Antifa

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Antifa. El manual antifascista

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Cuando el MSI entró en el Gobierno, su ala más radical se escindió y formó Llama Tricolor. A lo largo de los años siguientes, surgieron otros partidos y organizaciones a la derecha de los «posfascistas», tales como Fuerza Nueva o CasaPound. Los integrantes de esta última empezaron enseguida a aterrorizar a inmigrantes, queers e izquierdistas. A finales de los años noventa comenzó a crecer un movimiento específicamente antifascista. En 1999, militantes autónomos de Milán salieron a la calle en gran número para oponerse al primer acto público de Fuerza Nueva en la ciudad. Iban a participar en este representantes de grupos fascistas de todas partes del continente europeo. El autónomo italiano y antiguo hincha del AC Milan, Niccolò Garufi, recuerda cómo él y sus compañeros avanzaron hacia el cordón policial que protegía el acto desde dos lados diferentes. Iban a lo largo de una calle muy estrecha, lanzando cócteles molotov. Los antidisturbios se vieron obligados a retroceder. Entonces un numeroso grupo de cabezas rapadas del Frente Veneto atacó a los militantes, pero fueron severamente derrotados. Garufi atribuye a esta acción directa antifascista el mérito de que Fuerza Nueva no pudiese crecer en Milán. Tuvieron que hacer su acto de presentación «en una fortaleza» desde la que sus líderes no pudieron llegar a la gente. Para Garufi y sus compañeros: «Este es el único argumento que entienden».[208] Sin embargo, esta resistencia no pudo detener por completo el avance del fascismo.

Garufi fue testigo de ello en primera persona. Un grupo de compañeros suyos fue atacado a navajazos el 16 de marzo de 2003 en Milán por dos hermanos fascistas y su padre. Llevaban un perro llamado Rommel, en homenaje al general alemán. El mejor amigo de Garufi sufrió heridas graves. Otro militante fue apuñalado 27 veces, pero sobrevivió. Davide Dax Cesare, antifascista, punk, trabajador del metal, luchador de muay thai, esposo y padre, integrante del centro social okupado ORSO (Oficina de la Resistencia Social), fue asesinado. Garufi señala que fue el mismo día en que Rachel Corrie murió aplastada por una excavadora israelí. Cuando Garufi y sus amigos llegaron al hospital, les golpeó la policía.[209]

De niño, Garufi y su padre, comunista, participaban siempre en el recorrido que hacían los partisanos locales el 25 de abril, el Día de la Liberación de Italia, para conmemorar el fin de la guerra. Cada año, el grupo deposita coronas de flores en las placas que recuerdan a la Resistencia. Tras el asesinato de Dax, la organización oficial de los partisanos, ANPI (Asociación Nacional de Partisanos de Italia), aprobó la solicitud de sus compañeros y le incluyó entre sus mártires. Ahora, antifascistas de todas las generaciones dejan flores en el lugar de su asesinato cada 25 de abril. Como dice el grafiti, «¡Dax vive!».[210]

Mural en recuerdo de Dax, antifascista asesinado en Milán, por WolksWriterz.

* * *

La escena de los cabezas rapadas racistas, de Skrewdriver y del Frente Nacional cruzó el Atlántico a finales de la década de 1980 y encontró suelo abonado en Estados Unidos y Canadá. No obstante, adondequiera que llegase esta nueva contracultura fascista, el creciente modelo del antifascismo militante le seguía, pisándole los talones.

Se puede situar el surgimiento de este último movimiento en una pizzería de Mineápolis. Un grupo multirracial de skinheads antirracistas, los Baldies, se reunieron allí en las vacaciones de Navidad de 1987. A principios de ese año, un colectivo local, que llevaba símbolos nazis y se hacían llamar los Caballeros Blancos, empezó a sembrar el terror entre los afroamericanos de la zona y a amenazar a los izquierdistas. Los Baldies decidieron defenderse. Un skinhead de raza negra del grupo, Mike, tiró un ladrillo contra una ventana de la casa del líder de los Caballeros Blancos. Fue detenido y se le impuso una multa de 200 dólares.[211]

Decididos a pensar mejor su estrategia, los Baldies quedaron a cenar pizza y planear los pasos siguientes. Leyendo publicaciones anarquistas británicas, como Class War y Black Flag, Kieran, de 16 años, se había enterado de la reciente creación de Acción Antifascista. Los relatos de los enfrentamientos físicos con los miembros del Frente Nacional llamaron mucho la atención de estos jóvenes skinheads. Sin embargo, en el contexto político de Estados Unidos, «fascismo» sonaba «como un término dogmático de la izquierda». Por eso los Baldies decidieron que su nueva organización se iba a llamar Acción Antirracista (ARA).[212] En su primera publicación, ARA describía así sus actividades:

1. Educación: folletos, pegatinas, carteles, cartas y fanzines.

2. Acción directa: pintadas, palancas, ladrillos.

3. Enfrentamientos: lo que decidas.[213]

A lo largo de los meses siguientes, ARA de Mineápolis presionó a las tiendas de discos para que dejaran de vender música racista. Organizaron una manifestación junto con un grupo de estudiantes de raza negra y una organización progresista mayoritariamente blanca. Tacharon pintadas nazis. Se manifestaron contra la brutalidad policial. Y se enfrentaron a los Caballeros Blancos dondequiera que se los encontraban. Como explicó Kieran a la revista punk Maximumrocknroll en 1989: «Uno de los motivos por los que los Baldies hemos ganado tantas veces no es porque vayamos de machitos ni porque estemos todos muy mazados, sino porque hemos conseguido muchos apoyos y eso es lo verdaderamente importante».[214]

