Barcelona

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EL MUSEO PICASSO

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Picasso siempre se consideró vinculado a Barcelona, la ciudad de su adolescencia, de su primera juventud y también de sus primeras exposiciones: la de Els 4 Gats, en el 1900, y la que organizó la revista

Pèl i ploma en la sala Parés, un año más tarde. Picasso llegó a Barcelona a sus trece años y salió de la ciudad sintiéndose catalán. Donde paces y no donde naces, suele decirse; esto no es cierto del todo, pero tiene su parte de verdad que no escinde a las demás verdades, y el amanuense discurre que lo discreto fuera pensar que todo, sin que nada se escape ni se perdone, pesa sobre el ánimo, sobre la voluntad y sobre la conciencia: donde naces, donde paces y donde te vas para el otro mundo. El amor de Picasso a Barcelona es evidente y mantenido y Barcelona, que es ciudad de buena memoria para la gratitud, siempre ha sabido corresponderle; en todos sus estamentos y al margen de la circunstancia, ese pandemónium confundidor. El museo Picasso nació de la iniciativa de Jaime Sabartés de donar su colección de picassos a Barcelona, con la única condición de que no se dispersara, sino que se mantuviera junta y en un museo que llevara el nombre del pintor; el alcalde Porcioles acogió la idea con entusiasmo inteligente y el día 9 de marzo de 1963 abrió sus puertas el nuevo museo en el palacio Berenguer de Aguilar, en la calle de Montcada. Al legado de Sabartés pronto se le sumaron otros picassos: los del museo de Arte Moderno y los cedidos por Doménec Carles, Dalí, los Gaspar, Gustavo Gili y Sebastián Junyer-Vidal, quizás entre otros que el amanuense pueda olvidar sin querer hacerlo; hace pocos meses, los Vilató entregaron, en nombre del pintor, que es tío suyo, un verdadero tesoro, con lo que el museo — que sólo espera el

Guernica — puede considerarse ya como el santasantórum de su obra. Más curiosos motivos de la vinculación de Picasso a Barcelona puede hallarlos, quien los busque, en la traducción que hizo de unos versos de Maragall; pero quien sabe de esto no es el amanuense sino su amigo Joan B. Cendrós i Carbonell, a quien puede preguntársele.

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