Andrea

Andrea


Portada

Página 3 de 17

_ Por favor, escúchame… Debo contarte quien soy realmente… Contarte quien era antes de...

_ Sé quien eres…_ dijo al interrumpirme_. Y es lo que realmente me importa saber de ti…

_ ¡Claro que no!... Y ya no quiero ser una mentira en frente de ti. ¡Ya no lo soporto! ¡No más!... Me estoy muriendo por dentro día por día al no decírtelo.

_ ¿Una mentira?_ dijo sin entenderme. Me veía tan exaltada.

_ Sí, es lo que he sido desde que te conocí. ¿Recuerdas el nombre de Kathryn Alcester?

_ Era el nombre de tu madre, ¿no?

_ Sí… Pero en este momento te estoy hablando de Lady Kathryn Alcester. Aquella mujer que ocultaba sus ojos verdes avellanas tras un antifaz color granate, adornado con plumas blancas y beige. Y un vestido granate guarnecido con cintas de seda. En el baile de disfraces de Lord Aniston… ¿Has olvidado a esa mujer?

    El pasado se empezó a dibujar en sus recuerdos.

_ ¿No me comprendes aún lo que quiero decirte?

_ No… La realidad, no.

    Danielle respiró hondo…

_ Aquella mujer tenía una copa de champagne que supuestamente te derramó. Fingió vergüenza. Se excusó de mil maneras contigo. Mirándote a los ojos. Para después salir de allí a la terraza… Donde tú después la alcanzaste.

     La mente de Henry se detuvo en aquel recuerdo. Como si el presente y el pasado se hubiese unido en ese instante. Miró a los ojos a Danielle, mientras sus lágrimas y su dolor le expresaban todo aquello que ella intentaba decirle.

_ ¿Eras tú?

_ Sí… Era yo… Y tú… Tú habías caído en mi trampa.

_ ¿Tu trampa?

_ Lord Wynthrope Burrough me había engatusado con sus mentiras. Aprovechándose de mi odio… Me hizo creer que era un mal hombre y que habías lastimado en honor de una dama. De la misma forma en que había creído que mi padre lo había hecho con mi madre… Ingenuamente le creí. Le creí…

_ ¿Conoces a Lord Wynthorope Burrough?_ dijo enardecido, colocando sus manos en mis hombres. Lastimándose sin percatarse de ello.

_ ¡Sí!... Por desgracia si…

_ ¿Quién eres realmente?

_ Soy la dama del antifaz… Soy quien te dijo que se llamaba Lady Kathryn Alcester... Soy una mentira que la vida lastimó y engañó… Soy aquella persona quien logró hacerte creer en sus palabras aquella noche, mientras te robaba tus pertenecían._ sacó de sus bolsillos aquel broche de camafeo que Lord Wynthrope Burrough le había entregado como obsequio por su trabajo. El camafeo que ella le había regalado a él siendo niños.

_ ¡¿Fuiste tú?!_ dijo aún más enardecido, mientras sus ojos brillaban ahora de rabia y dolor.

_ Sí… Me lastimas… Me haces daño…

_ No tanto como el que me has hecho a mí con esa verdad… ¡¿Por qué te prestaste a eso?! ¡¿Ahora sigues mintiéndome?!

_ Henry… Me lastimas…_ dijo al sentir como él la sujetaba con más fuerza.

_ ¿Por qué no me dijiste la verdad cuando nos reencontramos en casa de Lady Eleonor?

_ Porque me sentía avergonzada de todo lo que había hecho…

_ ¿Por qué ahora te atreves a decírmelo?

_ Siempre lo intenté… Te dije de tantas forma que no era buena para ti, pero te negaste a escucharme.

_ No como ahora… ¡¿Por qué?!

_ Porque ahora es a mí a quien Lord Wynthrope Burrough esta amenazado…_ dijo y le mostró aquella nota que ella había recibido.

Capítulo 15

    La indignación y el dolor brillaron en el rostro de Henry. Su amor por aquella Danielle, que tenía en frente de sí mismo, se desvaneció en aquel instante. Miró aquella joya y se recordó a la pequeña niña que se lo había obsequiado, junto a una promesa. Y esa pequeña niña, ya no existía.

   Y se odió a sí mismo aún más, al recordarse, que ciertamente ella se lo había dicho, una y tantas veces, ella no era aquella Danielle que él había conocido en Las Indias Occidentales.

 _ Ya veo..._ le respondió en un tono frío y luego se dio la vuelta. Acabando aquel tema de esa manera.

   Luego de allí, Danielle no lo vio más. Él había decidido marcharse a Londres. Quería evitar decir algo hiriente y poner en descubierto lo que ahora pensaba de ella. Había decidido despedirse de su pequeña hija, mintiéndole al decirle que estaría lejos por cuestiones de negocios. Al mismo tiempo en que la miraba, y comprendía que ella también estaba en peligro. Su verdadero padre biológico no descansaría hasta acabar lo que una vez había iniciado.

   Para Danielle fue doloroso saber la verdadera razón de por qué él había decidido marcharse. Ella era la verdadera causante al haberle roto el corazón con aquella cruel verdad. Sabiendo que él también ido a Londres a defender a su familia. A aquella familia que ella había puesto en peligro al casarse con él.

   Y se vio en la obligación de escribirle a lady Eleonor y pedirle que fuese a visitarla. Necesitaba desahogarse con alguien. Y ella había sido siempre como una madre para Danielle. Incluso en esos momentos en que su padre había estado tan lejos.

