.0, las ICO certificaban con exactitud cada aportación a un proyecto y aseguraban un retorno proporcional a los beneficios reales en el futuro. En los foros especializados, algunos especuladores soñaron con un equivalente P2P a la burbuja puntocom: lanzar proyectos soñadores sin intención de continuidad y únicamente diseñados para captar dinero inicial a través de la ICO.

284. Rosmino, Claudio y Hackwill, Robert: 5G, blockchain and IoT: what does the future of telecommunications look like? Euronews, 5 de noviembre de 2018. www.euronews.com/2018/10/31/5g-blockchain-and-iot-the-future-of-telecommunication.

285. Cowen, Ron: Simulations back up theory that Universe is a hologram. Nature, 10 de diciembre de 2013. www.nature.com/news/simulations-back-up-theory-that-universe-is-a-hologram-1.14328.

286. Antonopoulos, Andreas M. y Wood, Gavin: Mastering Ethereum: Building Smart Contracts and DApps. O'Reilly Media, Sebastopol (California), 2018.

287. Anuncio público de Vitalik Buterin sobre la propuesta del concepto de pago por uso de capacidad de computación en EVM, o gas/gwei. Cuenta de Twitter @VitalikButerin, 8 de marzo de 2019: twitter.com/VitalikButerin/status/1103997378967810048.

288. Roberts, Siobhan: The Yoda of Silicon Valley. The New York Times, 17 de diciembre de 2018. www.nytimes.com/2018/12/17/science/donald-knuth-computers-algorithms-programming.html.

289. Knuth, Donald E.: The Art of Computer Programming, Volume 1: Fundamental Algorithms. Boston, Massachusetts, Addison-Wesley, 1968 (para la primera edición del primer volumen de una obra compuesta de cuatro volúmenes, aunque Knuth ha planeado siete).

290. Knuth, Donald E.: El arte de programar ordenadores (cuatro volúmenes de siete proyectados por el autor). Barcelona, Reverté, 1985.

291. Webb, Amy: The Big Nine: How the Tech Titans and Their Thinking Machines Could Warp Humanity. Nueva York, PublicAffairs, 2019.

292. Roberts, Siobhan: The Yoda of Silicon Valley. The New York Times, 17 de diciembre de 2018. www.nytimes.com/2018/12/17/science/donald-knuth-computers-algorithms-programming.html.

293. Buterin, Vitalik: A Prehistory of the Ethereum Protocol. Sitio personal del fundador de Ethereum, 14 de septiembre de 2017. vitalik.ca/general/2017/09/14/prehistory.html.

294. Swarm es una plataforma de almacenamiento distribuida y red conceptual distribuida, un servicio superpuesto en el entorno web3 de la plataforma Ethereum. Documentación de Ethereum web3: Swarm Guide. swarm-guide.readthedocs.io/en/latest/.

295. Viper es un lenguaje experimental con algunas características de precisión (bajo nivel) basado en el lenguaje de orientación a objetos Python, creado para programar smart contract precisos. Documentación de Viper: ethereum-viper.readthedocs.io/en/latest/.

296. Webb, Amy: The Big Nine: How the Tech Titans and Their Thinking Machines Could Warp Humanity. Nueva York, PublicAffairs, 2019.

 

EL DHARMA DE ETHEREUM

CUATRO FASES HASTA LA ILUMINACIÓN

Hace 3500 años, las civilizaciones védicas del valle de Indo, un territorio entonces más fértil situado entre los modernos Irán, Afganistán, Pakistán y el noroeste de India, empezaron a ocupar las llanuras del Ganges y a establecer múltiples sociedades agrarias y pastoralistas cuya cosmogonía giraba en torno a un concepto: el dharma. Dharma es un vocablo en sánscrito, el viejo idioma indoeuropeo emparentado con la mayoría de lenguas europeas, que designa la vía o conducta correcta, el camino de la iluminación durante las distintas etapas de la vida.

El dharma aparecerá —como lo hacen los viejos conceptos élficos en el mundo de Tolkien— en los cimientos de las primeras religiones védicas, y crecerá en importancia durante la evolución mística de estas creencias (desde el hinduismo primitivo hacia el jainismo y el budismo). Esta rica cosmogonía asociará la trayectoria humana con cuatro etapas, desde la primera inocencia hasta la iluminación (a la cual debe aspirar quien labore en su propio camino). El hinduismo se refiere a las cuatro etapas de la vida, o cuatro ásrama (también áshram) con los siguientes avatares conceptuales: estudiante, cabeza de familia, ermitaño y, finalmente, vagabundo religioso.