Cuando los Baldies empezaron a enfrentarse a los cabezas rapadas nazis, solo conocían el modelo de la AFA británica. No obstante, cuando se extendió su organización, entraron en contacto con una serie de grupos antirracistas locales que llevaban años activos. Entre estos estaba el Centro para la Renovación Democrática. En 1979 en Greensboro (Carolina del Norte) se convocó una concentración contra el Ku Klux Klan. Miembros de esta formación racista y otros nazis abrieron fuego sobre los manifestantes. Cinco integrantes del Partido Comunista de los Trabajadores fueron asesinados y otros diez resultaron heridos. En el momento de los disparos la policía brillaba por su ausencia. El tiroteo quedó grabado y vino a conocerse como la «Masacre de Greensboro».[215] Sin embargo, los autores de los asesinatos fueron absueltos. La indignación ante esta sentencia condujo a la creación del Centro para la Renovación Democrática, inicialmente llamado Red contra el Klan. ARA también aprendió mucho de los exintegrantes de la Organización Sojourner Truth y de la Liga Octubre, ambas «neocomunistas», así como del Comité contra el Klan John Brown (JBAKC).[216] Este se formó en 1978 con antiguos miembros de los Weather Underground, de la Organización Comunista 19 de Mayo (así llamada por ser la fecha del cumpleaños de Malcolm X y de Ho Chi Minh) y de otros grupos. Ese año, presos de los Panteras Negras informaron de que el secretario del sindicato de carceleros del estado de Nueva York era del Klan. Esto llevó a la formación del Comité. El JBAKC se pensó como una organización antirracista y antimperialista, en la que revolucionarios blancos pudiesen colaborar con los de otras razas. Una cita de Malcolm X encabezaba su primera publicación, Death to the Klan!: «Necesitamos aliados que luchen y no que nos digan que no seamos violentos. Si un hombre blanco quiere ser un aliado, no hay más que preguntarle qué piensa de John Brown. ¿Sabéis lo que hizo John Brown? Empezó una guerra».

Tal y como sugiere la elección de esta cita, el JBAKC promovía la oposición física al Klan. En 1983 ayudaron a organizar una contramanifestación de 1.200 personas que se enfrentaron al KKK en medio de una lluvia de piedras. A finales de la década de 1980, el grupo contaba con unos 300 miembros, organizados en 13 ciudades de todo el país. Para entonces, el nombre de su publicación había cambiado a No KKK—No Fascist USA!, una frase que tomaron prestada de la banda de punk MDC. Convertida ahora en No Trump—No KKK—No Fascist USA! ha llegado a ser el lema más popular contra Trump. El JBAKC dejó de existir en los años noventa.[217]

El Comité contra el Klan John Brown se desarrolló a partir de una serie de tradiciones más amplias de resistencia militante frente al terror de los supremacistas blancos. Los mejores ejemplos en este sentido fueron el Partido Pantera Negra, el Ejército de Liberación Negro y el nacionalismo negro en general, los Boinas Marrones, Young Lords, Jóvenes Patriotas y otros grupos similares. El enfoque político de estas organizaciones respondía mucho más al antimperialismo que a una tradición específicamente antifascista. A pesar de ello, los Panteras Negras llamaban a menudo «cerdos fascistas» a los policías. Con ello, ponían de relieve la hipocresía que había tras la imagen de opositores a los nazis que tenía Estados Unidos de sí mismo, a pesar de que la policía aterrorizaba a la comunidad negra de forma cotidiana. De hecho, hay un elemento de continuidad entre el puño levantado del antifascismo y el de los Panteras Negras. Desde luego, la autodefensa militante contra la violencia de los supremacistas blancos se puede remontar muy atrás, a Malcolm X, a los Diáconos por la Defensa y la Justicia, a los escritos de Robert F. Williams y a otras personas y colectivos, hasta cientos de años antes. Es correcto atribuir a ARA el origen en Estados Unidos de los posicionamientos del antifascismo militante, al estilo europeo. Pero es vital situar esta iniciativa en el marco de una tradición mucho más larga y profunda de lucha contra una amplia variedad de integrantes del Klan, con capucha o sin ella.

Tal y como recuerda Kieran, de los Baldies de Mineápolis, los miembros del JBAKC y del Centro para la Renovación Democrática, que eran mayores que ellos, se mostraron entusiasmados con este repentino aumento de los esfuerzos organizativos de los antirracistas. Pero también hicieron algunas críticas «constructivas». Unos señalaron el excesivo machismo que percibían. Otros instaron a los jóvenes skinheads a prestar más atención a la participación en la comunidad.

Estos aspectos mejoraron al crecer ARA. Pero muchos grupos antifascistas militantes se han enfrentado a problemas similares, de una forma u otra. En un primer momento, la organización creció cuando los Baldies se fueron de gira con la banda local Blind Approach. Se reunieron con colectivos de mentalidad parecida, como SHOC (Skinheads de Chicago) o Brew City Skins de Milwaukee. La visita de Roddy Moreno, cantante de la banda británica de oi! The Oppressed, a Nueva York a finales de la década de 1980 hizo mucho por impulsar la escena de los skinheads antirracistas. Durante este viaje descubrió el SHARP, que llevó de vuelta a Gran Bretaña. El primer grupo de este tipo se formó en Nueva York en 1987. A lo largo de los años siguientes, SHARP y otros grupos similares, como RASH (Skinheads Rojos y Anarquistas), se extendieron por la escena punk. Estas conexiones informales aumentaron cuando Maximumrocknroll publicó un reportaje sobre ARA. Inmediatamente, se vieron inundados por cartas llegadas de todas partes del país.[218]

Uno de los primeros colectivos de punks antirracistas se desarrolló en Atlanta. Allí se había vuelto habitual ver en los conciertos a «gente con tatuajes de esvásticas literalmente gritando: «¡Sieg heil!» y haciendo el saludo romano». Como recuerda Iggy, un antifascista de la ciudad, «algunos estábamos hartos» y «empezamos a intentar crear una escena que no encontrasen acogedora». Al principio, Iggy y sus amigos se limitaban a ponerse en la entrada de las salas de conciertos y repartir panfletos en los que se leía: «Los nazis no son bienvenidos aquí». Con el paso del tiempo, algunos revolucionarios más mayores, de la década de 1960, les enseñaron a organizarse con la comunidad. Pasaron a ser el «grupo oficioso de juventudes» de la Red de Barrios local, que tenía una campaña contra el Klan. Iggy y otros punks se esforzaron mucho en limpiar todos los grafitis nazis que había en la zona de Five Points. También se peleaban con cualquier miembro del Frente Americano o de los Old Glory Skins que pasase por allí. Después de un tiempo, los grupos de cabezas rapadas empezaron a llevar a sus nuevos miembros al barrio de Five Points. Vestidos con camisetas de Hammerskin, tenían que demostrar su valor enfrentándose a los antifascistas. No obstante, entre 1993 y 1994 los esfuerzos de estos habían erradicado, en buena medida, cualquier presencia nazi habitual en la escena punk de Atlanta. Iggy recuerda una de las últimas veces en las que alguien llegó a un concierto con una camiseta de No Remorse (una banda del sello Blood and Honour). Los militantes de ARA no tuvieron que hacer nada. Un «skinhead negro le dio cuatro puñetazos, lo dejó KO y le arrastró por los pies al exterior, completamente inconsciente». «Guau —pensó Iggy—, lo hemos logrado del todo. A estos tíos ya no se les acepta».[219]

Mientras ARA se extendía de este modo por Estados Unidos, los skinheads antirracistas de Canadá se enfrentaron a la violencia de las Naciones Arias en Edmonton y crearon la Liga Antifascista en 1990. Los fascistas atacaron a un periodista y a varios militantes que estaban pegando carteles, así que el grupo convocó una manifestación frente a la casa de los cabezas rapadas. Cuando salieron los boneheads, con escopetas modificadas de forma ilegal, la policía los arrestó. Surgieron otras organizaciones similares, como Unidos contra el Racismo, de Winnipeg, y Acción Antirracista de Toronto, creada en 1992.