_ Es mejor que guardes reposo… Te pusiste demasiado pálida. Pensé que te desmayarías._ le dijo asustada al verla empalidecer de repente.

_ Me siento bien… No se preocupe… No ha sido nada. Quizás sea la angustia e estos momentos al no saber que estará sucediendo tan lejos de aquí... temo que Henry haga loco o que Lord Wynthrope Burrough acabe con él, como pensaba hacerlo... Y yo me siento una cruel mentira por todo esto... Yo... Yo

_ Danielle, eres tan inocente como lo ha sido Henry... El verdadero culpable de todo esto es Lord  Wynthrope Burrough…

     Danielle tuvo quince días sin noticia de Henry. Si la odiaba, y no la quería cerca, con esa actitud lo evidenciaba cada día más.

   Hasta aquella noche que llegó, ella había estado sintiéndose mal durante esos días, aunque había evitado dar señales de esos repentinos malestares. Aquello llegó a los oído de Henry, por parte de Lady Eleonor. Así que se dirigió a su habitación.  Y encontró a Danielle  recostada en su cama. Intentado no pensar en él ni en su ausencia.

   Él había tocado a a la puerta, sintiéndose tan extraño. Realmente le había dolido su traición. Incluso, sin Danielle saberlo, se había enfrentado en Londres antes aquel hombre que siempre lo había querido ver destruido.

_ Adelante._ dijo Danielle pensando que sería alguna sirvienta. Él abrió y entró.

    Verlo entrar produjo en su corazón sensaciones inexplicables.

_ Te he despertado…_ dijo secamente. Con esa mirada que podía herir a cualquiera.

_ ¿Henry?... No…

_ ¿Cómo te sientes esta noche?... Lady Eleonor me ha comentado que estuviste mal.

_ Ya estoy bien, gracias…_ dijo avergonzada al saber que aquella mujer había antecedido por ella.

_ Bien, eso era lo que quería saber._ le respondió secamente al darse la vuelta con intensiones de querer marcharse.

_ Espera… No te vayas aún…_ expresó Danielle, ahogando un dolor repentino_. No te preocupes…

_ Sabes que no tenemos nada más que hablar…

_ No es cierto… Usted Sabe que si hay cosas de que debemos hablar.

_ Me acabo de enterar que está en espera de un hijo mío… Por el bienestar de la criatura, es mejor que demos por echo que esta conversación culminó cuando supe quien era realmente usted, señora... Ya escuche lo que tenía que escuchar y es más que suficiente para mi persona.

    Danielle tragó saliva. ¿Cómo podía pretender algo más, después de lo que ella le había hecho?

_ Estoy arrepentida…_ las lágrimas empezaron a bañar su rostro.

   Él la ignoró. Caminó hacia la puerta. Sin despedirse de ella, salió de aquella habitación.

    Henry se recostó de la pared, después de cerrar la puerta. La rabia casi le había hecho una locura cuando tuvo al Lord Wynthrope Burrough sujetó con por el cuello de su camisa, después de haberle partido la cara.

_ Máteme, Lord Henry… ¿O teme manchar sus manos? ¿No cree en mí? ¿O se ha cegado tanto por su amor de esa mentirosa mujer que ha decidido convertir en su esposa?... ¡Máteme! Nos haría un favor a todos..._ se sonrió cínicamente.

   Aquel hombre lo estaba envenenando más en contra de Danielle. Y, a su vez, deseaba que Henry perdiera la paciencia, para así él matarlo y hacer pasar aquello como defensa propia.

   Henry no volvió a hablar con Danielle durante su estadía en Sussex. Temía arriesgarse a que ella jugara con él de nuevo. Y con sus sentimientos.

_ ¿Mi papá y tú están molestos?_ le preguntó Georgina a Danielle, al encontrarla sentada llorando en el jardín_ ¿Por qué ya ni se hablan y te la pasas muy triste y llorando?

_ Son cosas de adultos…_ le respondió con ternura al sonreírle un poco. O al menos, había hecho el intento de hacerlo, mientras acariciaba su mejilla derecha.

_ ¿Se van a separar?_ preguntó triste al decirlo.

_ No… No nos vamos a separar._ le mintió, pues era algo que ni ella misma sabía. Pero no pensaba decírselo. No quería que su sueño de tener una familia. En especial a una madre, se desvaneciera de ella en ese instante. Era algo para Danielle imperdonable.

_ Entonces, ¿se alegraran pronto?

_ Sí…

    Sin embargo, era todo lo opuesto a que habría de suceder…

     Una tarde…

    Habían pasado días, semanas y meses sin un gesto de amor de su parte. Y eso además de ponerla triste. Ponía en riesgo su embarazo. Se lo había escuchado al doctor que me había ido a verla, después de desmayarse después de cenar con ellos. Sabiendo que Henry se marcharía de nuevo a Londres.

    Henry se había marchado, sin mediar alguna palabra.

    En los días que siguieron, Henry procuró evitarle. Aumentó el tiempo que destinaba a los asuntos de la propiedad y se encontró casi obsesivamente deseoso de ocuparse de cosas que llevaba ignorando demasiado tiempo.

   Pasaba todo el tiempo posible trabajando con su administrador, viendo por sí mismo de dónde venían los ingresos y quién araba sus tierras. Sabía tan bien que todo ello se debía a su separación. Y al hecho que no quería ver a Danielle con tanta frecuencia. Eso le roía el corazón y le hería aún más cada día.. Aquellas palabras de Lord Wynthrope Burrough seguían adheridas en su mente.

