BAC

BAC


Capítulo 19

Página 23 de 74

Capítulo 19

Álvaro se encontraba en la sala, sentado de medio lado frente a su portátil, con unos auriculares colocados y manteniendo una conversación en inglés. Diego no quiso molestarle, así que colocó su libreta y la copia del dossier que le acababan de entregar en el otro extremo de la mesa.

Sabino se encontraba fuera, hablando por teléfono con su esposa. Eva hacía lo mismo con su jefe. Diego aprovechó para salir a la calle a tomar el aire y charlar un rato con su jefe, Pérez. Transcurrieron quince minutos donde se informaron mutuamente de los pocos avances en ambos casos.

El grupo de investigadores que continuaba buscando pistas relacionadas con el primer crimen de Ibiza estaba finalizando los informes sin haber hallado nada que los condujese a un sospechoso. Tampoco habían conseguido nada los investigadores que se encargaban de seguir la pista okupa sugerida por Diego. Seguían sin tener una miguita de pan que seguir para encontrar la siguiente…

Cuando Diego volvió a la sala, Álvaro verificaba las conexiones y preparaba un par de presentaciones. Le hizo un gesto para que se acercara.

– Mira lo que me han pasado unos contactos del ejército. – dijo Álvaro, mientras giraba el portátil para que Diego pudiese ver la pantalla.

– ¡Impresionante! – exclamó Diego al ver las imágenes que le estaba mostrando su compañero.

Se trataba de imágenes captadas por algún satélite. En varias de ellas se veía un vehículo aparcado en los límites del coto de caza. Las imágenes habían sido tomadas antes del amanecer, por lo que la definición no era demasiado buena, de todos modos, la resolución era impresionante. Después había otras, ya de día, donde se podían ver dos personas desplazándose hacia el coche, uno de ellos llevaba algo colgado a la espalda. A Diego le pareció la funda de un arma. En otras imágenes entraban al coche, un pequeño todo terreno de color claro. Después se dirigieron al sur.

– ¿Se puede ampliar más? ¿Disponemos de algún dato? ¡Yo diría que podemos ver de qué coche se trata! – exclamó Diego, esperanzado.

– No, esto es lo mejor que me han podido pasar. Esos algoritmos milagrosos que salen en las películas no existen, si ampliamos las imágenes perdemos resolución. Nos las han pasado desde el Ministerio de Defensa. Están tomadas con un satélite militar estadounidense. Trabajan en un proyecto conjunto de un sistema para seguimiento de vehículos y personas. – respondió Álvaro. – Tengo a varios colegas trabajando con las imágenes, a ver si pueden encontrar algo. De momento, Sabino apuesta por un todoterreno pequeño, tipo Suzuki Vitara o Lada Niva.

– ¿Habéis podido ver hacia donde se dirigía? Quizás alguna cámara de vigilancia en el trayecto pueda tener imágenes que nos permita identificarlo mejor. – sugirió Diego.

– El satélite abarca un área limitada, hemos tenido suerte que tuviesen estas imágenes. Usan helicópteros que salen de un helipuerto cercano al coto para hacer pruebas de seguimiento automático. Están desarrollando un software para seguir y predecir trayectorias de elementos veloces por satélite. Un helicóptero salió a las nueve de la mañana y tenía previsto sobrevolar una zona montañosa cercana al coto, ese es el motivo por el que tenemos las imágenes. El vehículo sospechoso se dirige hacia el sur por pistas forestales hasta acceder a una carretera secundaria que une Huelma y Cambil, dos pequeños pueblos de la zona. Estamos en la Andalucía rural, aquí no hay cámaras de vigilancia instaladas por las esquinas. Aun así, hemos analizado las posibles rutas de escape y mi equipo está rastreando imágenes capturadas por bancos o comercios privados. Esta noche, o mañana a primera hora deberíamos tener algo. – respondió Álvaro, que no paraba de recibir notificaciones en el móvil.

– Coge el móvil, a lo mejor es importante. – le dijo Diego, mientras seguía mirando con detenimiento las imágenes en el portátil de su compañero.

Ahí estaban los que podrían ser los asesinos de Zafra. Dos borrosos grupos de píxeles en la pantalla que se movían en la misma dirección. Era prácticamente imposible identificar cualquier tipo de rasgo diferenciador, pero era lo único que tenían. El coche se veía algo mejor, su color, blanco, le daba más definición. Diego hizo zoom en varias de las imágenes que lo mostraban, buscando algún detalle. Probó varias tomas, en las que el vehículo hacia maniobras para dar la vuelta. No pudo ver nada. Suspirando, esperó a que Álvaro acabara de revisar sus mensajes.

– ¿Qué, alguna novedad? – preguntó Diego.

– Pues sí, han identificado el coche, es un Lada Niva, un modelo antiguo que se vendió bastante. Sabino, ¡has tenido buen ojo! – respondió Álvaro, sorprendiendo a Sabino que entraba a la sala con cara de preocupación. – ¿Qué pasa? ¿A qué viene esa cara?

– Mi hija, está otra vez con fiebre. Mi esposa me ha llamado cuando volvían del hospital. Una infección de oídos, debida a un resfriado mal curado. Pobrecilla, vaya racha llevamos… – dijo Sabino, con voz lánguida. – ¿Qué decías de mi buen ojo?

