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Libro II

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12 Como duodécimo trabajo se le ordenó traer del Hades a Cerbero[121]. Éste tenía tres cabezas de perro, cola de dragón y en el dorso cabezas de toda clase de serpientes. Antes de ir en su busca Heracles se presentó ante Eumolpo, en Eleusis, con el deseo de ser iniciado[122]. Entonces a los extranjeros no se les permitía la iniciación, pero al ser adoptado por Pilio la consiguió. No pudiendo contemplar los misterios por no haber expiado la matanza de los centauros, fue purificado por Eumolpo y después iniciado. Al llegar a Ténaro en Laconia, donde estaba la entrada del Hades, bajó por ella. Las almas, al verlo, huyeron, excepto la de Meleagro y la de la Górgona Medusa[123]. A ésta la atacó Heracles como si estuviera viva, pero Hermes le hizo saber que se trataba sólo de una sombra vana. Cerca ya de las puertas del Hades encontró a Teseo, y a Pirítoo —quien había pretendido en matrimonio a Perséfone y por ello fue encadenado[124]. Cuando éstos vieron a Heracles, extendieron las manos como si la fuerza de éste pudiera rescatarlos. Heracles, asiendo a Teseo de la mano, lo levantó, pero al querer alzar a Pirítoo la tierra tembló y tuvo que soltarlo. También hizo rodar la piedra de Ascálafo[125]. Para proporcionar sangre a las almas mató a una de las vacas de Hades, por lo que el pastor que las apacentaba, Menetes, hijo de Ceutónimo, lo desafió a luchar.

Heracles, cogiéndolo por la cintura, le rompió las costillas, pero a instancias de Perséfone lo dejó. Cuando Heracles pidió el Cerbero a Plutón, éste le concedió llevárselo si lo dominaba sin hacer uso de las armas que portaba. Heracles, cubierto con la coraza y con la piel de león, lo encontró a las puertas del Aqueronte, rodeó con sus brazos la cabeza de la bestia, y aunque lo mordió la serpiente de la cola, no lo soltó, oprimiéndolo y ahogándolo, hasta que se hubo rendido. Tras la captura subió de regreso por Trezén[126]. Deméter transformó a Ascálafo en búho[127], y Heracles, una vez mostrado el Cerbero a Euristeo, lo volvió al Hades.

Yole

Después de los trabajos Heracles llegó 6 a Tebas y entregó Mégara a Yolao. Él mismo deseaba casarse: habiéndose enterado de que Éurito, señor de Ecalia, había prometido dar su hija Yole a quien lo venciera a él y a sus hijos en el tiro con arco, llegó a Ecalia y a pesar de vencerlos no consiguió el matrimonio[128]. Ífito, el mayor de los hijos, dijo que se entregase Yole a Heracles, pero Éurito y los otros hijos lo rehusaron por temor a que matara a su prole una vez más[129].

Muerte de Ífito. Lucha de Heracles con Apolo por el trípode déifico

2 Poco después Autólico robó algunas vacas en Eubea y Éurito; supuso que Heracles era el autor. Ífito no lo creyó y fue en su busca; encontró a Heracles cuando volvía de Feras de rescatar a la muerta Alcestis para Admeto[130], y le pidió que lo acompañara a buscar las vacas. Heracles lo prometió y lo hospedó; pero al enloquecer otra vez precipitó a Ífito desde las murallas de Tirinto[131]. Con el deseo de ser purificado del crimen se presentó a Neleo, rey de los pilios. Al negarse éste por su amistad con Éurito, Heracles se dirigió a Amiclas, donde fue purificado por Deífobo, hijo de Hipólito[132]. Atacado por una grave enfermedad a causa del asesinato de Ífito, llegó a Delfos y preguntó cómo curarse. La Pitia no quiso responderle y Heracles intentó saquear el templo, llevarse el trípode e instituir su propio oráculo. Apolo luchó con él[133], pero Zeus lanzó un rayo en medio de ellos. Ya separados, el oráculo hizo saber a Heracles que cesaría su enfermedad si, vendido, servía durante tres años y entregaba el precio a Éurito en compensación por el crimen.