El budismo prefiere extender la metáfora y, para alcanzar el nirvana, la iluminación, es necesario superar cuatro fases previas (y evitar, de este modo, la eterna recurrencia de la vida sin significado, o samsara): quien entra en el flujo del dharma; quien, pese a haber comprendido las leyes del universo, vuelve al reino de los sentidos; quien supera la etapa de la sensualidad y ya no vuelve a su mentalidad pretérita; y, finalmente, la persona que ha alcanzado la lucidez y escapado del samsara297. ¿Es esta lucidez presente en la filosofía shramánica, base del hinduismo, jainismo y budismo, comparable a la iluminación concedida a los hombres por el titán Prometeo en la Grecia presocrática298? El fuego de la iluminación oriental y el fuego del conocimiento occidental coinciden en una idea: profundizar en el conocimiento de uno mismo implica reducir el egoísmo y avanzar hacia una comprensión más precisa de la interdependencia entre las personas, y entre las personas y las cosas.

No somos entidades estanco totalmente autosuficientes, sino que logramos la dicha —nos dicen las filosofías ancestrales mencionadas, sean orientales u occidentales— cuando sentimos con mayor detalle la colosal envergadura de nuestra interdependencia299. Somos integrantes de redes complejas, asociadas a la ecología de la naturaleza y a la de la mente: hemos creado redes artificiales y, sobre estas, otras redes capaces de comportarse como un ordenador de arquitectura distribuida entre sus participantes (P2P).

Hay ordenadores distribuidos que operan en beneficio de un repositorio centralizado, como las grandes redes mundiales de distribución de contenido de Alphabet, Amazon o Facebook, alimentadas por proyectos de computación en la nube y gestión de datos a gran escala. Otros ordenadores distribuidos ensamblan repositorios de inteligencia artificial que, tomando toda la información relevante de los usuarios, aspiran a convertirse en monopolios movidos por sus propios intereses, en detrimento de quienes usan el producto y que, en la visión de la compañía, no son más que huéspedes a los que succionar «existencia» transformable en «capacidad de compra»300. Este segundo modelo no es tan distinto del escenario que Lana y Lili Wachowski nos presentan en su filme The Matrix301, en el que la humanidad vive subyugada como fuente de energía en el mundo de las máquinas, que se mantienen al mando y proporcionan una simulación en el cerebro de los atrapados.

Finalmente, hay modelos que, como la propia Internet, tratan de proporcionar herramientas para que cualquiera combine su autonomía con una conexión a la Red de nodos y terminales interconectados. Blockchain y, dentro de la cadena de bloques, Ethereum, su proyecto más ambicioso hasta el momento, aspiran a convertirse en un protocolo que garantice esta autonomía y descentralización302, tras una fase de fuerte concentración empresarial y filosofía utilitarista liderada por los principales gigantes de Internet, custodios de la llave de gigantescos repositorios amasados con el rastreo de los datos y la actividad de sus usuarios.

LAS CUATRO ETAPAS DE ETHEREUM HACIA LA ILUMINACIÓN

Como las cuatro etapas de la vida en la filosofía shramánica, la plataforma Ethereum ha divisado en su cosmogonía cuatro etapas en el desarrollo de la plataforma. A principios de 2019, Ethereum había culminado ya las tres primeras. Desconocemos si el tránsito por estas cuatro etapas es una mera formalidad en el mundo del desarrollo de software o si, por el contrario, la plataforma ha logrado un tipo de «liberación» de fases anteriores (vistas, según la metáfora, como poco menos que una esclavitud sensorial), un nirvana capaz de repartir con sabiduría un tipo de conocimiento que conserva su histórico de transacciones y que regula los intercambios entre participantes con una criptomoneda, ether, cuyo origen semántico lo asocia al medio en el universo que transmite la luz.

Lo que sí es posible constatar es un cambio en la percepción del proyecto desde el exterior: el entusiasmo inicial de inversores, prensa especializada e incluso grandes medios se ha convertido poco a poco en una espera impaciente con dosis de inquietud: ¿y si blockchain en general, y Ethereum en particular, no fueran más que una bella declaración y descripción técnica de principios sin posibilidad de ejecución a gran escala303?