A lo largo de los años siguientes, estos colectivos se enfrentaron al neonazi Heritage Front y organizaron campañas de solidaridad con las Naciones Originarias. En 1994, se creó la Red Antifascista del Medio Oeste. Un año después, pasó a ser la Red de Acción Antirracista. Llegados a este punto, ARA se había expandido mucho más allá de sus orígenes en la escena punk. Agrupaba a un conjunto amplio y diverso de varios miles de activistas, organizados en más de 200 localidades repartidas por Estados Unidos, Canadá y América del Sur. Desde el punto de vista de sus planteamientos políticos, ARA era principalmente anarquista y antiautoritaria. Así lo atestigua el influyente papel de la Federación Anarquista Revolucionaria Amor y Rabia en la organización. También había trotskistas, maoístas y otros miembros de la izquierda.

Al ampliarse y diversificarse el conjunto de los integrantes de ARA, también lo hicieron sus actividades. Sus secciones locales defendieron clínicas de interrupción del embarazo frente a los ataques de fundamentalistas cristianos (el apoyo a la «libertad reproductiva» era uno de los cuatro puntos de consenso de ARA).

Organizaron patrullas para vigilar la actuación de la policía. Se manifestaron en contra de la brutalidad policial, hicieron campañas de solidaridad con Palestina y apoyaron a Mumia Abu Jamal, un pantera negra encarcelado.[220]

No obstante, ARA no dejó nunca de «perseguirles, dondequiera que estén». Durante la década de 1990 se enfrentó a los principales actos del Klan en el Medio Oeste. También se opuso a otros grupos, como la Iglesia Mundial del Creador y la Alianza Nacional. A principios de la década de 2000, estas dos organizaciones luchaban entre sí por hacerse con el liderazgo del movimiento racista. En enero de 2002, la Iglesia Mundial del Creador, supremacista blanca, lanzó su órdago. Su jefe, Matt Hale, organizó un encuentro en un barrio mayoritariamente negro y latino de York (Pensilvania). Allí, nueve hombres blancos, incluido el antiguo alcalde de la ciudad, acababan de ser acusados del asesinato de la hija de un predicador de raza negra durante los disturbios raciales de 1969. Los testigos relataron cómo el alcalde le dio un rifle a uno de los otros con las siguientes instrucciones: «Mata a tantos negros como puedas».[221] La Iglesia lanzó la convocatoria en solidaridad con los enjuiciados. Por otro lado, en 1999 uno de sus fieles asesinó a dos personas e hirió a otras nueve en una serie de tiroteos desde su coche. Los ataques iban dirigidos contra judíos y personas de raza distinta a la blanca.[222] Delegados de ARA se desplazaron a York antes del acto para reunirse con militantes por los derechos de los inmigrantes y ayudar a generar apoyo local a la contramanifestación.[223]

Mientras Hale se dirigía a unas 70 personas en la biblioteca de la ciudad, una fila de antidisturbios separaba a los contramanifestantes antifascistas de una multitud de simpatizantes de la Iglesia. Entre estos se encontraban los Hammerskins de Baltimore, con banderas nazis. Como cuenta Howie, un joven anarquista de Nueva Jersey, los antirracistas tiraban bolas de nieve a los cabezas rapadas. En un momento dado, la policía quiso desplazar su línea. Al hacerlo, dejaron un hueco abierto. Los militantes se precipitaron por él y hubo un altercado. Luis, el anarquista argentino que se uniría al movimiento antifascista de Alemania unos años después, se había desplazado a York con sus compañeros de la sección de NEFAC (Federación de Anarco-Comunistas del Noreste) de Boston. Cuenta cómo consiguieron «establecer una alianza táctica espontánea con los jóvenes del barrio que no eran de raza blanca». Estos llevaron a los manifestantes por un callejón que permitía rodear a la policía y llegar hasta donde estaban los fascistas. Los militantes aparecieron en el momento en que los nazis se marchaban. Así, antirracistas encapuchados rompieron las luces y las ventanas de sus coches. Mientras, la policía se esforzaba en contener las «batallas campales en plena calle». Un nazi embistió con su camioneta contra un grupo de antifascistas y arrastró a uno de ellos sobre el capó a lo largo de casi siete metros. Veinticinco personas fueron detenidas, entre ellas el conductor de la camioneta. Según Murray, de ARA de Baltimore, «la comunidad local y ARA se unieron para echar a los racistas de la ciudad con cajas destempladas».

Para disimular su derrota, los fascistas organizaron varias concentraciones más en York, de menor tamaño. Para ellos es importante «aparentar que son fuertes y poderosos», explica Howie. «No podían mirarse en el espejo de la misma manera después de que una chica vegana de 50 kilos de peso les hubiera dado de patadas en el culo». Después de esta manifestación, Howie y sus amigos fundaron Acción Antirracista de Nueva Jersey, con sede en la ciudad de Nueva Brunswick.[224]

En agosto de 2002 llegó el turno de la Alianza Nacional, también supremacista blanca, de intentar hacerse con el liderazgo del movimiento ultraderechista. Para ello, planearon la mayor reunión de racistas desde la Segunda Guerra Mundial en Washington D. C. Los nazis desfilaron con pancartas en las que se podían leer lemas como: «La diversidad es un genocidio para la raza blanca». A su vez, miembros de ARA, NEFAC y del Bloque Árabe Antinazi «acosaron a los manifestantes desde el principio hasta el final».[225] Más temprano ese mismo día, ARA y sus aliados urdieron un audaz plan para impedir que un número apreciable de supremacistas blancos pudiera llegar siquiera a la manifestación. Se enteraron de que un grupo de unos 200 de ellos tenían previsto juntarse en Baltimore Travel Plaza e ir hasta el distrito federal en autobuses que habían fletado. Según explica Howie, un antifascista, los militantes pensaron un plan para hacer «todo lo posible por parar estos transportes».

