Aurora

Aurora


Libro segundo

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Con la mirada a lo lejos. Si, como suelen definirse, sólo son morales los actos que realizamos en beneficio del prójimo, y sólo en beneficio del prójimo, habremos de concluir que no existen actos morales. Si —como se dice en otra definición— sólo son morales los actos que realizamos por influjo de una voluntad libre, tampoco hay actos morales.

¿Qué es, entonces, lo que llamamos acto moral, lo cual es algo que existe y que, en consecuencia, exige una interpretación? ¿Qué serían los actos morales, si dejamos a un lado esos errores? A causa de tales errores, hemos otorgado a ciertos actos un valor superior al que realmente tienen; los hemos diferenciado de los actos egoístas y de los actos no libres. Si los unimos nuevamente a estos —que es lo que se debe hacer—, disminuiremos ciertamente su valor (la apreciación de su valor), incluso más allá de lo justo, dado que los actos egoístas y los actos no libres han sido valorados en muy poco hasta ahora, a causa de esa suprema, íntima y profunda diferencia. ¿Se realizarán con menos frecuencia esos actos cuando se les confiera un menor valor? Sin embargo, volveríamos a dar a los hombres a cambio el ánimo necesario para realizar los actos que hasta ese momento eran tachados de egoístas, y les restauraríamos su valor, despojándoles de la mala conciencia que les acompañaba. Y como los actos egoístas han sido los más comunes, y lo seguirán siendo por toda la eternidad, le quitaríamos a los actos y a la vida su apariencia de inmoralidad. Este sería un resultado superior. Cuando el hombre ya no se considere malo, dejará de serlo.

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