Figura 14.1. Representación simbólica de la existencia cíclica según las religiones dhármicas. Las cuatro fases de la existencia, desde la primera inocencia hasta la iluminación, parecen inspirar las distintas metas del calendario de desarrollo de Ethereum. ¿Alcanzará Ethereum el último estadio, o permanecerá en una recurrencia sin sustancia, el temido samsara?

En diciembre de 2018, Mike Orcutt dedicaba un reportaje304 en Technology Review a ventear estas dudas sobre la nueva plataforma, bajo el título: «Ethereum cree que puede cambiar el mundo. Se está quedando sin tiempo para probarlo». Quienes ven el vaso medio vacío, recalcan que no hay smart contract que alabar sin tapujos por su grácil solidez e indudable astucia, ni DApp que celebrar por su éxito en el mundo real, sea por la utilidad de sus funcionalidades o por el esperanzador índice de adopción; quienes ven el vaso medio lleno, consideran que blockchain no ha hecho más que empezar y evocan los inicios a trompicones de la informática personal, Internet o la Web 2.0.

Al fin y al cabo, como explicaba el escritor austríaco Stefan Zweig en su ensayo El mundo de ayer305, crónica de una Centroeuropa arrasada material y moralmente en la primera mitad del siglo XX, «Obedeciendo a una ley irrevocable, la historia niega a los contemporáneos la posibilidad de conocer en sus inicios los grandes movimientos que determinan su época». Quizá estemos ya, dicen estos últimos, en una tercera fase de desarrollo de Internet, que permita la emergencia de servicios P2P y promueva la soberanía de datos, así como métodos mutualistas de organización económica, política y del conocimiento. O quizá los inicios de la cadena de bloques no se parezcan en nada a las utilidades y aplicaciones que promuevan su expansión.

HARD-FORK: EL PRECIO A PAGAR POR LAS GRANDES ACTUALIZACIONES

Cada uno de los cuatro cambios en Ethereum incluye la publicación de otras modificaciones, en ocasiones en forma de bifurcaciones radicales (hard fork), que transforman la funcionalidad del protocolo de tal modo que se hacen incompatibles con la cadena de bloques original. Estas cuatro etapas de Ethereum han recibido apelativos más interesados por la metáfora occidental de la búsqueda del Eldorado (y su versión anglosajona de la Conquista del Oeste) que por las religiones dhármicas: Frontier (¡ah!, la Frontera: aunque esta ya no es física, sino numérica), Homestead (referencia a los asentamientos de colonos en el Oeste americano), Metropolis (erigiendo un principio de civilización), y Serenity (que evoca las propiedades de un Eldorado materializado y en funcionamiento). En el interior de estas cuatro etapas306 de Ethereum se han producido seis actualizaciones obligatorias para quienes quieren seguir utilizando la cadena de bloques principal en Ethereum, pues tales actualizaciones constituyen hard fork (bifurcaciones del registro compartido que impiden la compatibilidad de versiones previas no actualizadas con la evolución de la cadena original).

Estas actualizaciones en forma de bifurcación radical obligan a los integrantes de la plataforma a actualizar su versión local, y han sido en su mayoría planificadas por el equipo de desarrolladores de Ethereum, si bien una de ellas, la bifurcación más dramática, fue causada tras la sustracción de criptomoneda del billetero electrónico de participantes en The Dao, el primer experimento de organización P2P autofinanciada y operada por la estructura descentralizada de sus participantes. El evento inesperado de The Dao produjo la reacción de los desarrolladores de la plataforma307, quienes restauraron el ether sustraído en The Dao al contrato original. Esta decisión dramática creó una incongruencia irresoluble en la cadena y, un cisma: entre la cadena de bloques que enmendó el problema, respaldada por Ethereum; y la cadena de bloques actualizada con la sustracción ilícita, desde entonces Ethereum Classic (todavía operativa).

