Andrea

Andrea


Portada

Página 2 de 17

_ Sí… No sabes cuánto esperó por este momento. Eres todo para él._ rozó su mejilla derecha_. Cuando vea con sus ojos la hermosa señorita en que te has convertido, se sentirá aún más orgulloso de ser tu padre.

_ Pero…

_ Danielle, lo que hiciste para sobrevivir en esas calles mugrientas de Londres no importa. Nunca le hiciste daño a nadie…

   Ella bajó la mirada y se recordó una vez lo cerca que estuvo de hacerlo, sin su consentimiento. Se sintió tan culpable que las lágrimas volvieron a bañar su rostro.

_ Olvidemos ese pasado… No llores mi niña. Nada ni nadie volverá a lastimarte y alejarte de lo que a ti te corresponde. Este es tu hogar, como una vez lo fue. Y mi tía, que debe estar retorciéndose en su tumba, jamás volverá a engañarte ni lastimarte….

  Henry se había encontrado con aquella carta que había desconcertado su propia vida. El corazón le latía con más fuerza, sintiendo que el tiempo retrocedía. Aunque obviamente era imposible.

_ Danielle… ¿Viva?_ las manos le temblaron mientras leía aquella carta. Una felicidad inexplicable recorría sus venas envolviendo todo su ser. Ella, la única mujer que realmente había amado siendo un niño, estaba viva.

  No tardó en preparar su equipaje y viajar a Surrey. Londres podría quedarse en la dulce espera.

Capítulo 7

  En aquella reunión privada. Su primera reunión privada en aquella sociedad sin fingir quien era. Ni en busca de lastimar a alguien. Solo esperaba la llegada de su padre, quien era la única razón que le alegraba su existencia.

_ Mira, ahí está alguien muy cercano a ti_ le dijo Lady Eleanor, haciendo que sus ojos verdes grisáceos, se encontraran con los ojos castaños de aquel caballero_. Lord Henry Wellsby… Se conocieron cuando eran niños y vivían en las Indias Occidentales. Es uno de los caballeros más respectado de esta sociedad. Es un buen hombre… ¡Qué lástima que haya quedado tan joven viudo!... La mujer que vuelva a conquistar su corazón, será la mujer más feliz de este mundo… Aunque tenga que volverse la madrastra de su pequeña hija, a cual quiere con toda su vida.

_ ¿Lo conocí cuando era una niña y vivía en Las Indias Occidentales?_ un nudo se le formó en la garganta.

_ Sí… Crecieron juntos e incluso fueron muy buenos amigos… Le he escrito y lo he invitado, porque al igual que tu padre y yo, él está también feliz de saber que estás viva.

   ¿Wellsby?... Aquel apellido resonó en sus oídos con un sonido ensordecedor, mientras su corazón palpitaba aún más fuerte. ¿Acaso podría ser la vida aún más cruel y malvada?... No, no podía con todo aquello, viendo al fin el rostro de aquella persona a la que había robado en aquel baile de máscara.

_ ¿Sucede algo, Danielle?_ le preguntó lady Eleanor, después de verle hacer un gesto con su rostro.

_ No…Nada.

_ Viene a saludarte… Está al igual que nosotros. Abrumado por la noticia.

_ Entiendo…_ susurró, mientras en su interior se decía: <<¡Oh, por dios! ¡Es él! Es el mismo hombre que Lord Wynthrope Burrough deseaba que yo matara, y envenenó mi mente para robarle... ¿Qué demonios hago aquí tratando de encontrar una vida que no es mía? ¿Yo no me merezco una vida como ésta? ¡Yo soy una vil mentira!...>>

   El corazón se le quiso salir del pecho cuando vio a aquel caballero aún más cerca de ella, sin máscara, sonriéndole como si realmente el tiempo jamás los hubiese separado y siguieran siendo los viejos amigos.

_ ¿Danielle?, ¿realmente eres tú?_ dijo, sintiendo tanto deseo de poder abrazarla, pero comprendía que ella no lo reconocía. Aquel accidente de niña había borrado todos sus recuerdos_. Pensé que quizá soñaba cuando recibí la carta de tu tía informándome sobre tu aparición.

_ Me temo que debo excusarme… Siento el deber de que debería recordarle. Pero, siento tanto no poder hacerlo…_ sonrió sintiéndose tan avergonzada, que hasta sus mejillas se sonrojaron_. Sí, soy yo… Aunque realmente todo esto es una sorpresa para mí, Lord Wellsby.

_ Llámame Henry… Así me llamabas de niño.

_ Sin embargo somos ahora adultos y el tiempo ha avanzado tanto… Lo intentaré, pero no le puedo prometer nada. Como comprenderá todo esto es nuevo para mí.

    En aquel instante Danielle sintió  que el pasado y el presente se unían con una fuerza aún más arrebatadora y avasalladora.  Él estaba allí como en el baile de máscara. Solo que esa vez, al fin, se miraban a la cara. Una dura verdad para ella al saber a quién había embaucado con sus mentiras. Odiándose, al mismo tiempo, por ello.

   Jamás había tenido la intención de buscar la cara del hombre que había robado en aquel baile de máscara, después de decirle una mentira.

_ ¿Te siente bien, Danielle?_ le preguntó lady Eleanor.

_ Sí, sí, muy bien… Solo que creo que son muchas emociones para una sola noche.

_ Puedo escoltarte a un lugar más privado… En verdad te ve algo pálida._ se ofreció Henry.

_ No deseo molestarle…

      Cielos, ¿En qué momento se había confabulado la vida con su propio ser, sin darle un previo aviso?