Heracles y Ónfale

Recibido el oráculo, Hermes vendió 3 a Heracles y lo compró Ónfale, hija de Yárdano, reina de Lidia, a quien había dejado el trono su esposo Tmolo al morir[134]. Éurito no aceptó la reparación presentada. Heracles mientras sirvió a Ónfale como esclavo, capturó y encadenó a los Cércopes en Éfeso[135]; a Sileo, que en Áulide obligaba a los extranjeros transeúntes a cavar sus viñedos, lo mató junto con su hija Jenódoce, después de haber quemado las cepas hasta la raíz[136]. Cuando llegó a la isla de Dólique, al ver el cuerpo de Ícaro que yacía en la costa, lo enterró y llamó Icaria a la isla en lugar de Dólique; por ello Dédalo talló en Pisa una estatua de Heracles[137]. Por la noche Heracles, que lo ignoraba, creyéndola viva, la golpeó con una piedra. Se dice que durante el tiempo que estuvo al servicio de Ónfale tuvieron lugar el viaje a la Cólquide[138] y la caza del jabalí de Calidón[139], y también que Teseo, regresando de Trezén, libró el istmo de malhechores[140].

Conquista de Troya por Heracles. Hesíone y Príamo

4 Después de la servidumbre, y curado de su enfermedad, Heracles se dirigió a Ilión con dieciocho naves de cincuenta remos, habiendo reunido un ejército de nobles dispuestos a hacer la guerra[141]. Al arribar a Ilión encomendó a Oícles la custodia de las naves, y con los otros nobles marchó contra la ciudad. Entonces Laomedonte llegó con una muchedumbre hasta las naves y mató a Oícles en combate, pero los compañeros de Heracles lo repelieron y fue sitiado. Establecido el cerco, Telamón, abriendo brecha en la muralla, entró primero, y a continuación Heracles. Éste, que vio que Telamón lo había precedido, desnudó la espada para atacarlo, pues no quería que nadie fuera considerado superior a él. Telamón, al darse cuenta de ello, reunió unas piedras cercanas y cuando Heracles le preguntó qué hacía contestó que estaba erigiendo un altar en honor a Heracles Calínico[142]. Éste lo aprobó, y una vez tomada la ciudad, después de matar a Laomedonte y a sus hijos excepto a Podarces, entregó a Telamón como premio la hija de Laomedonte, Hesíone[143], y a ella le permitió llevarse uno cualquiera de los cautivos. Como eligiese a su hermano Podarces, Heracles dijo que antes debía hacerse esclavo y luego ser rescatado por ella. Así se puso en venta y Hesíone, quitándose el velo de la cabeza, lo entregó como rescate. Desde entonces Podarces fue llamado Príamo[144].

Heracles en la isla de Cos

Cuando Heracles hubo partido de 7 Troya, Hera provocó una fuerte tempestad, por lo que Zeus, indignado, la colgó del Olimpo[145]. Heracles arribó a Cos. Los coos, creyendo que conducía una flota pirata, trataron de impedir el desembarco arrojándoles piedras; él se abrió paso, tomó la ciudad durante la noche y mató al rey Eurípilo, hijo de Astipalea y Posidón. En la batalla Heracles fue herido por Calcodonte, pero Zeus lo apartó y no sufrió daño alguno. Tras devastar Cos se dirigió a Flegra, llamado por Atenea, y luchó al lado de los dioses contra los gigantes[146].

Heracles contra Augías

Poco después, reuniendo un ejército 2 arcadio y aceptando como voluntarios a los mejores de la Hélade, marchó contra Augías[147]. Éste, al enterarse de la guerra preparada por Heracles, designó estrategos de los eleos a los siameses Éurito y Ctéato, que aventajaban en fuerza a sus contemporáneos y eran hijos de Molíone y Áctor, o, según se decía, de Posidón. Áctor era hermano de Augías. Sucedió que durante la expedición Heracles enfermó, por lo cual pactó una tregua con los Moliónidas[148]. Pero más tarde ellos, al saber que estaba enfermo, atacaron al ejército causando gran mortandad. Entonces Heracles se retiró; después, con ocasión de celebrarse los terceros juegos ístmicos, cuando los eleos enviaron a los Moliónidas para participar en los sacrificios, Heracles los mató en una emboscada en Cleonas, y marchando contra Élide se adueñó de la ciudad. Dio muerte asimismo a Augías y a sus hijos, e hizo volver a Fileo y le entregó el reino[149]. También instituyó los juegos olímpicos, dedicó un altar a Pélope y edificó otros seis para los doce dioses[150].

