Andrea

Andrea


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_ Bueno todos las niñitas tenéis un muñeco preferido. Si, ese con el que dormís y jugáis ¿No? ¿Tú no tenías un muñeco así?

Sabrina creyó que era el momento perfecto para poder salir de allí. Su menté discurrió rápidamente un plan.

_ ¡Bueno sí! el osito Teddi lo llevo conmigo desde que nací.

_ Ves ya nos empezamos a entender y ¿Todavía lo conservas?

_ Si, está en casa.

_ ¡Bien dame las llaves de casa por favor! Rápido y acabemos ya con esto.

_ No, yo iré a buscarlo y se lo traeré._ Sabrina intentaba salir de allí como fuese_

_ Pero jovencita ¿Tú crees que soy bobo? Si te dejo ir, no te vuelvo a ver el pelo. No soy ningún estúpido y mi paciencia empieza a agotarse.

_ Si van ustedes sin mí, el portero sospechará y puede llamar a la policía. Yo le prometo que lo traigo no soy estúpida y se que de nada me serviría escapar, sus matones darían conmigo

¿ No es así?

_ Pues sí, así es. A si que será mejor que no intentes nada extraño. ¿ Entendido? Supongo que sabes que estarás vigilada ¿verdad?

_ Esta tarde estoy aquí con él.

_ Ni pensarlo en una hora te quiero aquí....

_ Pero si no aparezco por el instituto me llamaran a casa y si no me encuentran se extrañaran…_ Sabrina intentaba por todos los medios llevarlo a su terreno pero era una difícil tarea_

_ Ves a casa y llama al instituto pon una excusa y vuelve aquí, una hora ¿ Has entendido? Solamente una hora si no quieres que tu vida sea un infierno.

El hombre sonreía jocosamente sin borrar de su cara la expresión de rabia y enfado, se acercó a Sabrina y le desató las manos y los pies y antes de dejar que se levantase se inclino sobre ella y la cogió de su melena estiró lo suficiente como para que la joven sintiese un fuerte dolor en la cabeza y acercando su cara a pocos centímetros de la de ella le dijo.

_ Escúchame hasta ahora he sido un caballero, no hagas que esto pueda cambiar. ¿Has entendido?

_ Si claro.

Paolo la dejó ir y Sabrina se levantó apresurada mente decidida a marcharse de allí, pero Paolo le pidió que esperase un momento le iban a tapar los ojos y la llevarían de vuelta a la ciudad.

En pocos minutos volvía a estar a pocos metros de su casa, antes de salir del coche la volvieron a advertir que tenía una hora para volver a aquel punto con el muñeco.

Sabrina caminó rápidamente hacía su casa ni se giró para mirar atrás no quería perder ni un segundo, sabía de sobras que no tenía ningún muñeco que llevase con ella toda la vida, nunca había sido la típica niña de peluches los que tenía nunca habían tenido ningún otro cometido más que el de decorar su dormitorio. Si había jugado con su Barbie pero pronto la abandonó.

Pero si que tenía una ligera idea de donde podía esconderse lo que Paolo Malone andaba buscando.

En cuanto cerró la puerta de su casa respiró profundamente y arrancó a llorar tenía que deshacerse de todo el miedo que había pasado, se sentó en una silla y llevó sus manos al cuello desabrochó la cadena del medallón y lo retuvo en sus manos, lo miró muy detenidamente y pudo observar como la tapa trasera de ambos lados estaban algo rayadas, entonces recordó la noche que Alan cogió su medallón él dijo que lo había encontrado en el baño pero ella estaba segura que lo dejó en la mesita de noche como hacía siempre. No había duda Alan la había engañado.

El abrió el medallón y ella no sabía si abría encontrado algo dentro de él.

Pero si había algo por qué no se lo dio a su tío. ¿Quizás la ambición se apoderó de él y quiso hacerse con el botín sin compartirlo?

Pero eso que importaba, lo importante era que ella no tenía nada que entregar a Paolo y él no estaba dispuesto a aceptarlo.

¡Que podía hacer! ella no tenía ni idea de lo que podía haber allí dentro.

Lo que más le dolía era que había confiado en Alan y él la había traicionado por dinero. Y lo peor era que ese dinero era dinero sucio proveniente de la droga, ¿Como podía haberse equivocado tanto con ese hombre?