– Nos han confirmado el modelo del coche. Un Niva, has acertado. Pero la niña está bien, ¿no? – preguntó Álvaro.

– Espero que sí. No deja de ser una simple infección, tratamiento de antibióticos y controlar que no suba la fiebre, pero me sabe mal no estar en casa echando una mano. – respondió Sabino, apesadumbrado

El cansancio se reflejaba en su rostro. Eva acababa de asomar por la puerta y había escuchado la última parte de la conversación. No dijo nada, solamente observó a sus colegas. Paró sus ojos en Sabino y pensó que quizás debería hablar con su jefe y pedirle que lo enviaran a casa. Necesitaban que el personal estuviese implicado al cien por cien y Sabino no daba la impresión de estar concentrado en los casos que estaban investigando.

– ¿Eva, puedes venir a ver una cosa?  - dijo Álvaro reclamando su atención.

Tras enseñarle las imágenes, Álvaro le comentó que acababan de recibir la confirmación del modelo de coche.

– Esto abre una vía de investigación, finalmente. – comentó Álvaro. – Según me han explicado, el Niva fue bastante popular en los ochenta, cuando se empezaron a comercializar en España. Parece ser que, por la línea, se trata del modelo antiguo, el que más se vendió. Tiene fama de coche duro, aún siguen circulando muchos, sobre todo en zonas rurales. Han contactado con la DGT para obtener el listado de Ladas Niva que no han sido dados de baja. En un par de horas tendremos los datos.

– Menos mal, ¿os dais cuenta que, junto con las cenizas que encontraron en la ropa de Castro, son las únicas pistas que nos han dejado los putos BAC? – exclamó Eva. – Por cierto, ¿alguno ha leído el dossier de Zafra completo?

– ¡Tranquila, que no nos van a hacer un examen! – contestó Sabino. – Ya tendremos tiempo de leerlo, si alguien del grupo de apoyo encuentra algo de interés nos lo dirá. Creo que deberíamos centrarnos en lo que nos puedan explicar de la autopsia o de balística.

Eva estuvo a punto de contestar de forma airada, pero reflexionó durante unos segundos y pensó que Sabino tenía razón, toda la razón. No adelantaban nada leyendo aquel informe de más de ochenta páginas, seguramente incluía demasiada paja. Quizá era ella la que no estaba centrada en los casos.

– Voy a salir a echar un cigarrillo, ¿se apunta alguno a tomar el aire? – anunció Eva, esperando que alguno de sus compañeros le acompañase.

– Me quedo, tengo que mirar una cosa. – respondió Álvaro.

Sabino y Diego asintieron con la cabeza y siguieron a Eva.

– Traedme una Coca-Cola bien fría, ¡por favor! – gritó Álvaro a sus colegas cuando salían por la puerta.

A las doce menos cinco, los tres volvían con una botella grande de agua y una lata de refresco que Álvaro abrió al momento. Diego se sentó frente al portátil y se quedó observando, donde fueron apareciendo conexiones a la reunión. Se preguntó si Santamaría asistiría a aquella reunión también. Saldría de dudas en breve.

Como en la ocasión anterior, el comandante Gracia se encargó de abrir la reunión.

– Buenas. Como sabrán, hemos tenido que retrasar la reunión en espera de algunos resultados. Esperamos que no haya ocasionado ningún problema. – dijo Gracia. – Si les parece bien, presentamos a los asistentes y comenzamos.

Nadie contestó, así que Gracia inició la ronda de presentaciones.

– En Madrid me acompañan dos expertos forenses, los doctores Arrieta y Castellanos. El subcomisario Azpeitia y la doctora Aguirre desde Bilbao. Buenos días. Egun on, señores. – dijo Gracia.

– Egun on, buenos días, bon día. – respondieron dos voces.

– En Barcelona tenemos al intendente Pérez, a la inspectora Fernández, y a un experto en armas, el sargento Casajoana. Bon día. – continuó Gracia.

– Bon día! – respondieron desde Barcelona las tres voces.

– Desplazados en Jaén, nuestro equipo de investigadores, Morales, Muguruza, Pons y González. También tenemos conexión con la doctora forense Ruiz-Tauste que ha practicado la autopsia junto a su equipo del Hospital Militar de Sevilla. Bueno, creo que ya podemos comenzar. Si no les importa, empezaremos con el análisis balístico y después continuaremos con la autopsia. Por favor, Casajoana, adelante. – finalizó Gracia.

Diego comprobó que ésta vez, el número de personas coincidía con el número de conexiones, parecía que no quedaba nadie por presentar. Miró a sus compañeros y Sabino le guiñó el ojo.

– Perdón, ¿hoy no nos acompaña el secretario de Estado, el señor Santamaría? – preguntó Sabino, adelantándose a Diego.

– No, hemos acordado que tras la reunión le llamaré en persona para hacerle un resumen. El señor Santamaría me ha rogado que le disculpen, tenía que atender otro compromiso que le impedía asistir a esta reunión. – contestó Gracia. – Bueno, Casajoana, cuando quiera.