   Allí se encontraba ella, de nuevo, a lado de aquel hombre que debería odiarle si supiera la verdad. Ella se había prestado para engañarlo, para robarle y después volverse en el títere de aquel vil hombre, con quien  su ser temía cruzarme una vez más.

   Agradeció al cielo que su padre, aquel hombre de quien siempre había escuchado y aún no había tenido el gusto de conocer apareciera, salvándola de aquel sentimiento de culpabilidad que le seguía al encontrarse junto a lord Henry Wellsby. Si habían sido amigos en el pasado, ella realmente no lo conocía. Era un recuerdo borroso de su pasado que no había podido recuperar. Como sus recuerdos de aquellos días en aquel país lejano.

_ Debes conocer a alguien, mi niña… A alguien que te ha buscado por tanto tiempo._ le dijo lady Eleanor, mientras todas las miradas de los presentes esperaban su reacción._  Él es tu padre… Danielle.

_ ¿Mi padre?_ su corazón se alborozó de una emoción que jamás había imaginado sentir. Su padre. Aquel hombre que siempre había sido un misterio para ella.

_ Sí, hija… Soy tu padre._ sus ojos brillaban de felicidad, al mismo tiempo en que la comparaba con su madre. Ya que eran como dos gotas de agua.

  Eran las palabras más dolorosas, maravillosas, horribles y magnificas que había escuchado. Quería llorar, sin saber si a causa de la felicidad o de la tristeza que le albergaba internamente. No lo sabía. Sin embargo, se permitió ser abrazada por su padre.

 

Capítulo 8

   Al fin pudo respirar tranquilamente cuando se encontró sola en su habitación, lejos de la mirada interrogante de su padre y de lady Eleonor también. Cerró los ojos e hizo una honda inspiración, permitiéndose así y permití que sus pensamientos volvieran al arrepentimiento de haber tomado la mala decisión que había tomado antes.

_ No debo cruzarme otra vez con él… No, no otra vez…Dios, ni que Lord Wynthrope Burrough se entere que me encuentro aquí y que he ido a un baile otra vez, sin fingir lo que no soy, y que por ello me he encontrado con lord Henry.

    Contempló sin ver la ventana, mientras otra pregunta inquietaba sus pensamientos. ¿Sería sensato, entonces, seguir siendo la joven protegida de Eleonor Berkley? ¿Debía poner de sobre aviso a aquel caballero que había sido su amigo en la infancia? ¿Sería justo aceptar que era una de ellas y sentirse digna de ser la hija de aquel hombre que era su padre y no recordaba?

   Deseó que la tierra se la tragara, pero lo único que pudo hacer fue dormir aquella noche, al menos, así sus pensamientos la dejarían tranquila por un momento.

   Aún así, nada estaría a su favor al día siguiente.

_ Danielle… tienes una visita._ dijo lady Eleonor al entrar en su habitación. Lugar en donde me había refugiado después de hablar con su padre.

_ ¿Una visita?… ¿Quién lady Eleonor?_ dije algo sorprendida.

_ Lord Henry  ha venido a visitarte.

_ ¿Lord Henry?

_ Sí, ahorita se encuentra en el despacho con tu padre.

   Al cabo de unos minutos, fue ella quien se reunió con ellos en aquel lugar, en donde su padre los dejó solos.

_ Aún se me hace imposible creer que estés aquí... Te veo y creo que sueño. Perdóname, es cierto, no debería tutearte, ha pasado demasiado tiempo...

_ Lord Henry, ciertamente... Al igual que lo es para usted, lo es para mí.

_ Señorita Danielle, ¿le gustaría que le hablara de cómo eramos de niños? ¿De nuestra infancia en Calcuta?

   Danielle le miró asombrada.

_ No sería ninguna molestia para mí, se lo aseguro...

   Danielle se miró las manos en ese instante. Siempre había querido saber como había sido de niña, aunque su madre a veces, había logrado cubrir su curiosidad, sin embargo, en otras ocasiones sentía un vacío tan profundo sobre aquel pasado que ella no lograba recordar.

_ Se lo agradecería lord Henry...

  Él sonrió y se permitió hablarle a ella de aquellos recuerdos que seguían aún en su memoria. La miraba a los ojos, mientras le narraba aquellas anécdotas graciosas y aquellas ocurrencias de niños. Aquel hombre se sentía envuelto en aquella hermosa mujer que tenía en frente de él. El amor de su niñez se había transformado en una hermosa dama.

_ Me gustaría poder recordar todo eso... Mas es para mí como una historia de alguien más. Sin embargo, le agradezco su gentileza...

_ Prometo volver a visitarle y seguirle contando, no crea que he terminado... Ahora he de despedirme agradeciéndole una vez más su compañía el día de hoy…_ dijo al tomar su sombrero, cediendo así a las reglas de la etiqueta. Despidiéndose cortésmente de su anfitriona_. Tengo que regresar a Londres, pero prometo regresar pronto. Muy buen día.

_ Gracias por venir, lord Henry...

      Saber por medio de su padre y de lady Eleonor quien realmente era aquel caballero, le hizo aún más que su corazón se encogiera. Intentó contener aquellas lágrimas que querían bañar su rostro, pero saber que él había protegido a la hermana de uno de sus mejores amigos y el bebé que ella llevaba en su vientre, casándose con ella para salvarla de la humillación, la había conmovido aún más el alma también. Aquella mujer había quedado embarazada de un hombre que había jugado con sus sentimientos, la había engañado y la había abandonado cuando se enteró que ella  llevaba en su vientre un hijo de él.

_ Permiso..._ dijo al retirarse un momento a su habitación.

