Blockchain

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Introducción

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Varios expertos en criptografía se embarcaron entonces en un trabajo en los márgenes de la Internet comercial, la cual superó en el cambio de siglo el estallido puntocom y se preparó para una evolución hacia el consumo de ocio en forma de productos y servicios, pero partiendo esta vez de relaciones «sociales» entre avatares, posibilitadas por la banda ancha y la Internet móvil. Durante años, y mientras el pago electrónico evolucionaba con lentitud y conservadurismo, situando a Paypal como única alternativa internacional al pago regional con crédito y débito asociado a monedas e instituciones bancarias convencionales, el debate en torno a la idea de «dinero digital» se centró en cómo generar confianza en un sistema sin intermediarios ni responsables subsidiarios (como lo son los Estados u organizaciones supranacionales —en el caso de la Unión Monetaria Europea— de sus respectivas monedas), así como en garantizar la seguridad de las transacciones y evitar el fraude a través del robo o el doble gasto.

Figura 5.6. Rebeldes con causa (tu privacidad). Así encabezaba la revista Wired su segundo número (mayo de 1993), dedicado a los activistas de la Red expertos en criptografía, autoproclamados «cypherpunks». Entre ellos, John Gilmore (software libre y Electronic Frontier Foundation), Timothy May (manifiesto criptoanarquista) y David Chaum (postulador del primer intento de crear una moneda electrónica, DigiCash, proyecto lanzado en 1989 que careció de recorrido al haber ligado su futuro a la solvencia de una compañía, declarada en bancarrota en 1998).

Proseguía el debate en torno al anonimato de las transacciones en una hipotética «moneda digital». Diez años después de la bancarrota de DigiCash, Satoshi Nakamoto publicaba su documento proponiendo Bitcoin, un «sistema de dinero electrónico en efectivo y entre usuarios»108, describiendo mecanismos para garantizar el anonimato de los participantes y la integridad de sus posesiones nominales en un archivo centralizado, operar sin intermediarios y evitar el doble gasto. Shawn Fanning, el olvidado creador de Napster, tomaba su silenciosa pero inconmensurable revancha tecnológica, al erigirse en origen de una arquitectura heredada por blockchain, la arquitectura P2P tras el dinero digital y los mercados sin intermediarios.

Y, con la descripción de la nueva moneda, el misterioso Satoshi Nakamoto —toda saga requiere su magia y sus mitos— abría la puerta a expandir el uso de arquitecturas distribuidas (P2P) y seguras mucho más allá de las criptomonedas.

87. Roston, Michael: Albert Einstein and Relativity in the Pages of The Times. The New York Times, 24 de noviembre de 2015. www.nytimes.com/interactive/2015/11/23/science/albert-einstein-general-relativity.html.

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90. Einstein, Albert, 1926: Carta a Max Born. Epistolario entre Einstein y Born adaptado por Born, Irene: The Born-Einstein Letters. Nueva York, Walker and Company, 1971.

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93. Baran, Paul: On Distributed Communications. Santa Mónica, California, RAND Corporation Research Documents, 1964. www.rand.org/about/history/baran.list.html

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99. Rivest, R.; Shamir, A.; Adleman, L.: A Method for Obtaining Digital Signatures and Public-Key Cryptosystems. Communications of the ACM, 21 (2), 120-126, febrero de 1978.

100. Johnson, Steve: Where Good Ideas Come From: The Natural History of Innovation. Nueva York, Riverhead Books, 2010.

101. Barlow, John Perry: A Declaration of the Independence of Cyberspace. Electronic Frontier Foundation, 8 de febrero de 1996. www.eff.org/cyberspace-independence.

102. Isaacson, Walter: Steve Jobs. Nueva York, Simon & Schuster, 2011.

103. Galloway, Scott: The Four: The Hidden DNA of Amazon, Apple, Facebook, and Google. Nueva York, Random House Large Print, 2017.

104. Levy, Steven: Hackers: Heroes of the Computer Revolution. Nueva York, Anchor Press/Doubleday, 1984.

105. May, Timothy C., 22 de noviembre de 1992 (publicado originalmente a mediados de 1988 y distribuido en las conferencias Crypto '88 y Hacker Conference del mismo año). The Crypto Anarchist Manifesto. Activism.net. www.activism.net/cypherpunk/crypto-anarchy.html.

106. Lessig, Lawrence: The Creative Commons. Florida Law Review. 55: 763–777, 2003.

107. Chaum, David: Security without Identification: Card Computers to make Big Brother Obsolete. Communications of the ACM, vol. 28 no. 10, 1030-104, 1985. www.chaum.com/publications/Security_Wthout_Identification.html.

108. Nakamoto, Satoshi: Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System. Lista de correo metzdowd.com, octubre de 2008.

 

POTENCIAL VS. REALIDAD EN INTERNET: PUESTA DE LARGO DE BLOCKCHAIN

POR QUÉ LOS GRANDES PROTOCOLOS NECESITAN PROYECTOS ESTRELLA

Asociando criptografía y bases de datos distribuidas a un historial de transacciones compartido, Bitcoin superó, con su mera descripción técnica en 2008, los puntos de ruptura que habían malogrado el avance de DigiCash109: el autor de la arquitectura, Satoshi Nakamoto, expresó su voluntad de mantener el anonimato bajo su sonoro pseudónimo; asimismo, al describir un futuro servicio con un esquema descentralizado, sin dueño nominal o subsidiario (físico o jurídico)110 ni epicentro, Nakamoto minimizaba el riesgo de que el proyecto padeciera una estrategia de acoso y derribo por parte de autoridades legales de distintas circunscripciones donde se promulgaran leyes a medida contra el uso de criptomonedas.

