Blockchain

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Introducción

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En el esquema de las organizaciones autónomas descentralizadas, las tesis del voluntarismo del filósofo británico del siglo XIX Auberon Herbert343 —quien abogaba por un asociacionismo opcional integrado sobre la base del respeto mutuo— se materializan. Eso sí, este tercer grupo de proyectos, el más ambicioso, es solo posible si los contratos inteligentes demuestran su viabilidad a gran escala en máquinas virtuales descentralizadas tales como Ethereum Virtual Machine. La cocina de esta gran apuesta por las organizaciones autónomas descentralizadas cuenta con un joven asturiano que se ha ganado el respeto en la comunidad Ethereum, Luis Cuende344.

Nacido en 1995, el hacker asturiano confirmó su precocidad técnica al crear su propia distribución del sistema operativo Linux, Asturix, cuando cursaba tercero de ESO en Oviedo; y convertirse en asesor tecnológico de Neelie Kroes en 2012, cuando la política holandesa ocupaba el puesto de Comisaria Europea de la Agenda Digital. Cuende contaba entonces con 17 años.

Junto con el también hacker español Jorge Izquierdo, Cuende fundó Aragon Project en febrero de 2017 tras lograr 25 millones de dólares en una ICO que duró únicamente 26 minutos. La empresa crea software de código abierto que facilita la creación y gestión de organizaciones, empresas y comunidades sobre blockchain. Desde la interfaz multifunción creada por Aragon, los participantes de organizaciones autónomas descentralizadas, DAO, pueden gestionar de manera distribuida el pago de fondos, la contabilidad y el voto, una idea sencilla que, de funcionar de manera sólida, podría atraer a un público menos técnico y más involucrado en todo tipo de proyectos de naturaleza mutualista.

La empresa, con sede en el cantón suizo de Zug, usa el sistema de intercambio de ficheros descentralizado IPFS —también empleado por el servicio de almacenamiento descentralizado Filecoin— y los contratos inteligentes de Ethereum para llevar al gran público el concepto de las DAO.

Para no depender íntegramente del devenir y la velocidad de desarrollo de la plataforma Ethereum, Luis Cuende me explicaba en una entrevista para este libro que Izquierdo y él tienen planes B, C, D y más, si fueran necesarios, pues confían en la validez y viabilidad de la idea. El mensaje: ambos confían que con Ethereum va la vencida, pero están preparados para integrar su proyecto en una cadena de bloques alternativa si fuera necesario.

Lo que Luis Cuende trata de explicarnos es el esclarecimiento de un futuro que pretende combatir la fragmentación de proyectos en distintas plataformas blockchain a través de un protocolo que favorezca la interoperabilidad de servicios en múltiples blockchain (parachain).

Esta interoperabilidad podría lograrse con redes superpuestas que emularan los protocolos TCP/IP y WWW en Internet: no importa qué cadena de bloque usemos, siempre y cuando lo hagamos de acuerdo con un protocolo estándar multiplataforma. Polkadot es el primer intento a gran escala para lograrlo, y Aragon es uno de los proyectos sobre Ethereum que pretende favorecer el uso intercambiable de la cadena de bloques345.

En esta batalla por el espíritu del protocolo blockchain, los nacionalistas (quienes favorecen la fragmentación y el oscurantismo) se oponen al universalismo de quienes apoyan ideas como Polkadot. Pronto conoceremos qué evolución favorecen los propios participantes de estas plataformas.

SOLO UN ECOSISTEMA DE DAO LEGÍTIMAS HARÁ OLVIDAR EL FIASCO DE THE DAO

El Libro Amarillo sobre las características y funcionamiento de Ethereum, firmado por Gavin Wood, empieza mencionando Bitcoin como referente del proyecto, nombrando su limitación como infraestructura para un solo propósito346. Acto seguido, el segundo párrafo del documento técnico declara el objetivo del nuevo proyecto concebido por Vitalik Buterin: «Ethereum implementa este paradigma de una manera generalizada». Al instituirse como máquina universal, Ethereum tiene que ser fiel a las expectativas y permitir la computación de cualquier programa sobre la plataforma, sin importar la finalidad o su complejidad. Pero, explica Wood, esta flexibilidad impone quebraderos de cabeza en la seguridad y problemas de gestión de una escala considerable.