– Hola, buenas. Antes que nada, voy a mostrarles unas fotos de la que pensamos que es el arma utilizada por los asesinos. Como ya se dijo en las pruebas preliminares de balística, muy acertadamente, por cierto, se trata de un fusil de asalto de fabricación alemana, un Sturmgewehr 44 o StG44, que dispara munición del calibre 7,92. – dijo Casajoana.

El sargento realizó una breve pausa para poner en marcha una presentación que compartió con el resto de asistentes a la reunión.

– Aquí la tienen. Podemos considerarla un arma de coleccionista. En España hay registradas cerca de cien unidades, pero sabemos que puede existir una cantidad similar o mayor sin legalizar. Se puede adquirir incluso por internet. Es un arma que usaron los alemanes en la Segunda Guerra mundial. Tras la finalización de la guerra, se podía comprar fácilmente en el mercado negro.  Técnicamente es un fusil de asalto, tipo ametralladora con disparo semiautomático, pero dispone de un selector para usarlo como un rifle convencional, es decir, de disparo único. Probablemente los asesinos usaron este último modo, ya que la víctima recibió solo un disparo. Después de la autopsia, les mostraré una reconstrucción del crimen. – explicó el sargento Casajoana.

– Una pregunta. – intervino Eva. – ¿Qué alcance y precisión tiene el arma?

– Según nuestros datos, un tirador experto armado con un StG44 podría alcanzar un objetivo del tamaño de un balón de futbol situado a unos quinientos metros. Tengan en cuenta que el disparo que impactó en la cabeza de Zafra fue realizado desde unos veinticinco metros de distancia, así que el tirador no tuvo que hacer un alarde de precisión, fue más bien un tiro fácil, ya que parece ser que la víctima se hallaba en posición de descanso, quieto, cuando recibió el impacto. – contestó Casajoana.

– Gracias, Casajoana. – intervino Gracia. – Demos paso al informe de la autopsia, doctora Ruiz-Tauste, por favor.

– Hola, soy Laura Ruiz-Tauste. Doctora forense del Hospital Militar Vigil de Quiñones, de Sevilla. Si no les importa, voy a compartir unas imágenes. No duden en interrumpirme si tienen alguna pregunta o no entienden algo. – dijo la doctora, mientras la pantalla de su ordenador iniciaba la presentación. – Bueno, ya está, disculpen, pero no estoy acostumbrada a usar esta tecnología. Como verán en estas fotos, la víctima presentaba un solo impacto de bala, con orificio de entrada en el hueso frontal, unos cuatro centímetros por encima del ojo derecho. El orificio de salida está situado en el occipital, en su zona inferior derecha, lo que puede indicar que el disparo se realizó desde una posición elevada. Dada la distancia del disparo, la velocidad, el tamaño del proyectil y la zona vital afectada, podemos asegurar que la víctima murió casi al instante, fue un disparo mortal. El proyectil, en su trayectoria de salida, rompió el hueso occipital, ocasionando pérdida abundante de masa encefálica, que fue hallada esparcida por el suelo en la escena del crimen.

La doctora mostró en la pantalla varias imágenes donde se veían varias tomas de la cabeza de la víctima, los orificios de entrada y salida de la bala, así como varios de los fragmentos de masa encefálica repartidos por el suelo.

– La víctima fue después arrastrada hasta la base de un árbol. Hay marcas de arrastre en la parte inferior de la espalda, zona lumbar y las extremidades inferiores, sobre todo en la derecha, como pueden apreciar en estas fotos. – continuó la doctora, acompañando con imágenes sus explicaciones. – Que hayamos encontrado marcas más profundas en una de las piernas podría ser indicativo que lo movieron dos personas y una de ellas fuese bastante más fuerte que la otra, de ahí esa diferencia.  Por lo visto ataron a Zafra por los pies y usaron una cuerda para subirlo. Dada la corpulencia de la víctima, la maniobra tuvo que ser realizada por al menos dos personas, el muerto pesaba un poco más de cien kilos. A posteriori, marcaron las letras BAC en su frente y la palabra ladrón entre el pecho y la pelvis con la sangre de la víctima, probablemente usando una rama, ya que encontramos una cerca de la escena del crimen manchada de sangre y la victima presentaba arañazos que coinciden con el extremo de dicha rama.

– Perdone que la interrumpa. – dijo Eva. – Ha comentado que el cuerpo presentaba marcas de arrastre, ¿sabemos la distancia aproximada? Otra pregunta más, ¿han encontrado algún tipo de huellas, epiteliales o marcas en las cuerdas utilizadas?

– Ningún problema, señora. La distancia aproximada de arrastre era relativamente corta, ya que el cuerpo estaba cerca del árbol, según las mediciones realizadas en la escena del crimen, eran unos cuatro metros, si no recuerdo mal… – respondió la forense con su peculiar acento andaluz, mientras revolvía unos papeles. – Mire, exactamente tres metros y ochenta centímetros. Esa es la distancia que midió la brigada científica sobre el terreno. También ha preguntado si encontramos rastros en cuerdas o en el cuerpo, la respuesta es negativa. Nuestro equipo ha podido hacer un seguimiento hasta encontrar el fabricante de la cuerda utilizada. Sabemos que la cuerda no era nueva, ya que se trataba de una cuerda fabricada como mínimo hace diez años, ya que el fabricante cerró.