Los antirracistas se reunieron en un punto de encuentro y se repartieron en dos grupos. Su idea era avanzar sobre el Baltimore Travel Plaza, adonde estaba previsto que llegasen los autobuses. Los militantes que iban con Howie «no tenían muy claro» cuál era el plan, ni estaban seguros de dónde se encontraban los otros. Algunos siguieron adelante mientras él se quedaba atrás, con uno de los coches. Tal y como lo describe, 28 antifascistas se dirigieron hacia la plaza en medio de una lluvia torrencial, solo para descubrir que los autobuses ya estaban destrozados.[226] Según una fuente bien informada:

Aproximadamente una hora antes del inicio previsto de la manifestación, un autobús lleno de neonazis llegó desde Detroit al Travel Plaza. Hay varias versiones de lo que sucedió después: una pequeña multitud, vestida toda de negro, cargó contra los neonazis. Solo se habían bajado unos pocos y fueron atacados. El autobús fue el que salió peor parado: se rompieron las ventanas, se pincharon las ruedas y se roció gas de autodefensa en el interior. Los asaltantes salieron de allí tan rápido como habían llegado, dejando una pancarta en la que se podía leer: «¡Aplasta el odio!».[227]

Para cuando el otro grupo de militantes se quiso dar cuenta de que los autobuses ya habían sido atacados, les cayeron encima «todos los policías de la ciudad». Los agentes fueron a registrar los coches, pero Howie se escondió debajo de uno. Gracias a la intensa lluvia que caía, consiguió escapar a la detención. Sus compañeros arrestados, conocidos como los «28 antirracistas de Baltimore», fueron acusados en un primer momento del ataque a los autobuses. Finalmente, todos fueron puestos en libertad, ya que habían llegado mucho después de que se produjesen los hechos.[228]

Algunos antirracistas de Estados Unidos lo han dado todo por su militancia, a lo largo de este tiempo. En 1998, una cabeza rapada fascista atrajo a Daniel Shersty y a Lin Spit Newborn, dos skinheads de ARA (uno de raza negra y otro de raza blanca), al desierto de Las Vegas. Allí les esperaba el resto del grupo, que les disparó y asesinó a sangre fría.[229] «Dan —dijo su padre— murió como un soldado que creía en su causa, el antirracismo».[230]

* * *

No es sorprendente que la primera expresión después de la guerra de la esencia estratégica del antifascismo militante moderno surgiera en Gran Bretaña. Los ultraderechistas aprovecharon en ese país las leyes poco estrictas sobre la libertad de expresión para intentar resucitar su propuesta. A pesar de las idas y venidas, a lo largo de los años el antifascismo británico mantuvo el repertorio estratégico básico que planteó el Grupo 43. Para la década de 1970, el movimiento era mucho más ideológico y estaba cada vez más ligado a la subcultura del punk. Desarrollos similares se produjeron en otras partes del continente y más allá, conforme las transformaciones demográficas, económicas y políticas abrían espacios a la extrema derecha. Se puede decir que el antifascismo militante moderno o, como lo llama el historiador Gilles Vergnon, el «neoantifascismo» surgió a raíz de las estrategias de protesta y enfrentamiento de las primeras décadas tras la guerra. Se nutrió de los planteamientos políticos de los autónomos y de los desplazamientos subculturales de las décadas de 1970 y 1980. Adoptó el antirracismo en un sentido amplio (con influencia del antimperialismo), diferente de la tendencia inicial del movimiento en Europa a limitar su análisis en este sentido al antisemitismo.[231] En el inicio del siglo Xxi, el antifascismo ha llegado a ser una fórmula potente y exportable para enfrentarse a los fascistas. No obstante, al entrar en el nuevo milenio, los militantes de una serie de países deben reevaluar sus estrategias, a medida que nuevos partidos de extrema derecha ganan prominencia, al alejarse de posturas declaradamente fascistas y de sus simpatizantes explícitamente boneheads.

[127] Beckman cuenta que vio un noticiero cinematográfico sobre Belsen. El que describo aquí trata de Buchenwald y Belsen, así que puede ser, o no, el mismo que vieron: https://www.youtube.com/watch?v=-tGwjwK9pIM.

[128] Omer Bartov, The Holocaust: origins, implementation, aftermath [El Holocausto: origen, puesta en práctica, consecuencias], Londres: Routledge, 2000, p. 1.

[129] Hann, Physical resistance, p. 158

[130] Hann, Physical resistance, p. 159; Morris Beckman, The 43 Group: battling with Mosley’s blackshirts [El Grupo 43: la lucha contra los camisas negras de Mosley], Stroud: The History Press, 2013, p. 34

[131] Mark Mazower, Dark continent: Europe’s twentieth century, Nueva York: Vintage, 2000, p. 239 [trad. cast.: La Europa negra, Valencia: Barlin Libros, 2017].

[132] Geoff Eley, «Legacies of antifascism: constructing democracy in postwar Europe» [El legado del antifascismo: construir la democracia en la Europa de posguerra], New German Critique 67, 1996, p. 75.

[133] Eley, «Legacies of antifascism», pp. 80, 94.

[134] Mary Fulbrook, Anatomy of a dictatorship: inside the GDR 1949-1989 [Anatomía de una dictadura: dentro de la RDA, 1949-1989], Nueva York: Oxford University Press, 1995, p. 24.

[135] David Cesarani, «Foreword to Second Edition» [Prefacio a la segunda edición], en Beckman, The 43 Group, p. 13.

[136] Beckman, The 43 Group, pp. 26, 60-61 y 159.

[137] Richard Griffiths, «Anti-fascism and the post-war british establishment» [El antifascismo y la clase dirigente de la Gran Bretaña de posguerra], en Nigel Copsey (ed.), Varieties of anti-fascism: Britain in the inter-war period [Formas de antifascismo: Gran Bretaña en el periodo de entreguerras], Nueva York: Palgrave Macmillan, 2010, p. 247.

[138] Beckman, The 43 Group, pp. 35 y 36.

[139] Ibid., pp. 38-54.

[140] Ibid., pp. 34, 44-45 y 52.