Y, al crear un protocolo abierto y accesible desde Internet o una aplicación dedicada —como ocurre, por ejemplo, con el correo electrónico, que podemos usar en la WWW o mediante un programa, siempre y cuando incluyamos los parámetros del protocolo de transferencia—, la nueva criptomoneda evitaba depositar su centro de gravedad sobre una tecnología fácil de atacar informáticamente o de cerrar con argumentos jurídicos. Cualquiera podía abrir una cuenta, programar su propia aplicación o usar un «monedero» desarrollado por terceros para, en cuestión de minutos, obtener una contraseña de dos claves y «firmar» con la clave privada una transacción por un importe determinado de bitcoins, manteniendo la privacidad y sin necesidad de conocer a la otra parte o confiar en una entidad supervisora.

Además, la nueva arquitectura solventaba también el problema del doble gasto111 y los inevitables intentos de piratería en cualquier transacción pecuniaria digital, así como el reto del mantenimiento de la infraestructura y su resiliencia. A diferencia de las redes P2P que la habían precedido, diseñadas para el intercambio de ficheros, Nakamoto describía Bitcoin como una red para intercambiar criptomonedas, en concreto un tipo de criptomoneda, bautizada como bitcoin, si bien abría la puerta al surgimiento de la miríada de competidores hoy existentes y, más importante aún, permitía modificaciones en el diseño de la base de datos distribuida y sus algoritmos o normas en forma de código (smart contract). El diseño112 del protocolo Bitcoin garantizaba la supervisión colectiva del registro histórico de transacciones. Las transacciones se agrupaban en bloques distinguibles y localizables, pues cada actualización se confirmaba logrando un consenso entre los nodos participantes: el sistema de actualización, realizado con un sistema de «prueba de trabajo» o «minado», estaba ingeniosamente diseñado para dificultar el añadido de información y hacer todavía más difícil su modificación o borrado, una vez esta haya sido aceptada y publicada.

ALCANZANDO CONSENSO EN LA CADENA DE BLOQUES

El «minado», o publicación de un nuevo bloque de transacciones, se realiza con la creación o de una nueva cifra de encabezado (hash) para el bloque, la cual debe ser, en primer lugar, validada matemáticamente —al ser inédita y contener el número de ceros requeridos por el protocolo Bitcoin en un instante determinado—, en un proceso conocido matemáticamente como prueba-de-trabajo, proof-of-work (o simplemente PoW).

En plataformas alternativas a Bitcoin, como Ethereum, la cadena de bloques pretende reforzar el protocolo de consenso con mecanismos análogos que eviten la picaresca en el minado, y validar las nuevas propuestas de bloque de transacciones con un algoritmo más equilibrado basado en la «costumbre». Ello es posible mediante un cálculo algorítmico que tiene en cuenta la «reputación» del usuario en la red distribuida (en forma de acumulación de criptomoneda, veteranía, etc.); esta medición de la «riqueza» del postulador de la nueva actualización de la cadena de bloques inspira la nomenclatura de la rutina: proof-of-stake, PoS o «prueba de participación».

Figura 6.1. Ilustración medieval de la ciudad de Constantinopla113. Ethereum Constantinople, la actualización intermediaria del protocolo, es una bifurcación intencional («radical») que transforma las reglas de software con respecto a versiones anteriores y obliga a los nodos de esta plataforma a poner al día su versión local. También conocida como St. Petersburg o Ethereum 2.0, esta actualización estrena un mecanismo de consenso para actualizar bloques (prueba de participación, PoS), más rápido y frugal con el gasto en computación y energía que el mecanismo de prueba de trabajo (PoW).

PoW y PoS son un intento coherente de automatizar mecanismos de consenso en sistemas distribuidos y sin autoridad centralizada114. Ethereum integra finalmente un mecanismo de consenso de prueba de participación desde su actualización Constantinople (también St. Petersburg). Esta actualización mayor de la cadena de bloques o hard fork115, aporta cambios de calado a Ethereum, lo que le ha valido el apelativo de Ethereum 2.0. El mecanismo de consenso PoS pretende aumentar el número de transacciones por segundo en la plataforma, reducir la energía necesaria para actualizar la cadena y facilitar la escalabilidad de proyectos que usan Ethereum. La bifurcación radical Constantinople había sido programada para el 16 de enero de 2019, concretamente en el bloque 7 080000 de la cadena, pero el cambio fue pospuesto al surgir vulnerabilidades de peso. Finalmente, el cambio se aplicó con éxito en Ethereum el 28 de febrero de 2019 a las 19:30 en tiempo UTC (que coincide con la hora en el meridiano de Greenwich, una hora menos que en España), en el bloque 7 280000.

