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18 – INFORMACIÓN COMPARTIDA

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29 de abril, 2043

La reunión con Kevin Boyle, el responsable del área de Energía de BEGIN, fue más corta que la anterior con Petra. Y también más fría, más formal. Boyle era uno de los colaboradores más antiguos de Francis Barrash, pues de todos era sabido que BEGIN inicialmente se fundó orientada al mercado de la Energía. Una reminiscencia de ello quedaba en su nombre: la «

E» de «B.E.G.IN.» significaba «

Energy», y lo seguía significando.

Se decía que habían propuesto a Barrash cambiar el nombre de la compañía, por supuesto sin cambiar su universalmente conocido acrónimo, para eliminar el «Energy» y adecuarla más a su actual situación de empresa global y multisectorial. Un nombre alternativo podría ser, por ejemplo, «Barrash

Enterprises and Global Industries», pero Francis se había opuesto, expresando su convencimiento de que todo el mundo era heredero de su historia y de que nadie debía avergonzarse de sus orígenes. Si BEGIN había empezado sacudiendo el mundo al intervenir sin contemplaciones en el mercado de la energía, eso lo llevaba en los genes y no debería cambiar. Si la historia era apócrifa o real, nadie lo sabía, y Silvia no se atrevió a preguntárselo a uno de los pocos que podrían saberlo.

Kevin Boyle era un neoyorquino muy de la costa este de Estados Unidos, muy típico, pensó Silvia sin ningún matiz peyorativo. De unos 60 años de edad e impecablemente vestido con un elegante traje gris marengo, era un hombre correctísimo pero distante, algo retraído y no muy buen conversador. Era evidente que se encontraba más a gusto entre informes y datos, analizando y tomando decisiones que conversando, incluso sobre su especialidad. Más bien un ratón de biblioteca que un comunicador. Pero su larga estancia al lado de Barrash como su colaborador principal desmentía en buena medida esta primera impresión de Silvia. Para poder hacer tal cosa no tenía más remedio que ser un tipo brillante, eficaz y resolutivo, como lo eran el resto de componentes del Sanedrín, así que ni por un momento se dejó engañar por su aspecto más bien tímido: estaba ante una de las personas más inteligentes que había conocido jamás.

Esta vez Kevin no tuvo que hacer una introducción histórica. No es que Silvia fuera una experta en energía, que no lo era, pero conocía, como casi todo el mundo, cuál había sido el comienzo de BEGIN. Se habían escrito artículos, se habían hecho reportajes, se habían escrito libros e incluso se había filmado una película sobre ello. Todo, como de costumbre, sin la colaboración de BEGIN, que ni aprobaba ni desaprobaba, ni confirmaba ni desmentía nada acerca de sí misma o de su presidente.

BEGIN se fundó en 2022, cuando se fusionaron algunas pequeñas compañías del sector del gas y el petróleo que estaban controladas cada una de ellas por una sociedad instrumental. Hay quien está seguro de que Barrash era en realidad el dueño final de todas esas sociedades y hay quien lo niega; desde luego, BEGIN ni afirma ni niega nada. El caso es que la suma de estas compañías pequeñas dio como resultado una que no era tan pequeña, y la compañía resultante anunció su política a partir de ese momento, una política bien sencilla: actuar en el mercado energético con total honradez. Punto.

Concentrarse en su negocio, eliminar sobornos a políticos, banqueros y demás mercachifles, establecer precios justos por los productos, cobrar lo preciso y pagar sin demoras a los proveedores por su participación. Fácil. Es lo que hacían todas, ¿no?

Inicialmente el anuncio sonó a viejo, porque repetía anuncios similares mil veces enunciados y sistemáticamente incumplidos por cientos de compañías de todo el mundo, pero los hechos fueron rápidamente dando la razón a BEGIN. Vendía más barato que nadie y pagaba más y mejor que nadie. Eso sí, no daban ni aceptaban sobornos de nadie. Si «untar» a alguien para «engrasar» el negocio resultaba completamente necesario para cerrar el contrato… BEGIN se retiraba. No emitía ningún comunicado, ninguna declaración, ninguna nota de prensa. Sólo se retiraba. Con el tiempo, cada vez que BEGIN se retiraba de la puja por un contrato, siempre en silencio, todo el mundo sabía la razón.