   Allí, en medio de toda aquella verdad se sentía peor que una mentira. Un veneno sería mejor que lo que había sido ella el día en que se cruzó con él. Aquella imagen seguía en su memoria, mortificándola, sin piedad. Cerró los ojos sintiendo tanta rabia consigo misma.

_ ¡Cuanto desearía poder al menos olvidar ese primer encuentro!... Deseo retroceder en el tiempo y volver a encontrarme con la niña que un día fui. La niña que sabía esquivar las sombras. La niña que no tenía miedo de actuar respondiendo a sus deseos.

   ¿Había desaparecido esa niña? ¿O era que una parte de ella seguía viva en algún lugar, en lo más profundo de su ser?

 Capítulo 9

   El pasado era un espacio incierto dentro de su cabeza. Un espacio vacío que por más que escuchará de él, aún no podía sentir tan propio. Y ahora iba arrastrándola a aquello que sí podía recordar y ahora chocaba con fuerza con aquel pasado, que ahora se volvía en su contra.

   Quería llorar, pero sus ojos ya se encontraban secos, había llorado tanto que sentía que los ojos le pesaban tantos.

   Los días que siguieron, después de ese que había tenido con estar en frente de aquel hombre que aún recordaba a la perfección, pero a causa de aquel baile que ahora en su mente odiaba tanto, se había limitado a fingir y encontrar excusas para evitar salir de aquel lugar, su nuevo hogar.

   Y pronto el invierno le fue cediendo, poco a poco, paso a la primavera.

_ ¿No tiene frío aquí? Deberías entrar…_ le preguntó su padre, una mañana al verla en el jardín trasero, sentada en frente el laberinto de rosas. Viendo como los capullos aún se mantenían cerrados, esperando pronto abrirse.

   Ella tragó saliva.

_ No… La realidad no tengo frío. Y tan solo he salido para tomar un poco de aire._ dijo intentado ocultar aquellos pensamientos que le causaban tanta tristeza.

_ ¿Sigues torturándote al querer recordar? _ dijo y se sentó a su lado.

_ Quizás un poco..._admitió, mirando sus manos y sintiéndose una mentira._ Y cada día me digo que el mundo puede llegar a ser más pequeño de lo que lo imaginamos... ¿Algún día podré con cada golpe que me dé la vida al hacerme ver mi realidad?

_ Eres mi hija... No tienes que preocuparte por mí.

_ Ya no recuerdo a mi madre, como solía hacerlo al hacer enviada a aquel frío orfanato._ miró a su padre_. La echo mucho de menos... Fui una buena persona cuando ella vivía y después... No lo sé.

_ Hija mía... Eres aún una buena persona. Lo que hayas hecho antes para sobrevivir, déjalo en el pasado... Y mira hacia adelante._ la abrazó con ternura, haciendo que ella milagrosamente volviese a llorar_. Te prometo que haré que todo lo que te lastima, desaparezca.

    Días después, ella volvía a encontrarse en ese mismo lugar.

_ ¿Les gusta las rosas blancas?_ dijo aquel hombre que ella pensó que no volvería a ver tan rápido, mientras ella se encontraba contemplando aquel laberinto de rosas blancas. Haciéndola recordar un poco más, sin saber cómo él podía  aturdir a su corazón.

_ Al fin te encuentro… Te he estado buscando. Hasta que al fin te encuentro… Danielle._ dijo Henry al acercarse a ella_ Espero no haber interrumpido algo. O del resto me culpare el resto del día.

_ No ha interrumpido nada… Sólo que me gusta estar aquí... No sé por qué, pero es como si hubiese estado antes en un lugar así...

_ En la Calcuta tu padre había mandado a hacer un pequeño jardín como éste, en su propiedad... Solíamos a veces jugar allí. Quizá te recuerde esos días... Era tu lugar favorito.

   Danielle se sorprendió y se sonrojó. Él la conocía más que a ella misma y todo porque él recordaba una parte de ese pasado que ella no podía recordar.

   Le miró sintiéndose envuelta por tantos recuerdos que no podía soportar.

_ ¿Podrías hablarme de esos días?

_ Con gusto...

   Cerró un momento los ojos y se permitió visualizar aquellos momentos en su cabeza, aunque sabía que solo se imaginaba todo lo que él le narraba y no eran recuerdos visibles en mí.

_ Te he hecho llorar...

_ ¿Cómo puedes aún recordar todo aquello?

_ Siempre fuiste mi mejor amiga... La mejor persona que pude haber podido conocer._ se acercó a ella y se permitió cerca sus lágrimas, haciendo que ella se separará un poco de él_. Lo siento... Disculpa mi imprudencia. Era algo que solía hacer cuándo te veía llorar... Perdóname. Debo recordarme que ya no somos esos pequeños niños.

_ Cada uno de nosotros hemos crecido... Ya no somos esos pequeños niños.

_ ¿Volverás a Londres?_ le preguntó, tomando a Danielle de sorpresa.

_ No... He decidido quedarme aquí, en Surrey.

_ Entiendo...

_ ¿Entiende, qué?

_ Londres le trae malos recuerdos...

_ Sí..._ le admitió, ocultándole aquella otra verdad que ella temía todavía confesarle.

    Danielle Spencer no sabía que otra excusa decir, más la que él había puesto en su propia boca. Ella sabía a la perfección lo que le podía suceder si regresaba a Londres. Y uno de sus mayores temores se resumía en: que Lord Wynthrope Burrough la viera de nuevo, y conociera quién realmente era ella, y quisiese utilizar aquello como amenaza para que hiciera lo que una vez ella no había hecho.

   Lejos de allí, sus temores no se hacían en vano. Eran realmente su muro de protección.