Figura 15.4. Primera edición, publicada en Ámsterdam, de El contrato social: o los principios del derecho político, de Jean-Jacques Rousseau. Las reflexiones de este «ciudadano de Ginebra» vuelven a desempolvarse en la era blockchain: ¿cómo mantener un equilibrio entre libertad individual e interés general?

Una impresora moderna es, por su habilidad para ejecutar cualquier orden convertible en una expresión gráfica, también una Turing completa, pero una impresora cuenta con una ventaja con respecto a Ethereum cuando esta recibe una orden lo suficientemente compleja como para bloquearse: mientras el usuario puede encender y apagar el equipo de impresión, acto que le llevará menos quebraderos de cabeza que tratar de averiguar qué falló en la tarea enviada y si merece o no la pena esperar, Ethereum no puede permitirse el bloqueo en situaciones próximas al uso excesivo de recursos o a la propagación de errores capaces de monopolizar recursos: una cadena de bloques pública se define como sistema descentralizado a prueba de eventos que desestabilicen una parte de sus nodos, pues el resto de la infraestructura seguirá en marcha conservando el mismo registro de transacciones.

En 2019, la ansiedad empieza a concentrarse como polvo estelar sobre la superficie de habitaciones y oficinas —organizadas o a medio improvisar—: anuncios de proyectos, pre-ICO, ICO, conferencias de desarrolladores y presentaciones ante inversores y público empresarial de proyectos blockchain. En 2013, cinco años después de que Satoshi publicara su descripción de la cadena de bloques, todo equipo técnico que se preciara quería lanzar su propia criptomoneda y retrasar su viaje aspiracional con rumbo a Silicon Valley; una década después del artículo de Satoshi347, los desarrolladores más brillantes prescinden de la otrora necesaria peregrinación a Silicon Valley y permanecen a menudo cerca de su lugar de origen, aunque —eso sí— trabajan en sus propios sueños descentralizados financiados con pre-ICO, ICO y rondas de financiación tradicionales.

Ahora, en vez de crear una nueva criptomoneda que mejore marginalmente alguno de los cuellos de botella de Bitcoin, la segunda hornada de emprendedores centrados en blockchain trabaja sobre proyectos de contratos inteligentes para crear DApp o, ya directamente, un paso siguiente: una vez puesto en perspectiva el escándalo de The DAO, los proyectos que se anuncian prometen rapidez y seguridad como plataformas de organizaciones autónomas descentralizadas.

El objetivo es demostrar que el modelo de organización mutualista sobre blockchain estrenado por The DAO puede funcionar... y, de paso, confirmar que será más difícil que vuelva a producirse un cisma en la plataforma como el acaecido cuando un grupo de usuarios exportaron de manera fraudulenta un tercio de los fondos de la primera organización descentralizada y obligaron a Ethereum a devolver los fondos al contrato original, lo que implicó una actualización forzosa y no retroactiva de la cadena (mientras que los usuarios que aceptaron la actualización que incluía el robo, confirmaron el cisma permaneciendo en la cadena de bloques original, hoy Ethereum Classic).

Con la disgregación de objetivos e intereses, así como la lucha de egos entre usuarios con un alto conocimiento en criptografía y computación, el nuevo ecosistema de proyectos blockchain corre el riesgo de diluirse en proyectos suficientemente próximos y, a la vez, con particularidades que ocupan la atención de los equipos con mejor olfato en el nuevo contexto de la cadena de bloques, donde esos mediadores algorítmicos conocidos como smart contract asumen la responsabilidad y crean sobre la marcha una «ley criptográfica».

Un contrato inteligente es el auténtico mediador entre el registro compartido en el núcleo de la arquitectura y las capas con que interactuarán los usuarios (aplicaciones distribuidas, DApp, y organizaciones autónomas descentralizadas, DAO).

UN CÓDIGO AUTOEJECUTABLE PREPARADO PARA PROTEGERSE A SÍ MISMO

Mencionar varios de los conceptos con que debe familiarizarse cualquiera que se acerque a este nuevo paradigma, implica plantearse el porqué del abuso de neologismos, algunos de los cuales añaden confusión semántica a las funciones que nombran.