Muchos hombres de negocios y políticos de todo el mundo empezaron a ponerse nerviosos e intentaron la estrategia que siempre había funcionado: que el legislador les quitara de en medio la competencia a golpe de decreto. Entonces, sin una sola declaración ni explicaciones de ningún tipo, BEGIN lanzó brutales OPAs, Ofertas Públicas de Adquisición, contra varias de las más grandes compañías del sector, valorándolas en su oferta a más del doble de su precio actual de mercado. Tras la sorpresa inicial, hubo mil intentos para paralizarlas con triquiñuelas legales de todo tipo, pero BEGIN reaccionó incrementando el precio ofrecido un 30% más, sin estridencias ni declaraciones altisonantes. Su estrategia funcionó. Al final, el dinero es el dinero, y los accionistas de esas compañías, que podrían más que doblar su patrimonio de golpe, exigieron que las OPAs fueran aceptadas. Algún gobierno recalcitrante que se negó a autorizarla aduciendo «razones de estado» fue literalmente barrido en las siguientes elecciones.

A finales de 2023, BEGIN tenía el control sobre más del 70% del mercado de energía del mundo y en todas partes aplicaba los mismos preceptos: precios justos y lo más bajos posible, compensación justa a países productores y proveedores, justa, pero no excesiva, pago de las facturas en tiempo record y ningún tipo de componenda con el poder político ni económico de ningún país, por poderoso que fuera. Si alguien se preguntó de dónde habían salido tantísimos millones de dólares para pagar en efectivo a todos los accionistas anteriores, no se preocupó por ello. Había dinero, ¿no? Habían cobrado, ¿verdad? Pues entonces todo estaba bien.

Se conocieron algunos complots para eliminar a Francis Barrash de alguna forma… involucrándole en escándalos de todo tipo, buscando antecedentes suyos, trapos sucios, incluso se desveló una conspiración para eliminarle físicamente… Todos fracasaron. No pudieron involucrar a Barrash en ningún escándalo porque nadie sabía nada de su vida, ni de sus amigos, ni de su familia. La búsqueda de antecedentes no tuvo éxito simplemente porque no había antecedentes. Nadie sabía nada de Barrash: ni dónde había nacido, ni dónde había estudiado, ni qué negocios había realizado, ni qué amantes había tenido… nada. El intento de asesinato no pudo llevarse a cabo sencillamente porque nadie sabía dónde estaba en cada momento, ni dónde vivía, ni cómo viajaba. Muy de vez en cuando aparecía en público rodeado de un dispositivo de seguridad impresionante, daba un discurso que era básicamente siempre el mismo, se entrevistaba con alguien y luego, sin más, desaparecía. Francis Pendelton Barrash era un misterio dentro de una adivinanza envuelta en un enigma. Había aparecido de la nada provisto de todo tipo de documentación en regla, controlando una compañía de billones de dólares… y nadie sabía nada de él. De él personalmente, porque luego se fueron conociendo sus actos, que le delataron como alguien…

honrado. De una honradez a prueba de bomba y por encima de todo y de todos. Alguien que prefería hacer las cosas del modo correcto a ganar dinero. Algo nunca visto. Se estaba convirtiendo en un héroe, en un nuevo Superman, pero de carne y hueso, y su inaccesibilidad y los misterios que le rodeaban sólo servían para acrecentar aún más su leyenda.

Cierto, no todos le admiraban. Muchos de los que habían perdido sus lucrativas fuentes de ingresos intentaron desacreditarle, enfangarle… eliminarle por cualquier método. Algún gobierno despechado hizo algún intento de volver a la situación anterior, tan generosa con sus cuentas corrientes personales y tan gravosa para los contribuyentes. BEGIN no les hizo caso, es más, ni tan siquiera se puso al teléfono, y siguió haciendo negocios según su peculiar libro de estilo. Esos gobiernos de corruptos pasaban entonces a la acción, como era su costumbre, decretando expropiaciones, fijando precios por decreto y cosas así. BEGIN no hizo declaraciones, ninguna, simplemente dejó de atender al país. Oleoductos cerrados, gasolineras sin gasolina, no más petroleros ni buques metaneros en sus puertos, no más transacciones que tuvieran que ver con petróleo, gas o electricidad. Condenados al ostracismo. La ruina.

