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Capítulo 16

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– Bueno, supongo que tendremos que leernos la documentación que nos ha pasado si queremos encontrar algún posible sospechoso… Creo que ya estamos. Le agradecemos la ayuda prestada. – dijo Olga.

– El placer ha sido mío, pero por favor, si encuentran algo gracias a los papeles que les he facilitado, les rogaría que no citen la fuente. Bastantes problemas me han ocasionado ya los Zafra. Por cierto, aquí tiene mi número de teléfono, por si necesita alguna cosa más. – respondió Pinyol, sonriendo como un galán de cine a la vez que se levantaba y se dirigía hacia la puerta.

Olga recogió la tarjeta que le entregó el periodista y le acompañó hasta la puerta principal de la comisaría. Una vez allí, se despidió con un apretón de manos. El periodista agarró su mano derecha con ambas manos y las soltó casi con una caricia. Dio media vuelta, pensativa y se dirigió a su mesa. Diego le había mandado hacía horas el “buenos días” de rigor por WhatsApp, pero esperaba su llamada. Nicolau la sacó de sus pensamientos, cuando llegó a su mesa y le entregó una copia de los informes. Le dio las gracias y comenzó a leérselos.

Ya en la calle, Josep Pinyol esperaba en la acera, mirando a ambos lados de la calle. Un coche se detuvo y el periodista entró en él, sonriente. Le dio dos besos a la mujer que conducía y se alejaron dialogando.

Desde el interior de un coche aparcado a una decena de metros, un par de sujetos observaban la escena. El conductor puso el coche en marcha y siguieron al periodista.

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