Conquista de Pilos

3 Tras la toma de Élide marchó contra Pilos y, expugnada la ciudad, mató a Periclímeno, el más valiente de los hijos de Neleo, que en el combate adoptaba diversas formas. Mató a Neleo y a sus hijos excepto a Néstor, pues éste era aún joven y se criaba entre los gerenios; en la batalla también hirió a Hades, que ayudaba a los pilios[151].

Después de conquistar Pilos, luchó contra Lacedemonia, queriendo vengarse de los hijos de Hipocoonte[152]. Irritado con ellos por haber combatido al lado de Neleo, se encolerizó aún más porque mataron al hijo de Licimnio. Éste contemplaba el palacio de Hipocoonte cuando un perro moloso salió corriendo y lo acometió; él lo hirió de una pedrada, y los hipocoóntidas acudieron y lo mataron a palos. Para vengar su muerte Heracles reunió un ejército contra los lacedemonios. Al llegar a Arcadia pidió a Cefeo que se aliara con él, junto con sus veinte hijos. Cefeo, temiendo que los argivos atacaran Tegea si la abandonaba, rehusaba tomar parte en la expedición. Pero Heracles, que había recibido de Atenea un rizo de la Górgona en una hidria de bronce, se lo entregó a Estérope, hija de Cefeo, diciéndole que si un ejército avanzaba contra la ciudad, levantara tres veces el rizo sobre los muros sin mirar adelante y ocasionaría la fuga de los enemigos[153]. Hecho esto marcharon Cefeo y sus hijos, que perecieron en la batalla junto con Ificles, el hermano de Heracles. Éste, después de dar muerte a Hipocoonte y a sus hijos, y de someter la ciudad, hizo regresar a Tindáreo y le entregó el reino.

Auge

A su paso por Tegea, Heracles sedujo 4 a Auge sin saber que era hija de Áleo[154]. Ella dio a luz en secreto un niño y lo depositó en el templo de Atenea. Pero al ser afligida la región por una peste, Áleo entró en el templo y tras indagar descubrió la maternidad de su hija. Entonces expuso al niño en el monte Partenio, aunque por la providencia de los dioses se salvó: una cierva recién parida amamantó al niño y unos pastores lo recogieron y lo llamaron Télefo[155]. Áleo entregó Auge a Nauplio, hijo de Posidón, para que la vendiera en tierra extraña. Éste la entregó a Teutrante, príncipe de Teutrania, que la hizo su esposa.

Deyanira

5 Heracles, habiendo llegado a Calidón, pretendió a Deyanira, hija de Eneo, y por conseguirla luchó contra Aqueloo metamorfoseado en toro, y le quebró uno de los cuernos[156]. Se casó con Deyanira y Aqueloo recobró el cuerno entregando a cambio el de Amaltea. Amaltea era hija de Hemonio, y poseía un cuerno de toro que, según Ferecides, tenía el poder de proporcionar en abundancia la comida o bebida que se desease[157].

