Beautiful

Beautiful


10. Jensen

Página 20 de 42

—Se me acaba de ocurrir ahora.

—Hace un calorcillo raro —dijo Pippa, volviendo el rostro hacia el cielo. Ante la expresión de protesta de todo el mundo, añadió—: Pues es verdad. En Londres, cuando llueve, hace tanto frío que no te sientes simplemente mojado, sino calado hasta los huesos.

—Es cierto —convino Ruby—. Al ser de San Diego, pensé que me encantaría la lluvia, pero ya no la soporto.

A pesar de ello, a ninguno parecía importarnos demasiado la lluvia; desde luego, no lo suficiente como para abandonar el prado que se extendía junto a las bodegas, enmarcado por los colores del otoño y por los árboles cargados con las últimas manzanas de la temporada.

—Solo he vivido en Londres y Bristol —dijo Pippa—. Echaría de menos a mis madres, pero no creo que echase mucho de menos Londres. Puede que necesite una aventura. Myanmar. O Singapur.

—Vente aquí —dijo mi hermana mientras se tumbaba sobre las rodillas de Will, que le envolvió los hombros con los brazos.

—Ahora mismo eso suena espectacular. De acuerdo, seguramente será por mi actual estado de ánimo: un exinfiel en Londres, un empleo deprimente, que siempre nos entren ganas de mudarnos a cualquier sitio en el que estemos de vacaciones, etcétera. De todos modos, creo que me gustaría pasar una temporada en Estados Unidos.

Ziggy se incorporó sobre un codo, seria de pronto:

—Vale, ¿y por qué no lo haces? ¡Hazlo!

—No es tan fácil —intervino Niall—. Hay que conseguir un empleo, un visado…

—Bueno —dijo Ziggs, enjugándose unas cuantas gotas de agua de la cara—, si te interesa, tengo muchos contactos en el mundo de la ingeniería.

Continuó hablando de contrataciones internacionales y de algunos conocidos que tenía en el sector, pero desconecté y me puse a observar a Pippa. Componía una mezcla sorprendente de dulzura y descaro, de concentración y ligereza. Casi me parecía ver a la niña que se enfrentaba en su interior con la mujer responsable para decidir quién se llevaría el gato al agua.

—No lo sé —dijo Pippa en voz baja—. Tengo mucho en que pensar.

La lluvia arreciaba, empezando a caer con más fuerza desde las hojas. De pronto, dejamos de sentirnos resguardados. Pronto nos rodearía el agua.

—Chicos —dijo mi hermana mientras nos levantábamos y recogíamos nuestra basura—, sé que ya saqué el tema anoche, pero creo que tenemos que poner fin a este viaje. Nos quedan dos días más en la zona, y tengo la sensación de que…

—¿De que somos más felices en nuestra burbuja? —dijo Niall, acabando la frase por ella.

Todos me miraron, casi al unísono. No quería ser el motivo por el que abandonáramos Connecticut antes de lo previsto, pero al final parecía que no era el único con ganas de escapar. Así que acabé cediendo:

—Vale, muy bien. Tenéis razón.

—Más vino —dijo Pippa—, menos extraños.

Me miró y añadió entre risas:

—Bueno, aparte de mí.

Ir a la siguiente página

Report Page