Casi todos los gobiernos dieron marcha atrás más pronto que tarde, aterrorizados, no sin antes quejarse amargamente de la «intransigencia de esta sociedad de capitalistas esquilmadores que es BEGIN», por mucho que sus votantes supieran perfectamente quiénes eran de verdad los «

capitalistas esquilmadores». Sólo un gobierno sudamericano siguió en sus trece, a pesar del bloqueo. Poco le duró. Hubo un sangriento golpe de estado que acabó con el gobierno… y de paso con los gobernantes, y el gobierno entrante se apresuró a resolver el problema con tal de volver a hacer negocios con BEGIN.

El resto aprendieron la lección. Habían cambiado las normas. Había un nuevo tipo duro en el patio, y habría que jugar a su juego o no jugar. Aunque a regañadientes, no tuvieron más remedio que aceptarlo y, haciendo de la necesidad virtud, todos ellos entraron en una espiral de declaraciones ensalzando a BEGIN y su «heterodoxa forma de hacer negocios que había cambiado el mundo». Si Barrash estaba divertido por lo irónico de la situación nadie lo supo, pues, como de costumbre, ni él ni BEGIN hicieron ningún tipo de declaración.

Su logo del árbol y el sol era ya el más famoso del mundo, y entre 2024 y 2025 BEGIN ya controlaba el 87% del mercado mundial de energía.

Fue entonces cuando dio un vuelco inesperado a su política. Revisando la cartera de patentes de las petroleras, compañías eléctricas e industriales que había adquirido, se descubrieron, ocultos en los más profundos cajones de los más remotos archivos, ciertos inventos y técnicas que permitían más que doblar el rendimiento de los paneles solares o de los molinos eólicos, que reducían drásticamente el consumo de combustible de los motores de explosión y otras maravillas similares. Hasta ese momento las grandes compañías de la energía no habían tenido el tiempo necesario para desarrollar ninguno de estos inventos porque «estaban inmersos en otros proyectos más acuciantes», según aseveró uno de los responsables de I+D poco antes de ser fulminantemente despedido.

En el plazo de unos pocos años BEGIN entregó estas patentes a un precio irrisorio a todo el que quisiera comprarlas, sin restricción de ningún tipo: fabricantes de automóviles, de motores, de baterías y artilugios de todo tipo. En unos años más, el consumo de energía por habitante se había reducido al 50% del que había en 2020, a pesar de que muchos más dispositivos de todo tipo estaban ahora conectados.

En 2043 la mayor parte de viviendas tenían instalados unos baratos y muy eficientes captadores solares que reducían enormemente la dependencia energética de la red externa. Nuevos intercambiadores de calor habían alumbrado una nueva generación de climatizadores muchísimo más eficientes, tanto para refrigeración como para calefacción. Todos los automóviles que se fabricaban en la década de 2040 no eran ya de combustión, sino eléctricos, pues nuevas baterías mucho más versátiles, ligeras y potentes habían permitido diseñar automóviles más seguros, baratos, con gran autonomía y reducido consumo.

BEGIN había incumplido todos y cada uno de los principios básicos del capitalismo. Había cometido mil y un errores de manual. Todo lo había hecho del revés. No había blindado su mercado, no había protegido su propiedad intelectual, no había exprimido a sus clientes ni eliminado a su competencia basándose en su situación virtualmente monopolística…

Había triunfado.

No sólo ganaba dinero, no en cantidades deshonestas pero sí lo suficiente para seguir mejorando día a día, sino que además prácticamente todo el mundo la reverenciaba e imitaba.

Todo esto era público y notorio, y Silvia lo conocía tan bien como cualquier oficinista de Bangkok o agricultor de las Islas Shetland, por lo que la reunión con Boyle se centró en la estrategia a seguir en el futuro, que se podía resumir básicamente en más innovación, más barato, para más gente. Fácil.

Por eso la reunión con Kevin Boyle, el responsable de energía de BEGIN, duró apenas hora y media. Es lo que ocurre cuando la información es única, coherente, fluye sin cortapisas y está disponible para todo el mundo: que prácticamente no hay confusiones.

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