Capítulo 16

     Sin poder ella creerlo, ni esperarlo, había tenido demasiado tiempo sin tener noticia de Henry. Sin saber si él la odiaba, y no la quería cerca, con esa actitud lo evidenciaba cada día más.

   Hasta aquella noche que llegó, el mayordomo le había comentado que había estado ese día, y que apenas estaba comiendo. Así que se dirigió a la habitación de Danielle. Aquella habitación que alguna vez les había visto amarse, y ya no volvería a suceder.

    Danielle se encontraba recostada en su cama. Intentado no pensar en él ni en su ausencia.

    Henry llamó a la puerta, sintiéndose tan extraño. Realmente le había dolido su traición. Incluso, sin ella saberlo, se había enfrentado en Londres antes aquel hombre que siempre lo había querido ver destruido.

_ Adelante._ dijo Danielle pensando que sería alguna sirvienta sirvienta. Él abrió y entró.

      Verlo entrar produjo en su corazón sensaciones inexplicables.

_ ¿Te he despertado?_ le preguntó secamente. Con esa mirada que podía herir a cualquiera.

_ ¿Henry?... No…

_ ¿Cómo te sientes esta noche?... Me han comentado que has estado sintiéndote mal todo el día de hoy.

_ Ya estoy bien, gracias…

_ Bien, eso era lo que quería saber._ dijo al darse la vuelta con intenciones de querer marcharse.

_ Espera… No te vayas aún…_ dijo Danielle, ahogando un dolor repentino_. No te preocupes… Es el bebé que me ha dado una fuerte patadita, mientras yo intentaba moverme._ agregó al ver por poco segundos aquella mirada de preocupación.

_ Sabes que no tenemos nada más que hablar…

_ No es cierto… Sabes que si hay cosas de que debemos hablar. Henry, si no podemos hablar ahora, me temo que…

_ ¿Y qué es lo que quieres que escuche ahora? ¿Hay algo más que tengas que decirme?_ dijo al interrumpirla, mirándolo con esa rabia que contenía adentro.

_ Solo que me escuches…

_ Ya escuche lo que tenía que escuchar de ti… Más que suficiente para mi persona.

    Danielle tragó saliva. ¿Cómo podía pretender algo más, después de lo que le había hecho?

_ Henry…_ las lágrimas empezaron a bañar su rostro.

_ ¿No te parece algo tarde para arrepentimientos?

_ Sé que lo es… Lo es… Pero, ¿acaso tú no recuerdas tus promesas?... Me prometiste que nunca te arrepentirías de haberte casado conmigo. ¿Y es que acaso no recuerdas las muchas veces que intente decirte la verdad de mi pasado?Yo...

_ Es suficiente, Danielle...

    Él la ignoró. Caminó hacia la puerta. Sin despedirse de su esposa, salió de aquella habitación.

   Cuando él salió de su habitación, dejándola destrozada por dentro.  Danielle no necesitó más pruebas o palabras para que le afirmaran que aquel matrimonio había llegado a su final.

_ Si quieres la nulidad matrimonial, te la daré, Henry…_ susurró al llorar sobre sus almohadas, sintiéndose tan débil y vulnerable.

   Henry se recostó de la pared, después de cerrar la puerta. La rabia casi le hace cometer una locura cuando tuvo al Lord Wynthrope Burrough sujetó con por el cuello de su camisa, después de haberle partido la cara. Se sintió irritado al escucharla decirle que se encontraba arrepentida, sintiendo que una vez más, ella le mentía.

   Ninguna otra mujer lo había hecho sentirse tan vacío ni tan lejos de aquel hombre que había solido ser en toda su vida, como lo estaba haciendo ella en ese momento.

_ Me iré a descansar…

   Danielle ya sentía que aquel no era su lugar. Y en parte era verdad. Sabía que ya no podía seguir en aquel lugar. Era mejor regresar a Londres junto a lady Eleonor.

   No quería seguir poniendo a aquella familia en peligro. Ya había sido suficiente con todo aquel pasado que siempre la seguiría. Y ya había empezado a hacer efecto en su vida.

_ Es lo mejor para todos..._ se dijo, mientras seguía llorando_ Jamás volveré a ser aquella Danielle que todos recuerdan. Yo jamás volveré a ser ella... Soy una dulce y amarga mentira.

Capítulo 17

  Aquella propiedad se había quedado muy atrás de Danielle, sabiendo que no había vuelta atrás. Sin embargo, mientras iba caminando, sentía una repentina opresión en el estómago, mientras se aclaraba la garganta.

_ Nada va a ocurrirte... Nada va a ocurrirte..._ decía entre susurro, tratando de llamar la calma.

   Pero en cada paso que daba, se sentía fatal. Le dolía la cabeza, tenía la nariz atascada, sentía el cuerpo congelado y, por unos instantes, le costó bastante seguir dándose valor. El aullido del viento había cesado en algún momento durante la noche. Y sólo rogaba llegar al pueblo y encontrar una diligencia que me llevara  de regreso a donde se encontraba Lady Eleonor.

     Temblando a causa del aire gélido y húmedo. Ya la capa que usaba no le brindaba suficiente abrigo. No tenía la más mínima idea de la hora que era, sólo podía sentir que había caminado demasiado.

    El miedo por primera vez en su vida se apoderaba de ella. A pesar de que una parte de Danielle creía, sin ella querer, en que podía huir de allí sin ser observada. Era como si quisiese prevenirle sobre aquella realidad que estaba cada vez más cerca de ella. Un peligro se avecinaba en su vida. Un peligro que una parte de mí sabía que tarde o temprano me seguiría.

