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Milonga del puñal

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Milonga del puñal

En Pehuajó me lo dieron

unas manos generosas;

más vale que no presagie

que vuelve el tiempo de Rosas.

La empuñadura sin cruz

es de madera y de cuero;

abajo sueña su oscuro,

sueño de tigre el acero.

Soñará con una mano

que lo salve del olvido;

después vendrá lo que el hombre

de esa mano ha decidido.

El puñal de Pehuajó

no debe una sola muerte;

el forjador lo forjó

para una tremenda suerte.

Lo estoy mirando, preveo

un porvenir de puñales

o de espadas (da lo mismo)

y de otras formas fatales.

Son tantas que el mundo entero

está a punto de morir.

Son tantas que ya la muerte

no sabe dónde elegir.

Duerme tu sueño tranquilo

entre las tranquilas cosas,

no te impacientes, puñal.

Ya vuelve el tiempo de Rosas.

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