Barcelona

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LA PLAZA DEL REY

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LA PLAZA DEL REY

Florece en el rovell de l’ou, la yema del huevo, de la ciudad. Ataúlfo —y aún antes, los pastores romanos — vivieron, según síntomas, en terrenos de lo que, desde el siglo XI, fue el palacio Real Mayor. Este palacio Real Mayor, con los siete pisos de arquerías del mirador del rey Martín, se alza al fondo de la plaza del Rey; en una esquina, una escalera en arco de círculo lleva hasta dos puertas: la del palacio, románica, y la de la capilla de Santa Águeda, gótica; en esta escalera fue donde el payés Joan Canyamàs quiso segar a punta de espada la vida de Fernando el Católico, poco después de que Colón llegara a América y aun antes de que en España se recibiera la noticia. De la capilla puede pasarse al majestuoso salón del Tinell, tan noble en su arquitectura como en su historia. Enfrente está el palacio Clariana-Padellás, con el museo de Historia de la Ciudad, que fue trasladado, piedra a piedra, desde la calle de Mercaders. Frente a la capilla se levanta al palacio del Lugarteniente, hoy archivo de la Corona de Aragón, que encierra un verdadero tesoro en documentos medievales. El palacio del Lugarteniente da a tres calles: la de los Condes de Barcelona —en la que está la entrada de lujo, por la que se accede a un patio con una parra que si no oyó roncar a don Pedro de Portugal, le faltó poco —, la de la Baixada de Santa Clara — que en tiempos se llamó de la Corretgeria — y la de esta plaza del Rey.

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