En realidad, el método de «prueba de trabajo», hasta ahora el algoritmo preeminente en el universo blockchain, es un incentivo para que los participantes se conecten al protocolo y traten de dar con un encabezado de bloque o hash inédito y matemáticamente válido en el momento de la actualización; de resolver este proceso matemático de ensayo y error (donde no juega la destreza, sino la capacidad de computación), el «minero» suertudo recibe una cifra de bitcoins como recompensa116, que variará en función de la dificultad matemática y el número de nodos participantes117. Una vez uno o varios nodos logran un número válido, lo publican en la red Bitcoin a la par que este se almacena en los servidores locales de los nodos activos; será publicado el número válido más extendido en el momento de la actualización. La sofisticación de Bitcoin no acaba aquí, pues la descripción del sistema considera cómo proceder con inconsistencias producidas por ataques, actualizaciones de software o publicaciones simultáneas: cuando se producen contradicciones, o actualizaciones (forks) contradictorias, una red blockchain está programada para resolver el empate contradictorio premiando a la versión actualizada correctamente que haya sido confirmada por una mayor capacidad de computación. Si recurrimos a la metáfora de un árbol con un tronco esbelto donde brotan tallos y bifurcaciones, será la rama más larga la que prevalezca como histórico de transacciones, lo que evoca poéticamente las tesis filosóficas de Arthur Schopenhauer118. El filósofo vitalista alemán estaba maravillado por la «voluntad de vivir» demostrada tanto por seres vivos como por algunas organizaciones complejas inanimadas, tales como la estructura fractal de cristales y copos de nieve. Esta pujanza de la naturaleza parece también presente en los sistemas artificiales, con cualidades igualmente emergentes (donde, recordemos, el todo supera en significado a la mera suma de las partes).

UN IMPROBABLE K.O. MATEMÁTICO: DOBLE GASTO Y ATAQUE DEL 51 %

La «prueba de trabajo» o «minado» no solo logra la integridad y actualización del fichero histórico de transacciones, sino que previene el doble gasto y cualquier otro intento de falsificación: publicar bloques falsos implicaría imponer un consenso fraudulento postulando un bloque o bloques falsos que deberían mantener una coherencia y publicarse en un contexto de superioridad democrática en la infraestructura (concentrar más del 50 % de la capacidad de computación durante el proceso); este supuesto matemáticamente posible, aunque en realidad remoto, parece diseñado para que evoquemos las reflexiones de Alexis de Tocqueville119, el filósofo político francés del siglo XIX. Demócrata convencido de origen noble, el conde de Tocqueville conocía la cara más sangrienta de la Revolución Francesa, pues el proceso revolucionario había guillotinado a la mayor parte de su familia. Tocqueville viajaría por Estados Unidos para estudiar el logro de la joven democracia: una emancipación ciudadana sin la aniquilación de ninguna de sus partes integrantes. Le siguió invadiendo un concepto que, según él, debían resolver las democracias ilustradas si querían cumplir con los ideales de justicia e igualdad que propugnaban: en ocasiones, la mayoría de los votos no optaba por la solución correcta o sensata para la sociedad, y se producía el fenómeno, ya estudiado por Platón120, de la «tiranía de la mayoría».

Una infraestructura automatizada y regida por algoritmos o smart contract, como Bitcoin y el resto de cadenas de bloques, alberga en sus entrañas un principio matemático que roza la dolorosa injusticia, si bien no pone en riesgo la supervivencia del sistema: la posibilidad de que una bifurcación fraudulenta se imponga por capacidad de computación a una versión o versiones legítimas.

¿Qué posibilidad hay de que este evento se produzca? La probabilidad es remota en cadenas de bloques multitudinarias, en las cuales esta hipótesis roza lo materialmente imposible. En Bitcoin y las principales cadenas de bloques, implantadas en todo el mundo y con un mínimo de nodos activos siempre viable, el volumen de computación activa en un momento dado es demasiado elevado como para planear un ataque coordinado, por muy grande y sofisticado que este sea: ya en 2015, los nodos o «mineros» activos combinados en cualquier momento superaban 13.000 veces en poder computación a la capacidad de proceso agregada de las 500 mayores supercomputadoras del mundo. Un ataque de doble gasto o, tal y como lo catalogaría Alexis de Tocqueville, una acción de «tiranía de la mayoría» (en este caso, computacional) con vistas a imponer una actualización con uno o varios bloques fraudulentos (lo que implica modificar todos los bloques posteriores desde el lugar donde se realice la irregularidad), debería emplear una infraestructura colosal, fuera del alcance de organizaciones criminales y difícilmente asumible por administraciones (incluidas la estadounidense, la china o la rusa).

IMPACTO MEDIOAMBIENTAL DE UN PROTOCOLO DISEÑADO CONTRA EL FRAUDE

Las limitaciones de Bitcoin son casi tan espectaculares como el atractivo matemático de su arquitectura y funcionamiento. La cadena Bitcoin ha sido programada para distribuir un número limitado de criptomonedas (21 millones de bitcoins), de modo que un aumento de la popularidad y los participantes repercute sobre el ascenso imparable de capacidad de computación disponible: el minado, o proceso de consenso a través del minado o pruebas de trabajo, acelera progresivamente su dificultad matemática, lo cual repercute sobre la capacidad de proceso necesaria. Este fenómeno aumenta el consumo energético de la infraestructura y su impacto medioambiental (en forma de gases con efecto invernadero derivados de la energía necesaria para mantener en funcionamiento a los nodos activos en cada momento) de una moneda supuestamente «virtual»121.