Los smart contract no son «inteligentes», ni tampoco se trata de «contratos» en sentido estricto: si bien algunos smart contract pueden convertirse en contratos formales y con cierta vinculación jurídica, no deben confundirse de momento con contratos legales y sujetos a la jurisdicción judicial de los participantes. Para afrontar los riesgos de fraude en un entorno descentralizado, anónimo y virtual, varios expertos trabajan en propuestas sobre una eventual lex cryptographica. Es el caso de la profesora del CNRS y la Universidad París II, Primavera de Filippi, y del experto en derecho aplicado al entorno digital de la Universidad Yeshiva, Aaron Wright, quienes firman conjuntamente el ensayo Blockchain and the Law348, dedicado a Satoshi Nakamoto: un contrato inteligente, explican, es capaz de verificarse a sí mismo, de ejecutarse a sí mismo y de protegerse a sí mismo (lo consigue «por diseño» y gracias a una arquitectura que protege el acceso a este, salvo en determinadas condiciones).

Una ley capaz de autorregularse, o lex cryptographica, podría cumplir con su función de imparcialidad e infalibilidad bajo determinadas circunstancias ideales: cuando la definición de un contrato pueda expresarse usando un código concreto y que no dé pie a equívocos; sin embargo, los contratos inteligentes totalmente infalibles requerirían una complementariedad perfecta entre las normas diseñadas y las condiciones de ejecución de un contrato, que solo se cumplirán en situaciones donde existe una causalidad precisa, con temáticas y actividades perfectamente delimitadas.

Un contrato que, por ejemplo, especifique que la puerta de un hangar ultrasecreto (el escondite de un potencial héroe prometeico o villano estafador de la saga que nos ocupa) solo se abrirá si el visitante tiene una clave criptográfica determinada, no presentará ninguna laguna legal que afrontar: es posible definir objetivamente la clave que el visitante debe presentar, así como otras circunstancias que determinarán la apertura y cierre de la puerta. ¿Qué ocurre, sin embargo, en situaciones que requieren el juicio humano y que no podemos expresar en lógica formal de manera inequívoca? No tendremos la manera de saber si una de las partes actuó o no de buena fe, si las condiciones de un contrato son justas y objetivas, o si todas las acciones permitidas por un contrato son o no legítimas.

Si equiparamos los contratos inteligentes de plataformas generalistas como Ethereum a una lex cryptographica con valor jurídico, corremos el riesgo de legalizar cualquier error de programación de cualesquiera de estos contratos y de formalizar las consecuencias derivadas de este error. ¿Pretende Ethereum activar esta responsabilidad, de tal manera que sus usuarios y creadores de contratos inteligentes puedan equiparar las acciones en estos programas a las condiciones ejecutadas de un contrato con vinculación jurídica en el mundo real? De ser así, deberán desarrollarse cláusulas que eviten al máximo la ambigüedad y permitan a las autoridades judiciales interpretar si ha habido errores de ejecución debidos al diseño defectuoso del software o vulnerabilidades explotadas por alguna de las partes.

Porque, en palabras de uno de los precursores de blockchain con más peso en el nuevo sector, el experto en criptografía Nicholas Szabo (uno de los candidatos, según los expertos, a ser la persona que se esconde tras Satoshi), «no existe nada equiparable a una institución o tecnología totalmente infalible»349.

RESOLVER EL PROBLEMA DEL ORÁCULO

Los usuarios que se hicieron con un tercio de los fondos depositados en la organización descentralizada The DAO hicieron algo «permitido» por el contrato inteligente que regía su funcionamiento, si bien hay pocas dudas de que el hurto incluyó mala fe y causó un daño cuantificable al resto de los participantes, además de debilitar la credibilidad de la propia plataforma. Lo excepcional del acontecimiento provocó una reacción excepcional en Ethereum, que tomó la polémica decisión de revertir los fondos al estado inicial en The DAO, a sabiendas de que este intervencionismo —fenómeno contra natura en una blockchain abierta— produciría la división irreconciliable entre las cadenas de bloques Ethereum (nueva bifurcación con los fondos reestablecidos al contrato inteligente de The DAO) y Ethereum Classic (cadena de bloques con la actualización que incluye los bloques que «aprueban» el hurto).

