Bela

Bela


EN LA ACTUALIDAD » Bela:

Página 16 de 17

EN LA ACTUALIDAD

Al escribir las primeras líneas de este libro, pensábamos que terminaría en el epílogo anterior. Pero creo que no me permitiréis que no hable un poco del futuro, de los nuevos retos a los que me enfrentaré con quien será mi compañero en las canchas en la temporada de 2015, Pablo Lima.

 

Cuando tomas la decisión de dejar de jugar con tu pareja y comenzar una nueva etapa, como fue mi caso con Juan Martín, de forma automática esa decisión te lleva a tomar otra: decidir quién será tu próximo compañero. Con lo duro que es tener que separarte de tu compañero en la cancha durante trece años, con el que lo has conseguido todo en el terreno deportivo y con el revuelo mediático dentro del mundo del pádel que se organizó tras comunicar la decisión, ahora flotaba en el aire otra incógnita importantísima que marcaría también mi futuro: ¿Quién sustituiría a Juan Martín?

A priori esa pregunta ya es un dilema, pues sustituir al que considero mejor jugador de todos los tiempos es prácticamente imposible. Pero, aún así, desde un principio tenía claro quién sería el primer candidato, Pablo Lima.

Quizás si Pablo me hubiese dicho que no, hubiera llamado a Sanyo Gutiérrez y si también éste rechazara la oferta pues a Matías Díaz o Cristian Gutiérrez… Pero por suerte mi primera opción dijo que sí.

Como ya he comentado, las primeras semanas después de que se hiciera pública nuestra intención de separarnos estuvimos inmersos en una vorágine de preguntas, tanto por parte de los medios de comunicación como de las personas del mundo del pádel que nos han rodeado durante todos estos años. Pero pasado ese tiempo, cuando ya habíamos dado todas las explicaciones posibles la gente comenzó a hacer sus quinielas y a lanzar especulaciones sobre con quién jugaríamos Juan y yo la siguiente temporada.

Fue increíble. De un día para otro dejaron de preguntarnos por qué dejábamos de ser pareja deportiva para pasar a pedirnos el nombre de nuestro nuevo compañero. Así es la actualidad, la gente quiere saberlo todo y saberlo ya.

Cuando ya pensábamos que esta espiral comenzaba a calmarse, esta pregunta provocó un segundo terremoto. Por eso, para zanjar el tema de una vez por todas y que no nos machacaran con lo mismo cada día, decidimos comunicarlo a la prensa en cuanto Juan lo tuviera también cerrado.

 

Varios motivos me hicieron decantarme por Pablo.

El primero fue que era un jugador zurdo. A muchos esto les parecerá un detalle sin importancia, pero si hacemos un repaso a los seis últimos años de la historia del pádel, las parejas número 1 y número 2 siempre han estado formadas por un zurdo y un diestro. Sinceramente, no iba a ser yo quien rompiera esa tendencia, ya que estoy convencido de que es la mejor combinación dentro de la pista. La segunda razón fue su juventud y su temperamento. Pablo que tiene una personalidad como deportista que me gusta mucho, porque imprime mucha fuerza y garra dentro de la pista. Pero el motivo que más me hizo decantarme por él es que sabía por varias fuentes que es una persona a la que le encanta entrenar, así como que tiene un espíritu de lucha y sacrifico muy grande. Estos dos rasgos son para mí dos cualidades imprescindibles para triunfar en el deporte.

Cuando Pablo accedió a jugar conmigo, sentí una alegría enorme, además de un gran orgullo. Pablo jugaba hasta la fecha con Juani Mieres, otro grandísimo jugador con el que se ha mantenido en el puesto número 2 del mundo durante los seis últimos años. Obviamente, a nadie se le escapa que tras nuestra separación ellos eran serios candidatos a conseguir el número 1, por lo que me sentí muy honrado cuando Pablo decidió unirse a mí en lugar de continuar con su anterior compañero. Juan, por su parte, le ofreció a Juani Mieres que jugaran juntos y éste aceptó. Cómo es la vida y, más en concreto, cómo es el deporte… Al final hemos formado parejas cruzadas entre los número 1 y los número 2 del mundo.

Pablo Lima:

 

Conocí a Fernando Belasteguín en Brasil, en Santana do Livramento (Río Grande del Sur). En aquella época, en la que yo tenía unos diez años, muchos argentinos viajaban a mi país para jugar campeonatos y participar en exhibiciones. Aunque todavía era pequeño, recuerdo que no me perdía ninguno de los partidos de Bela porque era el que más me gustaba. Y fíjate, el destino ha querido que hoy sea su pareja de pádel.

 

Creedme si os digo que cuando recibí la llamada de Bela en la que me proponía competir con él, me quedé muy sorprendido, ya que habíamos tenido muchísimos piques en la pista. Somos dos personas muy temperamentales y cuando jugamos vamos a por todas, por lo que es lógico que hubiéramos chocado en muchas ocasiones. Por eso me sorprendió que me llamara a mí. Pero, por otro lado, también me sentí muy honrado de que, entre tanto jugador buenísimo que hay en activo me escogiera a mí como primera opción para ocupar el otro lado de la pista.

