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Evitar contagios y muertes

La aristocracia financiera propietaria del mundo, cuyos apetitos provocaron el terremoto financiero que venían registrando todos los sismógrafos, aprovechó el temporal y responsabilizó al coronavirus de la recesión y de todas las plagas que azotan la humanidad. (Nos ilustra Zabalza en Zurda Puta).

Además, como necesitan que el salario pague sin protestar la recomposición de la reproducción ampliada y de la tasa de ganancias, emplean la peste para amedrentar a las masas, siembran semillas de espanto y de “distancia social”, acostumbran la gente a dejarse “organizar” desde arriba y, en fin, a estar vigilada con medios electrónicos y presencia policial.

Hay otro tipo de vaselina, más sutil: “al coronavirus lo venceremos entre todos”, que convoca unirse para la salvación nacional, por encima de las clases sociales y de las definiciones ideológicas, un nuevo pacto de la Moncloa o la Concertación Nacional que fracasó en el Uruguay de 1985. Es la vieja canción socialdemócrata entonada por los diversos progresismos de América del Sur con idéntica finalidad: arrastrar al electorado al trampero y dejar la sociedad tal como está.

Hasta en los períodos de resignación y sometimiento pacífico, las tradiciones de lucha y rebeldía popular continúan recorriendo los subterráneos de la consciencia y, cada tanto, espontáneamente, emergen hechos que traducen esa capacidad potencial para organizar su propio poder (ocupación de tierras en Santa Catalina, decenas de ollas populares por todo el país). Un buen día, los pueblos ganarán calles y plazas como hizo el chileno, luego de 30 años de ficción democrática. La vía pacífica de opresión siempre acaba en “la más hortera de todas las guerras”, vaticinaba Luis Eduardo Aute.

Luego de esta catástrofe del coronavirus, la historia puede ser conducida hacia uno u otro rumbo: recomposición del capital o revolución social, socialismo o barbarie.

Los pueblos, esas multitudes indignadas, son las que determinarán cómo y por dónde se escribirá la historia de las insurgencias del siglo XXI, sin su independiente y activo protagonismo, todo se reducirá a remedar las tragedias del siglo XX.

El virus no cambió ni expuso nada nuevo, todo sigue igual. El sistema, la explotación del hombre por el hombre, la fuerza del capital ficticio, la timba financiera armamentista, el canibalismo económico y la barbarie política, antes, durante y después de la pandemia, continuará, en proporción inversamente proporcional a la resistencia que le opongan los trabajadores y pueblos.

Resistencia que bien refleja Zabalza, en la ocupación de tierras para solucionar el tema de la vivienda, que expresa un germen de doble poder, tradicional, en Uruguay. Pero eso independiente del virus.

Se supone que íbamos a leer algo referente a las condiciones de esa resistencia a raíz del virus, la pandemia que algunos gobiernos convierten en genocidio, pero no, Zabalza nos dice que "Luego..." de "esta catástrofe"... O sea... Nada por aquí ni por allá. Ajo y agua para la resistencia frente a la política de los grandes monopolios destructivos y sus gobiernos. Pero bueno, algo ocurre a pesar suyo, que podemos y habremos de valorar.

Pánico en el parque

El sistema capitalista, en su etapa imperialista, atraviesa un período abiertamente destructivo, de la especulación improductiva, pasó a la destrucción permanente de fuerzas productivas, incluida la mano de obra.

Resulta así secundaria cualquier diferenciación entre sectores oligárquicos, nacionales o internacionales, como los financieros y los terratenientes, porque todo bicho que camina va a parar al asador, la concentración monopólica es mundial y hasta la última parcela de tierra tendrá que rendir pleitecías a los grandes capitales financieros. Hasta los terratenientes se ven desplazados de su rol activo, para pasar a vivir de rentas, en ambientes urbanos o incluso en el exterior.

No es un proceso planificado, sino impuesto por la realidad, ya previsto por los grandes revolucionarios de la historia, como Marx y Engels, Lenin, etc.

Ni un segundo pierden los burgueses en pensar, discutir, organizar un plan de nada, solo siguen el curso natural de los hechos, hasta ellos mismos se asombran de los índices de ganancias y acumulación capitalistas.

No hay ni una pizca de genialidad en el pase de Ford Motors de producir vehículos familiares, a fabricar vehículos para el ejército alemán bajo el nazismo.

O se General Motors en cerrar su planta en Argentina y pasar a integrar el consorcio de empresas armamentistas de EEUU. O sea es la evolución impuesta por la crisis del sistema tradicional, de apropiarse del producto del trabajo socialmente organizado.

La plusvalía obligada a ampliarse y así pagar los intereses, las crisis y las guerras.