¿ Como podía haberla dejado abandonada en manos de su tío?

Sabrina sabía que era inútil huir, la perseguirían y lo peor pondría en peligro a su tía, a estas alturas ya la deberían tener localizada.

Pensó en llamar a Alan y si no pensaba ayudarla al menos se daría el gusto de ponerle a parir.

También se le pasó por la cabeza denunciarlos, pero no sabía por qué le parecía que sería algo inútil la historia era algo rocambolesca y recordó que Paolo Malone era muy influyente en la ciudad tenía varias empresas que daban trabajo a la mitad de los ciudadanos y a demás el hombre se había guardado mucho de ponerle la mano encima con lo cual ¿Que iba a denunciar, si ni siquiera sabía donde había estado retenida?

Le quedaba poco tiempo, cogió su móvil y marcó el número de Alan, el timbre sonó varias veces hasta que saltó el contestador.

Sabrina no quería pelearse con una maquina a si que decidió finalizar la llamada.

Cogió varios peluches que tenía en su dormitorio los metió en una bolsa y recordó llamar al instituto, se disculpó alegando un leve resfriado por un momento pensó en coger cuatro cosas y largarse de allí pero no podía poner en peligro a su tía Brenda.

Tenía miedo pero sabía que tendría que afrontarlo, quizás Malone acabase por convencerse de que ella no tenía ni sabía nada.

Sabrina sospesó la posibilidad de acusar a Alan pero hacer eso era dar por hecho que ella sabía algo y quizás sería peor, podrían acusarla de estar en complot con él.

¡ No, no lo iba hacer! Callaría y esperaría a que Malone tuviese la bondad de dejarla en paz. ¡ Sabía que era mucho pedir! ¿Pero que más podía hacer?

 

Alan había logrado deshacerse del alijo, la jugada le había salido a la perfección, ahora si podría alejarse de todo aquello con Sabrina.

Se lo explicaría todo y esperaba que ella lo pudiese entender, a fin de cuentas ella tenía más derecho que nadie a beneficiarse de aquel dinero, sus padres murieron por él.

Pero Alan sabía que no lo tendría fácil, Sabrina era una mujer integra y nunca aceptaría dinero proveniente de la droga.

Quizás no debiese decirle nada simplemente decirle que había hecho una buena inversión y ya está.

Estaba prácticamente seguro de que Sabrina no sabía nada del contenido del medallón, se estaba volviendo loco de tanto pensar. Decidió que de momento iría a buscarla a la salida del instituto y después ya veríamos como le enfocaría su decisión de desaparecer.

Alan vio salir a Robert, iba acompañado por dos compañeros de clase. El joven al ver a su primo se dirigió hacia el coche no sin antes pedir a sus amigos que le esperasen un momento.

_ ¡ Hey ! ¿ Que hay? Hoy me quedo a comer, ¿No lo recuerdas?_ Dijo el muchacho extrañado de ver allí a su primo_

_ Si claro, venía a buscar a Sabrina.

_ ¡Vaya tío! Pues no ha venido, por lo visto está resfriada.

_ ¡ Ho...! entonces estará en casa. Vale gracias por decírmelo.

Alan estaba a punto de arrancar el vehiculo cuando Robert le recordó que fuese a recogerlo a las siete de la tarde.

Alan comenzaba ha estar un poco arto de hacer de chofer de su primo, estaba ansioso porque el chaval se sacase el carnet de conducir.

Se alejó de allí y fue directo al apartamento de Sabrina llamó varias veces al timbre incluso golpeó la puerta pero no obtuvo respuesta alguna.

El hombre pensó que quizás la joven hubiese acudido al medico. Decidió llamarla al móvil y fue entonces cuando vio la llamada perdida que ella le había hecho hacía ya un buen rato.

El buzón de voz no decía nada ¿ Que debería querer? seguramente le llamaba para avisarle de que estaba enferma y que no acudiría al trabajo.

A Alan no le quedaba otra que esperar a que Sabrina apareciese, se fue al bar que había a pocos metros del apartamento justo en la cera de enfrente. Desde allí vería pasar a Sabrina cuando volviese a casa.

Pero nada salió como él pensaba, llevaba más de dos horas esperando y la muchacha no apareció, Alan empezaba a preocuparse por ella.