_ ¿En qué piensas?_ le preguntaba su malvado amigo a Lord Wynthrope Burrough.

_ En mi venganza que día a día crece… Y en que cuando encuentre a Danielle, la haré pagar por su ingratitud. De la misma forma que me vengare de Henry.

_ Entonces, es verdad que la tierra se la tragó…_ se rió con cierto cinismo.

_ Sí… Pero no por mucho tiempo. Ya la encontrare. Sabes que no hay nada que se oculte para mí por tanto tiempo…_ su mirada fue malévola y fría.

   La vida de Danielle corría también peligro.

_ Tan hermosa que es… Me dolerá que la mates._ se rió con más frialdad, haciendo que su amigo, Lord Wynthrope Burrough se riera también.

_ Sera una lástima… Pero si quieres, puedes hacer lo que quieras con ella antes de que termine con su vida.

_ Buen amigo, te lo agradecería…. Estoy pensando hacer un par de cosas con esa huérfana que sería impropio de un caballero decirlas...

_ ¿Y acaso te quieres comportar como un caballero en la cama con ella?

_ Por supuesto que no... Eso sería muy aburrido.

Capítulo 10

  "Esconderse" era el único sentido que le encontraba a su vida, al igual, que antes había sido la palabra "escapar". Las mentiras que habían rodeado su vida, le seguían golpeando, aún más cuando Henry iba de visita a Surrey. Y ahora comprendía que no le ayudaba para nada el que él siguiera yendo a visitarla. Prefería a que su padre, cuando iba de visita le contará sobre esa Danielle que ella había olvidado que alguna vez había sido.

   Y en esos días, había decidido volver a alejar a Henry, intentarlo con tantas fuerzas, por el bien de ambos.

_¿No tiene frío aquí? Deberías entrar…_ le dijo en una de sus visitas, al verla perdida en aquellos pensamientos, que la alejaban un instante de la realidad.

   Danielle tragó saliva, al mismo tiempo, en que se giraba para verlo.

_ No… La realidad no tengo frío. Y tan solo he salido para tomar un poco de aire._ dijo intentado mostrarme como siempre con él. Con una actitud algo distante y fría.

_ ¿Podría preguntar en qué pensabas?_ se atrevió a preguntarle, sintiendo que si él desistía de regresarla a su vida. Ella jamás lo haría por sí misma.

_ Sólo en lo pequeño que puede ser el mundo…_ la mirada penetrante y fija de Henry le hizo desviar la mirada. Y aquello ni siquiera ella misma se lo esperaba. Era un mal indicio de su parte. Y no estaba preparada para todo aquello que seguía avecinandosele al estar cada vez más cerca de él. De quien su  ser, sus miedos, sus recuerdos tortuosos y su corazón se rehusaban a querer cerca, y aún más, cuando sentía que había una oleada de sentimientos que luchaban dentro de ella.

   El corazón le latía tan fuerte cuando él se acercaba a ella. No podía negarlo. Era como si se le quería salir del pecho. Y él le recordaba tanto a Londres. A ese Londres que significaba mucho para sí misma. Un pasado gris. Un presente que había querido remediarlo. Y un futuro que desde entonces ella me prohibía por miedo. Al no sentirme apta para aquel que su corazón había empezado a admirar y a amar en su silencio. Y seguía negándolo al no querer escuchar a sus sentimientos.

_ Sabes, quisiese  tanto que su actitud tan distante conmigo cambiase. ¿Acaso es tan difícil el que usted vea cuanto me importa?... Y cuanto valoraba nuestra amistad de niños...

_ Ya hemos hablado de eso… No lo recuerdo. No soy esa Danielle... No recuerdo la India... No recuerdo ese pasado de cuál usted intenta hablarme siempre...

_ Intento solo hacerte ver que no le he puesto punto final a ese asunto.

_ No obstante yo sí…

_ Sin mi consentimiento. Por lo que en lo que a mi concierne aún este tema esta abierto.

     Danielle suspiró y deseó salir huyendo. Pero el huir ya no era una salida clara como antes. Más bien, era en vana. Ahora, al menos, sabía que tenía un pasado. Aunque no recordase mucho de él.

_Le he dicho que ese asunto es insoportable para mí y me lastima, ¿verdad?_ dijo al intentar marcharse, como siempre. Pero él la tomó de las manos, mirándola con esos ojos que hacían de un tiempo a ese, que su mundo se tambalease.

_Una vez hoy, y con seguridad varías veces antes.

_ ¿La has contado?

_ Me importas Danielle... Me importas tanto, como cuando éramos niños. ¿Por qué se te hace tan difícil verlo?... Sólo te estoy pidiendo una oportunidad de ayudarte a recordar nuestra infancia. Me importas demasiado... Siempre fuiste importante para mí. Mi mejor amiga...

_ Es mejor que quite esa idea de su cabeza. Le hará bien, créame…_ dijo al interrumpirlo_ No soy adecuada para usted.

_ Si lo eres… Solo que tú no lo quieres ver.

_ Si lo veo, no soy ciega... ¿Qué creen que dirá la clase social a la que usted pertenece?... Sé lo fría y malvada que puede ser. Recuerde muy bien que lo sé por experiencia propia.

_ ¿Incluso lady Eleonor?

   Con esa pregunta silenció sus labios.

_ Al fin ha logrado darme la razón… Lady Eleonor no. ¿Qué haría si le digo que la vida quiere que sea usted feliz? ¿Qué tenga todo lo que le fue arrebatado desde que nació?

_ Que es un sueño…_ le expresó Danielle con cierta tristeza_ Y que no quiero nada de eso...

_ ¿Ni su felicidad?... ¿Pretende lanzarla por un acantilado?