[141] Ibid., pp. 94-98.

[142] Ibid., pp. 192-193.

[143] Hann, Physical resistance, pp. 161 y 162.

[144] Beckman, The 43 Group, pp. 127, 152 y 166.

[145] Ibid., p. 71. Otro motivo de su declive fue la salida británica de Palestina y la creación del Estado de Israel en 1948. Los fascistas ya no podían acusar a los judíos de las acciones de las guerrillas sionistas en Palestina. Estas habían atacado a las unidades del Ejército británico allí en numerosas ocasiones, en su esfuerzo para crear un Estado sionista. Aunque muchos miembros del Grupo 43 eran sionistas, su postura oficial era que «Palestina es Palestina y Hackney es Hackney. Una situación no tiene nada que ver con la otra».

[146] Hann, Physical resistance, pp. 197-206.

[147] Ibid., pp. 218-228; Copsey, Anti-fascism in Britain, pp. 104-110.

[148] Clare Hanson, Eugenics, literature and culture in post-war Britain [Eugenesia, literatura y cultura en la Gran Bretaña de posguerra], Nueva York: Routledge, 2013, pp. 106 y 107.

[149] Christopher T. Husbands, «Racial attacks: the persistence of racial vigilantism in British cities» [Ataques racistas: la perdurabilidad de las patrullas vecinales racistas en las ciudades británicas] en Tony Kushner y Kenneth Lunn (eds.), Traditions of intolerance: historical perspectives on fascism and race discourse in Britain [Tradiciones de intolerancia: perspectivas históricas sobre fascismo y discurso racial en Gran Bretaña], Mánchester: Manchester University Press, 1989, pp. 100 y 101.

[150] Hann, Physical resistance, pp. 231-244.

[151] Ibid., p. 244.

[152] Ibid., p. 251.

[153] Nathalie Thomlinson, Race, ethnicity and the women’s movement in England, 1968-1993 [Raza, etnicidad y el movimiento de las mujeres en Inglaterra, 1968-1993], Nueva York: Palgrave Macmillan, 2016, p.78; Copsey, Anti-fascism in Britain, pp. 124 y 125.

[154] Renton, When we touched the sky, p. 27.

[155] Ibid., pp. 57-72; Hann, Physical resistance, pp. 263 y 264; Copsey, Anti-fascism in Britain, pp. 126-129.

[156] Stephen A. King, Reggae, rastafari, and the rhetoric of social control [Reggae, rastafaris y la retórica del control social], Jackson: University Press of Mississippi, 2002, pp. 36-38; Mark S. Hamm, «From the Klan to skinheads: a critical history of American hate groups» [Del KKK a los cabezas rapadas: una historia crítica de los grupos de odio en Estados Unidos], en Brian Levin (ed.), Hate crimes volume 1: understanding and defining hate crime [Crímenes de odio, volumen 1: entender y definir el crimen de odio], Westport: Praeger, 2009, p. 100; Dick Hebdige, Subculture: the meaning of style, Nueva York: Routledge, 1988, pp. 54-56 [trad. cast.: Subcultura, Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, 2013].

[157] Nathan Wiseman-Trowse, Performing class in British popular music [La representación de la clase en la música popular británica], Nueva York: Palgrave Macmillan, 2008, pp. 136-140.

[158] Renton, When we touched the sky, pp. 32 y 41.

[159] Ibid., pp. 33-46, 128 y 158-159.

[160] Antifa: Chasseurs de Skins [Antifa: cazadores de skins], dirigido por Marc-Aurèle Vecchione, 2008, París: Resistance; Aude Konan, «Black Dragons: the black punk gang who fought racism & skinheads in 1980s France» [Dragones Negros: la pandilla de punks negros que se enfrentó al racismo y a los cabezas rapadas en la Francia de la década de 1980], okayafrica, 10 de agosto de 2016, en http://www.okayafrica.com/featured/black-punkblack-dragons-france/.

[161] Jonathan Marcus, The National Front and French politics: the resistible rise of Jean-Marie Le Pen [El Frente Nacional y la política francesa: el resistible ascenso de Jean-Marie Le Pen], Nueva York: New York University Press, 1995, pp. 19 y 52.

[162] Robert Soucy, French fascism: the second wave, 1933-1939 [El fascismo francés: la segunda oleada, 1933-1939], New Haven: Yale University Press, 1995, p. 36.

[163] Soucy, French fascism: the first wave, p. 53.

[164] Marcus, The National Front, p. 13.

[165] Ibid., pp. 12-25.

[166] Vergnon, L’antifascisme en France, p. 163.

[167] Entrevista con Jean-Louis Rançon, febrero de 2017.

[168] Filo Loco, «Sideburns in the suburbs: the rockabilly gangs of 1980s Paris» [Patillas en los suburbios: los grupos de rockabilly de la década de 1980 en París], Vice, 11 de febrero de 2015, en https://www.vice.com/da/article/gq84aw/gilles-elie-cohen-del-vikings-photography-paris-876.

[169] Sylviane Dahan y Lluís Rabell, «SOS Racisme; Los límites de una resistencia cultural», en David Karvala et al. (eds.), No Pasarán… aunque lleven trajes: la lucha contra la extrema derecha hoy, Barcelona: La Tempestad, 2010, pp. 129-133; Vergnon, L’antifascisme en France, p. 195.

[170] Antifa: Chasseurs de Skins.

[171] Ibid.; Anti-fascist resistance in France [Resistencia antifascista en Francia], Toronto: Arm the Spirit, 2000; Réseau No Pasaran, Scalp.

[172] David Porter, Eyes to the South: French anarchists & Algeria [Mirar al sur: los anarquistas franceses y Argelia], Oakland: AK Press, 2011, p. 312.

[173] Steve Wright, Storming heaven: class composition and struggle in Italian autonomist marxism [Asaltar los cielos: estructura y lucha de clase en el marxismo autónomo italiano], Londres: Pluto, 2002, p. 23.

[174] Ibid., p. 29.

[175] George Katsiaficas, The subversion of politics: European autonomous social movements and the decolonization of everyday life [La subversión de la política: movimientos sociales autónomos en Europa y la descolonización de la vida cotidiana], Atlantic Highlands: Humanities Press, 1997, pp. 23-30 y 39.

[176] Ibid., p. 66.

[177] Gerónimo, Fire and flames: a history of the German autonomist movement [Fuego y llamas: una historia del movimiento autónomo alemán], Oakland: PM Press, 2012, p. 103.