Por un momento pensó si su tío la podría haber retenido y salió disparado hacia el viejo caserón.

Cuando llegó allí su tío estaba tranquilamente leyendo el diario, entonces decidió no preguntar por la chica no fuese que de esa forma pusiese en alerta al viejo zorro, se limitó a saludar y observar.

_ Alan ¿Que tal hijo, como va todo?_ Pregunto el viejo malintencionadamente, pues ya comenzaba a desconfiar de él_

_ ¡Bueno bien creo!

_ ¡ Vaya! no pareces muy seguro ¿No?

_ No, lo que quiero decir es que no hay nada de nuevo.

_ No pensé que te costaría tanto camelarte a esa jovencita, comprenderás que mi paciencia tiene un límite.

_ Tío he revisado todo su apartamento y no he encontrado nada que pueda vincularla a su droga. Estoy seguro que ella no sabe nada y si sus padres escondieron algo, ella no está al corriente se lo aseguro. Es una joven transparente, honesta y......

_ Si, si.... vale! un encanto de mujer, pero me resisto a creer que Anthony dejase perder aquel cargamento y quien mejor que su hija para confiarle algo tan valioso.¿ No te parece muchacho?

_ ¡Pero si era una niña tío!_ Alan pudo comprobar que su tío se resistía a dejar estar a Sabrina y él no sabía como pararlo_

_ Por eso mismo, debe estar en algo vinculado a ella aunque ella no sea conciente de tenerlo. ¿ Entiendes?

Estaba claro que Paolo Malone estaba decidido a no desistir en su empeño. Y él sabia que le quedaba poco tiempo para salir de allí en pocos días de una manera u otra llegaría a los oídos de Paolo lo de la entrega de la mercancía y para entonces Sabrina y él ya deberían estar bien lejos.

Alan se retiró a su dormitorio para poner en orden sus cosas y tenerlo todo preparado para su marcha, enseguida se le hizo la hora de ir a buscar a Robert, después pasaría por el apartamento de Sabrina para hablar con ella.

El apartamento de Sabrina no daba señas de que ella estuviese dentro, Alan alzó la mirada hacia las ventanas del piso y pudo ver que no había luz alguna, subió rápidamente los tres pisos y llamó insistentemente a la puerta, pero como le pasó anteriormente no obtuvo respuesta.

Llegó a la conclusión de que la joven hubiese podido tener un accidente dentro de casa. Alan bajó a la portería y le pidió al portero que por favor abriese el piso de la joven, Alan estaba seguro de que ella estaría allí estirada sin poder moverse.

No fue fácil convencer al hombre para que subiese y abriese la puerta del apartamento, entraron los dos y buscaron por todo el piso. Estaba claro que allí no estaba, tras el alivio de saber que no había sufrido un accidente Alan sintió la angustia de no saber donde demonios estaba Sabrina, quizás se había dado cuenta que él había abierto el medallón y había salido huyendo de nuevo con su tía.

Tras ese pensamiento Alan abrió rápidamente los armarios, toda su ropa estaba allí y las maletas, por lo tanto no se había ido.

Entonces reparó en que los peluches que adornaban su cama y la cómoda no estaban en su lugar.

Ahora si estaba claro que aquello tenía que ver con su tío Paolo

¿ Que habría hecho con la pobre Sabrina?

La tenía retenida estaba seguro, esperaba que no le hubiese puesto la mano encima porque si era así le mataría.

Paolo Malone había recurrido a todo su encanto para hacer hablar a la joven, como no funcionó abofeteó un par de veces su bonita cara haciéndole sangrar el labio.

Paolo no era estúpido al final entendió que la joven no sabía nada, al fin y al cabo era cierto que era demasiado niña para recordar lo que le pudiesen decir, además la muchacha debió quedar bastante tocada al verse separada así de sus padres.

Paolo se rindió, su corazón ya no era el de antes y ante aquella contradicción sintió como se resentía y le avisaba de que estaba forzando la maquinaria.

Después de unas horas se acercó a Sabrina para alcanzarle un pañuelo.

_ Toma límpiate, espero que entiendas que no es nada personal contra ti, debía intentarlo. Jamás pensé que tus padres fuesen tan torpes como para dejarse agarrar y además perder todo aquel cargamento.