_ Soy feliz como soy…

_ No lo eres… Si lo fueses no te torturarías con esta vida que intentas obligarte a tener.

_ Usted no me conoce…

_ Si te conozco… Y lo suficiente para saber que no me equivoco con lo que digo._ se acercó más a ella_. Y deja de hablarme de usted... Siempre nos tuteábamos...

    Los ojos de Danielle buscaron una vez más los suyos.

_ ¿Por qué  me haces esto? ¿Qué pretendes conseguir?

_ Para que veas la oportunidad que te ha dado la vida y que te niegas… Danielle, te amo y quiero hacerte feliz. Darte todo lo que se te quitó tan cruelmente.

_ No diga eso..._ susurró sintiendo un fuerte golpe al corazón. Aquello era más de lo que podía soportar.

_Te amo.

_ No, por favor.

_Te amo._ dijo aún más cerca. Como si quisiese abrir su corazón.

_ No soy la Danielle de tu infancia…

_ Lo eres, si lo eres…_ dijo al rozar su rostro que empezaba a bañarse de lágrimas.

 

Capítulo 11

   Sin embargo, aún a pesar de todo aquello. Henry aceptó quedarse esa noche en aquella casa, y todo por decisión de Lady Eleonor. Sin ellos saber que aquella noche habría de suceder algo más.

   Danielle había salido aquella noche, a caminar por aquellos jardines, que le ayudaban a drenar sus sentimientos, sin saber que alguien la observaba desde lejos. Alguien que conocía tan perfectamente bien y no era precisamente Henry. Alguien quien la tenía de ceja en ceja ahora a ella, como a Henry.

   Un ruido pronto la inquietó. El corazón le dio un vuelco de terror, pero sofocó  la sensación al recordarse que me encontraba en un lugar seguro, cuando lo primero que me vino a la cabeza fue Lord Wynthrope Burrough.

   Justo en ese instante escuchó otro ruido, por lo que ase detuvo. Se giró, sintiendo de pronto tanto frío, y fue justo el momento cuando vio una figura oscura de un hombre salir de su escondiste. Era el mismísimo Lord Wynthrope Burrough.

_ Buenas noche, Danielle… Tiempo sin vernos. ¿No saludaras a un viejo amigo?

_ ¿Qué hace usted aquí? ¡Váyase o gritare!

_ ¿Así es que saludas a quien te dio de comer y un hogar cuando todo el mundo te daba la espalda? ¿Con que ahora resultaste ser la hija de un noble?

_ ¡Váyase!_ dijo nerviosa, cuando se acercó más a ella. Contemplándola de pie a cabeza.

_ Mi buen amigo no se equivocó cuando me dijo que eras hermosa… Como que dejare de darle ese gusto a él y me lo daré a mí mismo, antes de matarte.

   Danielle tomó aire para gritar, pero en vez de eso, aunque pudo hacerlo. Aquel hombre se abalanzó sobre ella, y le hizo caer al suelo. Mientras tapaba su boca. El corazón de Danielle estuvo a punto de estallar de terror, se debatía con todas sus fuerzas. Hasta que Henry pudo escuchar aquellos ruidos que se originaban en aquel lugar. Él también había salido un instante a caminar en aquella noche.

   Su corazón dejó de latir. Lord Wynthrope Burrough se encontraba allí, y tenía un arma apuntando a Danielle en la cabeza.

_ ¿Qué pretendías al escapar de mí?_ le preguntaba fríamente aquel hombre a ella. Sin embargo, ella le miraba con miedo_. ¿Acaso creías que te podías ocultar de mí, Danielle? ¿No sabes que no hay nada en el mundo que se oculte de mí por tanto tiempo?_ le dio una bofetada fuerte_. ¡Dímelo!

_ Porque no soy como usted...

   Henry se acercó silenciosamente, y apuntó con su arma el centro de la espalda de Lord Wynthrope Burrough. Siempre había tenido una encima de él, después que un amigo le advirtió que lo querían muerto, sin decirle quién.

_Suéltela.

   Lord Wynthrope Burrough se congeló. La mano de Henry se apretó alrededor del gatillo.

_Suelta a Danielle y apártate lentamente.

_Creo que no._ dijo Lord Wynthrope Burrough, y se volvió solo lo suficiente para que Henry pudiera ver que su arma estaba descansando ahora, sobre su corazón.

   De algún modo, Henry se mantuvo firme.

_Baje su arma, si no quiere que la mate en frente de usted._ le ordenó Lord Wynthrope Burrough.

   Henry  no se movió. Sus ojos se enfocaron en ella, y luego regresaron hacia aquel hombre. ¿Podría él hacerle daño a ella? Henry todavía no estaba seguro de por qué, precisamente, Lord Wynthrope Burrough le amenazaba. Y de dónde la conocía.

_ Suelte a Danielle._ dijo, su voz era baja, fuerte y firme.

_ ¡Baje su arma! _exigió aquel hombre, sin inmutarse ni un poco.

   Él podría dispararle a Danielle. Él comprendió eso en un desquiciante destello. Lord Wynthrope Burrough estaba acabado, pensaba que no tenía nada que perder. Y no le importaría a quien se llevaría con él. Por lo que empezó a doblar las rodillas, sin apartar los ojos de ella... De su amada Danielle.

_ No lo hagas_ le suplicó ella._ No manches tus manos... Henry, tú no eres igual que él...

_¡Que conmovedor! _ replicó Lord Wynthrope Burrough.