    En la sombra de aquel lugar, mientras yo trataba de hacer lo correcto, lo inevitable se hacía presente.

_ Al fin estoy cada vez más cerca de ti… Que hasta puedo respirar el aire de victoria..._ susurraba aquel hombre que la miraba desde su escondiste con cierta arrogancia_. Te me has colocado como bandeja de plata en mis manos…_ se sonrió con malicia_ Siento tanto si mi buen amigo queda viudo por segunda vez... Y esta vez, pierde a su legitimo hijo...

   Danielle seguía caminando, mientras pensaba en el futuro de su hijo, en la pequeña Georgina y en Henry.

_ Soy simplemente alguien que no deseo ser…_ se decía en aquel instante en que no pudo contener más sus lágrimas_ No quise mentir cuando lo hice. Sólo buscaba ser feliz. Aun cuando muriese por ese sueño bajo un puente de frío y de hambre…_ colocó sus manos en el rostro, mientras lloraba_. Nací bajo un mundo que mi inocencia no entendía y no entendería hasta ahora... Y soy culpable por haberme dejado llevar por el corazón. Le pedí tantas veces a Henry que no dijera más sobre lo que sentía por mí… Pero él insistió al verme tan débil. Y ahora la culpa me corrompe porque le he lastimado. Él siempre ha sido un hombre de buen corazón…

  Y los recuerdos llegaron a ella. Golpeándola con más fuerza, acerca de lo que había podido hacer y no había hecho.

_ Siempre estaré aquí para ti…

_ Amarme le hará daño… No debería amarme y…

_ Por favor…_dijo al colocar su dedo índice de su mano derecha en su boca.

_ Henry.

   Colocó cabeza sobre su pecho, sin prohibiciones. Sintiéndose que había encontrado un refugio sobre él.

_ No llores… No llores…

_ ¿Por qué lo haces? ¿Por qué si he sido tan indiferente contigo? ¿Qué viste en mí para enamorarte?

_ Vi la maravillosa persona que intentaste ocultarme desde que la vida me permitió reencontrarme contigo…

   Levantó la mirada y me encontró con la suya. Sus ojos brillaban de una forma indescriptible. Hasta el instante hizo que todos su alrededor se confabulara, en aquel beso que los unió.   

_ Lo siento…_ le expresó Danielle al separarse de él.

    A Harry le había parecido lo más natural del mundo. Como si aquello debería ocurrir. Como si eso hubiera estado destinado a ocurrir. Aunque jamás pensó que aquello podría ocurrir justamente ese día. Sintió, al igual que Danielle, que estaba donde siempre debió estar. Donde le había correspondido estar. La cordura había cedido en ese pequeño instante. En aquel instante, los dos, habíamos encontrado algo más profundo que la cordura. La gravedad del amor. Aquella que hace volar sin alas.

_ Danielle, ¿me amas?

    La intimidad de su nombre en sus labios le hizo sentir un estremecimiento por la columna, mientras aún su corazón latía desenfrenadamente.

   De pronto un sonido la llevo a la realidad. A una cruel realidad que ella no esperaba en ese instante. Pero estaba allí.

_ Creíste que te escaparías de mí tan fácilmente._ le susurró al oído, al mismo tiempo que le abrazaba_ Hola, Danielle... Tiempo sin vernos...

   Su abrazo le causó repugnancia a Danielle. Asco. Deseaba huir, pero no podía escapar.

_ Te lo advertí... Y sin planearlo. Dios te ha puesto en mi camino de nuevo..._ expresó en son de burla_ No te escaparas de nuevo... Y Es mejor que me sigas…_ sonrió con malicia_. ¿O es que quieres vernos a tu esposo y a mí en un duelo en tu nombre?

_ Iré con usted...

   Las lágrimas bañaron su rostro. Haciéndole sentir tan vacía. Desvaneciéndose su ser por completo en ese instante.

Capítulo 18

    La fatalidad había sido una marca de nacimiento en su vida, se decía, al ver que finalmente había vuelto a cruzarse en la vida de aquel caballero. Con aquel lord que la había engañado. Para conseguir su propósito. Utilizarla para que ella matase a Henry, sin ella imaginarse en que ella caía.

     Ahora era arrastrada a un futuro incierto al que ella había planeado aquella noche.

      Aquel hombre la obligó a subirse en aquel Tílburi (Coche muy ligero y de dos ruedas grandes. Con capota y poco estables). El final de su vida estaba cerca, era algo que podía sentir.

_ No debiste nunca huir... No debiste jamás subestimarme... Puedo ser aún más peligroso cuando alguien me traiciona.

_ No era una asesina... Y nunca lo sería. Simplemente era una inocente que acababa de salir de un orfanato. Mi vida había sido una completa mentira... Y usted se aprovechó de eso.

     Una sonrisa carente de afecto se dibujo en el rostro de Lord Wynthrope Burrough. Sin inmutarse en lo más mínimo en aquello. Las palabras de Danielle eran un sonido sordo que no podía percibir sus sentidos.

_ Su nobleza me conmueve..._ expresó en son de burla.

_ Usted debería tener una pizca de vergüenza, y de agradecimiento...

_ ¿Por qué ha cuidado de mi inocente hija?_ bufó, sin el mínimo sentimiento_ Su madre era una tonta que creyó en mis promesas... Esa niñita es el simple fruto de ese odioso encuentro. No me importa lo que lord Henry haya hecho por ella. Simplemente para mí sería un completo detestable y desagradable estorbo. Lo que me interesa en este momento, es terminar lo que debió usted hacer una vez...