Expedición contra los tesprotos. Muerte del centauro Neso

6 Heracles, junto con los Calidonios, emprendió una expedición contra los tesprotos, y tomada la ciudad de Éfira, de la que era rey Filante, se unió con su hija Astíoque, y tuvo un hijo, Tlepólemo. Mientras permanecía con éstos ordenó a Tespio que se quedara con siete de sus hijos y enviara otros tres a Tebas y los cuarenta restantes a la isla de Cerdeña para colonizarla[158]. Después de estos sucesos, estando en un banquete con Eneo, mató de un manotazo a Éunomo, hijo de Arquíteles, cuando vertía agua en sus manos[159]; éste era pariente de Eneo. Pero el padre del muchacho, comprendiendo que había sido un acto involuntario, se lo perdonó. Con todo Heracles quiso sufrir el castigo de exilio estipulado en la ley, y determinó acogerse a Ceix, en Traquis. Llegó con Deyanira al río Eveno, junto al cual se situaba el centauro Neso para cruzar a los viajeros mediante paga[160], alegando que había recibido tal privilegio de los dioses por su rectitud. Heracles pasó el río por sí solo y, cuando Neso reclamó el estipendio, le encargó que transportara a Deyanira. Neso, mientras la cruzaba, intentó forzarla; al gritar ella, Heracles la oyó e hirió a Neso con una flecha en el corazón una vez que hubo salido del río. Neso, ya moribundo, llamó a Deyanira y le dijo que, si quería un filtro amoroso para retener a Heracles, debía mezclar el semen derramado en tierra con la sangre que fluía de la herida causada por la flecha. Ella lo hizo así y lo guardó para sí.

Lucha contra los dríopes y los lápitas. Cicno

Mientras atravesaba hambriento la 7 región de los dríopes, Heracles se encontró con Tiodamante que arreaba una yunta de bueyes, y desatando y degollando uno de ellos, lo devoró[161]. Cuando llegó a Traquis fue hospedado por Ceix, y venció a los dríopes.

Partiendo de allí más tarde, se alió con Egimio, rey de los dorios; pues los lápitas, mandados por Corono, luchaban contra él por los límites de la región[162]. Egimio, sitiado, llamó en su ayuda a Heracles, ofreciéndole a cambio una parte de la tierra. Heracles acudió, mató a Corono y a otros, y restituyó a Egimio liberada toda la región. También dio muerte e Laógoras, rey de los dríopes, junto con sus hijos, durante un banquete que celebraba en el recinto sagrado de Apolo, pues era un impío y aliado de los lápitas. Al pasar por Itono lo desafió a combate singular Cicno, hijo de Ares y Pelopia, que pereció en la lucha[163]. En Ormenio, el rey Amíntor, armado, le prohibió el paso; al intentar impedírselo, Heracles lo mató[164].

De nuevo en Traquis reunió un ejército contra Ecalia, para vengarse de Éurito[165]. Aliado con los arcadios, los melios de Traquis y los locrios epicnemidios, mató a Éurito y a sus hijos y tomó la ciudad[166]. Tras sepultar a los muertos de su bando, Hípaso, hijo de Ceix, Argio y Melas, hijos de Licimnio, saqueó la ciudad y se llevó a Yole cautiva. Al arribar a Ceneo, promontorio de Eubea, erigió un altar a Zeus Ceneo. Con el fin de celebrar sacrificios envió al mensajero Licas a Traquis en busca de un hermoso vestido. Por él Deyanira supo de Yole y temerosa de que Heracles la prefiriese, creyendo que la sangre vertida por Neso era realmente un filtro amoroso, untó con él la túnica[167]. Vestido con ella, Heracles se disponía a ofrecer el sacrificio, cuando, por calentarse la túnica, el veneno de la Hidra empezó a descomponer la piel; Heracles, cogiendo a Licas de los pies, lo despeñó, y al intentar arrancarse la túnica, fuertemente adherida a su cuerpo, se desollaba. Afligido por tal desgracia fue llevado a Traquis en una nave. Deyenira, enterada de lo sucedido, se ahorcó. Heracles, después de ordenar a Hilo, su hijo mayor habido en Deyanira, que desposara a Yole al llegar a la edad adulta, se dirigió al monte Eta, en Traquis; allí formó una pira y subiendo a ella ordenó prenderle fuego. Como nadie quería hacerlo, Peante, que pasaba en busca de su ganado, la encendió; por eso Heracles le regaló el arco y las flechas. Se dice que, mientras la pira ardía, una nube se situó debajo de Heracles, y con truenos lo elevó al cielo[168]. Desde entonces fue inmortal, y reconciliado con Hera se desposó con su hija Hebe, de la cual le nacieron Alexíares y Aniceto[169].