– ¿Por qué has preguntado acerca de la distancia, Eva? – dijo Gracia.

– Por hacer una estimación, un cálculo aproximado del tiempo que pasó entre que efectuaron el disparo y encontraron el cuerpo. Hemos interrogado a dos de los cazadores que vieron el cuerpo colgado a las ocho y veintitrés minutos, o sea que los asesinos dispararon a Zafra y lo subieron al árbol en un intervalo de tiempo de unos veinte minutos. Es un gran esfuerzo, pero factible para dos personas de complexión normal, ¿no creen? – respondió Eva.

– Sí, esa es la conclusión a la que han llegado varios expertos que nos han ayudado en la investigación, ¿no es así, doctor Castellanos? – respondió afirmativamente la doctora Ruiz-Tauste.

– Correcto, hemos simulado el arrastre y las marcas son parecidas. – añadió el doctor Castellanos.

– Muy bien, si quieren proseguimos con la reconstrucción del disparo. – intervino Casajoana.

– Un momento, tenemos un dato más que aportar, ¿no es cierto, doctora? – interrumpió la doctora Aguirre.

– ¿De qué se trata? – preguntó Sabino, esperanzado. – ¿Alguna pista?

– Sí, doctora Aguirre, lo iba a mencionar ahora mismo. No es una pista, es más bien un dato referente a la salud de la víctima. Durante la autopsia, hemos encontrado que el señor Zafra había desarrollado un cáncer de páncreas. Por las consultas realizadas a su familia y a su médico privado, no había manifestado ningún síntoma grave. Había acudido a su médico hacía tres semanas por problemas en la orina, pero no habían llegado a diagnosticar la causa. A la víctima le quedaban, como mucho, dos o tres meses de vida, el cáncer estaba avanzando y, como sabrán, no tiene cura. – concluyó la doctora Ruiz-Tauste, con un halo de pesar en la voz.

Se hizo un silencio que duró unos cinco segundos, tras el cual hubo un murmullo generalizado. Gracia comentó que debían continuar, y después de dar las gracias a la doctora Ruiz-Tauste y a su equipo por el trabajo realizado, dio paso a Casajoana, que parecía ansioso por presentar su reconstrucción de los hechos.

– Bueno, a ver si puedo conectar esto... ¡Ya está! – dijo Casajoana, algo nervioso. – Vale, aquí podemos ver una reconstrucción de la escena del crimen, realizada por ordenador. Se trata de la versión más avanzada de un software de realidad aumentada, con renderización de cuatro niveles y…

– Al grano, por favor, Casajoana. – interrumpió Pérez. – No necesitamos datos de la aplicación, sino del crimen…

– Perdón. – dijo Casajoana. – Bueno, como les iba a explicar, hemos situado a Zafra en una reconstrucción de la escena del crimen y hemos calculado la trayectoria del disparo realizado en función de las heridas y la velocidad del proyectil, y como pueden ver, el emplazamiento de los asesinos concuerda con el investigado en la zona del crimen.

– ¡Menuda gilipollez! ¿Qué es esta mierda? – susurró Álvaro a Eva, que se encogió de hombros con las cejas en alto y miró a Sabino y Diego, sin saber que decir.

Casajoana continuó explicando que la posición del tirador podía estar desplazada entre sesenta y ciento cuarenta centímetros en función de la velocidad del aire en el momento del disparo, y proporcionó una excesiva cantidad de datos que a los participantes de la reunión se les hicieron eternos. Sus caras, y las miradas que estaban cruzando provocaron que Diego cogiera su móvil y enviara un WhatsApp a Olga, preguntándole que adonde llevaba el montaje que estaba realizando Casajoana.

Unos segundos más tarde, Pérez interrumpió a Casajoana, con un tono más diplomático del que Diego hubiese utilizado.

– Perdone sargento, ¿este estudio nos va a aportar alguna novedad? Porque si no es así, me gustaría que llegásemos a unas conclusiones finales y decidiéramos la línea de investigación, si no le importa. – dijo Pérez, intentando ser sutil.

– Bueno… pensaba que podíamos dar una visión 3D de la zona del crimen para que todos nos hiciésemos una idea de cómo se perpetró el crimen. – explicó Casajoana.

– Una parte de los que estamos asistiendo a la reunión estuvimos en la escena del crimen. – añadió Eva. – Incluso hemos visto al cadáver sangrando y las pisadas de los presuntos asesinos en la tierra. Estas simulaciones son increíbles y de gran valor si no se puede tener contacto directo, pero creo que no es el caso, ¿no?

– Totalmente de acuerdo. – intervino Gracia. – Casajoana, un trabajo admirable, pero creo que debemos seguir adelante con datos reales. Gracias por la explicación, ha sido de gran interés. Creo que ya puede abandonar la reunión.

El sargento Casajoana se despidió tras desconectar su portátil. Su cara transmitía cierta decepción por no haber podido mostrar la simulación 3D en la que había trabajado durante horas.

– ¿Alguien tiene algo más que añadir? – preguntó Gracia.