_ No le haré daño jamás a Henry... Fue suficiente hacerle ver la mentira que he sido en su vida. Jamás me volveré a prestar en servirle como títere para lastimarlo.

_ Temo informarle, que en su estado actual, me sirve más como bandeja de plata para herirlo con mis propias manos. Tengo en mano a la mujer que ha elegido como su legítima esposa y a su futuro hijo. ¿Cuánto podrá soportar él, si decido acabar con ustedes esta noche?

_ Dios del cielo, jamás le dejará ileso...

_ ¿Así agradece el hecho de haber sido el único en tenderle una mano, cuando usted caminaba en las calles de Londres, mendigando algo para comer, mientras la gente le daba la espalda?… ¿O ya lo ha olvidado?_ dijo tocándole el rostro a rostro.

     Y aquel simple rocé lo único que le ocasionó fue repugnancia a ella.

   De pronto, el tílburi dio un bote, cuando aquel hombre intentó hacerle recordar a Danielle quien mandaba allí, al apuntarle sin consideración alguna. Ella salió impulsada, afuera de aquel tílburi, cayendo a las gradas de aquel camino, mientras  aquel hombre intentaba mantener el control del mismo.

    Un segundo más tarde, el tílburi zigzagueó y se perdió en aquel camino, dando tumbos. Aquella noche oscura lo había alejado del camino de Danielle, donde ella ahora se encontraba inconsciente, con un golpe fuerte en la cabeza.

     Lejos de allí.

    Aquella noche Henry no había podido conciliar ni un poco el sueño y se había encerrado en su biblioteca, deseando dejar de pensar y sentir esa sensación de completo vacío. Sabía que el tiempo había seguido avanzando y que él había perdido la noción del tiempo. Y que posiblemente, amanecería, sin el haber dormido ni un poco. Saber que Danielle, su amada Danielle, aquella Danielle que él había conocido en las Indias Occidentales era simplemente una cruel mentira, le había desgarrado la vida.

       Y era tan duro darse cuenta, que en vano, la seguía amando.

        Cerró los ojos cuando el mayordomo abrió la puerta de su biblioteca, sin tocar antes.

_ ¿Sucede algo? ¿Por qué entras sin tocar antes?

_ Discúlpeme señor... No ha sido mi intención.

_ ¿Sucede algo?

_ Señor, la señora Danielle se ha ido.

_ ¿Qué dices?

_ Uno de los mozos le ha visto hace horas caminar sola y asegura que no la ha visto regresar.

_ ¿Caminaba sola de noche?

_ Me temo señor, que ha decidido marcharse...

      Henry se reincorporó lo más rápido que pudo y corrió a la habitación de su esposa. A aquella que se había prometido ir nunca más. Golpeó una vez, abrió y se asomó, buscándola.  Y lo que encontró fue un completo nada.

    El corazón le dio un vuelco y sintió un pánico violento que le sacudió por todo su ser. El miedo arremetió por cada poro de su ser, haciéndole ver, que algo no andaba bien. Pronto amanecería, y quizás, a ella le había ocurrido algo.

   Dio la orden de que salieran todos sus hombres a buscarla. Uniéndose él también en aquella búsqueda. Pero en medio de su camino, se encontró con unos campesinos, que trabajaban en sus tierras. Y en su carretilla, la llevaban a ella.

_ Hemos encontrado a lady Danielle inconsciente en medio de nuestro camino. No sabíamos que hacer. Pensamos que lo mejor era traerla a su propiedad... Se encuentra mal herida...

   Henry corrió hacia donde estaba ella, y al verla mal herida, comprendió lo ciego que él mismo había sido. Ella posiblemente había decidido dejarle y todo, por no soportar su frialdad al no querer escucharla.

     Ahora, los arrepentimientos estaban de más.

Capítulo 19

     El frío se albergó en su interior. La historia se volvía a repetir en su vida. Estaba perdiéndola de nuevo, al verla tan pálida. Ordenó de inmediato que fuesen por el médico, mientras en la tomaba en sus brazos y decidía llevarla a su hogar.

_ Danielle, no me dejes... No me dejes..._ simplemente pudo susurrar, sin encontrar una respuesta de su parte_ Estarás bien… Estarás bien…_ decía intentado buscar una calma que le era negaba. Era consciente que todo ello era una mentira. Él ni siquiera podía predecir que pasaría la llegar a su hogar.

   En su interior sentía un gran peso de dolor y preocupación, me encontraba preocupado, tanto por ella, como por su bebé.

      Pero, ¿qué había sido de Lord Wynthrope Burrough?

      Las horas se le hicieron eternas. Y en medio de ellas, se había enterado que había ocurrido un accidente con un tílburi. Y había resultado muerto su ocupante.

       Lord  Wynthrope Burrough.

       Y una cosa se unió con otra. Ella había escapado con él. O simplemente... Él la había amenazado, y después de deshacerse de ella, había huido.

      Pero todo lo que llegaba a su cabeza eran ideas que no encajaban en sí.

      Hasta que cerró los ojos y un recuerdo llegó a su cabeza.

_ ¿Por qué entonces estás llorando?

_ Si te lo digo… Me prometes que sea lo que sea, me dejaras terminar… Es sobre mi pasado.

_ Danielle…

_ Por favor, escúchame… Debo contarte quien soy realmente… Contarte quien era antes de...

_ Sé quien eres…_ dijo al interrumpirme_. Y es lo que realmente me importa saber de ti…

_ ¡Claro que no!... Y ya no quiero ser una mentira en frente de ti. ¡Ya no lo soporto! ¡No más!... Me estoy muriendo por dentro día por día al no decírtelo.