Los hijos de Heracles

De las hijas de Tespio había tenido 8 los siguientes hijos: de Procris, Antileonte e Hipeo (la mayor tuvo mellizos); de Panope, Trepsipo; de Lise, Eumedes; de Creonte; de Epilaide, Astianacte; de Certe, Yobes; de Euribia, Polilao; de Patro, Arquémaco; de Meline, Laomedonte; de Clitipe, Euricapis; de Eubote, Eurípilo; de Aglaya, Antiades; de Criseida, Onesipo; de Oría, Laómenes; de Lisídice, Teles; de Menípide, Entélides; de Antipe, Hipódromo; de Euri…, Teleutágoras; de Hipo, Cápilo; de Eubea, Olimpo; de Nike, Nicódromo; de Árgele, Cleolao; de Éxole, Eritrante; de Jantis, Homolipo; de Estratonice, Átromo; de Ifis, Celeustanor; de Laótoe, Ántifo; de Antíope, Alopio; de Calamétide, Astibies; de Fileide, Tigasis; de Escreide, Leucones; de Antea, …; de Eurípile, Arquédico; de Erato, Dinastes; de Asópide, Méntor; de Eone, Amestrio; de Tifise, Linceo; de Olimpusa, Halócrates; de Helicónide, Falias; de Hesiquía, Estrobles; de Terpsícrate, Euríopes; de Elaquía, Buleo; de Nicipe, Antímaco; de Piripe, Patroclo; de Praxítea, Nefo; de Lisipe, Erasipo; de Toxícrate, Licurgo; de Marse, Búcolo; de Eurítele, Leucipo; de Hipócrate, Hipócigo; éstos nacieron de las hijas de Tespio. En cuanto a los demás, Hilo, Ctesipo, Gleno y Onites, de Deyanira, hija de Eneo; Terímaco, Deicoonte y Creontiades, de Mégara, hija de Creonte; Agelao, de quien desciende la estirpe de Creso, de Ónfale; Tétalo, de Calcíope, hija de Eurípilo; Téstalo, de Epicasta, hija de Augías; Everes, de Parténope, hija de Estínfalo; Télefo, de Auge, hija de Áleo; Tlepólemo, de Astíoque, hija de Filante; Ctesipo, de Astidamía, hija de Amíntor; Palemón, de Autónoe, hija de Pireo.

Los Heraclidas contra Euristeo

8 Una vez que Heracles se hubo asentado entre los dioses, sus hijos se refugiaron junto a Ceix huyendo de Euristeo. Pero cuando éste exigió que se les entregara amenazando con la guerra, por miedo abandonaron Traquis y huyeron por la Hélade. Perseguidos hasta Atenas pidieron protección sentándose junto al altar de la Piedad. Los atenienses, por negarse a entregarlos, sostuvieron una guerra con Euristeo, a quien mataron varios hijos: Alejandro, Ifimedonte, Euribio, Méntor y Perimedes[170]. El propio Euristeo huyó en un carro y cerca de las rocas Escironias, Hilo, que iba en pos de él, lo mató; cortó su cabeza y se la entregó a Alcmena, que le arrancó los ojos con una lanzadera[171].