No hay posibilidades, ni lo intenta, de recomponer el capital, porque la composición del capital es algo que no puede determinar, ni con todos los millones del planeta.

Ni los Bancos, que jugaron un rol determinante, primero como servicio al capital productivo, luego como refugio del capital frente a las crisis, ante las quiebras y cierres de empresas y finalmente financiando la militarización de la economía, las sociedades y los Estados, para luego de las dos Guerras Mundiales, pasar a un estado de guerra y destrucción permanentes.

Instalado en la cima de la pirámide el capital ficticio, destruye más de lo que se produce, con lo que inevitablemente se dirige a la destrucción total, a la barbarie. Que es la inexistencia de cualquier forma de vida humana sobre la Tierra, o sea que implica la propia destrucción, la desaparición del sistema y de la burguesía. Eso no es un plan. Es el resultado y consecuencia del mismo sistema que los hace multimillonarios.

Resistir la pandemia

Diga lo que diga Zabalza, hay resistencia organizada para evitar los contagios masivos y que el virus extienda su pandemia al compás de la barbarie de la burguesía y sus gobiernos, hasta llegar a imponer un Genocidio, como ocurre en algunos países.

Las dictaduras militares que vivieron los pueblos de Latinoamérica y el mundo, dejan esa imagen de que ahí no puede pasar nada. Pero, incluso bajo el régimen nazi, el fascismo y el franquismo, que impusieron tierra arrasada en sus propios países, hubo resistencia. Justamente de esos procesos de resistencia, invisibles a las miradas superficiales, surgieron los procesos revolucionarios, que reconoce el propio Zabalza.

Movilizados en torno a reivindicaciones aparentemente inofensivas, como Paz, Pan y Tierra, se organizó el doble poder contra el zarismo, su barbarie y la guerra imperialista, impulsando el inicio de la revolución obrera mundial, con el triunfo de la revolución bolchevique y después de la Segunda Guerra Mundial, la revolución China.

La lucha económica era por el Pan, frente a la hambruna impuesta por los regímenes más retrógrados y violentos que pudiera haber en el mundo. La organización de la lucha económica dio pie a los soviets para enhebrar la Unión Soviética y las comunidades productivas de Mao, iban sumando tierra liberada, para sostener y alimentar finalmente la lucha por la liberación.

La clase obrera argentina, los trabajadores, recuperaron con vida sus delegados, en plena dictadura y represión militar, ocuparon sus lugares de trabajo, tomaron de rehenes al personal jerárquico hasta que fueran liberados, los compañeros detenidos ilegalmente, como en el caso de Editorial Abril, algunos ya estaban encapuchados en su lugar de cautiverio, como los delegados de Luz y Fuerza en la ESMA.

Esta resistencia heroica, parió a las Madres de Plaza de Mayo y dio fuerza a la lucha democrática, en defensa de los DDHH.

Las coordinadoras intersindicales se transformaron en pilares del doble poder también en la resistencia, y las movilizaciones se unificaron hasta generar la multisectorial, donde todos los partidos burgueses, fueron obligados a participar y cuestionar el poder de la dictadura, provocando que de la derrota en la guerra de Malvinas, se convocaran a elecciones y cayeran los militares del gobierno.

Si hubo resistencia, incluso entre los compañeros presos, si hubo sobrevivientes, es gracias a la lucha de los trabajadores y el pueblo, en todo el Cono Sur y el resto de Latinoamérica y el mundo, ya que la solidaridad internacional fue la otra clave.

Uno de esos sobrevivientes, preguntó una vez "¿y que quedó del Barrio 2 de Abril"? una ocupación de tierras en la zona sur del gran Buenos Aires, en Rafael Calzada, una de las acciones más relevantes de la resistencia, con 20.000 habitantes, 88 manzanas, perfectamente respetuosas del trazado de calles siguiendo los barrios vecinos, integrándose a los servicios de luz, garantizando, agua y desagües.

"Nosotros vivos" quise decirle, pero dudé que me entendiera. Sí se lo dije a mi compañera de lucha, la Madre Fundadora, cuando renegaba de que tanta lucha, tan dolorosa, con enfrentamientos internos y rupturas, para nada, para no encontrar a sus hijos, ni saber la verdad. Pero, quedamos los sobrevivientes, gracias a su lucha, no arrasaron con todos los militantes y activistas de la resistencia, como era su plan.

Entiendo que le parezca poco, porque no podemos compararnos con los grandes dirigentes que cayeron, ni mucho menos, somos de segunda, tercera, cuarta línea.