El algoritmo de Bitcoin no solo optó por un límite de criptomonedas, sino también por un decrecimiento de la recompensa por minado a medida que aumentaba la participación: el diseño premia proporcionalmente a los usuarios pioneros, quienes asumieron más riesgo proporcional invirtiendo en el nacimiento de la moneda virtual. Como consecuencia del límite de la oferta y el decrecimiento de la recompensa por la publicación de nuevos bloques, un mayor interés en una criptomoneda concreta contribuye a la especulación sobre su plataforma blockchain correspondiente.

Figura 6.2. Exposición del mecanismo de verificación de pagos en la cadena de Bitcoin en el White Paper122 de Satoshi Nakamoto. Es posible verificar pagos sin esperar a que todas las máquinas encuentren la última actualización válida, pues los nodos otorgan confianza a la cadena de prueba de trabajo más extensa. Este mecanismo acelera su rendimiento en Ethereum, sobre todo a raíz de la transición a un nuevo mecanismo de consenso basado en la reputación de los participantes y no en la capacidad de computación: la prueba de participación, PoS.

Finalmente, dos ventajas objetivas de este tipo de infraestructuras albergan, como si fueran un concepto lingüístico oriental conformado por la oposición de dos contrarios, el germen de dos inconvenientes de peso: el escaneo de toda la cadena de bloques para validar cualquier transacción evita el fraude, pero repercute sobre la lentitud de todas las operaciones; mientras el anonimato de los participantes —y, por tanto, tenedores de las cuentas— de la red distribuida, garantiza el derecho a la privacidad, pero abre la puerta al fraude.

CERRAR Y ABRIR CON DOBLE LLAVE

Una transacción es aprobada solo después de que el protocolo Bitcoin haya cotejado la petición con todas las transacciones previas para confirmar su legitimidad, empezando por el primer bloque (apelamos de nuevo a la épica de las sagas de Internet para referirnos a este bloque fundacional de la cadena, pues en Bitcoin se conoce como «bloque génesis»: ¿habrá en el futuro un «bloque eclesiastés»?). La ventaja del cotejo de la legitimidad de una operación en tiempo real repercute sobre la frustrante lentitud de la cadena de bloques de Bitcoin. Este compromiso con un único uso y con la veracidad del registro único dificulta tanto cualquier actualización como una ramificación creativa de esta red de criptomoneda en forma de una miríada de nuevos proyectos. La infraestructura evita, de un modo autodestructivo y solipsista, explorar el potencial de la propia arquitectura que inaugura, al optar por un uso dedicado y programado contra su propia evolución, lo que evitará un uso mutualista mucho más extenso.

La criptografía de doble clave, también llamada asimétrica, solucionó el problema inicial de los mensajes cifrados con una clave compartida, que creaban un problema práctico: cómo compartir la contraseña de descifrado. La doble clave permitía al emisor y al receptor de cualquier información mantener una clave personal privada, usada para legitimar la identidad a ambos extremos de la transacción y para acceder al contenido cifrado en destino (una vez firmado con clave privada y enviado con clave pública por el emisor). Esta modalidad criptográfica, mejorada con el algoritmo RSA para crear las claves, se extendió en ámbitos como la administración y el desarrollo de software, y conforma uno de los pilares de blockchain. Pero el anonimato garantizado de los participantes en un mercado de criptomoneda como Bitcoin no solo aporta ventajas: facilita su uso ilícito, desde el lavado de dinero al tráfico ilegal, el fraude fiscal, etc.

El éxito inicial de Bitcoin catapultó a la criptomoneda, que traspasó los límites de las bitácoras especializadas una vez quedó claro el interés de los usuarios pioneros por invertir en una red que redefinía el concepto de «confianza» en transacciones financieras. Nadie quería quedarse fuera del inicio potencial de un nuevo tipo de «dinero», pues Bitcoin no podía clasificarse en tradiciones anteriores ni tampoco se suscribía en el apartado de simples aberraciones o fraudes pecuniarios.

UN VIEJO RETO HUMANO: TRANSMITIR VALOR DE MANERA JUSTA

Con el neolítico, el desarrollo de las primeras civilizaciones sedentarias había aportado la agricultura. Una vez garantizado el aprovisionamiento de alimentos, llegaron la especialización laboral y el cálculo administrativo. Contabilidad agraria, lengua escrita y dinero emergieron de la necesidad de establecer intercambios equitativos que facilitaran el cálculo, la planificación y el ahorro. El trueque de bienes, que alcanzó niveles de sofisticación considerables en sociedades como la mesoamericana, elevaba la complejidad de grandes transacciones y el trajín de los mercados de abastos. Al adentrarse en el epicentro de la civilización azteca, los españoles observaron mercados abarrotados con decenas de miles de personas, en los que el trueque lograba un equilibrio imposible a semejante escala para la mentalidad europea123.

