Bhagavad-Gita

Bhagavad-Gita


Introducción

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Introducción

Dos son las epopeyas más importantes de la India: el Mahabharata y el Ramayana. La primera de ellas es, además, la más extensa epopeya épica del mundo, con nada menos que casi 100.000 versos que se reparten en dieciocho libros. Atribuida a Vyasa, fue redactada a lo largo de un periodo de tiempo que se extiende desde el siglo VI antes de Cristo hasta los primeros siglos después de Cristo. Relata las encarnizadas batallas entre dos linajes de los Bharatas, conocidos como los Kauravas y los Pandavas. Esta fabulosa epopeya se inspira en eventos históricos y su contenido nos ha permitido conocer mejor aspectos mitológicos, cosmogónicos y religiosos de los hindúes.

Desde el punto de vista espiritual, el relato que resulta más relevante es, sin duda, el poema místico-ético que se interpola en el libro VI y que consta de dieciocho capítulos que abarcan setecientos versos. Es conocido como el Bhagavad-Gita o Canto del Bienaventurado, pero también se le llama simplemente el Gita o Canto, y está considerado uno de los textos espirituales y yóguicos más esenciales, leídos y meditados por los hindúes. No es solamente una obra maestra de la literatura mística hindú, sino también el exponente nuclear de enseñanzas y aspectos religiosos del hinduismo, tales como el Dharma (ley moral; deber), los margas (vías liberatorias) y los gunas (cualidades de la materia). Es una obra de extraordinaria riqueza ética, inspiradora, reconfortante espiritualmente y que muestra valiosas enseñanzas del yoga. Fue el libro de cabecera de Gandhi, como lo ha sido y lo es de innumerables hindúes y no hindúes. Cuando fue conocido el Gita en Occidente despertó una incontenible admiración, y toda suerte de estudiosos, investigadores, pensadores y literatos le dieron una cálida bienvenida. Su lectura hacía las delicias de religiosos y agnósticos. Desde luego, para las personas interesadas por la espiritualidad india y por el yoga, es una obra de lectura imprescindible.

El Gita es un fecundo y esclarecedor diálogo entre el guerrero Arjuna y Krishna, una de las encarnaciones (avatares) divinas del dios Vishnú que goza de más celebridad y despierta más fervor en la India. Krishna se presenta en Arjuna (y por extensión a todos los seres humanos con inquietudes místicas) como mentor, guía, hermano espiritual y fraterno amigo. Alivia la angustia de Arjuna; resuelve sus dudas éticas, metafísicas y místicas; lo consuela en su inmensa soledad de ser humano; lo alienta y, lo verdaderamente importante, le facilita las vías (margas) para caminar seguro hacia la liberación suprema. Las tres vías o caminos espirituales de la India han sido desde tiempos inmemoriales el bhakti marga o vida devocional, el karma-marga o vía de la acción inegoísta y el gnana-marga o vía del discernimiento purificado. Estos caminos se recorren mediante la ayuda de los métodos, técnicas, claves y prescripciones propios de los tres yogas correspondientes: el yoga de la devoción o bhakti-yoga, el yoga de la acción o karmayoga y el yoga del discernimiento o gnana-yoga. Todas las vías conducen a la purificación interior, la intuición mística y la liberación. Unas no excluyen las otras, sino que, por el contrario, se complementan, pero cada buscador, dependiendo de sus tendencias y naturaleza mental, se sentirá más proclive hacia una u otra vía. Son laderas hacia una misma cima.

No se sabe la fecha exacta en la que se interpoló el Gita en el Mahabharata, de la misma manera que se desconoce su autor. La obra es a los hindúes lo que el Dhammapada a los budistas, el Tao Te King a los taoístas o los Evangelios a los cristianos. Es un manual espléndido de ética, claves místicas, exhortaciones espirituales y fiables conocimientos para peregrinar hacia lo Inefable. Empero, resulta hasta cierto punto no poco paradójico que un poema de tan excelsa espiritualidad aparezca inmerso en una epopeya épica, y más aún que el dios Krishna anime a Arjuna a emprender la batalla cuando este se siente verdaderamente desfallecido al imaginar cuánta destrucción y muerte producirá la implacable contienda. Pero tal escenario, propio del Mahabharata, no es más que un sutil pretexto para dejar bien claro, por parte de Krishna, que un ser humano debe asumir su deber (su dharma) por difícil que este resulte, y que, incluso viéndose obligado a presentar batalla para defender a los suyos y prevenir la muerte de seres inocentes, debe mantener su mente libre de odio, malevolencia y aversión. La difícil situación moral y anímica de Arjuna sirve de base para que Krishna le muestre el camino del yoga y sus diferentes ramas, las actitudes yóguicas, el desapego y la ecuanimidad, las cualidades de la materia, la naturaleza del espíritu, la necesidad del esfuerzo personal y el desapasionamiento, la senda hacia el Absoluto, el valor de asumir el propio deber y la energía divina que todo lo anima y penetra. Krishna se extiende sobre la acción desinteresada y libre de los resultados que la siguen, el desarrollo y purificación del discernimiento, la actitud devocional y la liberación espiritual. Es un canto al espíritu y su trascendencia, e invita a reconocer la esencia divina que nunca hemos dejado de ser y que puede recobrarse a través de la acción lúcida e inegoísta, a través del pensamiento constante en el Absoluto o a través del discernimiento purificado que permite ver clara y deliberadamente más allá de la bruma mental. El yoga es el vehículo para trasladarse de la ignorancia a la sabiduría, de la servidumbre a la libertad, del odio al amor, de la ilusión cósmica (maya) a la experiencia integradora del Ser.

El Bhagavad-Gita ha sido traducido a innumerables lenguas, tanto indias como orientales y occidentales, e incontables han sido sus comentadores, debiendo destacar yoguis tan notables como Shankaracharya, Ramanuja y Aurobindo. Está considerado no solamente una gema espiritual, sino también una joya literaria. Esta versión que tengo el placer de prologar es la que ha sido mi compañera desde mi juventud, constituyendo un texto limpio, fiable y claro que permite acceder al lector a los más profundos contenidos de esta obra inmortal.

RAMIRO CALLE

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