 

Sinceramente, no me lo pensé ni un minuto. Era un proyecto que me ilusionaba demasiado como para decirle que no, aunque también tenía un reverso amargo: tenía que comunicárselo a mi compañero Juani Mieres. Con él mantenía y conservo hoy en día una relación increíble y como soy una persona a la que le cuesta mucho separar lo profesional de lo personal, lo pasé fatal cuando tuve que enfrentarme a ese momento tan delicado. De hecho, no pude evitar bajar mi rendimiento y mi concentración cuando jugaba con él, sabiendo que la temporada siguiente no repetiríamos, al menos como compañeros. Para colmo me lesioné y no pude jugar los últimos torneos del año. Aunque el final fuera agridulce, mi amistad y gratitud hacia Juani tras estos seis años juntos será para siempre.

Miro hacia delante y he de admitir que estoy muy ilusionado ante este nuevo proyecto, para el que también me he trasladado a Barcelona junto a mi mujer. Consideré que era muy importante poder trabajar al lado de Bela, conocernos más a fondo, entrenar juntos... Y, aunque venía con las expectativas muy altas porque me habían hablado muy bien de la cuidad, se han visto superadas. Nos está encantando esta nueva etapa y he de subrayar que todo el mundo nos está tratando de una forma maravillosa.

 

En el terreno profesional, ambos estamos trabajando muchísimo. Si algo tengo claro es que tarde o temprano conseguiremos formar una pareja muy sólida y para ello sólo se me ocurre una forma de alcanzarlo: tener paciencia y seguir trabajando pase lo que pase en los primeros torneos. Sobre todo, no debemos ponernos nerviosos, aunque los primeros resultados no sean los deseados.

 

Son muchos los que pensarán que no conseguiremos formar una pareja sólida porque los dos somos muy temperamentales, seguramente porque nos habrán visto jugar en contra y han observado cómo saltaban las chispas. Pero cuando nos enfrentábamos Juani y yo a Bela y Juan, lo que queríamos era arrebatarles el número 1. Por su parte, ellos tenían claro que iban a defender su puesto a muerte, y de ahí la enorme tensión que destilábamos en nuestros partidos. En esta nueva etapa iremos juntos, defenderemos los mismos intereses, así que no me preocupa lo más mínimo nuestro carácter temperamental.

Lo primero que me ha sorprendido de este poco tiempo que llevamos juntos es que Bela entrena su forma física todos los días y en pista sólo tres días a la semana. En cambio, yo he de prepararme en ambos aspectos todos los días o bajo el nivel muchísimo, lo tengo comprobado. Él, no obstante, prefiere mantener la cabeza despejada, descansar, reflexionar… ¡Y yo que me pensaba que era tan bueno porque se pasaba el día metido en la cancha! Sin duda, su método es perfecto para él: sólo hay que repasar su palmarés para comprobarlo.

 

Bela:

 

No sé qué nos deparará el destino. Puede que seamos competitivos y ganemos partidos, o puede ser que no consigamos ganar a nadie. Pero, sea como sea, estoy convencido de que la decisión de jugar con Pablo ha sido acertadísima. Sólo el gesto que ha tenido de mudarse a Barcelona para poder entrenar conmigo, después de diez años viviendo en Madrid y con toda su vida hecha allí, ya habla por si sólo. Si a eso le sumas que en lugar de irse de vacaciones a su país a descansar y ver a su familia, con lo importante que es eso para nosotros, se ha quedado en Barcelona para trabajar cada día y recuperarse de su lesión… Con ese compromiso que me ha demostrado ya me basta y estoy contentísimo de que accediera a ser mi compañero. Además, hemos empezado a prepararnos juntos y cada día nos compenetramos mejor. No puedo pedir más y me siento feliz, ilusionado y con ganas de que empiece la temporada para ver qué nos tiene preparado la fortuna. Estoy muy agradecido a la vida por todo lo que me ha dado y lo que venga a partir de ahora será un regalo. No puedo ni quiero más que seguir trabajando día a día, hasta que llegue el momento de que este sueño se acabe y empiece otro. Porque la vida es así, una sucesión de estapas. Eso sí, tengo claro que nunca hay que dejar de soñar, porque es en los sueños donde empieza a forjarse la realidad.

FIN

 

Fernando Belasteguín:

 

Muchas veces me pregunto si merece la pena seguir jugando a pádel, si han tenido sentido todos los sacrificios que me he visto obligado a hacer: separarme de mis padres, de mi hermana, de mis abuelos, dejar Argentina, competir cada dos semanas en un lugar distinto, perderme innumerables momentos (buenos y malos) de mi mujer y mis tres hijos…

Hoy no albergo ninguna duda: rotundamente sí. El pádel es mi medio de vida y el de mis hijos. Si me repiten la misma pregunta cuando aviste el final de mi carrera, seguramente la respuesta será un contundente no, porque yo le he dado al pádel mil veces más de lo que el pádel me ha dado a mí. No hay torneo, ni título, ni premio que compensen todas las ausencias en los cumpleaños de mis hijos, todos los momentos familiares en los que no he participado, todos los abrazos en los momentos malos que no he dado y que me he perdido.

Por eso, en cada partido y en cada entrenamiento me dejo el alma. El mayor trofeo de mi palmarés será la tranquilidad de haberlo intentado todo, como esa esponja que se aprieta con toda la fuerza posible hasta que no le queda dentro ni una gota de agua. Ese es el reflejo más fiel de mi vida profesional: nunca me perdonaría no dar hasta el último aliento sabiendo todo a lo que he tenido que renunciar por este sueño.

Ir a la siguiente página

Report Page