En Eurasia, África y sociedades tradicionales en distintos puntos del planeta, el trueque del neolítico había cedido terreno ante la idea del dinero mercancía, o dinero real, consistente en una moneda de valor real en el mercado: además de oro, plata y cobre, las rutas comerciales que unieron en la Antigüedad a Europa con regiones como el África Subsahariana (sal), la India y Extremo Oriente (especias, seda), sirvieron para la emergencia de dinero mercancía en forma de aditivos y conservantes alimenticios fáciles de transportar y almacenar, y capaces de retener su valor. La palabra de origen latino «salario» deriva de «sal», mientras pimienta, seda y otras mercancías se elevaron a la categoría de moneda de cambio internacional en las principales culturas de Eurasia: China, India, el Creciente Fértil y, poco a poco, la ribera del Mediterráneo. En los sucesivos reinos e imperios chinos, las luchas intestinas por el control de regiones agrarias y rutas de comercio dificultaría el uso de un dinero mercancía aceptado en la región. Antes de dar con una solución aportada por los europeos en la Era de los descubrimientos (a través del intercambio, en la Manila española, de cargamentos de plata del Potosí), cuando cantidades imprevistas de plata inundaron los centros comerciales del mar del sur de China, la región había visto emerger un segundo sistema pecuniario: el dinero simbólico, o representativo.

Figura 6.3. A lo largo de la historia, el ser humano ha intercambiado valor con distintos mecanismos. La dificultad para hallar equivalencias de consenso en el intercambio de mercancías de distinta naturaleza condujo a la emergencia del dinero simbólico, compuesto por objetos identificables —con valor intrínseco o simbólico— reconocidos y aceptados para el pago por una comunidad. En la imagen, dinero mercancía (moneda representada por objetos cuyo valor real percibido equivale al valor simbólico) usado en Japón en el siglo VIII d.C.: puntas de flecha, granos de arroz y polvo de oro.

En el siglo XI, mientras una Europa poco poblada y atomizada en pequeños reinos interdependientes trataba de restaurar una mentalidad continental, y oponerse al pujante mundo musulmán en la Península Ibérica y Oriente Próximo (las cruzadas tienen lugar entre finales del siglo XI y finales del siglo XIII), China afianza su prosperidad y filosofía de la autosuficiencia, con una burocracia confucianista basada en valores meritocráticos y de estabilidad tanto durante la dinastía Song (960-1279) como tras la invasión mongola, que instaurará la dinastía Yuan (1271-1368). El dinero representativo se convierte en el modo de acabar con la inflación, la atomización regional y la falta de aprovisionamiento de dinero mercancía; el poder burocrático tratará así de asegurar el pago de impuestos durante las dinastías Song, Yuan y Ming, y contar con papel moneda evitará tensiones en las zonas y momentos en que la población perciba un poder fuerte y capaz tanto de mantener el orden como de convertir la moneda simbólica en auténtica mercancía. Sin embargo, la conversión prometida desempeñará un rol simbólico y nunca será llevada a cabo: el oro, la plata o la seda mantendrán su valor más allá de la marcha de la inflación, que causará devaluaciones periódicas con efectos perniciosos para los habitantes del Reino del Medio. Las autoridades chinas estudiarán cómo hacer frente a un fenómeno: a medida que las autoridades imprimen más papel moneda, el dinero acumulado con antelación pierde valor relativo, lo que fomentará rencillas periódicas entre mercaderes y burócratas. Marco Polo124 explicará en qué consiste la moneda simbólica, cuya confianza depende del respaldo de una autoridad centralizada: «Todos estos pedazos de papel se emiten con tanta solemnidad y autoridad como si fueran de oro puro o plata... y, de hecho, todo el mundo los toma fácilmente, porque dondequiera que una persona pueda ir a través de los dominios del Gran Kaan, encontrará estos pedazos de papel corriente, y podrá tramitar todas las ventas y compras de bienes por medio de ellos tan bien como si fueran monedas de oro puro».

CUANDO LA PLATA ESPAÑOLA INUNDÓ CHINA

El dinamismo del comercio en la costa china originará un nuevo fenómeno. Surgen ciudades que tratan de evitar el pago de impuestos y escapar al control burocrático para comerciar con un nuevo tipo de mercader que se asoma por la región: puestos de abastos indios, árabes y judíos cederán ante la insolente agresividad de portugueses, españoles, holandeses y otros exploradores europeos. Misiones comerciales respaldadas por las distintas monarquías aportarán metales preciosos a la región, y acelerarán el colapso de la moneda fiduciaria. España, a través de la plata de América que llega al puerto de Manila, tolerará la colonia china a las puertas de la colonia fortificada, y el metal precioso inundará desde entonces la costa asiática. El ensayista estadounidense Charles C. Mann125 explica este fenómeno asociado a los numerosos efectos del intercambio colombino, constituido en la primera mundialización.

Los mismos efectos globales de la Era de los descubrimientos explicarán la relación entre la explotación minera del Imperio Español y el mantenimiento de la antigua convención del dinero mercancía (moneda que, decía la expresión, «valía su peso» en oro o plata) en los intercambios mundiales. Paradójicamente, la pujanza de los Imperios francés y, sobre todo, inglés, en paralelo con el declive de una España despoblada que trata de mantener un Imperio operativo a la vez que paga costosas contiendas en Flandes y el Mediterráneo, hará del peso español, la moneda de plata acuñada en América por la monarquía, la primera moneda global: el comercio liberalizado optará, de este modo, por aceptar el peso como la mercancía que mejor retiene «su peso en plata». En la lengua española de América, «dinero» caerá en desuso y «plata» designará tanto al metal como a la moneda acuñada, uso lingüístico que llega a nuestros días. La península ibérica mantendrá la expresión «dinero» en lengua castellana y el resto de idiomas (incluido el portugués). Poco a poco, sin embargo, el dinero mercancía fue adoptando el respaldo de los gobiernos que sostenían cada moneda; el mercantilismo obligó a acuñar más dinero, y la falta de metales preciosos obligó a diluir la cantidad de metal noble en cada pieza.