¡ Escucha bien jovencita! será mejor que olvides todo esto. ¿Me entiendes?

La joven asintió con la cabeza sin decir ni pío.

_Si se te ocurre denunciarme ó tan siquiera comentar lo sucedido acabaré contigo, ¿Lo sabes verdad?

Ella volvió a asentir mientras seguía limpiándose los labios. Le dolía toda la cara seguramente estaría hinchada unos cuantos días. Ahora debería buscar una buena excusa para no asistir a clase, no podía ir con esa cara.

Sabía que tía Brenda se asustaría mucho cuando la viese así y que la obligaría a denunciar el caso a si que debía inventar una buena excusa. Lo que ideó le servia tanto para su tía como para el colegio, no le quedaba otra solución no deseaba por nada del mundo quedarse sola en aquella ciudad.

Cuando estuvo de nuevo en la esquina a pocos metros de su casa se decidió ha hacerlo se acercó a comisaría de policía y denunció un asalto.

Después de muchas preguntas se pudo ir a casa, sabía que estaba haciendo algo que no estaba bien pero no estaba inculpando a nadie. Se limitó a decir que al bajar la basura alguien con la cara tapada le asestó un par de goles y que forcejeó con ella cuando ella comenzó a chillar y pedir auxilio por alguna razón que no conocía el agresor salió corriendo.

No había nada con lo que comenzar una investigación, ni siquiera le habían robado a si que una vez formalizada la denuncia no se pudo hacer más de momento.

La acompañaron al hospital y le dieron un par de puntos en el labio eran las cuatro de la mañana cuando todo había acabado y Sabrina se sentaba en el sofá de casa con una taza de cacao caliente.

Arrancó a llorar desconsoladamente, producto del miedo que había pasado y sobre todo lloraba por lo estúpida que se sentía al haberse enamorado de Alan ¿Como podía haberla engañado de aquella forma?

Cuando hacían el amor le creía sincero podía sentir que la amaba, ¿Como se había equivocado tanto con él?

Sabrina llegó a casa de su tía todavía temblando, cuando la mujer abrió la puerta le pareció ver una joven muy diferente de la que había marchado de allí hacía tan solo unos meses.

No sabía bien que le había ocurrido, Sabrina le dio la versión que había explicado a la policía. Pero no hacía más de unas pocas horas que Brenda había recordado el nombre de Malone, enseguida recordó que estuvo relacionado con la detención de su hermana y su cuñado.

La intuición de la mujer le decía que su sobrina no le estaba diciendo toda la verdad, pero pensó que no debía agobiarla.

Ella conocía perfectamente a su sobrina y sabía que en el momento oportuno le explicaría todo tal y como era.

Se limitó ha hacerla pasar e instalarla en su antiguo dormitorio, Sabrina se sintió protegida allí dentro, allí nadie podría hacerle ningún mal estaba segura.

La joven le pidió a su tía un plato de la sopa que Brenda solía

preparar. A Sabrina le parecía que aquella sopa curaba todos los males.

Las dos mujeres se sentaron a la mesa y saborearon un buen plato de sopa, Brenda podía ver como los colores volvían a la cara de su sobrina y eso le satisfacía muchísimo.

La mujer no pensaba preguntarle nada no quería que se sintiese intimidada pero como ella bien sabía, fue Sabrina quien necesitó sacar todo el dolor que la oprimía.

Brenda se decidía a recoger la mesa, cuando su sobrina le pidió que lo dejase y se estuviese allí sentada con ella.

_ Tía, que sabes tú de mis padres que no me hayas contado.

_ ¡Hija no te comprendo!

_ Veras tía esto del labio me lo ha hecho Paolo Malone. Por lo visto mis padres le robaron un cargamento de droga y no sé por qué extraña razón está empeñado en que yo lo sé. Bueno la verdad es que ya se ha convencido de que yo no se nada, si no no me hubiese dejado ir.

_ Pero hija ¿Ya lo has denunciado?

_ ¡Que voy a denunciar tía! No tengo pruebas de nada y la verdad no quiero saber ni tener que nada más con él.

_ Entonces aquel chico Alan....

_ Si tía, me engañó me lió como a una pardilla hasta que consiguió lo que quería.

_ Dios mío Sabrina...