No hubo respuesta alguna, así que el comandante de la Guardia Civil, propuso que Álvaro se encargase de hacer llegar la información disponible a todos los cuerpos de seguridad que estaban colaborando en la investigación de los casos.

– Déjenme que haga un inciso sobre la repercusión que están teniendo los crímenes de los BAC. – intervino Azpeitia. – Esta misma mañana, el portavoz del gobierno ha publicado una circular donde se recomienda extremar las medidas de seguridad a los altos cargos tanto del gobierno central como de los autonómicos. Estamos en época de vacaciones y el consejo del ministerio del Interior es que cualquier cargo público evite quedarse a solas. Comienza a haber miedo en ciertas esferas, miedo a que esto no haya hecho más que empezar. A nivel autonómico nuestro Lehendakari ha recomendado lo mismo a sus compañeros de gobierno. Muchos políticos han vuelto a contratar la seguridad privada que usaban en la época de ETA.

– El President de la Generalitat también ha redactado y enviado un comunicado con contenido similar. El departamento de Interior ha elevado el nivel de alerta a naranja, como si estuviésemos en peligro de atentado terrorista. Hemos elevado el nivel de seguridad, colocando vigilancia en los alrededores de las residencias de verano de algunas personalidades. – comentó Pérez.

– Como podréis imaginar, la reacción de la población sobre el tema no se ha hecho esperar. Las redes sociales se han llenado de agravios comparativos entre casos de civiles y el revuelo que se ha formado con estos crímenes. – comenzó a explicar Gracia. – Han comparado el gasto de dinero público en la seguridad de algunos dirigentes, mientras se desahucia a familias enteras o se realizan recortes en sanidad, es difícil de explicar, incluso difícil de entender o defender... Mañana lunes hay convocadas manifestaciones en Madrid y Barcelona para exigir que la seguridad y la vigilancia se la paguen de su bolsillo. Se prevén asistencias masivas, de unos dos millones de asistentes en cada ciudad. El lema va a ser “Yo no tengo nada que temer”, eso lo resume todo. Los ánimos están un poco exaltados, como veis.

Diego pensó que no faltaban motivos para esas movilizaciones. Miró a sus compañeros para analizar sus reacciones.

– Pons, ¿nos puede poner al día de los avances en su área? – dijo Gracia.

– Por supuesto. – contestó Álvaro, diligente.

El inspector compartió las imágenes vía satélite de la zona del crimen donde se podía ver una pareja de personas dirigiéndose hacia un coche, introduciéndose en el vehículo y alejándose a continuación por un camino rural. Con su maestría habitual, explicó los hallazgos acerca del modelo del coche y anunció que se estaba buscando el vehículo con la ayuda de la DGT y la Guardia Civil de Tráfico.

– Había preparado una presentación con información acerca de las manifestaciones que ya ha mencionado el comandante. Creo que ya no hace falta, no aporta nada que no se haya comentado. – dijo Álvaro. – Si no os importa, pasamos a otro tema caliente…

Álvaro cerró la presentación y abrió otra.

– Lo que estáis viendo son varias capturas de pantalla de un portal de internet.

Se llama www.todoesfalso.com. Un grupo de estudiantes universitarios ha creado esta página web, donde los usuarios realizan una especie de apuesta, bueno, más bien una votación sobre quien será la próxima víctima de las BAC. Se ha hecho viral. En menos de cuarenta y ocho horas han tenido más de un millón de visitas, a nivel mundial como podéis apreciar en este gráfico. En Twitter y Facebook está corriendo la información como la pólvora. Desde Interior están tratando de cerrar la página web, pero resulta que está colgada en un servidor en el extranjero, y realmente, no incumple ninguna ley. Simplemente, los usuarios proponen nombres y se realiza una votación. También se puede donar dinero para una ONG, entonces, por cada euro donado, el usuario tiene derecho a votar cinco veces más. Es espectacular la repercusión que está teniendo. La ONG ha anunciado esta misma mañana que lleva recaudados más de diez mil euros, sí, diez mil, ¡habéis oído bien! Este es el ranking de hace media hora. – dijo Álvaro, dejando una pausa entre sus últimas frases para aumentar la expectación.

Álvaro mostró una captura de pantalla donde se veían diez fotos. En primer lugar, estaba el rey. Le seguían otros personajes de la vida política, el presidente del gobierno, el líder de la oposición y en cuarto lugar aparecía el marido de una de las hermanas del rey, inmerso en juicios por estafa y levantamiento de bienes. Ex presidentes y banqueros ocupaban los siguientes puestos del top ten.

– Como podéis comprobar, la gente anda un poco quemada con la clase dirigente en general, pero hay de todo. En la onceava posición se encuentra un entrenador de futbol, como veis, no tiene muchos amigos. También aparecen personajes de ficción, como Bob Esponja o Lord Voldemort… – comentó Álvaro bajo la mirada estupefacta de todos los asistentes a la reunión.

– ¡Acojonante! – exclamó Sabino. – ¿Y este tinglado lo han montado unos estudiantes?