Antes de la bifurcación radical para devolver criptomonedas robadas por un grupo de integrantes de The Dao, se había producido una primera actualización o cambio en el protocolo de Ethereum no compatible con las viejas normas de la cadena de bloques: Ice Age. Siguieron a Ice Age (hard fork 1 en el bloque número 200000; 7 de septiembre de 2015) y a The Dao (hard fork 2 —esta vez involuntario— en el bloque número 1192000; 20 de julio de 2016) las actualizaciones obligatorias de Tangerine Whistle (hard fork 3 en el bloque número 2463000; 18 de octubre de 2016), Spurious Dragon (hard fork 4 en el bloque número 2675000; 22 de noviembre de 2016), Byzantium (hard fork 5 en el bloque número 4370000; 16 de octubre de 2017) y, finalmente, Constantinople (hard fork 6; planeada inicialmente para el 16 de enero de 2019, en el bloque 7080000, la bifurcación tuvo lugar el 28 de febrero de 2019, en el bloque 7280000.

Ethereum Constantinople ofrece finalmente soporte al esperado protocolo de consenso PoS —prueba de participación—, más rápido y frugal con computación y energía usada. La novedad aparece en un momento estratégico, justo cuando surgen dudas acerca del uso desaforado de energía en el mecanismo de consenso más usado, PoW. El gobierno chino (recordemos, un régimen de partido único nominalmente «comunista», pese a su estatismo capitalista), especula con la posibilidad de prohibir el minado de criptomonedas debido al impacto energético de la actividad308.

CACOFONÍA DE LENGUAJES EN UN ENTORNO DE DESARROLLO COMPLEJO

A juzgar por su actitud pública, sus artículos en la bitácora de Ethereum y su proyección en las redes sociales, Vitalik Buterin está lejos de creer que la plataforma se esté quedando sin tiempo para demostrar su potencial, tal y como se argumenta en Technology Review a finales de 2018309. Según el artículo de Mike Orcutt para esta publicación, las expectativas con el entorno blockchain han estado ligadas sin remedio a la evolución del valor de las principales criptomonedas, con dudas sobre el futuro de las aplicaciones blockchain más asociadas a un descenso del valor de monedas digitales —como bitcoin o ether— que a los diferentes retos técnicos surgidos en el camino, como el fenómeno de la fragmentación de plataformas y tokens: los programadores dividen en ocasiones su favor y atención entre distintos lenguajes y herramientas (a menudo usadas para crear clientes que permiten participar en Ethereum y sus rivales).

Gran parte de la ansiedad en torno a Ethereum se nutre del interés en torno a la criptomoneda y a la fluctuación de su valor, y no de su auténtico potencial y retos. A finales de octubre 2018, el valor de ether había descendido en un 90 % con respecto al pico de inicios del mismo año. También a finales de 2018 se celebraba en Praga la conferencia de desarrolladores de Ethereum dedicada a la actualización Constantinople, y allí planeaba también la fluctuación de la criptomoneda (desde los 1 397,48 dólares al cambio registrados en el 14 de enero de 2018 a los menos de 200 dólares de finales de octubre, en plena conferencia (entre el 7 y el 18 de diciembre de 2018, su valor descendería por debajo de los 100 dólares al cambio).

Pero esta dependencia de las plataformas con respecto al valor coyuntural de su criptomoneda —bitcoin, ether, XRP (criptomoneda de la cadena de bloques con permisos Ripple), litecoin, etc.— podría empezar a esfumarse en 2019 al menos en cuanto a Ethereum, una vez se hagan sentir los efectos de la última actualización, Ethereum Constantinople. Se trata de la segunda y última bifurcación radical de Metropolis —la tercera etapa de desarrollo que abre el camino—, si volvemos a la metáfora dhármica (al esperado abandono de la mundanidad representada por las fases de aprendizaje, en las que todavía distrae el ruido sensorial del samsara). Después de Metropolis-Constantinople, llega la cuarta y última etapa ascética.

Figura 14.2. El troleo de Vitalik Buterin al agresivo Justin Sun, cabeza visible de Tron, la plataforma de smart contract rival de Ethereum: Buterin bromea ante una imagen publicitaria de la plataforma rival. Justin Sun no pierde una oportunidad para criticar a Buterin, quien prefiere centrarse en la comunidad de desarrolladores de su plataforma y evitar las poses de dirigente de startup tecnológica.