_ No tía, no temas lo que quería de mi era lo que contenía el medallón de mamá.

_ ¡El medallón de tu madre! ¿Y que contenía?

_ Pues no lo sé tía, pero supongo que algo que llevaba al alijo de droga que mamá y papá se quedaron.

_ ¡ Dios mío! Mira que intenté por todos los medios apartar a tu madre de aquel indeseable. Perdona hija ya se que tu lo querías, que era tú padre pero ya ves, no nos trajo nada bueno.

Bueno si, a ti fue lo único que hizo bien en su vida.

_ Supongo que mi madre se enamoraría como una boba de él.

_ Tú lo has dicho, como una boba. Pero hija tú no sufras quédate aquí tranquila. Mañana hablas con el instituto y te das de baja por enfermedad, ya te saldrá alguna cosa aquí sin necesidad de tener que marcharte de aquí.

_ De eso nada tía, no pienso renunciar a mi trabajo ni a mi apartamento que estoy muy a gusto en él, ni a mi vida. Creo que al cabron de Malone le ha quedado claro que yo no tengo nada que ver con la mierda que él trata.

_ No, si te entiendo y creo que tienes razón hija pero es que yo no voy a estar tranquila si no te veo cada día.

Sabrina tenía más de veinte llamadas perdidas de Alan, se moría por hablar con él, pero ¿Que demonios tenía que hablar con él?

mas le valía irse olvidando de ese hombre, ya sabía suficiente de él y no era nada bueno.

Pero Sabrina sabía que si quería volver al instituto y a retomar su vida tarde ó temprano se encontraría con él, quizás sería mejor dejarle bien claro que no le quería en su vida que ya había tenido suficiente, no deseaba saber más de él la parte de su familia que había conocido hasta él momento no era muy cordial que digamos. No quería tener nada que ver con el mundo al que él estaba acostumbrado.

Pero eso se lo decía la razón, mientras que su corazón le decía que se moría por verle de nuevo, que la besase y le hiciese de nuevo el amor.

¿ Como iba ha hablar con él sintiendo lo que sentía por él?

Alan no recibía contestación por parte de Sabrina, al menos sabía que estaba bien Robert le había dicho que la vio pasarse por el instituto.

El joven le relató lo que se decía por allí, que la joven había sido asaltada y que tenía el labio partido, por esa razón había abandonado las clases de momento.

Alan adivinó enseguida que seguramente la muchacha se había ido con su tía, lo mismo que adivinó que lo del asaltante no era cierto. Su tío tenía mucho que ver con todo aquello estaba seguro.

El joven sabía que era cuestión de poco tiempo que su tío se enterase de lo que había hecho y entonces más le valdría estar lo suficientemente lejos de él.

Esta vez envió un mensaje de texto a Sabrina, le rogaba que hablase con él que tenia algo muy importante que contarle, se lo suplico literalmente esperando que la joven se apiadase de él.

En pocos minutos recibió la llamada de la joven.

- Espabila porque no se cuanto tiempo aguantaré escuchándote_ Le dijo ella visiblemente enfadada_

- Sabrina mi amor....

- No me llames así

- Sabrina, no entiendes nada yo...._ Se excusaba él_

- Si entiendo que me has engañado, entiendo que robaste algo que yo ni sabía que tenía y entiendo que me han partido la cara sin razón alguna.

- Sabrina escucha por una vez he hecho lo correcto, he entregado la droga a....

Sabrina oyó como se cortaba la voz del joven, sentía voces y ruidos que no llegaba a comprender.

Ella gritó y gritó su nombre pero no obtuvo respuesta, de repente se cortó la comunicación completamente.

Sabrina sintió en su interior que nada bueno estaba pasando, Alan le había dicho que había hecho lo correcto, si era así solo podía ser que hubiese denunciado a la policía donde se encontraba el alijo de droga y si eso era así su tío se le echaría encima como un animal herido. No tendría piedad de él muy al contrario su traición sería el detonante para abocar en él toda la rabia contenida durante tantos años.

En ese momento supo que su corazón no la había engañado, Alan la quería de verdad, quizás no fue sincero con ella pero la amaba . Ella así lo percibía cuando hacían el amor, ahora estaba en un buen apuro y no pensaba abandonarlo haría todo lo necesario para salvarlo y salvar su amor.