[178] Katsiaficas, The subversion of politics, pp. 111 y 112.

[179] Jeremy Varon, Bring the war home: the Weather Underground, the Red Army Faction, and revolutionary violence in the sixties and seventies [Llevar la guerra a casa: los Weather Underground, la RAF y la violencia revolucionaria en los años sesenta y setenta], Berkeley: University of California Press, 2004, p. 39.

[180] Martin Klimke, The other alliance: student protest in West Germany and the United States in the global sixties [La otra alianza: protestas estudiantiles en Alemania Occidental y Estados Unidos en los globales sesenta], Princeton: Princeton University Press, 2011, p. 170.

[181] Ben Mercer, «Specters of fascism: the rhetoric of historical analogy in 1968» [Espectros del fascismo: la retórica de la analogía histórica en 1968] en Journal of Modern History 88, n.º 1, 2016, pp. 96-129.

[182] Nigel Copsey, «Crossing borders: Anti-fascist Action (UK) and transnational anti-fascist militancy in the 1990s» [Cruce de fronteras: Acción Antifascista (RU) y la militancia antifascista transnacional en la década de 1990] en Contemporary European History 25, n.º 4, 2016, p. 712; Gerónimo, Fire and flames, p. 13; Katsiaficas, The subversion of politics, p. 209.

[183] Katsiaficas, The subversion of politics, pp. 161-170; Charles Hawley y Daryl Lindsey, «Racism and xenophobia still prevalent in Germany» [El racismo y la xenofobia siguen siendo prevalentes en Alemania], Der Spiegel, 24 de agosto de 2012, en http://www.spiegel.de/international/germany/xenophobia-still-prevalent-in-germany-20-years-afterneo-nazi-attacks-a-851972.html; Eric Brothers, «Issues surrounding the development of the neo-nazi scene in East Berlin» [Aspectos referidos al desarrollo de la escena neonazi en el este de Berlín], European Judaism: A Journal for the New Europe 33, n.º 2, 2000, p. 46; «German “skinheads” attack U.S. lugers» [Cabezas rapadas alemanes atacan al equipo estadounidense de luge], The Washington Post, 31 de octubre de 1993, en http://www.washingtonpost.com/wp-srv/sports/longterm/olympics1998/history/1994/articles/94-attack.htm.

[184] Katsiaficas, The subversion of politics, pp. 172-174.

[185] Peter Ulrich Weiss, «Civil society from the underground: the alternative antifa network in the GDR» [La sociedad civil desde la clandestinidad: red de antifascistas alternativos en la RDA], Journal of Urban History 41, n.º 4, 2015, pp. 647-664.

[186] Alexei Yurchak, Everything was forever, until it was no more: the last Soviet generation [Todo era eterno, hasta que dejó de serlo: la última generación soviética], Princeton: Princeton University Press, 2006, pp. 214 y 215.

[187] Weiss, «Civil society from the underground»; Alan Nothnagle, «From Buchenwald to Bismarck: historical myth-building in the German Democratic Republic, 1945–1989» [De Buchenwald a Bismarck: la construcción de mitos históricos en la República Democrática Alemana, 1945-1989], Central European History 26, n.º 1, 1993, p. 100.

[188] Katsiaficas, The subversion of politics, pp. 172-174; Copsey, «Crossing borders», pp. 111-114; Love & Rage 7, n.º 2, p. 14. Cortesía de Arm the Spirit (ATS).

[189] Herausgeber innenkollektiv, Fantifa: feministische perspektiven antifaschistischer politiken [Fantifa: perspectivas feministas en la política antifascista], Münster: Edition Assemblage, 2013; «Antifa heißt (auch) Feminismus!» [¡El antifascismo significa (también) feminismo!], Antifaschistisches Infoblatt, 2 de febrero de 2013, en https://www.antifainfoblatt.de/artikel/antifa-hei%C3%9Ft-auch-feminismus.

[190] Birchall, Beating the fascists, p. 107; Hann, Physical resistance, pp. 326 y 327.

[191] Hann, Physical resistance, p. 315.

[192] Robert Forbes y Eddie Stampton, The white nationalist skinhead movement: UK & USA, 1979-1993 [El movimiento de los cabezas rapadas nacionalistas blancos: RU y EE. UU., 1979-1993], Port Townsend: Feral House, 2015, pp. 253-256.

[193] Birchall, Beating the fascists, p. 159; Hann, Physical resistance, p. 335.

[194] Birchall, Beating the fascists, pp. 157-166; Mark S. Hamm, American skinheads: The criminology and control of hate crime [Cabezas rapadas de Estados Unidos: la criminología y el control de los delitos de odio], Westport: Praeger, 1993, p. 36; Hann, Physical resistance, pp. 351 y 352.

[195] Copsey, «Crossing borders», pp. 715-720.

[196] Ibid., pp. 720-724; Luma Nichol, «London antifascist conference sabotaged by sectarian politics of its organizers» [La conferencia antifascista de Londres arruinada por las actitudes sectarias de sus organizadores], Freedom Socialist, enero de 1998, en http://www.socialism.com/drupal-6.8/?q=node/1312.

[197] Entrevista con Luis, abril de 2017; Simon Erlanger, «At issue: “the anti-germans”-the pro-Israel German left» [A debate: los antialemanes, la izquierda alemana proisraelí], Jewish Political Studies Review 21, n.º 1/2, 2009, pp. 95-106.

[198] La información sobre Noruega se ha tomado de Adrien Alexander Wilkins: «Vold og motvold-antifascistisk voldbruk i Norge 1990-2001»; «20 Jahre organisierte Antifa in Norwegen» [20 años de organización antifascista en Noruega], Antifaschistisches Infoblatt, enero de 2014, en https://www.antifainfoblatt.de/artikel/20-jahreorganisierteantifa-norwegen.

[199] Ibid.

[200] Katsiaficas, The subversion of politics, pp. 115-119.

[201] Job Polak, «A history of Dutch fascism and the militant anti-fascist response» [Una historia del fascismo holandés y de la respuesta antifascista militante], libcom, en https://libcom.org/history/history-dutch-fascismmilitant-anti-fascist-response.