Sin que nadie osara reconocerlo, la vieja idea de moneda mercancía evolucionaba hacia un modelo de moneda fiduciaria, con una salvedad: los Estados tratarán de garantizar, en lingotes de oro y otros metales y mercancías, el dinero físico de los tenedores, lo que ocasionará inestabilidad geopolítica126. La transición moderna desde el dinero mercancía al dinero fiduciario tendrá lugar cuando llegue una estabilidad global basada en la estabilidad y hegemonía reconocida de un país —de su Ejército, economía y percepción subjetiva por el resto de países y bancos centrales—.

EL ARRIESGADO PRESTIGIO DEL MÁS FUERTE

Finalmente, el Gobierno estadounidense y su Reserva Federal serán capaces de desligar el respaldo en metales preciosos a la moneda del país, y entrar así en la era contemporánea de grandes divisas cuya estabilidad depende de la prosperidad percibida de la comunidad emisora.

En la Unión Europea anterior a la creación del euro, el marco alemán logrará un estatuto similar al dólar, tal y como pudo comprobarse en la guerra de desintegración de Yugoslavia, cuando la divisa alemana prosperó de manera informal en la región. La política monetaria de las mayores economías del mundo repercute sobre el estatus de cada una de estas divisas fiduciarias contemporáneas: dólar, euro, yuan, yen, libra esterlina, etc. A medida que el mundo se transforma desde un escenario estable que no ponía en duda la hegemonía de Estados Unidos y los beneficios geopolíticos de la Pax Americana (período de prosperidad y estabilidad iniciado a finales de la II Guerra Mundial y que hoy da signos claros de agotamiento), a un mundo más incierto y multipolar, aumentará el riesgo del sistema monetario mundial. El principal incentivo para mantener el prestigio del actual sistema monetario, gestionado por la actuación de los bancos centrales de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, China o Reino Unido, es evitar la pérdida de confianza en el esquema fiduciario, que no garantiza el valor en el equivalente en metales preciosos u otras mercancías.

El cambio flexible o «flotante» entre estas divisas de referencia y el resto de monedas posibilita el contagio de crisis comerciales o políticas regionales. Eventos como la inflación en la Alemania de entreguerras, que contribuyó decisivamente al colapso de la República de Weimar, el ascenso del Partido Nazi al poder en 1933 y la deriva totalitaria del Tercer Reich, o la inflación sufrida por sociedades actuales como la venezolana, son un recordatorio de la fragilidad del sistema. Mientras las monedas dependan de la credibilidad de la economía del país emisor, el sistema fiduciario está abierto a crisis de confianza periódicas o incluso al colapso o pérdida de credibilidad (una devaluación que no puede corregirse con acciones más o menos simbólicas), como ocurrió con la moneda fiduciaria china durante el inicio de la Era de los descubrimientos, una vez los corsarios de la costa que comerciaban con Manila inundaron el mercado controlado por las dinastías Yuan y Ming con plata procedente de América. El intercambio colombino y el galeón de Manila repercutieron tanto sobre el mercado monetario mundial como lo hicieron los cultivos de Mesoamérica y los Andes sobre la agricultura mundial. Que lo hayamos olvidado forma ya parte de otra historia, explicada, entre otros, por el mencionado ensayista Charles C. Mann y el historiador británico Felipe Fernández-Armesto127.

PAGAR EL PESO EN SAL DE UN MIÉRCOLES NEGRO

Si «sal» deriva de «salario» en el dinero mercancía, «fiduciario» cuenta igualmente con una raíz latina que denota el funcionamiento de la moneda simbólica («fides», fe en latín; «fiducia», confianza; «fiduciarius», que genera confianza, o tenedor de ésta). Una moneda fiduciaria asocia su estabilidad a la confianza que sus usuarios depositan en ella: el tenedor de una determinada cantidad de papel moneda (o cualquier otro soporte sin más valor que el nominal), confía en que, llegado el momento, podrá canjear el dinero poseído por el equivalente real (en metales preciosos, bienes, etc.) en la entidad emisora, respaldada por una maquinaria estatal. Pero un sistema basado en la confianza del intermediario puede perder valor en un ataque o movimiento que ponga en riesgo su estabilidad, y convertirse en una turbulencia que podría arrastrar a la economía mundial.

Figura 6.4. Una moneda electrónica se constituye como una cadena de firmas digitales con el histórico no falsificable de transacciones realizadas, lo que evita el problema del doble gasto, la necesidad de intermediarios o la falta de confianza128. Un mecanismo de doble clave criptográfica garantiza tanto la coherencia de la cadena de transacciones (clave pública) como la privacidad de los participantes (clave privada).

