Behemoth

Behemoth


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Behemoth es una novela de historia alternativa y, por lo tanto, la mayoría de sus personajes, criaturas y máquinas son producto de mi invención. Sin embargo, los lugares y acontecimientos históricos se parecen mucho a los reales de la Primera Guerra Mundial. A continuación resumimos brevemente lo que es verdad y lo que es ficción.

El Sultán Osman I fue un buque de guerra real, comprado por el Imperio otomano y que se estaba acabando en un astillero británico a finales de 1914. No obstante, cuando la guerra empezó, el primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, decidió quedarse el barco, preocupado por si los otomanos se aliaban con los alemanes y usaban el barco de guerra contra Gran Bretaña. Finalmente los otomanos entraron en guerra, pero fue en parte porque Churchill les había robado su barco. Aún hoy día se debate si se habrían implicado sin esta provocación.

Tal como sucede en Behemoth, el Imperio otomano era inestable en 1914. De hecho, en el mundo real, el sultán y su gran visir ya no gobernaban. Durante la revolución de 1908 fueron derrocados y el Comité para la Unión y el Progreso (CUP) ya estaba en el poder.

En el mundo de Behemoth, sin embargo, la revolución de 1908 no triunfó, el sultán permaneció en el poder y el CUP está dividido en varias facciones. Creé una segunda rebelión en 1914, porque quería que mis personajes se implicaran en una revolución triunfante, una que tal vez impulsara a la historia hacia unos resultados más positivos.

La influencia alemana en Estambul fue muy real; poseían un popular periódico, mientras que, en la embajada británica, nadie de su personal sabía turco. (Es difícil de creer pero es cierto).

Igual que sucede en este libro, los acorazados alemanes Breslau y Goeben quedaron atrapados en el Mediterráneo al principio de la guerra. Escaparon a Estambul y entraron a formar parte de la marina otomana, incluso con toda su tripulación. En compensación por los dos navíos, los otomanos pusieron al mando de toda su flota al almirante Wilhelm Souchon, comandante del Goeben. El 29 de octubre de 1914, el almirante Souchon atacó a la marina rusa sin permiso oficial, arrastrando con ello a los otomanos a la guerra.

En el mundo real, la guerra significó el fin del Imperio otomano, que fue dividido en varios países, entre ellos Turquía, Siria y Líbano. Quería crear una historia en la que el imperio siguiera intacto y Estambul conservase su naturaleza cosmopolita como modelo para el resto del mundo.

Y sí, realmente podéis llamarla Estambul y no Constantinopla. Aunque la aristocracia otomana usó el nombre Kostantiniyye durante varios siglos y muchos occidentales seguían utilizando este nombre en relatos y canciones, Estambul era el nombre más común entre sus ciudadanos. (Realmente, muchos de ellos solamente la llamaban «la ciudad»). En cualquier caso, el servicio de correos turco dejó de entregar el correo que iba dirigido a «Constantinopla» en 1923.

El Orient Express era un tren real, por supuesto, que recorría varias rutas desde París a Estambul desde 1883. En su apogeo, el Express simbolizaba la elegancia y la aventura en los viajes. El 14 de diciembre de 2009, unas pocas semanas después de que yo finalizase este libro, hizo su último recorrido.

No existe tal cosa como el «cañón Tesla», sin embargo Nikola Tesla fue un inventor real, famoso por haber descubierto los principios básicos de la radio, el radar y la corriente alterna. Pasó décadas trabajado en una especie de rayo de la muerte y en la década de 1930 reivindicaba que podía «derribar 10.000 aviones con un alcance de 250 millas». Ofreció el aparato a varios gobiernos, pero nadie lo quiso.

Tal vez fue mejor así.

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