En Ethereum Constantinople (actualización del protocolo de la plataforma efectiva desde el 28 de febrero de 2019), los usuarios que participan en el mecanismo de consenso (prueba de participación, PoS), los servicios que permiten el intercambio de criptomoneda, y quienes facilitan un nodo en la red para que la máquina virtual de la plataforma —EVM— pueda operar, usan entornos de software desarrollados en distintos lenguajes. Esta diversidad del ecosistema propulsa la experimentación, pero, a la vez, diluye el impacto y replicación de cualquier iniciativa. Vitalik y sus colaboradores se esfuerzan en popularizar el lenguaje Solidity para diseñar smart contract. De momento, el cliente Geth (Go-Ethereum) está programado en Go; mientras que el otro cliente popular para mineros, mercados de cambio y nodos, Parity (Parity-Ethereum) ha sido desarrollado en Rust. Estas aplicaciones adicionales aportan a estos usuarios funcionalidades que aceleran procesos planeados por el protocolo Ethereum, pero incrementan la complejidad del entorno, por lo que Ethereum coordina su actualización con cada bifurcación radical.

LA HORA DE LA VERDAD EN ETHEREUM

Constantinopla es el momento, dicen en la plataforma, de Ethereum 2.0310. En esta fase, se empiezan a instalar los mecanismos que permitirían a la comunidad gobernarse a sí misma sin por ello sacrificar su naturaleza descentralizada en el proceso.

El protocolo apenas ha alcanzado su madurez técnica y ya cumple con el requisito fundamental propuesto: convertirse en la primera cadena de bloques de propósito general a gran escala, de estructura abierta y sin el control tácito a cargo de grandes apoyos institucionales, como ocurre con el sospechoso cortejo que las principales empresas de Internet chinas realizan a la plataforma blockchain Tron, que pretende atraer a usuarios asiáticos en un momento en que las limitaciones técnicas de Bitcoin para albergar funcionalidades adicionales es ya patente311. Justin Sun, fundador de Tron, dedica su esfuerzo de comunicación a desacreditar Ethereum por lentitud de adopción y por lo que considera errores estratégicos tales como gestionar el volumen de operaciones en la máquina virtual distribuida de la plataforma, EVM, con un sistema de pago por operación (gas) para evitar el abuso, sin abandonar una actitud promocional y calculada que todavía ha sido incapaz de mostrar alguna pista ética o humanista.

Vitalik, por el contrario, resta hierro a la agresividad de Justin Sun312 y es consciente de la implantación de Ethereum en Europa y Norteamérica. El ruso-canadiense dedicó su sesión en Devcon4, la mencionada conferencia de Praga, a explicar en qué debe consistir Ethereum 2.0. En 2019 se pondrá a prueba «una combinación de diversas funcionalidades sobre las que hemos hablado durante varios años, investigado varios años, y que hemos estado construyendo durante varios años, que finalmente van a aparecer ensambladas en este nuevo conjunto coherente», aseguraba Vitalik.

¿Cómo de coherente? El trabajo se ha centrado en eliminar cuellos de botella y favorecer incentivos para desarrolladores de contratos inteligentes. Hasta el anuncio de la actualización Constantinople, Ethereum solo podía gestionar 15 transacciones por segundo entre usuarios de la red y smart contract, un número muy alejado de las 2000 transacciones por segundo que gestiona de media la red de pago de Visa, aunque su capacidad real es mucho mayor. Esta lentitud de la cadena de bloques de Ethereum con respecto a plataformas con intermediarios es inherente al propio diseño de la tecnología, pues cada nodo debe procesar y almacenar el registro de todas las transacciones (la red, por diseño, espera de manera solidaria a que se complete esta replicación descentralizada). Vitalik cree que la integración de estos tres proyectos principales acelerará la velocidad de replicación de las transacciones y reducirá el impacto energético de Ethereum sin prescindir de la esencia misma de blockchain: su seguridad, solidaridad, descentralización y ausencia de intermediarios.

PERFECCIONAMIENTO EN LA SALA DE MÁQUINAS: SHARDING, PLASMA Y CASPER

Las novedades reciben el nombre código de Sharding, Plasma y Casper.

Sharding se ocupa de realizar particiones en la información de la cadena de bloques y evita, de paso, el principal temor de cualquier gestión masiva de datos en tiempo real, la corrupción de copias y paquetes; en lugar de almacenar y comprobar todas las operaciones de contratos inteligentes en cada nodo, la red se distribuye ahora las tareas de un modo complementario y menos redundante, al trabajar en paralelo en distintos subconjuntos que luego se integran en una totalidad verificable.