El retorno de los Heraclidas

Después de la muerte de Euristeo, 2 los Heraclidas invadieron el Peloponeso y se apoderaron de todas las ciudades[172]. Un año después de su regreso se extendió una epidemia por todo el Peloponeso y el oráculo reveló que se debía al prematuro regreso de los Heraclidas; de ahí que, abandonando el Peloponeso, retrocedieran hasta Maratón, donde habitaron. Antes de salir del Peloponeso, Tlepólemo había matado involuntariamente a Licimnio (pues mientras golpeaba a un criado con el bastón, Licimnio se interpuso), y huyendo con no pocos llegó a Rodas y allí se estableció[173]. Hilo, en cumplimiento del encargo de su padre, desposó a Yole y procuraba el regreso de los Heraclidas. Por ello fue hasta Delfos a preguntar cómo podrían volver, y el dios le contestó que esperasen hasta la tercera cosecha, pero Hilo, creyendo que la tercera cosecha significaba el tercer año, después de aguardar ese tiempo regresó con el ejército[174]… de Heracles al Peloponeso, donde reinaba Tisámeno, hijo de Orestes. De nuevo en combate vencieron los peloponesios y Aristómaco murió. Cuando los hijos de Cleodeo llegaron a la edad adulta consultaron al oráculo sobre su retorno. Al darles el dios la misma respuesta que antes, Témeno le reprochó que por obedecerle hubiesen sido desafortunados; pero el dios replicó que ellos mismos habían sido culpables de sus desgracias, pues no habían entendido el oráculo, que se refería no al tercer fruto de la tierra sino a la tercera generación; además estrecho significaba el mar de amplio vientre que se halla a la derecha del Istmo[175]. Oído esto, Témeno aprestó al ejército y construyó naves en el lugar de Lócride que ahora por ello se llama Naupacto[176]. Mientras estaba allí el ejército, un rayo mató a Aristodemo[177], que dejó hijos mellizos, Eurístenes y Procles, nacidos de Argía, hija 3 de Autesión. Sucedió que en Naupacto también cayó la desgracia sobre el ejército: al aparecer un adivino que, poseído por el dios, pronunciaba oráculos, lo consideraron un mago enviado por los peloponesios para ruina del ejército, y entonces Hípotes, hijo de Filante, hijo de Antíoco, hijo de Heracles, lo mató arrojándole una jabalina[178]. Como consecuencia se perdió la flota al ser destruidas las naves, la infantería sufrió hambre y el ejército se dispersó. Témeno quiso saber la causa de la desgracia y el dios contestó que se había producido por lo del adivino; le ordenó desterrar por diez años al homicida y servirse como guía de un ser con tres ojos. Así, desterraron a Hípotes y, buscando al de los tres ojos, toparon con Óxilo, hijo de Andremón, montado en un caballo tuerto (pues había perdido un ojo de un flechazo); Óxilo había huido a Élide por un asesinato y, después de pasar allí un año, regresaba a Etolia. Ellos, descifrando el oráculo, lo hicieron su jefe; cuando se enfrentaron a los enemigos los vencieron en tierra y mar, y mataron a Tisámeno, hijo de Orestes; perecieron también sus aliados, Pánfilo y Dimante, hijos de Egimio.

Reparto del Peloponeso. Muerte de Témeno y Cresfontes

Una vez conquistado el Peloponeso, 4 erigieron tres altares a Zeus Patrio en los que ofrecieron sacrificios y sortearon las ciudades[179]. El primer lote fue Argos, el segundo Lacedemonia y el tercero, Mesenia. Trajeron una vasija con agua y determinaron que cada uno arrojase en ella una señal. Témeno y los hijos de Aristodemo, Procles y Eurístenes, las arrojaron de piedra, pero Cresfontes, que quería obtener Mesenia, la echó de tierra. Al disolverse ésta en el agua, no podían sino sacar las otras dos suertes. Primero salió la de Témeno y luego la de los hijos de Aristodemo; de este modo Cresfontes obtuvo Mesenia. Sobre los altares donde ofrecieron los sacrificios encontraron 5 signos: los que habían obtenido Argos, un sapo, los de Lacedemonia, una serpiente, y los de Mesenia, una zorra[180]. Acerca de estos signos los adivinos dijeron que los que habían encontrado el sapo debían permanecer en la ciudad (pues este animal no tiene fuerzas cuando anda); quienes habían hallado la serpiente serían terribles en el ataque, y quienes la zorra, astutos.

Témeno, posponiendo, a sus hijos Agelao, Euripilo y Calias, favoreció a su hija Hirneto y a su marido Deifontes; por ello los hijos buscaron mercenarios para matar a su padre. Pero cometido el crimen, el ejército decidió que el reino correspondía a Hirneto y Deifontes[181]. En cuanto a Cresfontes, al poco de reinar en Mesenia, murió asesinado junto con sus dos hijos; ocupó el trono Polifontes, que era uno de los auténticos Heraclidas, y obligó a Mérope, mujer de la víctima, a casarse con él[182]; mas también él fue asesinado; pues Mérope había entregado a su padre, para que lo criase, a su tercer hijo llamado Épito, quien, ya adulto, regresó en secreto y, matando a Polifontes, recuperó el reino paterno[183].

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