Como cualquier otra pieza de software, un smart contract no es infalible y es proclive a incluir errores de programación que se harán patentes al ser puestos a prueba por usuarios con distintos objetivos y demandas. Un contrato inteligente es un paquete de código ejecutado en una cadena de bloques que contiene una serie de reglas bajo las cuales las partes que lo aceptan (o «firman», si optamos por la metáfora del «contrato», que tan poco ha evolucionado desde la época del timbre oficial y el sello de cera) aceptan interactuar. Cuando ambas partes cumplen con las reglas predefinidas, el acuerdo se ejecuta automáticamente, pues el contrato inteligente verifica, contextualiza y ejecuta la transacción entre partes en un acuerdo. Este autoejecutable se convierte en una forma de automatización descentralizada simple y robusta que no requiere intermediarios.

Figura 15.5. El empresario ovetense Luis Cuende, cofundador de Aragon, se postula como uno de los impulsores de los servicios que llevarían el potencial de blockchain al gran público. Cuende desarrolla herramientas para crear, financiar y gestionar organizaciones autónomas descentralizadas, DAO. En la imagen, Cuende se dirige, en el marco del evento Aracon, a los usuarios y desarrolladores de la red superpuesta de servicios de código abierto que Aragon ofrece sobre Ethereum.

Los smart contract requieren el uso de un valor que formalice la intermediación entre dos o más partes, como tokens y criptomonedas; algunos o todos los participantes confirman el caudal necesario relacionado con el uso de un contrato inteligente determinado, y lo depositan en una cuenta intermedia —un contenedor protegido con criptografía— que lo distribuirá si se cumplen las condiciones descritas en el smart contract.

Pese a los problemas técnicos inherentes a la imprecisión de cualquier sistema que trate de trasladar acciones inequívocas a un lenguaje preciso, a la incógnita legal derivada del uso de acuerdos automatizados entre dos o más partes, o a la falta de proyectos estrella que faciliten su comprensión y adopción, los contratos inteligentes avanzan, aunque sea a trompicones. Al menos, empieza a solventarse uno de los numerosos escollos que impiden el despegue de los contratos inteligentes, la disociación entre blockchain y las fuentes de información relevante que propulsan el mundo de la distribución de mercancías, personas, noticias y ocio, etc., denominadas «oráculos». El «problema del oráculo»350, que trata de afinar la comunicación bidireccional entre smart contract e información como el tiempo en función del lugar, la evolución bursátil, la información sobre tráfico y vuelos, las principales estadísticas informativas...

Empresas como Chainlink351 desarrollan productos que combinan hardware y software para que estos «oráculos» del mundo real se integren dentro del diseño algorítmico de un contrato inteligente. De este modo, si nuestro vuelo es cancelado y habíamos contratado seguro de viaje, las instrucciones del contrato se ejecutarán una vez este haya recibido una actualización de lo ocurrido a través de una fuente con permiso criptográfico para efectuar la operación (y evitando, de paso, el fraude).

Una vez los contratos inteligentes solventen el acceso a la información del mundo real, los participantes de cualquier intermediación podrán proteger sus intereses sin poner en riesgo su privacidad ni temer la imparcialidad del sistema sin intermediación en el que han acordado participar.

329. Cadwalladr, Carole: Stewart Brand's Whole Earth Catalog, the book that changed the world. The Guardian, 5 de mayo de 2013. www.theguardian.com/books/2013/may/05/stewart-brand-whole-earth-catalog.

330. Fuller, Buckminster: Operating Manual for Spaceship Earth. Nueva York, E.P. Dutton & Co, 1963.

331. Kelly, Jemima: Blockchain insiders tell us why we don't need blockchain. Financial Times, 2 de mayo de 2018. ftalphaville.ft.com/2018/05/02/1525253799000/Blockchain-insiders-tell-us-why-we-don-t-need-blockchain/.