La segunda mejora principal, Plasma, otorga a los usuarios la capacidad de confirmar transacciones entre ellos sin necesidad de confirmar cada operación al instante en la cadena de bloques unitaria; los usuarios pueden abrir un canal seguro entre ambos a través del cual podrán realizar distintas transacciones una vez en marcha, desde enviar dinero a jugar o colaborar en cualquier proyecto; una vez ambos usuarios consideren haber acabado con su «conjunto de transacciones», todas las actualizaciones relacionadas se añaden al registro principal, una manera de reducir la carga de operaciones en la máquina virtual distribuida, EVM, sin omitir ninguna transacción.

La incidencia de Casper, el tercer gran proyecto de Ethereum 2.0, es potencialmente mayor: se trata del primer intento serio y a gran escala de modificar profundamente el mecanismo de consenso usado por una cadena de bloques para actualizar su registro, pues la prueba matemática diseñada por Satoshi Nakamoto en su esquema de «minado», si bien brillante desde el punto de vista matemático, es un sumidero sin fondo para el malgasto de energía313, hasta el punto de suscitar la persecución de gobiernos como el chino (China concentra el mayor número de granjas de «minado» de criptomonedas del mundo, que generarían en torno a 10 millones de toneladas de emisiones de CO2 anuales314).

Figura 14.3. Gerald Cotten creó en 2013 el mercado de criptodivisas más usado en Canadá, QuadrigaCX. A las noticias sobre su muerte en India en diciembre de 2018, siguieron rumores sobre la pérdida del acceso a los fondos operados por la compañía, pertenecientes a 100000 usuarios. La viuda del empresario asegura que solo Cotten tenía a acceso a las claves. Una auditoría contradice esta versión.

Casper pretende asegurar que la alternativa al método de prueba de trabajo (proof-of-work, PoW) usado por Bitcoin, el esquema basado en la «reputación» de los usuarios planteado por Ethereum (prueba de participación, proof-of-stake, PoS) usa la menor cantidad posible de recursos y se produce con la mayor rapidez matemáticamente posible, todo un reto en ciencia computacional, al tratarse de una arquitectura abierta, orgánica y descentralizada. Para participar en la validación de la cadena de bloques de Ethereum, cada interesado deberá efectuar un depósito de 32 ether como prueba de su «buena fe» y condición imprescindible para participar en la validación de bloques, que mantiene su esquema retributivo y premia a quienes consiguen actualizar la cadena con un nuevo bloque. El depósito de 32 ether vuelve a su emisor una vez finaliza su participación, si bien el usuario se arriesga a perder la suma si se observa cualquier intento de forzar el algoritmo de manera ilegítima. La proof-of-stake combina, por tanto, un esquema de incentivos positivos y negativos para que el comportamiento responsable se imponga proporcionalmente al ilegítimo en cualquier instante dado.

¿PARA CUÁNDO EL «PRIME TIME»?

La conferencia de desarrolladores de Praga sostuvo el tono experto que permite a estos eventos mantener su utilidad, pero su orientación a la comunidad experta subraya una premura cada vez más difícil de eludir en el entorno cripto: la curva de aprendizaje, o nivel de exigencia requerido a un usuario medio para que este pueda comprender las ventajas teóricas y prácticas de la cadena de bloques, continúa siendo demasiado elevada.

Cuando llega a oídos —o, mejor dicho, a la pantalla— del usuario medio, la tecnología blockchain lo hace por las razones equivocadas: eventos especulativos, fraude, derroche energético, lentitud, complejidad técnica, naturaleza fraudulenta y argumentarios parejos, incluidas situaciones esperpénticas: en febrero de 2019, el mercado de intercambio de criptomonedas canadiense QuadrigaCX, se declaraba en bancarrota y afirmaba haber perdido 165 millones de dólares en depósitos cuando su fundador, Gerard Cotton, moría súbitamente. Desde la firma se apresuraron a decir que el difunto era el único conocedor de las claves privadas que protegían los depósitos. Lo que al principio parecía un caso capaz de subrayar una de las posibles vulnerabilidades de la celosa arquitectura anónima de blockchain padeció poco después un giro argumental digno de una novela pulp: auditores de Ernst & Young responsables de auditar la quiebra de la firma, aseveran que los depósitos relacionados con las claves públicas asociadas al difunto habían permanecido vacíos desde aproximadamente ocho meses antes de su muerte315.

Los fraudes de libro, concluyen muchos expertos, serán más difíciles de monitorizar en una infraestructura segura, anónima y descentralizada.