[202] Stanley G. Payne, A history of fascism, 1914-1945, Nueva York: Routledge, 1995, pp. 504-507 [trad. cast.: Historia del fascismo, Barcelona: Editorial Planeta, 1995]; Robert C. Meade, Red Brigades: the story of Italian terrorism [Brigadas Rojas: la historia del terrorismo italiano], Basingstoke: Macmillan, 1990, pp. 34-56; Lia Luchetti y Anna Lisa Tota, «An “unaccomplished memory”: the period of the ‘strategy of tension’ in Italy (1969-1993) and the Piazza Fontana bombing in Milan» [Una «memoria inconclusa»: el periodo de la «estrategia de tensión» en Italia (1969-1993) y el atentado de la Piazza Fontana en Milán] en Anna Lisa Tota y Trever Hagen (eds.), Routledge international handbook of memory studies [El manual internacional de Routledge sobre estudios de la memoria], Londres: Routledge, 2016, p. 386; Peter Dale Scott, The road to 9/11: wealth, empire, and the future of America [El camino hasta el 11 de Septiembre: riqueza, imperio y el futuro de Estados Unidos] Berkeley: University of California Press, 2007, p. 182. Gracias a Ahmed Daoud por compartir información extraída de su tesis: «A conquistare la rossa primavera’? Politiche della memoria, uso pubblico della Resistenza italiana e pratiche dell’antifascismo durante la “Seconda Repubblica” (1993-2009)» [¿Conquistar la roja primavera? Políticas de la memoria, uso público de la resistencia italiana y prácticas del antifascismo durante la Segunda República (1993-2009)].

[203] Meade, Red Brigades, pp. 42 y 43; Barry Rubin y Judith Colp Rubin, Chronologies of modern terrorism [Cronologías del terrorismo moderno], Armonk: M. E. Sharpe, 2008, p. 43.

[204] Meade, Red Brigades, pp. 35, 84-86.

[205] Entrevista con Niccolò Garufi, marzo de 2017.

[206] Piero Ignazi, «Fascists and post-fascists» [Fascistas y posfascistas], en Erik Jones y Gianfranco Pasquino (eds.), The Oxford handbook of Italian politics [El manual de Oxford de la política italiana], Oxford: Oxford University Press, 2015, p. 220.

[207] Filippo Focardi, «Antifascism and the resistance: public debate and politics of memory in Italy from the 1990s to the present» [Antifascismo y resistencia: debate público y política de la memoria en Italia, desde la década de 1990 hasta la actualidad] en García et al. (eds.), Rethinking antifascism, p. 263.

[208] Entrevista con Niccolò Garufi.

[209] Ibid.

[210] Ibid.

[211] ARA Minneapolis Newsletter n.º 1, 1988 (Cortesía de ATS); entrevista con Kieran, abril de 2014.

[212] Entrevista con Kieran, abril de 2014.

[213] ARA Minneapolis Newsletter n.º 1, 1988 (Cortesía de ATS).

[214] «Kieran Knutson of Anti-Racist Action, interview in Maximumrocknroll» [Kieran Knutson de Acción Antirracista, entrevista en Maximumrocknroll], en Stephen Duncombe y Maxwell Tremblay, White riot: punk rock and the politics of race [Revuelta blanca: punk rock y política racial], Londres: Verso, 2011, pp. 147-149.

[215] Horace Randall Williams y Ben Beard, This day in civil rights history [El día de hoy, en la historia de los derechos civiles], Montgomery: NewSouth Books, 2009, p. 333; entrevista con Kieran, marzo de 2017.

[216] Entrevista con Kieran, marzo de 2017.

[217] Harvey Klehr, Far left of center: the American radical left today [Lejos del centro, a la izquierda: la izquierda radical en Estados Unidos, hoy], New Brunswick: Transaction Publishers, 1991, pp. 110-112; Zoe Trodd, «A theatrical manager: John Brown and the radical politics of the American makeover mythos» [Un productor de teatro: John Brown y las ideas radicales del mito de cambio de imagen en Estados Unidos], en Dana Heller (ed.), The great American makeover: television, history, nation [El gran cambio de imagen de Estados Unidos: televisión, historia, nación], Nueva York: Palgrave Macmillan, 2006, p. 27; Death to the Klan!, otoño de 1983, p. 16 (cortesía de ATS); presentación del Comité contra el Klan John Brown en la conferencia ROAR de San Francisco, marzo de 2017.

[218] Entrevista con Kieran, marzo de 2017; «Kieran Knutson of Anti-Racist Action», en Duncombe y Tremblay, White riot, pp. 147 y 148; Timothy Brown, «From England with hate: skinheads and “nazi rock” in Great Britain and Germany» [Desde Inglaterra con odio: cabezas rapadas y «rock nazi» en Gran Bretaña y Alemania], en Timothy Brown y Lorena Anton (eds.), Between the avant-garde and the everyday: subversive politics in Europe from 1957 to the present [Entre la vanguardia y lo cotidiano: políticas subversivas en Europa, desde 1957 hasta el presente], Nueva York: Berghahn, 2011, pp. 127 y 128; Kevin Young y Judith H. Sumner, «Beyond white pride: identity, meaning and contradiction in the Canadian skinhead subculture» [Más allá del orgullo blanco: identidad, significado y contradicciones en la subcultura de los cabezas rapadas de Canadá], The Canadian Review of Sociology and Anthropology 34, n.º 7, mayo de 1997, pp. 175-206; Todd Ferguson, «”Taking it back, making it strong!”: the boundary establishment and maintenance practices of a Montréal anti-racist skinhead gang» [«¡Recuperarlo, hacerlo más fuerte!»: el establecimiento de límites y las prácticas de mantenimiento en un grupo de skinheads antirracistas de Montreal], trabajo de fin de máster, McGill University, 2002.

[219] Entrevista con Iggy, marzo de 2017.

[220] Anti-Racist Action Bulletin, octubre de 2001, p. 3; Antifa forum, antifascism in Canada [Foro antifascista: antifascismo en Canadá], Toronto Antifa Forum, 1996; entrevistas con Kristin, Walter Tull, Kieran, Gato, Howie.

[221] Daniel J. Wakin, «York, Pa., mayor is arrested in 1969 racial killing» [El alcalde de York, Pensilvania, detenido por un asesinato racista de 1969], The New York Times, 18 de mayo de 2001; Dennis B. Roddy, «York street fighting between neo-nazis, anti-racists leads to 25 arrests» [25 detenidos en los enfrentamientos callejeros en York, entre neonazis y antirracistas], Pittsburgh Post-Gazette, 13 de enero de 2002.