Pero aunque sea un delegado de Editorial Abril o los 8 delegados de Luz y Fuerza, aunque no se pudo conseguir lo mismo con el Gato Smith el secretario General del sindicato, es la expresión de la conciencia de los trabajadores y el pueblo, que les permite identificar quién es el enemigo central y la prueba concreta de que la unidad de acción y el frente único son la base para enfrentarlo y derrotarlo.

Cuarentena Activa

Así amanecía Bonomi a los trabajadores en un conocido barrio de Montevideo, cada golpe de bota en el piso, era un voto que perdían, ni los perros los aguantaban más.

El actual gobierno, no necesita la peste para amedrentar a las masas, siembran semillas de espanto y de “distancia social”, acostumbran la gente a dejarse “organizar” desde arriba y, en fin, a estar vigilada con medios electrónicos y presencia policial.

Ya había sacado los milicos a la calle, el ejército a las fronteras de clase, lo que a Zabalza no le hace mella, extraño, pero parece que el virus de Huidobro, asintomático.

Ejercito uruguayo contagiando virus Huidobro

O sea no condenar la presencia militar en tareas de represión interna, deriva de la necesaria conciliación con los militares buenos, trabajo que se reservó el fallecido ex ministro y ex senador Huidobro.

Pero el sistema capitalista no es como el juego del arquitecto para armar y desarmar. Es la causa central de las crisis y las guerras, de todo lo que pasa y el motor de toda la destrucción, incluida la transformación de virus en pandemia y en genocidio.

Los gobiernos del copia y pega, se copian a si mismos o sus adversarios, la cuarentena no es un "invento" burgués, es una de las formas de evitar el contagio y la muerte posible, sobre todo de los más expuestos por razones de edad o de salud. El aislamiento social y la marginalidad, existen ya desde larga data en Uruguay y el mundo. El control de los medios de conexión electrónicos, es una de los pilares de los servicios de inteligencia a nivel mundial, desde que existen.

Los medios de desinformación, los peores, también campan impunemente agitando la represión y denunciando cualquier asomo de resistencia obrera y popular.

Si encima, renunciamos a analizar las necesidades y posibilidades de la resistencia y pateamos la pelota afuera, para "luego", nos estamos sumando a las huestes de la burguesía, sin más.

Antisistema

En todo caso, aún siguiendo la coherencia de Zabalza, si somos antisistema, tenemos que estudiar nuestra táctica antivirus, que se aplicará en cuarentena forzada.

Las comparaciones nunca son buenas, pero a veces hay que recordar ciertos detalles, para poder apreciar el libre juego de las contradicciones del propio sistema y de las clases sociales y por supuesto de la lucha de clases.

Por ejemplo el hecho de que el Primer Soviet en la Rusia zarista, se reunió a propuesta del propio Zar, como una posible forma de tener con quien negociar un conflicto con los trabajadores gráficos, en 1905.

El virus por si solo no decide ni determina nada, solo se contagia y mata, la lucha de clases, el sistema capitalista y los gobiernos que lo defienden, son los que convierten el virus en pandemia y en algunos casos en Genocidio, con NN y fosas comunes, incluidas.

El sistema es mundial, domina la economía, la sociedad y la política de todos los países y gobiernos. La revolución tendrá que ser obrera y también mundial, ni país por país ni por etapas. El frente único y la unidad de acción es una necesidad de la lucha por el poder, hay que separar y agudizar las contradicciones entre los distintos sectores, sobre todo entre los capitales ligados a la producción y los que viven de la destrucción ligados a la especulación financiera armamentista.

Esa separación se producirá de todos modos con la movilización y las consignas obreras y populares, nuestra preocupación se tiene que centrar en que las consignas sean un puente entre la necesidad inmediata y la estratégica, la necesitad de la toma del poder para poder realizar la tarea del cambio de sistema, obligatoriamente habrá de ser con el apoyo de muchos sectores, del movimiento obrero y popular y de la burguesía productiva. Incluso la burguesía especulativa tendrá su último aleteo, ya que la barbarie no paga intereses ni deudas.

La única posibilidad que tendrá todo un sector de la propia burguesía, para poder salvar parte de su capital, será la revolución que la salve de la destrucción total.

La clase obreros, los trabajadores y pueblos, no pueden dejar nada para "luego..." La futura revolución se está definiendo en la resistencia día a día, frente a los despidos, la baja de salarios, el hambre, la miseria, las represiones y guerras y frente a la pandemia.

El antisistema es nuestro mejor antivirus, sea en cuarentena activa, sea por medios electrónicos, controlados, espiados y manipulados, igual estamos obligados a comunicarnos para coordinarnos, organizarnos y resistir.

La vaselina de Zabalza para que aceptemos pacíficamente una cuarentena pasiva, y dejar la lucha y las tareas de resistencia para "luego..." es tan mortal como el virus.


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