332. Werback, Kevin: The Blockchain and the New Architecture of Trust (consultar el capítulo 6: What Could Possibly Go Wrong?). Cambridge, Massachusetts, 2018.

333. Husserl, Edmund: Empathy, intersubjectivity and lifeworld. Stanford Encyclopedia of Philosophy, 28 de febrero de 2003. plato.stanford.edu/entries/husserl/#EmpIntLif.

334. Leising, Matthew: The Ether Thief. Bloomberg, 13 de junio de 2017. www.bloomberg.com/features/2017-the-ether-thief/.

335. Anónimo (firma del mensaje: «The Attacker»): Letter from DAO Attacker. Bitcoin Talk, 18 de junio de 2016. bitcointalk.org/index.php?topic=1516913.0.

336. Rousseau, Jean-Jacques: Du contrat social, ou Principes du droit politique. Ámsterdam, Marc-Michel Rey, 1762-63.

337. A inicios de 2019, las reservas de los expertos en torno a la buena fe del mercado de intercambio de dinero digital QuadrigaCX se confirmaron: a las noticias sobre la muerte del consejero delegado de la compañía canadiense en India, siguieron las declaraciones de su viuda, que aseguraba que el fallecido era el único conocedor de las claves criptográficas para acceder a los depósitos en criptodivisas de más de 100.000 clientes, estimados en 190 millones de dólares. Más información en el capítulo 7 de esta segunda parte.

338. Isaacson, Walter: Steve Jobs. Nueva York, Simon & Schuster, 2015.

339. Carreyrou, John: Hot Startup Theranos Has Struggled With Its Blood-Test Technology. The Wall Street Journal, 16 de octubre de 2015. www.wsj.com/articles/theranos-has-struggled-with-blood-tests-1444881901.

340. Gibney, Alex: The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley (película documental). Jigsaw Productions, HBO Documentary Films, 2019.

341. Zamfir, Vlad: About my tweet from yesterday. Medium, 5 de marzo de 2017. medium.com/@Vlad_Zamfir/about-my-tweet-from-yesterday-dcc61915b572.

342. Rhodes, Delton: The Future of Ethereum: A Scaling Roadmap to Casper, Plasma, and Sharding. Block Explorer, 8 de enero de 2019. blockexplorer.com/news/ethereum-scaling-roadmap-casper-plasma-sharding/.

343. Herbert, Auberon: The Voluntaryist Creed. Oxford, 1906.

344. Wilson, Alexandra: Chain Gang: The Boldest Blockchain Companies From The Forbes 30 Under 30. Forbes, 30 de junio de 2018. www.forbes.com/sites/alexandrawilson1/2018/06/06/chain-gang-the-boldest-blockchain-companies-from-the-forbes-30-under-30/#547bc6d53544.

345. Kim, Christine: Aragon Vote Aims to Restrict Ethereum App from Funding Polkadot Blockchain. Coindesk, 19 de abril de 2019. www.coindesk.com/aragon-vote-aims-to-restrict-ethereum-app-from-funding-polkadot-blockchain.

346. Wood, Gavin: Ethereum: A secure decentralised generalised transaction ledger (Yellow Paper de Ethereum, revisión EIP-150), 2014. gavwood.com/paper.pdf.

347. Nakamoto, Satoshi: Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System. Lista de correo metzdowd.com, octubre de 2008.

348. De Filippi, Primavera y Wright, Aaron: Blockchain and the Law. The Rule of Code. Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 2018.

349. Szabo, Nick: Money, blockchains, and social scalability. Unenumerated (bitácora personal de Szabo), 9 de febrero de 2017. unenumerated.blogspot.com/2017/02/money-blockchains-and-social-scalability.html.

350. Orcutt, Mike: Blockchain smart contracts are finally good for something in the real world. Technology Review, 19 de noviembre de 2018. www.technologyreview.com/s/612443/blockchain-smart-contracts-can-finally-have-a-real-world-impact/.

351. Marshall, Mo: ChainLink raises $32 million to connect blockchains with external data. VentureBeat, 20 de septiembre de 2017. venturebeat.com/2017/09/20/chainlink-raises-32-million-to-connect-blockchains-with-external-data/.

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