Beautiful
17. Jensen
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Me resultó fácil reservar el vuelo. A sabiendas de que seguramente tomaría tanto
whisky como pudiera tragar y luego dormiría el resto del trayecto hasta casa, utilicé tantas millas como hizo falta y reservé un billete de vuelta de primera clase, directo hasta Boston.
Encontré un asiento aislado en un rincón de la sala de espera. Procuré mantener la vista baja y los tapones para los oídos puestos; no quería hablar con nadie. Hanna me envió un mensaje durante mi segundo
whisky con soda, pero hice caso omiso. No estaba dispuesto a reconocer ante ella que había dado un salto al vacío y me había estrellado de forma espectacular.
Sabía que mi hermana se sentiría orgullosa de mí por haberlo intentado y que haría todo lo posible para animarme. Sin embargo, de momento quería regodearme en mi desgracia. O Pippa nunca había querido más, o sí había querido, pero yo había sido demasiado obtuso para verlo en su momento.
Anunciaron mi vuelo por el altavoz de la sala de espera, vacié mi vaso y cogí mi bolsa de lona para ir a la puerta de embarque.
Como siempre, la gente había empezado a reunirse en torno a la tarima mientras aguardaba su turno. Me puse en la fila, le devolví al agente su sonrisa, de mala gana, pasé mi billete por el escáner y eché a andar por la pasarela.
Los demás pasajeros caminaban arrastrando los pies mientras yo funcionaba en piloto automático. Subí al avión y me puse a recorrer el pasillo hasta detenerme en mi fila.
Cuando alcé la vista, sentí que se abría la tierra.
Inspiré hondo y abrí la boca. Del torrente de palabras y discursos que daban vueltas por mi cabeza, solo uno logró salir:
—Hola.