Un especulador con suficiente dinero podría aprovechar la especulación sobre la fluctuación monetaria para enriquecerse rápidamente o, en casos extremos, forzar él mismo la devaluación de esta moneda. Así ocurrió en 1992 con una de estas instituciones denominadas «sistémicas», el Banco de Inglaterra. El banco central británico había tratado de seguir el ritmo monetario de una economía más pujante, la alemana, manteniendo artificialmente el cambio entre la libra esterlina y el entonces marco alemán en el Mecanismo Europeo de Cambio (MEC por sus siglas en inglés). Un grupo de inversores (entre ellos, algún ilustre de los mercados financieros como George Soros) empezaron a apostar contra la libra debido al esfuerzo artificial del Reino Unido para mantener el valor de su moneda con respecto a las divisas del continente europeo. Después de subir los tipos de Interés para atraer a inversores, el Gobierno de John Major se vio obligado al fin a retirar la libra esterlina del MEC, al ser incapaz de mantener el valor de su moneda con respecto al marco: la fecha de esta retirada, el 16 de septiembre de 1992, fue denominada por la prensa británica como «Miércoles negro»129. La venta en corto de la —históricamente estable— libra se convirtió en un negocio fabuloso para unos cuantos. Una estimación del Tesoro británico realizada en 1997 situó las pérdidas públicas en torno a 3400 millones de libras.

El Miércoles negro constata que incluso las monedas fiduciarias más estables y garantistas están sujetas a fenómenos como la pérdida de confianza y la especulación con mecanismos como la venta en corto. Este mecanismo financiero de dudosa ética consiste en la venta de activos que el vendedor «A» no posee, sino que toma prestado a un intermediario o broker «B», lo que genera ventas generalizadas del mismo activo; este fenómeno devalúa los activos, propiedad de un tercero «C», a continuación adquiridos a menor precio por el vendedor «A»; «C» asume el grueso de las pérdidas y «A» acumula el grueso de las ganancias, mientras el intermediario garantiza su posición obteniendo tasas en las transacciones. En el ejemplo del Miércoles negro británico, los vendedores en corto «A» lograron los beneficios, mientras el Banco de Inglaterra, en tanto que responsable subsidiario del Tesoro británico, asumió buena parte de las pérdidas.

CUANDO UNA MONEDA ES TAMBIÉN SISTEMA DE PAGO Y MERCANCÍA INTANGIBLE

La arquitectura técnica sobre la que se asienta un nuevo tipo de divisa, la criptomoneda, evita tanto la inoperancia del viejo esquema del dinero mercancía (divisas que «valen su peso» equivalente en metales preciosos u otros bienes) como la responsabilidad sistémica de situar toda la confianza y responsabilidad del valor monetario en el Banco Central que la respalda: la pérdida de confianza con respecto a un país o economía puede condenar a una moneda a la devaluación sin retorno, como ocurre de manera cíclica en Estados que carecen de una economía y un Tesoro público con políticas históricamente loadas y consistentes; los casos históricos de Argentina y, hoy, de Venezuela, los convierten en sujetos de estudio económico sobre qué debe evitarse en política monetaria. El dinero digital apoyado en una base de datos distribuida y segura, como blockchain, convierte a entornos como Bitcoin en varias cosas a la vez: criptomoneda, sistema de pago y mercancía. Los usuarios de la red P2P no deben conocerse ni confiar el uno del otro (trueque a gran escala, como el mesoamericano a la llegada de Hernán Cortés), ni confiar en el valor de transformar la moneda en un valor físico (moneda mercancía), ni mucho menos confiar en un intermediario (moneda fiduciaria).

En la redacción del artículo fundacional de Bitcoin130, Satoshi Nakamoto explica el carácter de este nuevo tipo de moneda 4.0 (después de trueque, moneda mercancía y moneda simbólica): la criptomoneda es P2P, digital (sin referente físico), valor corriente (diseñado para transacciones), segura (contraseña con doble clave: pública y privada) y anónima, con historial compartido (para evitar el doble gasto), y algoritmo diseñado para evitar ataques masivos. De ahí que su falta de respaldo con respecto a mecanismos tradicionales generadores de confianza (relación con un metal precioso o bien concreto, responsabilidad subsidiaria de un intermediario) sea considerada por sus participantes como poco menos que una bendición. He aquí, dicen —y el misterioso Satoshi Nakamoto fue el primero en afirmarlo, en el artículo que define la idea—, un sistema «sin confianza» que, mira por dónde, tiene el potencial de lograr una «confianza de mayor calidad»: el respaldo de carácter mutualista y prorrateado de todos sus participantes, independientemente de su naturaleza (física o jurídica), procedencia, intereses, filias y fobias, etc.

P2P, digital, con valor corriente, segura y anónima, compartida y diseñada contra ciberataques. ¿Suficiente? Al tratarse de un proyecto de código abierto, más que encontrar defectos de diseño en Bitcoin, los retos principales a los que se enfrenta el proyecto son su propia finitud y acotamiento: por un lado, el límite en el número total de divisas ha disparado el valor y la especulación; por otro, el acotamiento de su diseño obliga al protocolo Bitcoin a centrarse en el uso de transacciones con criptomonedas.

BLOCKCHAIN DESBORDA A BITCOIN

Blockchain puede y debe ser mucho más. En el peor de los escenarios, las bases de datos distribuidas, seguras y con historial compartido pueden adaptarse a un uso en cualquier registro que pretenda evitar la falsificación de las transacciones de cada participante sin necesidad de incurrir en gastos innecesarios o de ceder la supervisión a intermediarios, pues todos los participantes podrán trazar cada transacción y, a la vez, salvaguardar el anonimato.