_ ¿Una mentira?_ dijo sin entenderme. Me veía tan exaltada.

_ Sí, es lo que he sido desde que te conocí. ¿Recuerdas el nombre de Kathryn Alcester?

_ Era el nombre de tu madre, ¿no?

_ Sí… Pero en este momento te estoy hablando de Lady Kathryn Alcester. Aquella mujer que ocultaba sus ojos verdes avellanas tras un antifaz color granate, adornado con plumas blancas y beige. Y un vestido granate guarnecido con cintas de seda. En el baile de disfraces de Lord Aniston… ¿Has olvidado a esa mujer?

    El pasado se empezó a dibujar en sus recuerdos.

_ ¿No me comprendes aún lo que quiero decirte?

_ No… La realidad, no.

    Danielle respiró hondo…

_ Aquella mujer tenía una copa de champagne que supuestamente te derramó. Fingió vergüenza. Se excusó de mil maneras contigo. Mirándote a los ojos. Para después salir de allí a la terraza… Donde tú después la alcanzaste.

     La mente de Henry se detuvo en aquel recuerdo. Como si el presente y el pasado se hubiese unido en ese instante. Miró a los ojos a Danielle, mientras sus lágrimas y su dolor le expresaban todo aquello que ella intentaba decirle.

_ ¿Eras tú?

_ Sí… Era yo… Y tú… Tú habías caído en mi trampa.

_ ¿Tu trampa?

_ Lord Wynthrope Burrough me había engatusado con sus mentiras. Aprovechándose de mi odio… Me hizo creer que era un mal hombre y que habías lastimado en honor de una dama. De la misma forma en que había creído que mi padre lo había hecho con mi madre… Ingenuamente le creí. Le creí…

_ ¿Conoces a Lord Wynthorope Burrough?_ dijo enardecido, colocando sus manos en mis hombres. Lastimándose sin percatarse de ello.

_ ¡Sí!... Por desgracia si…

_ ¿Quién eres realmente?

_ Soy la dama del antifaz… Soy quien te dijo que se llamaba Lady Kathryn Alcester... Soy una mentira que la vida lastimó y engañó… Soy aquella persona quien logró hacerte creer en sus palabras aquella noche, mientras te robaba tus pertenecían._ sacó de sus bolsillos aquel broche de camafeo que Lord Wynthrope Burrough le había entregado como obsequio por su trabajo. El camafeo que ella le había regalado a él siendo niños.

_ ¡¿Fuiste tú?!_ dijo aún más enardecido, mientras sus ojos brillaban ahora de rabia y dolor.

_ Sí… Me lastimas… Me haces daño…

_ No tanto como el que me has hecho a mí con esa verdad… ¡¿Por qué te prestaste a eso?! ¡¿Ahora sigues mintiéndome?!

_ Henry… Me lastimas…_ dijo al sentir como él la sujetaba con más fuerza.

_ ¿Por qué no me dijiste la verdad cuando nos reencontramos en casa de Lady Eleonor?

_ Porque me sentía avergonzada de todo lo que había hecho…

_ ¿Por qué ahora te atreves a decírmelo?

_ Siempre lo intenté… Te dije de tantas forma que no era buena para ti, pero te negaste a escucharme.

_ No como ahora… ¡¿Por qué?!

_ Porque ahora es a mí a quien Lord Wynthrope Burrough está amenazado…_ dijo y le mostró aquella nota que ella había recibido.

   Y la culpa volvió arremeter contra él, porque cuando ella más le había necesitado, él la había dejado sola y desamparada.

      Cada minuto que pasaba, era una eternidad. Nada podía calmar sus nervios. Ella y el bebé no estaban bien. Lo sabía. Lo había visto en la mirada de aquel médico al decirle que, debido al golpe que ella había tenido, se le había adelantado el parto. Y no era necesario que la madre estuviese consciente. La fuente se había roto, por lo que él debía estar preparándose para lo peor. Perder a dos seres importantes de su vida. Su esposa y su hijo.

     Sus ojos se llenaron de lágrimas. El dolor era indescriptible. ¿cómo decirle adiós a una parte de él y al fruto de ese amor?

      Se sentía aturdido.

      Golpeado.

      Y hundido.

    Caminar de un lado al otro no le llenaba en paz. Y no había ni siquiera respuesta que darle a su pequeña hija. ¿qué podía decirle? ¿qué estaba por perder a su pequeño hermanito?

   Era tan amarga aquella verdad.

    Nadie podía conseguir calmarle. Su sufrimiento no tenía ninguna calma.

    Y los recuerdos volvían a arremeter en contra de él.

_ ¿Por qué huiste cuando te pedí que me hablaras de ese pasado que no te permite aceptar mi propuesta de casarte conmigo?

_ Porque me duele hablar de él… Porque me arrepiento de cada cosa que hice. De cada cosa que estuve a punto de hacer… De…_ dijo al bajar la cara, mientras lloraba sin consuelo alguno_Porque me hizo ser una mentira. No hay día en que despierte y me arrepienta de todo aquello, mientras desearía poder retroceder el tiempo. Detenerlo en ese ayer y cambiar lo que hice mal…

_ Danielle, por favor… No llores más.

_ Por eso le pido que sea mejor que no me ames… Ya no soy esa Danielle que recuerdas. Debes entenderlo... Por eso decidí huir. No había nada más de que hablar.

