Barcelona

Barcelona


PEDRALBES Y, MÁS ALLÁ, VALLCARCA

Página 37 de 41

PEDRALBES Y, MÁS ALLÁ, VALLCARCA

El monasterio de Pedralbes es convento de monjas clarisas, fundado por Elisenda de Montcada cuando quedó viuda de Jaime II de Aragón, el rey a quien el Dante mete en el Purgatorio, en la Divina Comedia; Elisenda de Montcada fue su cuarta esposa. Le precedieron en el tálamo Blanca de Anjou y María de Chipre, y fuera del tálamo — pero siendo considerada reina durante cuatro años — la infanta Isabel de Castilla, que fue devuelta virgen a sus padres, Sancho IV y doña María de Molina, porque el papa Bonifacio no autorizó la boda por dos razones: porque eran primos y porque la criatura tenía ocho años. El escudo de la reina fundadora campea sobre la puerta, con las monedas (los reyes de armas prefieren decir besantes) de los Montcada y las barras de la casa de Aragón. El monasterio es obra de Guillem Abiell — que supo conjugar los tendidos trazos dominantes con la erecta esbeltez del campanario — y es también un prodigio de conservación y de sencillo buen gusto; la capilla —siempre en el siglo XIV — fue pintada por Ferrer Bassa. Los cipreses y las plantas aromáticas del país crecen en su recoleto jardín y añaden aún más encanto a su arquitectura.

El palacio Real de Pedralbes fue regalado a don Alfonso XIII, en los años de la dictadura de Primo de Rivera, por el ayuntamiento de la ciudad y un grupo de próceres locales. Es de nobles proporciones pero de escasa importancia arquitectónica y quizá lo mejor de él sea el jardín, con árboles vetustos y rosales de las más variadas y exquisitas especies; en él se celebra, año a año, el concurso de rosas, flor en cuyo cultivo son maestros los catalanes. El palacio Real de Pedralbes, durante la república, se destinó a museo de Artes Decorativas.

Vallcarca, por encima de Barcelona, es caserío en cuesta que se alza en innúmeros planos a distinto nivel. En Vallcarca el aire es límpido y saludable y la vista abierta y dilatada, con el monte del Tibidabo dibujándose sobre el cielo y la ciudad a sus pies y difuminándose en su cortina gris de polvo y de respiraciones.

Ir a la siguiente página

Report Page