   Pero era algo más que todo eso impulsó a Henry a mantenerse firme. Era ese sentimiento, ese conocimiento, esa certeza de que sería capaz de dar su vida por ella. Sin aún conocer la mentira que ella ocultaba en su silencio. Sabía que si bajaba su arma, Lord Wynthrope Burrough seguramente le dispararía. Y el terror de perderla para siempre se apoderó de su juicio,

   Henry se agachó.

_No le haga daño._ dijo suavemente.

_ ¡No la sueltes! _gritó Danielle, sabiendo que pensaba él hacer_. Él no...

_ ¡Cállate! _ expresó, haciendo que el cañón de su arma se apretara aún más fuerte contra ella.

_No digas nada más, Danielle._ le advirtió Henry. Todavía no estaba seguro de cómo iba a salir de eso, pero sabía que esa era la clave para mantener a Lord Wynthrope Burrough tan calmado y tan cuerdo como fuera posible.

   Sus labios se apartaron, sus ojos se encontraron...

   Hasta que ella cerró los ojos.

   Ella se sentía un completo fraude. Y él se estaba arriesgando por ella.

_No voy a herirlo, Lord Wynthrope Burrough._ dijo Henry.

_Entonces baje el arma.

   Él mantuvo su brazo extendido, posicionando el arma a un lado, para poder bajarla. Pero no la soltó.

   Miró su arma. Y luego miró de nuevo a Danielle, mientras ella volvía a abrir los ojos y empezaba a llorar.

  <<Vete…Por favor>>. Era una súplica que le decía a él, al mirarlo. Rogándole de corazón para que pensara también en su familia. Sin embargo, se encontró con un: <<Nunca>>.

     En un parpadeo, Lord Wynthrope Burrough movió el arma. Haciéndole comprender a Danielle lo que estaba dispuesto a hacer, al ver a Henry soltarla finalmente.

   En ese instante Danielle se movió, evitando que aquel disparó le diera a Henry. Ella era una mentira. Y esa culpa siempre le acompañaría. Ella simplemente era una dulce y amarga mentira. Por lo que sin pensarlo dos veces empezó a forcejear con lord Wynthrope Burrough, siendo ella la herida.

   Henry  miró con horror como caía en el piso. El aire salió completamente de sus pulmones, mientras lord Wynthrope Burrough huía de aquel lugar, al ver que Henry había soltado su arma. Y ahora la miraba a ella.

_ ¡Danielle!..._ gritó Henry, mientras la tomaba en sus brazos_ Danielle... Por favor. Háblame.

   Sus manos se helaron. La sangre de ella empezaba a bañar sus manos.

   Su respiración era irregular. El tiempo seguía avanzando y ella estaba herida.

    Como pudo se puso de pie y la llevó en sus brazos a la propiedad, mientras gritaba por ayuda. El tiempo seguía avanzando y ella estaba gravemente herida.

Capítulo 12

  Aquella noche se llenó de una completa incertidumbre.

_ Infórmenle a lady Eleonor urgentemente._ le dijo Henry a uno de los sirvientes al entrar en aquella propiedad, con Danielle en brazos.

   Lady Eleonor temió lo peor al saber que ella estaba mal herida y que había perdido mucha sangre.

    Aquel día, sin nadie saberlo, Danielle se había encontrado a sí misma. Se había encontrado y había querido tanto huir, sin poder hacerlo realmente. Algo la había detenido. La voz de la razón que había olvidado que tenía, mientras la voz de la rectitud y la voz de su consciencia le habían hecho sacar aquella parte que había mantenido oculta en sí.

    El amor le había hecho hacer lo que jamás había pensado hacer por alguien como Henry. Un noble. Había interpuesto su vida ante la de él. Y se había cruzado en el camino de Lord Wynthrope Burrough. Salvando a quien se negaba amar, admitiéndose ese sentimiento al fin.

_ ¿Cómo está? ¿Se salvara?_ preguntó Henry, al ver a lady Eleonor salir de aquella habitación, sintiéndose dividida e impotente.

_ La herida fue profunda. El doctor nos acaba de informar que es un milagro que siga viva. Perdió mucha sangre…

_ ¿Se salvara, verdad?_ dijo destrozado.

   El silencio de aquella mujer fue la única respuesta que encontró. Ni ella misma sabía si viviría o moriría. El doctor le había  dicho que solo dependía de cómo evolucionara. Y de un milagro.

    Danielle en su estado había  visto un rayo de luz y estaba brillado en su destino. A ese camino que se había abierto ante sí cuando se volvió a cruzar en la vida del Henry.

_ Henry… Henry…_ fue lo que susurre al abrir los ojos. Sintiéndome adolorida.

_ Señorita Spencer…_ dijo la sirvienta que la cuidaba, emocionada al verme despertar_. Le informare a lady Eleonor que usted ha despertado al fin.

   De pronto recordó todo lo sucedido. ¿Cómo olvidarlo si me encontraba en aún allí?

   La sirvienta salió de aquella habitación, mientras ella cerraba los ojos y revivía cada instante. Como si todo volviese a repetirse. Haciéndole sentir culpable. Eso jamás debió haber sucedido si hubiese huido de su presente.

   Ella era una mentira. Una mentira que debía decirle algún día la verdad a aquel hombre que había salvado.

_ Lady Eleonor…_ dijo la sirvienta al entrar en aquel estudio donde todos esperaban saber de su estado.

_ ¿Ha sucedido algo? ¿Por qué no se encuentra cuidando a la señorita Spencer?

_ La señorita Spencer ha despertado y ha llamado al señor Henry..

_ ¿Ha mencionado mi nombre?_preguntó el sorprendido.