Eso sí, tampoco hay que desestimar una constante en el universo: la gandulería de periodistas y blogueros, poco dispuestos a estudiar las características de plataformas blockchain hasta que no exista una razón de peso o ineludible para hacerlo (por ejemplo, la promoción de un producto supuestamente rompedor, abanderado por algún altavoz de relaciones públicas con peso específico, como las grandes firmas de Silicon Valley), a duras penas informarán sobre escándalos y fracasos sonados, y pasarán por alto los éxitos graduales y la consolidación de las plataformas Web 3.0.

Quizá haya una tendencia tecnológica que anime a los analistas y expertos más cautelosos a dedicar esfuerzo a comprender el potencial de la cadena de bloques, una vez atestado el daño visible ocasionado por la política de rastreo de datos de la que dependen las principales redes sociales, que transforman los datos recabados en pistas valiosas para aumentar la eficiencia publicitaria y la utilidad percibida por los usuarios al volver a un producto, transformada en una recurrencia que emplea los mismos mecanismos de gratificación de nuestros impulsos que cualquier otro producto adictivo.

Los reiterados abusos de Facebook con la información de sus usuarios y la relación entre el uso de la primera red social del mundo para consultar noticias y el aumento de la polarización política, lanzan un mensaje de cautela a reguladores y usuarios. Cada vez más expertos y personalidades denuncian el uso a discreción de los datos personales de los usuarios con fines publicitarios y políticos316. Actualmente, las agencias de análisis de mercado que usan macrodatos se asemejan demasiado a los departamentos de desinformación cibernética que, sin que los principales actores mundiales lo reconozcan, aumentan su importancia en los aparatos de inteligencia. El uso fraudulento de información personal con fines de desinformación ha asociado el espionaje cibernético ruso con las contiendas electorales en países occidentales.

Se suceden las propuestas para acabar con el actual estado de cosas en Internet, caracterizado por la concentración de servicios considerados como bienes esenciales por muchos de sus usuarios en un puñado de empresas que sacrifican cualquier consideración ética a cualquier opción de incrementar su capacidad de atracción (¿adicción?317) y beneficios. Estas propuestas se encuentran todavía en la fase de las grandes declaraciones y brindis al sol, pero basta prestar un poco de atención para comprobar cómo prosperan servicios alternativos con esquemas distribuidos y voluntad de devolver a los usuarios el puesto de control sobre sus datos.

David Heinemeier Hansson, creador del entorno de programación Ruby on Rails y cofundador de la aplicación web de productividad Basecamp, es uno de los críticos del actual estado de cosas. Hansson, conocido por su apodo digital DHH, aboga por un mundo digital en que los anuncios no se basen en el rastreo de información personal. Según DHH, «el coste social que pagamos por permitir que los anuncios se personalicen por usuario es demasiado alto». Otro veterano de Internet, Anil Dash —pionero en el diseño de software para bitácoras en Six Apart, firma que desarrolló Movable Type y TypePad—, se expresa en términos similares, y cree que Internet debe superar su fase actual de concentración y utilitarismo comercial para recuperar prácticas y servicios «más humanos»318. Esta tecnología más ética y humana se caracterizaría por un cierto retorno del ethos de la «página personal»319 de épocas pretéritas a la Web 2.0, así como un cierto renacer de protocolos abiertos y descentralizados que compartían los objetivos altruistas de TCP/IP, la WWW, el lenguaje HTML, el correo electrónico, la hoja de estilos CSS, el estándar para suscripciones RSS, etc.

Entre los tecnólogos que asumen el punto de vista del usuario, el rapero multifacético will.i.am considera que los usuarios de Internet deberían ser los propietarios legales de sus datos personales y actividad en la Red320; por tanto, argumenta, esta proyección digital de cada usuario es un «derecho fundamental» sobre cuyo uso debería ser compensado. La cadena de bloques aspira a convertirse en la tecnología que habilite estas aspiraciones, si bien su éxito dependerá del interés real de un número suficiente de «ciudadanos cibernéticos» de todo el mundo (y de cuán dispuestos estén a padecer los inconvenientes técnicos surgidos de cualquier transición tecnológica a gran escala desde repositorios centralizados y con apenas un puñado de dueños corporativos a una red orgánica y descentralizada, con millones de «usuarios-propietarios»).

MASTODON: UN ELEFANTE BLOCKCHAIN EN UNA CACHARRERÍA

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