_ Danielle…

_ Lord Henry Wellsby es mejor que se olvide de lo que siente por mí, y busque una mujer que pueda corresponder sus sentimientos. Y sea digna en ser su esposa._ le dijo con firmeza, aunque por dentro se rompía en mil pedacitos_… Yo…

_ Déjeme informarle señorita Spencer,_ le respondió en el mismo tono de voz que ella había utilizado_ que dejarla de amar es un imposible para mi corazón. Es como pedirle al tiempo que ya no transcurra más... O pedirle al sol que no salga más o a la luna que no brille de noche.

   Se recordó a Danielle suspirar con aflicción.

_ No debería amarme… no soy buena para usted..._ le expresó una vez más, en un tono de voz que le había hecho ver a él aquel conflicto interno que ella tenía dentro. Mientras cerraba los ojos. Tratando de insistir en aquello para no arrepentirme después.

   Ella siempre había tratado de advertirle. Sin embargo, él se había negado a escucharle.

    Ahora la verdad estaba en frente de ella. Haciéndole ver aquella dulce y amarga mentira, que ella era, y había tratado de alejarse de su vida.

Capítulo 20

   Había caminado hacía aquella tumba, y se había arrodillado en frente de ésta. Colocó sus manos en aquella blanca y fría lapida, sintiendo el corazón completamente arrugado y comprimido. Las culpas le roían toda el alma. Si tan sólo el se hubiese permitido escucharle, nada de aquello hubiese ocurrido.

    La desconfianza había sido peor que el veneno.

_ Perdoname por lo cumplir el juramento que hice al casarme contigo... Ahora soy culpable por ello._ expresó completamente devastado.

    Cerró los ojos y los recuerdos le llevaron a aquel pasado donde había empezado aquella historia. Su historia no culminada.

       Recordaba a aquella pequeña niña correr en aquellas tierras lejanas. Aquel lugar que se había convertido el hogar de muchos que habían ido a aquellas Indias Occidentales. Al igual que lo había hecho él. Su padre había pertenecido al ejercito de la reina Victoria. Había sido un general muy importante y todo se debía no tan solo a su proezas, sino por ser el hijo del Duque de Candover. Aunque su padre era el segundo en linea, al menos, que su hermano no tuviera un hijo varón. Lo llevaba a estar más cerca de ese titulo nobiliario.  Dándole a Henry la oportunidad de ser el próximo Duque, al ser el único nieto, por los momentos. A diferencia de Danielle, debido a que su padre era el tercer hijo del marqués de Beverley. El hijo menor que había decidido desde muy joven tomar una carrera como un célebre militar en las Indias Occidentales, sabiendo que no heredaría más que ser un simple lord. Su matrimonio había sido una deshonra y humillación para su familia, quienes rechazaron aquella unión al saber el origen de su esposa, por lo que el nacimiento de ella, había terminado de hundir el orgullo de aquella familia, quien veía la sangre de su prestigiosa e ilustre familia unida a la de una simple plebeya.

       La amistad entre sus padres había logrado aquella unión entre ellos. Y se había lamentado tanto cuando le había tocado despedirse de Danielle. Sin saber, que en medio de sus vidas, las mentiras acabarían separándolos, en vez de unirlos.

   El futuro siempre sería algo incierto en sus manos, al igual que todo aquello que le deparaba.

_ ¿Por qué lloras?_ le había preguntado Henry aquel día en que se marchaba de Las Indias Occidentales, mientras se las secaba con ternura_. Me hiciste la promesa de que no llorarías…

_ No me quiero ir…_ expresó con su tono infantil.

_ Tienes que irte… Tu padre lo está haciendo por tu bien y el de tu madre.

_ ¿Por qué tienes que quedarte tú?

_ Debo quedarme un poco más de tiempo… Tengo que esperar a que mi abuelo venga por mí. El viaje es largo y no se me permite viajar solo.

_ ¿Puedes venir con nosotras?

_ Me encantaría…_ colocó su otra mano en el rostro de Danielle, tomando aquel rostro con más dulzura_ Pero no puedo. ¿Puedes hacerme una promesa?

_ ¿Cuál promesa?

_ Sea cual sea el tiempo que tengas que esperarme, jamás te olvidaras de mí.

_ Eres mi único mejor amigo. ¿Cómo podría olvidarme de ti?

_ Solo prométemelo…_ dijo mientras recostaba su frente en la de Danielle.

_ Te lo prometo, Henry… Te lo prometo…

  Aquel niño de ojos castaños la miró a los ojos, sonriendo como solía hacerlo cuando estaba con ella. Y se apartó antes de que ella se marchara.

_ Abre tus manos, por favor…

_ ¿Por qué?

_ Solo ábrelas…_ medio sonrió_ Toma. Es para ti… Éste medallón era de mi madre y antes de morir me hizo prometerle que se lo regalaría a alguien que fuese para mí importante.

_ ¿Era de tu madre?_ lo miró sorprendida_ No puedo quedarme con él… Es de tu madre.

_ Solo prométeme que lo cuidaras hasta que volvamos a reencontrarnos. ¿Me lo prometes? ¿Me lo prometes, Danielle?

     Y aquello era la raíz de todo aquello que volvía su presente, en un presente incierto.

      El corazón le dolía. No había nada que pudiera consolarlo. Él también era culpable de todo aquello.

    Se puso de pie, con las manos en forma de puño. La verdad era tan dolorosa cuando se veía de esa manera. Había rogado que a ella no le ocurriera nada, pero lo único que había encontrado era un frío silencio, cuando el parto de Danielle había sido inducido para salvar a aquella pequeña criatura que pedía nacer. No era su momento, pero ciertas circuntancias le habían llevado a aquello. A nacer antes de tiempo.