_ Sí…

   Danille observó a Henry entrar en aquella habitación habitación, a pesar de su debilidad. Se sentía perdida. Desorientada. Sin embargo, sabía muy bien lo que había ocurrido. Lord Wynthrope Burrough había irrumpido en la propiedad de Lady Eleonor. Lo había hecho con un fin, aquel que Henry había evitado y casi le cuesta la vida no tan sólo a él, sino a ella misma.

_ Danielle… ¿Cómo te sientes?... Me han informado que ha pedido que me llamen. Que necesitabas verme.

_ Sí… Quería ver cómo estaba.

_ Estoy bien. Vivo. Gracias a ti…

_ No, gracias a dios…_ le respondió ella al sentirse una vil mentira ante él. Ese había sido ante lo que Lord Wynthrope Burrough había deseado que ella hiciera. Que bañara sus manos con la sangre de Henry. Y por ello ahora, en medio de una verdad que no quería mencionar. Era una mentira en frente de él, sin él saberlo.

_ ¿Se siente bien?_ le preguntó Henry al ver aquellas lágrimas que empezaban a bañar sus ojos. Debido a la culpabilidad que había en su alma.

_ Sí, solo que… Aún no puedo evitar repetir en mi cabeza cada imagen de lo sucedido...

<<¿De dónde conoces a Lord Wynthrope Burrough?>>, había querido preguntarle Henry. Sin embargo se contuvo, al verla tan conmocionada.

   Aun cuando sentía la necesidad de saber en que lugar había conocido a Lord Wynthrope Burrough. Él estaba dispuesto a esperar saber esa respuesta en otro momento más adecuado. Esperaba que fuese ella quien se lo dijera. Sabía que llegaría ese momento en que su corazón se abriera por completo a él, y le tuviese completa confianza.

 

Capítulo 13

   Cuando Danielle se sintió con suficientes fuerzas, decidió que lo mejor era decirle adiós a aquel lugar. Buscó su pequeña maleta y la abrió. Abrió las gavetas de  su closet, y sacó sus pertenecías. No podía continuar en aquel lugar. Era mejor irse al norte con su padre. ¡Qué más daba!

   No podía continuar allí cuando sabía que amaba a Henry y ella era una vil mentira. Y que si seguía allí, nada podría ocultarle lo que empezaba a sentir por él.

   Colocó sus cosas en su maleta, mientras sentía comprimido el corazón. Al mismo tiempo que la razón le reprendía. Ella había labrado ese imposible en aquel pasado cuando tomó una mala decisión. La peor en toda su vida.

    Mientras las lágrimas bañaban su rostro, alguien tocó a su puerta. Pensó por mucho tiempo si debía abrir o no. Pero ya no tenía otra alternativa.

   Y así estuvo en aquel lugar. Incluso cuando el atardecer anunciaba su partida.

_ ¿Podemos hablar?_ le preguntó Lady Eleonor, cuando abrió la puerta.

_ No es buen momento…_ dijo, al mismo tiempo que aquella mujer observaba que había llorado y algo no andaba bien.

_ ¿Estás llorando?

_ Por favor… No quiero hablar…

_ ¿Piensas irte y dejarme tan pronto?

_ Es lo mejor… Éste no es mi lugar… Sino donde esté mi padre..._ expresó en forma de excusa.

_ ¿Ha sucedido algo que te inquietará aún más?

_ No…

_ ¿Entonces?

_ No puedo permitir que Henry se enamore de una mentira.

_ ¿Te has enamorado de él también, verdad?...

_ Sí… Por eso es mejor que me marché ahora. Le ahorrare muchos pesares para después… Y…

_ No eres una mentira...

_ Sí lo soy... Y el pasado siempre me seguirá, sin importarle si actué inconsciente de la verdad... Mi pasado siempre me estará…

_ Shhh…_ dijo y la abrazó. Eso hizo más difícil su negativa.  Haciendo con ello que su corazón se abriera de par en par_. Dejemos atrás el pasado. Tienes una nueva aquí y un gran futuro por delante... Admítete que sientes ese sentimiento que Henry, sin embargo, no puedo ocultar por ti… En tus ojos, sin necesidad de palabras, puedo ver que tú también lo amas… Deberías aceptar su propuesta de matrimonio… Cásate con él y sé feliz. No te niegues más esa oportunidad. Por favor, permítete escuchar tu corazón.

   Un silencio las rodeó en ese instante. Danielle la miró con el corazón en las manos. Sabía que una parte de ella deseaba decir que sí. Mientras la más cautelosa le advertía las consecuencias. El día que Henry supiera que había sido aquella dama del antifaz, la odiaría por completo. A su vez, al ser el títere que utilizaría Lord Wynthrope Burrough para hacerle daño. Matarlo, y era el motivo porque ella había escapado y preferido volver a vivir como una mendiga, antes de que la vida me concediera una segunda oportunidad al cruzarme de nuevo con Lady Eleonor.

_ Está bien… Tal vez tenga razón…_ dijo después de unos segundos. Ya no podía negarse aquello. Aun cuando no quería ver que cómo su pasado le seguiría siempre como su sombra. Siempre estaría allí presente. Para lastimarla y desgarrar no tan solo a su corazón, sino a mi felicidad.

_ Sabes que tengo la razón...

   Sacudió la cabeza con un gesto de incredulidad, preguntándose si todo ello era un sueño. Solo había transcurrido tres semanas. Tres semanas en que lo más probable hubiese sido que en ese instante estuviese lejos. Ya que su intención había sido marcharse.

    Dos meses después, en las afueras de Londres…

_ ¿Dónde está el periódico?_ le dijo Lord Wynthrope Burrough a uno de sus hombres.

_ Aquí lo tienes…

   Abrió aquel periódico y se detuvo en una página en particular. Con la mandíbula apretada, leyó un anuncio que le enervo la sangre por completo.

