Aurora

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2. Fern

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público como si fuera un taco—, pero ésta es una escuela especial. Nuestros estudiantes forman parte de las mejores familias del Sur, hijos e hijas de gente con patrimonio y posición. Los nombres son respetados. Los nombres son importantes, tan importantes como cualquier otra cosa.

»Voy a ir directa al grano. Sé que ustedes no han tenido la misma educación y ventajas que el resto de nuestros alumnos. Y me imagino que les tomará un poco más de tiempo el adaptarse. Sin embargo, espero que dentro de muy poco, ustedes dos, se adaptarán y se comportarán, como se supone que han de comportarse unos alumnos del Emerson Peabody.

»Se dirigirán a sus maestros llamándoles señor o señora. Vendrán ustedes al colegio correctamente vestidos y limpios. Nunca discutan una orden. Aquí tengo una copia de nuestro reglamento y espero que ambos lo lean y se lo aprendan de memoria.

Se volvió hacia Jimmy.

—No toleramos lenguaje soez, peleas o faltas de respeto en cualquier forma o estilo. Esperamos que los alumnos se traten unos a otros con respeto igualmente. Nos desagrada la falta de puntualidad y la pérdida de tiempo y no estamos dispuestos a soportar ningún tipo de vandalismo cuando se trata de nuestro hermoso edificio.

»Pronto se darán ustedes cuenta de lo muy especial que es el Emerson Peabody y verán lo afortunados que son de estar aquí. Y con esto llego a mi punto final: en cierto sentido son ustedes dos huéspedes. El resto del alumnado paga una enorme mensualidad para poder asistir al Emerson Peabody. La Junta de Regentes ha hecho posible que ustedes dos asistan, gracias a su padre. Por lo tanto tienen ustedes una especial responsabilidad de comportarse correctamente y ser un prestigio para nuestro colegio. ¿Me han comprendido?

—Sí, señora —contesté rápidamente. Jimmy la miró desafiante. Contuve la respiración, deseando que no dijese nada desagradable.

—¿James?

—He comprendido —contestó él en tono sombrío.

—Muy bien —contestó ella y se apoyó en el respaldo—. Mr. Longchamp, puede usted continuar con sus deberes. Ustedes dos irán a ver a Miss Jackson que les proveerá con los programas de sus clases y les asignará un taquillera a cada uno. —Se puso en pie abruptamente y Jimmy y yo hicimos lo mismo. Nos miró un momento más y después asintió. Padre salió el primero.

—James —llamó en el momento en que llegábamos a la puerta. Él y yo regresamos—Sería agradable si se limpiara los zapatos. Acuérdese que a menudo se nos juzga por nuestra apariencia. —Jimmy no contestó. Salió delante de mí.

—Yo trataré de que lo haga, señora —dije. Ella asintió y yo cerré la puerta detrás de mí.

—Tengo que irme a trabajar —dijo Padre y entonces dejó la oficina rápidamente.

—Bien —comentó Jimmy—. Bienvenidos al Emerson Peabody. ¿Aún crees que va a ser «miel sobre hojuelas»?

Tragué con fuerza. Me latía el corazón.

—Apuesto que es igual con todos los alumnos nuevos, Jimmy.

—¿Jimmy? ¿No oíste bien? Soy James —dijo con un acento afectado. Entonces movió la cabeza—. ¡La que nos espera!

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