_ Ha sido un varón..._ le había informado aquel médico, después del nacimiento de aquel bebé.

    Sin embargo, el estado de Danielle seguía siendo delicado. El golpe que había recibido en la cabeza aún la mantenía inconsciente.

_ ¿Se pondrá bien?_ rogó por saber una respuesta. Pero la mirada de aquel médico le había dado una cruel respuesta, antes de que hablara.

_ Lord Henry... No puedo decirle más de lo que ya le he dicho. Su estado sigue siendo delicado. Y es mejor que se preparé... Seré honesto. Es un milagro que siga viva.

   No hay dolor más fuerte que aquel cuando te dicen que el ser que más amas se está muriendo.

     No recordaba cuando había sido la última vez que había llorado como un niño. O quizás sí. Había sido aquella vez cuando le habían informado que ella había fallecido, junto a su madre.

    Ahora realmente la estaba perdiendo.

   Miró por última vez la tumba de Jane, la madre de Georgina. Su primera esposa, aunque solo por papel. Él jamás la había tocado mientras ella estaba en la dulce espera, por respeto. Y luego ella había partido, después de dar a luz, llevándose aquella oportunidad de que él formara una familia junto a ella.

    ¿Se vería de nuevo en frente de otra tumba? ¿La de Danielle?

   El miedo corroía todo su cuerpo. Sentía que a cada segundo perdía un pedacito de su vida. Y realmente dolía saber que la estaba perdiendo. Y que la muerte, finalmente, se la llevaría de su lado.

_ Señor... Señor... Lady Danielle ha reaccionado..._ dijo una sirvienta al correr hacia aquella parte de su hogar, donde se encontraba el cementerio familiar.

_ ¿Qué ha dicho?

_ Lady Danielle ha reaccionado... Y le ha llamado, señor...

       Henry no necesito más explicación, que aquella que había escuchado. Y corrió hacia aquella habitación.

Epílogo

    En medio de aquellas sombras que estaban dentro de su cabeza, debido al encontrarse luchando, en medio de aquella incertidumbre, producto a su estado inconsciente. Danielle sentía que tenía que correr con más fuerza, a pesar de lo fría que estaba la noche y lo débil que ella se encontraba. El tiempo se le agotaba, sí, como se le agotaba cada segundo de su vida. Su única oportunidad para ser feliz se había ido al pique. Se había ido incluso en aquel instante en que la propia vida le había arrebatado los recuerdos de aquel pasado que poco a poco volvían a su memoria.   Y junto a ellos, aquel dolor que se albergaba dentro de ella y la herían tras aquellos recuerdos de sentirse como una dulce y amarga mentira.

  Sí, debía seguir corriendo, al menos debía llegar a aquel lugar y evitar aquel desastre. ¿Qué más le quedaba? Solo una única razón de sentirse que no era una mala persona. Nunca lo había sido realmente, aunque hubo un momento en que ciertas circunstancias la llevaron a hacer algo de lo que ahora se arrepentía aún más. Mucho más que antes.  El aire se le escapaba, al mismo tiempo, en que las lágrimas escapaban de sus ojos, sino llegaba a tiempo no tendría tiempo de detener a quien la había arrastrado a aquella vida, o parte de aquella vida que ahora vivía. Nadie volvería a creer en ella. Jamás. Ni siquiera aquella persona que siempre la había amado. Y de pronto llegó la luz, después de tanta oscuridad.

_ Henry... Henry..._ expresó débilmente, cuando todo su yo empezó a reaccionar.

_ Lady, ¡ha ocurrido un milagro!_ exclamó una de las sirvientas que estaba en aquella habitación, cuidándola. Sin embargo escuchaba aquella voz tan a lo lejos_ Vayan a buscar a Lord Henry.

Tardó en percatarse que se encontraba en su habitación. No sabía cómo o por qué. Pero estaba allí, sintiéndose adolorida. Colocó inconscientemente sus manos en su vientre, y fue el instante en que la realidad chocó contra ella.

   Empezó a temblar y a llorar. No había otra verdad que aquella que sentía dentro de su alma. Ella había perdido a su bebé. Hablar le costaba, sentía que se le entrecortaban las palabras, a causa de su debilidad.

_ Señora, cálmese..._ le dijo aquella sirvienta a quien reconoció como Jane.

_ El bebé... El bebé... Perdí al bebé..

_ No ha sido así... Él está bien..._ sin embargo, Danielle le miró sin entender, mientras aquella mujer seguía hablándole_ Se lo aseguro. Su bebé ha nacido bien...

_ ¿Nacido?

_ Ayer... Lady Danielle. Y es un varoncito muy hermoso.

_ ¿Ayer?

_ ¿Quiere que mandé a traérselo?

   Ella asintió, aún no creyéndole por completo. Temía que estuviesen mintiéndole, sabiendo todo aquello que ella había sufrido a causa de lord Wynthrope Burrough.

   Vio a aquella mujer dejarla sola, en aquella habitación. Sin embargo, cuando la puerta se volvió a abrir, con quien se encontró fue con  lord Henry Wellsby. Y todos aquellos recuerdos que habían mantenido ocultos en su cerebro, se hicieron presente, haciéndole ver que volvía a recordar de nuevo.

    Sus ojos verdes  grisáceos lo miraron, mientras ella guardaba silencio, al mismo tiempo que una lágrima empezaba a escapar y bañar su rostro.

Ir a la siguiente página

Report Page