– Sí, ya han sido detenidos, interrogados y puestos en libertad sin cargos. – replicó Gracia. – Uno de ellos es hijo de un reconocido abogado, que no ha tardado en comparecer ante los medios de comunicación denunciando la represión policial del gobierno. El asunto BAC comienza a levantar ampollas. Tenemos muchísima presión, hay que encontrar a los asesinos, sea como sea. Si necesitan algo, no tardéis en pedirlo. Desde medios para viajar a más agentes sobre el terreno. No lo duden, díganlo.

Eva, Sabino, Diego y Álvaro se miraron entre ellos. Eva recaló su mirada sobre Álvaro. No le había comunicado previamente que tenía la información que acababa de presentar. Era la segunda vez que pasaba y no estaba dispuesta a tolerar una tercera.

– Tengo una duda. – dijo Eva. – ¿Pueden aclarar quien está al mando del operativo? Me refiero a que me gustaría hablar sobre quién es el responsable del equipo que formamos Muguruza, González, Pons y yo misma.

La capitán clavó su mirada en Álvaro, que inclinó su cabeza para evitar cruzarse con aquellos puñales azules. Diego miró a Eva, sus ojos le hicieron saber que la apoyaba. Sabino miró a sus tres compañeros sin saber que decir ni hacer. El ambiente de la sala donde se encontraban los investigadores se enrareció en cuestión de segundos.

El comandante Gracia, superior directo de Eva fue quien rompió el silencio.

– Pensaba que esto había quedado claro desde el primer momento, ¿no? Azpeitia, Pérez, ¿algo que decir? – preguntó Gracia, dejando tan solo décimas de segundo para seguir con su respuesta. – El cuerpo al mando de esta investigación, y la de cualquier crimen relacionado con los malditos BAC es la Guardia Civil. El resto de cuerpos, tanto autonómicos como nacionales están colaborando en la investigación, hecho que valoramos y agradecemos, y por lo tanto están subordinados a la Guardia Civil. La capitán Morales es la responsable del grupo de investigadores sobre el terreno y la persona que debe coordinar las decisiones de primer nivel. Si alguno de los miembros del equipo tiene algún problema con ello, que me lo haga saber ahora mismo, o después de la reunión, en privado, como lo prefiera.

Azpeitia y Pérez contestaron que estaban de acuerdo, como lo estuvieron desde el principio, lo que dejó a Álvaro en el punto de mira. Se vio obligado a hablar, ya que sus superiores directos no estaban presentes en la reunión.

– Supongo que Eva lo pregunta por mí. Que conste que no tengo duda alguna de su valía profesional, pero creo que avanzamos con demasiada lentitud en las investigaciones. Bajo mi punto de vista, no es cuestión de liderazgo, es cuestión de tratamiento de la información. Hoy me han pasado imágenes gracias a un contacto del ejército. Tanto esa información como la mayoría de datos los está consiguiendo mi equipo. Llevo noches sin dormir, a base de cafeína, escudriñando cualquier indicio que nos mueva en una buena dirección, pero… – explicó Álvaro, un tanto altivo y arrogante.

– Pero qué… ¿Qué estás insinuando, que los demás no trabajamos, que no estamos tan implicados como tú? ¿En qué te basas? – respondió Eva intentando no perder la calma.

– Mientras yo estaba hablando con mis contactos americanos, otros hacen salidas nocturnas, ¿o lo vas a negar? – dijo Álvaro, levantando una ceja con aire chulesco y un tono algo beligerante.

Eva y Diego se miraron el uno al otro. Eva lo entendió todo, y nada… ¿Álvaro los había estado espiando? ¿Sabía que había salido de su habitación para entrar en la de Diego? ¿Era eso?

Olga escuchaba la discusión sin saber que pensar y mucho menos que decir. ¿A qué se estaba refiriendo Álvaro? No quería pensar mal, pero notaba que Diego estaba algo distante desde que se marchó a Ibiza, hacia solo tres días. Ella necesitaba el contacto, el día a día, hora a hora. No, no había sido insegura nunca y no iba a comenzar a serlo ahora. Todo tenía que tener una explicación.

– ¿A qué te refieres, Álvaro? ¿Puedes concretar? Estamos tratando temas muy serios para dejar claroscuros. Repito, ¿a qué te refieres? – preguntó Gracia con tono autoritario.

En la mirada de Álvaro apareció algo parecido al desprecio cuando miró de soslayo a Diego y Eva, se giró hacia Sabino antes de comenzar a hablar.

– Si no le importa, preferiría tratar el tema en privado, señor. – contesto Álvaro. – Me gustaría hablar con usted por teléfono.

Diego observaba a sus compañeros, incrédulo. No entendía la actitud de Álvaro, que había cambiado de forma radical el tono de su voz y la forma de mirarlo. Todo debía tener una explicación y esperaba oírla, de sus labios.

– Bien, ahora mismo le llamo. – dijo Gracia. – Agradecería que los demás permanezcan a la espera, no creo que tardemos mucho en solucionar esto.

Dicho esto, el teléfono de Álvaro comenzó a sonar y el inspector salió apresuradamente de la sala.

– Hola señor. Sí, le oigo perfectamente. – contestó un altivo Álvaro.

– Pons, explíqueme lo que pasa, sin rodeos. – inquirió Gracia, cuyo tono no invitaba a desafiarle.