[222] «Midwest shooting spree ends with apparent suicide of suspect» [La oleada de tiroteos del Medio Oeste termina con el aparente suicidio del sospechoso], CNN, 5 de julio de 1999, en http://www.cnn.com/US/9907/05/illinois.shootings.02/.

[223] Entrevista con Murray, abril de 2017.

[224] Roddy, «York street fighting» [Peleas callejeras en York]; «Billy Roper» Southern Poverty Law Center en https://www.splcenter.org/fighting-hate/extremist-files/individual/billy-roper; entrevistas con Howie, Luis, Murray, abril de 2017.

[225] Leonard Zeskind, Blood and politics: the history of the white nationalist movement from the margins to the mainstream [Sangre y política: la historia del movimiento nacionalista blanco, desde los márgenes hasta la normalidad], Nueva York: Farrar, Straus and Giroux, 2009, p. 533; Flint, «Fascists, anti-fascists and the State» [Fascistas, antifascistas y el Estado], Barricada, 2002, en http://nefac.net/node/73.

[226] Entrevista con Howie, marzo de 2017.

[227] Flint, «Fascists, anti-fascists».

[228] Entrevista con Howie; Flint, «Fascists, anti-fascists».

[229] Bethany Barnes, «Plea deal reveals new details in 1998 slayings of anti-racism activists» [Un pacto con la fiscalía saca a la luz nuevos detalles del asesinato en 1998 de unos activistas antirracistas], Las Vegas Sun, 23 de mayo de 2014, en https://lasvegassun.com/news/2014/may/23/plea-deal-reveals-new-details-1998-slayings-anti-r/.

[230] Lynda Edwards, «Death in the desert» [Muerte en el desierto], Orlando Weekly, 17 de junio de 1999, en http://www.orlandoweekly.com/orlando/death-in-the-desert/Content?oid=2263332.

[231] Vergnon, L’antifascisme en France, p. 185.

03

El ascenso de los «nazis de corbata»

y el antifascismo actual

«Muerto de miedo» y sin saber lo que le esperaba, Dominic subió a un tren nocturno con destino a Heidenau (Alemania), donde los neonazis estaban atacando a los desplazados sirios que acababan de llegar. La xenofobia había aumentado mucho en el país desde el inicio de las manifestaciones contra los refugiados, en 2013. En octubre del año siguiente, unos racistas intentaron quemar un campamento de demandantes de asilo cerca de Rostock, lo que trajo a la memoria la infame cacería de inmigrantes de veinte años atrás. Para julio de 2015, la situación se había agravado todavía más. Los antifascistas se movilizaron para defender un albergue de refugiados en Dresde, frente a los ataques de los neonazis y de los ultras de fútbol.

Un mes más tarde, el conflicto llegó a su punto álgido en el conservador este del país. La tarde del 20 de agosto de 2015 hubo un intento de prender fuego al centro de acogida de desplazados. Al día siguiente, un millar de miembros del neonazi Partido Nacionaldemócrata (NPD) y residentes locales opuestos a la inmigración bloquearon los autobuses que llevaban a 250 refugiados a Heidenau, en las afueras de Dresde. Por la moche, los xenófobos causaron disturbios. Dominic era uno de los varios cientos de antifascistas que respondieron a una convocatoria del movimiento para defender a los migrantes. La situación se había convertido muy rápidamente en un asunto de vida o muerte.[232]

Al llegar, Dominic y sus compañeros se dirigieron al albergue de refugiados. Pudo ver «lo aliviados que estaban de que yo y mis 200 amigos blancos de clase media, con nuestras cazadoras negras, estuviésemos esperando frente a su casa para defenderles». Los neonazis les atacaron con cohetes, piedras y botellas. Los desplazados respondieron codo a codo con los antifascistas alemanes. Impidieron que los asaltantes llegasen hasta el edificio. «Me dijeron —recuerda Dominic— que venían de una zona en guerra, en la que sus vidas corrían peligro todos los días y ahora estaban amenazados de nuevo». Dominic se sintió «avergonzado» de su país, pero defender a los refugiados, mayoritariamente sirios, le hizo sentir «que estaba haciendo lo correcto» y quiere hacerlo «hasta el final».[233]

El estallido de la guerra civil en Siria en 2011 fue el detonante de la mayor llegada de demandantes de asilo vivida en Europa desde los desplazamientos en masa tras la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de los 4,9 millones de emigrados sirios huyeron de los enfrentamientos a los países limítrofes, con 2,5 millones de ellos en Turquía y un millón en el Líbano, por ejemplo. Otros 1,3 millones de refugiados de Siria, Afganistán, Irak y otras partes, llegaron hasta Europa. En 2016 lo hicieron 350.000 más. No todos ellos fueron tan afortunados. Al menos 4.812 personas murieron intentando cruzar el Mediterráneo, solo en 2016.[234]

La histeria nacionalista en torno a los refugiados se vio exacerbada por las turbulencias económicas desatadas por la crisis financiera de 2008 y por el temor, ampliamente extendido, que han generado en los últimos años los sangrientos atentados perpetrados por autodenominados «islamistas radicales». Entre estos ataques se incluyen el tiroteo en la redacción de Charlie Hebdo y el ataque a la sala de conciertos Bataclan, ambos en París en 2015; las bombas que estallaron en el metro y en el aeropuerto de Bruselas, en marzo de 2016; el atropello de peatones con un camión en Niza (Francia) en julio de ese mismo año; y, más recientemente, el asesinato de 22 personas en mayo de 2017 en una explosión frente a un concierto en Mánchester (Inglaterra).

Los partidos de extrema derecha recurrieron a una interpretación étnica y lingüística de la ciudadanía para justificar la exclusión social de los inmigrantes, incluso de segundas y terceras generaciones de diferentes minorías. Lanzaron advertencias de un supuesto aumento de la criminalidad, sobre todo de crímenes de tipo sexual. También de una mayor presión sobre los servicios sociales y más competencia por los puestos de trabajo. Sobre todo, advirtieron contra la pérdida de la identidad nacional, racial, cultural y religiosa. Según decía el lema del Frente Nacional francés en la década de 1970: «Un millón de parados es un millón de inmigrantes que sobran».[235] Las estadísticas demuestran que la llegada de refugiados no ha producido un aumento significativo de la pobreza o el crimen, pero «la percepción es la realidad», según argumenta Georg Pazderski, del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). «En este momento —continúa—, nuestros ciudadanos no se sienten bien, están inseguros».[236]

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