En contextos en que existan instituciones débiles, corruptas o capaces de atentar contra la libertad de personas y comunidades, blockchain puede aportar registros en los que confiar partiendo de cero y sin necesidad de fiarse de los otros participantes: en estos casos, el sistema desinstitucionalizado se convierte en «institución de facto». Es el momento de conocer el recorrido de los productos y cosechas del mundo, realizar catastros de propiedades inmobiliarias informales y, por qué no, construir instituciones que permitan el surgimiento de un mutualismo económico capaz de optimizar el trueque digital de productos y servicios sin necesidad de depender de empresas privadas con sede en Silicon Valley y vaya usted a saber qué concepto de la economía y la condición humana. Si los participantes de esta adaptación de blockchain lo desean, estas herramientas seguras y con registro compartido pueden evolucionar con una ética construida sobre la marcha (por tanto, evolucionista), que vuelva a dar sentido al humanismo. Eso sí, las distintas «instituciones mutualistas» contarán con el comportamiento colectivo de los organismos pluricelulares que han evolucionado a partir de organismos unicelulares. Estas pueden, en definitiva, heredar puntos de vista y costumbres con un fuerte arraigo en culturas discriminatorias131.

Imaginemos este argumento en forma de ilustración: cada blockchain está compuesta por un conjunto de usuarios, debido a su carácter distribuido; el conjunto se desenvuelve en una «capa de conocimiento» que, para simplificarlo, podemos llamar entorno digital o Internet. Este ecosistema de cadenas de bloque convive, asimismo, con otros ecosistemas digitales, del mismo modo que la suma de los ecosistemas digitales lo hace con un sistema diseñado por los humanos, extendido ya más allá de la tierra gracias al lanzamiento de artefactos que han superado nuestra atmósfera. Y el ecosistema de la tecnología humana, convive con otros sistemas de información interdependiente (en física teórica, nos referimos a esta información recíproca como «información relativa»132) en el mundo y el resto del universo.

LOS BLOQUES DE CONSTRUCCIÓN DE LA INFORMACIÓN DIGITAL (Y SU POSIBLE DERIVA)

Abriendo o cerrando la perspectiva (o, si se quiere, acercando o alejando la distancia focal), observamos una ilustración más o menos detallada, que puede representarse en forma de fractal matemática, u objeto cuya estructura esencial se repite a distintas escalas. No debería sorprendernos que la naturaleza use fractales extensivamente... como también lo hacemos los humanos al confeccionar sistemas artificiales. En ocasiones, el mero crecimiento orgánico de nuestra actividad elude el caos y la entropía adoptando este orden fractal, espirales, hélices y otras estructuras primigenias.

En ocasiones, una misma estructura usa series espirales tridimensionales (hélices), ondas, esferas y fractales, como si un edificio de Antoni Gaudí pudiera salir de nuestra actividad colectiva sin que lo meditáramos a priori. En la naturaleza, observamos que la forma fractal coloniza, la espiral empaqueta (ADN), la onda mueve, la parábola concentra, la hélice agarra, el ángulo penetra, el hexágono pavimenta, y la catenaria aguanta. ¿Cuál es el equivalente, en información digital, a las formas que se repiten en la naturaleza, desde las concentraciones de galaxias a la escala atómica?

Según la hipótesis del evolucionismo expresada por Richard Dawkins133, cuyas conclusiones conforman la memética, o estudio del evolucionismo cultural, el «comportamiento» o «fenotipo extendido»134 de una cadena de bloques en un contexto más amplio (llamémoslo ecosistema de cadenas de bloques), dependerá de las tendencias y objetivos de los integrantes. Asistiremos, pues, al florecimiento de estructuras que se comportarán orgánicamente como si contaran con una sólida brújula moral. Pero también llegarán momentos en que debamos plantearnos si merece la pena proteger a redes mutualistas que se comporten colectivamente como depredadores en un contexto superior.

Siguiendo con la metáfora evolucionista, las cadenas de bloques diseñadas para el uso de criptomonedas son uno de los bloques esenciales del nuevo ecosistema, pero no el único. Para comprender el auténtico potencial de esta arquitectura de la información, es necesario acudir al segundo proyecto que ha suscitado mayor revuelo, y el que cuenta quizá con mejores perspectivas de futuro, a la espera de una eclosión de «partículas elementales» que compitan con Bitcoin y Ethereum en el universo (potencial; de momento, no hay Big Bang, solo un punto concentrado en el espacio-tiempo como el descrito por Borges135).

Figura 6.5. En 1899, el ilustrador francés Jean-Marc Côté recibió el encargo de representar estampas de una supuesta vida cotidiana en el año 2000136. Su evocación de la institución escolar en el año 2000 empieza a tener reminiscencias tanto con las historias más distópicas de la ciencia ficción como con la personalización de contenido en redes sociales. Blockchain trata de crear modelos que incluyan un diseño corresponsable e interdependiente.

DERROTAR A MATRIX

Con el lanzamiento y animación en torno a Bitcoin, varios compartieron una frustración temprana: «¡Criptomoneda!». «¿Por qué centrarlo todo en torno a un nuevo tipo de moneda, si las ventajas del nuevo tipo de bases de datos se podían extender a aplicaciones para inventariar el mundo?» «¿Por qué hablar solo de dinero intangible entre desconocidos que no necesitan un intermediario para confiar en la transacción pecuniaria que realicen, si Internet necesita un protocolo abierto P2P para que los ciudadanos recuperen la soberanía de sus datos, y sean ellos quienes los controlen y dicten las condiciones de su publicación?».

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