– Tengo la sospecha que hay dos miembros del grupo más preocupados por sus escarceos sexuales que por la investigación. – Álvaro deambulaba de un lado a otro del pasillo, nervioso. – Me han informado que durante su estancia en Ibiza comieron juntos y después se marcharon a una playa nudista, solos, y, evidentemente, desnudos.

– ¿Qué? ¿Cómo lo ha averiguado? Se supone que usted abandonó la isla antes que ellos, ¿no? ¿Qué más? – preguntó Gracia.

– Me lo contó un policía de Ibiza. Alguien que nos estuvo ayudando en la investigación del caso Castro. ¿Qué más? Ayer por la noche, mientras estaba ocupado buscando información relacionada con el caso, escuche la puerta de la habitación de Eva, salió en pijama y se dirigió a la habitación de Diego. Estuvo allí cerca de tres horas, no sé más detalles, pero puede imaginar el resto. – dijo Álvaro, con tono orgulloso.

La expresión de Álvaro se asemejaba a la del chivato de la clase que tras informar de las actividades de los niños malos espera obtener la recompensa del profesor.

– Así que usted ha creado una red de espionaje propia para saber que hacen sus compañeros, muy bien. Pues sepa, Pons, que acaba de meter la pata, hasta el fondo. Pongo la mano en el fuego por mi gente. Morales, Eva, es una de los mejores investigadores  en activo con los que he trabajado. Me cuenta que ha aprovechado un intermedio en la investigación para ir un rato a la playa, ¿qué más da? – dijo Gracia en un tono que estaba haciendo que Álvaro se ruborizara. – Ayer por la noche tuve una conferencia con Diego González y Eva Morales, desde la habitación de Diego, a petición mía. Estuvimos cerca de tres horas repasando cada pequeño detalle de los dos casos, buscando similitudes con casos anteriores, conductas parecidas… Ya sabe a qué me refiero. Ha tenido usted una actitud un poco fea, ¿no le parece? Pons, es usted brillante, por eso pedimos a sus jefes que lo asignaran a este caso, pero estoy descubriendo a un Pons que no me gusta, que posee un lado egoísta que no encaja en el equipo. Esa actitud arrogante y el empeño en querer sobresalir por encima de los demás, tiene usted un problema con su ego… Cuando oculta información a sus compañeros…¿qué pretende? El trabajo en equipo es clave es este tipo de investigaciones. Le voy a dar dos opciones… Asumir que la responsabilidad de la investigación recae sobre otra persona, o dejar el equipo. Preferiría que escogiese la primera, pero entendería que eligiese la segunda. Ahora voy a colgar y volver a la sala de reuniones, decida usted rápido y haga lo mismo.

Gracia colgó el teléfono. No había sido una conversación, fue una regañina en toda regla. Un monólogo donde Gracia había leído la cartilla al empollón, al niño superdotado que había errado claramente en el análisis de la situación. Álvaro se sentía descolocado. Anduvo de un lado a otro del pasillo mirando el móvil. Lo apretó con su mano derecha, como si quisiera sacar zumo de pixeles de la enorme pantalla. Su gesto era de rabia, rabia mezclada con estupor. Había fallado y no estaba acostumbrado a hacerlo. Había confundido los actos de Eva y Diego. No tenían ningún rollo, no estaban liados, simplemente estaban trabajando juntos… No sabía el porqué. Quizás habían sido los celos hacia Diego. No le permitían actuar con claridad. Habían nublado la realidad, de forma que su cerebro, acostumbrado al sistema binario, unos y ceros, no supo analizar una lógica difusa. Las emociones no eran lo suyo. Se puso en cuclillas, con la espalda y la cabeza apoyadas en la pared del pasillo. Aquellos casos eran perfectos para su carrera profesional y la estaba cagando. Marcó un número de teléfono y esperó contestación. Tras esperar tres tonos de llamada, alguien descolgó al otro lado de la línea telefónica.

– Hola. Soy yo. ¿Puedes venir un momento? Me gustaría explicarte todo lo ocurrido. – dijo Álvaro con aire arrepentido.

La capitán Morales apareció unos instantes después. Lo miró sin saber que decir. Álvaro se levantó y se dirigió hacia ella.

– Eva, perdona. Todo ha sido un malentendido y asumo toda la culpa. Si crees que no vas a poder confiar de nuevo en mí, dímelo y me vuelvo a casa, lo entenderé. La he cagado, pero creo que puedo ser de gran ayuda en esta investigación. Me gustaría seguir en el equipo. Tu equipo. – dijo Álvaro mirándola directamente a los ojos, aquellos preciosos ojos azules.

Eva suspiró profundamente y mantuvo la mirada, sin decir nada, seria, dolida. Dolida sobre todo por la desconfianza y la falta de sinceridad que había demostrado su compañero. Apretó su puño derecho con fuerza. Le habría gustado darle dos puñetazos para desahogarse, pero contó hasta diez, como le solía aconsejar siempre su padre, y pensó fríamente. Álvaro era una pieza clave del equipo con unas dotes excepcionales, difíciles de reemplazar.

– Prométeme que no volverá a pasar. – dijo Eva. – Si es así, vuelve a la sala y terminemos de una puta vez esta reunión.