Matrimonios

Danielle Spencer

Henry Wellsby...

    Se inclinó en la silla y dejó el periódico en su regazo. No necesitaba que le dijeran quien era esa persona que se casaría con Henry, por lo que pidió que le sirvieran un fuerte trago para digerir aquella noticia.

 

Capítulo 14

   Danielle se encontraba mirando en su ventana, en aquella propiedad de Sussex que le pertenecía a Henry. Respiró hondo, cuando recordó cómo había acabado a aquel lugar. Cerró los ojos, y sintió aquel ayer, como un repentino presente.

_ ¿Podemos hablar?_ le había preguntado lady Eleonor al abrí la puerta de su habitación, después de tocar.

_ No es buen momento…_ le había respondido, haciéndole ver a aquella mujer que ella había llorado y algo no andaba bien.

_ ¿Estás llorando?

_ Por favor… No quiero hablar…

_ ¿Piensas irte y dejarnos tan pronto?_ expresó asombrada al verla con aquella maleta.

_ Es lo mejor… Este no es mi lugar… No es justo que Lord Henry siga enamorado de una mentira...

_ ¿Lord Henry?... ¿Te has enamorado de él también, verdad?...

_ Sí… Por eso es mejor que me marché ahora. Le ahorraré muchos pesares para después… Y…

_ No eres una mentira si no sabías quien eras… El pasado que tuviste que vivir después de salir de orfanato no es culpa tuya...

_ A veces hay cosas que se dicen cuando no deben ser dichas. ¿Acaso no ve que ese amor es un imposible?

_ No lo es, nunca para él lo ha sido…

_ Lady Eleonor... Mi pasado siempre me estará…

_ Shhh…_ dijo y la abrazó. Eso hizo más difícil su negativa_Por favor, permítete escuchar tu corazón.

   Sin embargo, esa mañana le recordaba una vez más aquella dulce y amarga mentira que era. Un silencio le rodeó en ese instante. Ella había sido el títere que había utilizado Lord Wynthrope Burrough para hacerle daño. Matarlo. Y era el motivo porque había escapado y preferido volver a vivir como una mendiga, antes de que la vida me concediera una segunda oportunidad al cruzarme de nuevo con Lady Eleonor.

   Abrió y sintió que lo correcto era decir la verdad, aunque fuese aún tan dolorosa. Sin saber que en la mente de aquel hombre corría, desde hacia días, una idea maliciosa. No tan solo acabaría con aquel cuento de hadas. Sino que exigiría lo que era suyo.

    Primero empezaría diciéndole la verdad a su hija, para ponerla en contra de Henry. Y luego, le quitaría el disfraz que había estado en aquella mujer que ahora se llamaba Lady Danielle Wellsby. Mostrándole no tan solo a Henry la dama que había estado detrás de aquel antifaz, sino quien había tenido la osadía de robarle aquella noche.

_ No has querido escuchar mis amenazas… ¿No es así, Danielle?_ decía mientras veía como se quemaba aquel periódico_ Vamos a ver cuanto te dura ese cuento de hadas…_ dijo bebiéndose por completo aquella botella que estaba en su escritorio de caoba. Lazándola, después, también al fuego de la chimenea.

   La puerta de la habitación de Danielle se abrió. Ella se giró y encontró con aquel hombre que la amaba, más de lo que ella posiblemente no se merecía.

_ ¿Sucede algo, Danielle?_ le preguntó al ver aquella mirada triste en los ojos de su esposa.

_ Tenemos que hablar…

   En sus bolsillos llevaba aquel objeto que aquella noche que le había conocido, ella le había robado. El objeto que le había pertenecido en vida a ella misma, sin Danielle saberlo. Aquel broche de camafeo.

_ Quiero hablarte sobre mi pasado…_ prosiguió ella, mientras él cerraba la puerta y se acercaba a ella.

_ Danielle… Ya te dije que no me importaba quien eras o que hacías antes de volver a encontrarme contigo…

_ Es cierto… Lo sé… Pero, en verdad necesito sentirme que soy completamente sincera contigo… No quiero sentirme como una mentira.

_ No eres una mentira para mí… ¿Lo puedes comprender de una vez por toda?

   En ese instante intentó decirle que era la dama del antifaz que él había conocido en un baile. Y que había sido ella quien le había robado. Pero justamente cuando había sacado aquel broche de camafeo que le había pertenecido a ella, sin saberlo. Sintiendo la necesidad de abrir sus manos y mostrárselo. Alguien tocó a su puerta, interrumpiéndole de nuevo.

_ Lady Wellsby, ha llegado esto para usted…_ dijo una sirvienta al entrar en aquella habitación, después de tocar su puerta, y entregarle una carta cuyo remitente no tenía. Solo el nombre del destinatario. Su nombre. Y luego se retiró, cerrando la puerta de nuevo.

<< ¿Crees que te saldrás con la tuya?... Es mejor que cuentes los días de felicidad que has tenido, pues pronto solo lágrimas de dolor tendrás en tu vida….

Tu querido amigo y benefactor en el pasado…

Lord Wynthrope Burrough…>>

   Aquello era el golpe que necesitaba para admitirse una vez más la dulce y amarga mentira que era. No había querido herir ni decepcionar a nadie. Pero el tiempo de la verdad había llegado. Sus lágrimas eran la respuesta de aquel dolor interior que la hacía sentir tan miserable.

_ ¿Por qué entonces estás llorando?

_ Si te lo digo… Me prometes que sea lo que sea, me dejaras terminar… Es sobre mi pasado.

_ Danielle…

Ir a la siguiente página

Report Page