Acto seguido, Eva dio media vuelta y se encaminó hacia la sala. Álvaro bajó la cabeza y se dio unos golpes en la frente con la palma de su mano derecha.

– Te lo prometo. – dijo Álvaro, casi forzado.

Le costó pronunciar aquellas palabras, no estaba acostumbrado a tener que disculparse. La siguió, no podía abandonar aquella investigación. Cuando entró de nuevo en la sala, Olga estaba hablando sobre las conclusiones que había sacado su equipo del dossier de Roberto Zafra. Diego y Sabino lo miraron durante un momento, para devolver la atención a sus pantallas.

– …hemos podido ver en este completo informe que nos han proporcionado, que Roberto Zafra tenía dos caras. La pública que todos conocíamos en mayor o menor grado, donde aparecía como un empresario ambicioso, cabeza visible de las empresas que había fundado su padre. Y después está la otra, la que desconocíamos, donde aparece como miembro de una especie de mafia con conexiones con la extrema derecha. Ahora sabemos que formaba parte de un grupo llamado Plus Ultra que supuestamente proporciona financiación a partidos de ideología nazi. Por lo visto, algunos de sus miembros son skin heads, bastante violentos con antecedentes de todo tipo. Hemos averiguado que varios de ellos han estado en la nómina de algunas de las empresas del grupo Zafra. Guardias de seguridad, vigilancia o incluso consejeros son alguno de los empleos remunerados que tuvieron los miembros de dicha organización, sin tener ningún tipo de experiencia o conocimientos para acceder a los puestos de trabajo. Creemos que era la forma en que Zafra pagaba los trabajos que los violentos realizaban para ellos. Destacamos algunos de los viajes de estos grupos neonazis a Barcelona. Tenemos documentación que demuestra que Zafra estuvo detrás del desplazamiento de cerca de cien personas a Barcelona hace un par de años. La finalidad del viaje era sabotear la celebración de la Diada de Catalunya. Hubo serios altercados entre grupos de nacionalistas españoles e independentistas catalanes, como podréis recordar. Tenemos más pruebas, como correos electrónicos, que demuestran que Zafra sugería realizar esa clase de actos, para intentar amedrentar a los catallufos, como él llamaba a los separatistas catalanes. - finalizó Olga.

– Una pregunta. – interrumpió Gracia. – ¿Tenemos constancia de que algún otro miembro de la familia Zafra esté implicado en todo esto? Por decirlo de alguna forma, ¿tiene heredero?

– Lo estamos investigando. – contestó Pérez. –  Todo apunta a que el resto de hermanos, pese a compartir su ideología de derechas, no son tan extremistas, ni tan activos. En cuanto averigüemos algo, lo notificaremos al resto del equipo.

– ¿Por qué las fuerzas de seguridad no habían actuado contra Zafra, si se sabía todo esto? Según este informe, es evidente que la policía tenía información que Zafra estaba detrás de algunos delitos y no se había movido ni un dedo contra él. Me parece increíble, de veras, no lo entiendo… – exclamó Sabino.

– Bueno, creo que no es nuestro trabajo juzgar el funcionamiento de la justicia ni de las fuerzas de seguridad. Nos tenemos que centrar en la búsqueda de los culpables de los crímenes que estamos investigando. – dijo Gracia.

– Y no es mi intención hacerlo, no me malinterprete, pero creo que, si se hubiese actuado a tiempo contra Zafra, tal vez no estaríamos investigando su asesinato, ¿no creéis? – insistió Sabino. – A eso me refería…

No pudo evitarlo, Sabino no soportaba las injusticias. Estaba acostumbrado a lidiar con ellas en su trabajo, pero no por ello podía callarse. Con el ceño fruncido, pensaba que el germen de un grupo como las BAC estaba en la misma sociedad. En un país en el que un simple ladrón de gallinas ingresaba en la cárcel antes que se celebrara su juicio y un banquero culpable de robar decenas de millones de euros no pisaba la cárcel, algo estaba fallando.

Hubo un silencio de unos segundos, hasta que Gracia pidió a Olga que continuase. Olga, obediente, mostró en la pantalla un listado de personas, se trataba de los supuestos cabecillas del grupo Plus Ultra y sus satélites neonazis.

– Os enviaremos un listado con sujetos con los que se debería hablar. Están repartidos por toda la geografía española, pero nos hemos centrado en dos. Por nuestra parte, hemos interrogado a Pinyol, el periodista que destapó el supuesto origen oscuro de la fortuna de los Zafra. Fue amenazado por Roberto Zafra, incluso hemos oído la grabación. Parece que está limpio. De todos modos, tendremos un equipo siguiéndolo durante unos días, no descartamos nada. Bueno, creo que eso es todo. También os haremos llegar la grabación de la charla con el periodista y el resto de información en cuanto finalicemos la reunión. – concluyó Olga.

– Bien, al parecer tenemos unas cuantas líneas de investigación abiertas que nos pueden proporcionar algún tipo de información. Continuemos así. – dijo Gracia. – Bueno, pues si nadie tiene nada que añadir, damos por concluida la reunión. Muguruza, Pons, Morales y González, no se marchen, quiero hablar con ustedes a solas.

Ir a la siguiente página

Report Page