Brenda no estaba de acuerdo con que Sabrina volviese a su casa, tenía miedo por ella. Pero fueron inútiles sus ruegos y explicaciones, la joven lo tenía decidido y de la misma forma que su madre hacia años estaba dispuesta a todo por aquel hombre.

La mujer amenazó incluso con no volver a querer saber de ella, aunque sabía muy bien que nunca cumpliría su promesa.

Fue inútil, vio como Sabrina recogía sus cosas se metió en el coche y se disponía a marchar.

Brenda no podía dejarla ir así, la llamó se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo.

- Sabrina hija, prométeme que tendrás mucho cuidado y que me llamaras cada día.

- Si tía, de verdad no sufras no me pasará nada y te llamaré ¿ Vale?

Sabrina se fue por segunda vez en pocos meses de la que había sido su casa durante muchos años. Pero ahora ya no era una niña, tenía su propia casa y la responsabilidad del instituto y Alan, tenía a Alan le amaba y no quería renunciar a él.

Brenda entró en su apartamento su pié, pisó una nota que había sido pasada por debajo de la puerta, la recogió y tras cerrar la puerta se dispuso a leerla.

Sabrina no tengo tiempo, te amo te amo de verdad y tú lo sabes sé que no he sido sincero contigo pero por ti he hecho lo correcto para poder ser digno de ti y que puedas amarme.

Cree en mi te lo suplico y llámame por favor.

Alan.

Sabrina se emocionó al leer la nota, pero enseguida pensó en lo que Alan decía en ella.

¿Que quería decir con lo de que no tenía tiempo?

Seguramente se refería a que Paolo estaría tras él. Había dejado la maleta y el bolso en el salón y no tocó nada lo dejó tal cual lo primero era localizar a Alan. Le llamó al móvil pero no obtenía respuesta ni siquiera hacía señal de llamada.

Eso inquietó a Sabrina pero sabía que de momento no podía hacer nada no podía denunciar su desaparición y mucho menos aparecer por casa de Paolo Malone, sin duda tendría que esperar al día siguiente y preguntar Robert cuando lo viese en el instituto.

Sabía que le costaría dormir, es más sabía que no dormiría

¿Como iba a dormir sabiendo que Alan podría estar en peligro?

La noche se hizo muy larga para Sabrina le pareció que no había dormido nada aunque lo cierto era que su subconsciente no la había dejado descansar y el sueño no fue profundo ni reparador. De ahí que se levantase con un tremendo dolor de cabeza, no era lo más adecuado para regresar al trabajo pero debía ir y comunicar que quería reincorporarse a las clases.

Sabrina pensó que ya habrían puesto un sustituto, pues ella no sabía cuando estaría preparada para volver. Pero no fue así la persona que debía haberse incorporado para sustituirla aun no había hecho acto de presencia, la dirección se limitó de momento a prescindir de esa materia en espera de que algún otro profesor se pudiese hacer responsable de impartirla.

Su llegada fue providencial para el director del centro.

-¡ Cielos Sabrina! No esperaba verla tan pronto por aquí._ Le dijo el director_

- ¡Verá señor Douglas ! pensé que si no me enfrentaba con esto lo antes posible quizás el miedo se apoderase de mi y llegase a gobernar mi vida y eso no lo podía consentir. Así pues he sacado fuerzas y he regresado, creo que trabajar será la mejor medicina para curar mis males.

- Estoy de acuerdo contigo nada mejor que no amedrentarse ante una situación cómo la que te ha tocado vivir.

- Supongo que tendré que esperar unos días, hasta que den de baja a la persona que vino a sustituirme?

- ¡ Cielo santo, claro...! si tú no lo sabes.

Sabrina no sabía de que demonios estaba hablando el hombre puso cara de asombro a la vez que de sorpresa.

- Verás fue imposible encontrar un sustituto, aun estábamos esperando que nos enviasen a alguien para impartir las clases. ¡ Ya ves! los chicos te están esperando si no recuerdo mal tienes clase dentro de una hora ¿No es así?.

- ¡Caramba no me lo esperaba! no tengo preparado el tema para hoy, pero bueno podremos ponernos al día y preparar algo para mañana.

- Si eso es, bien pues gracias por venir Sabrina y ahora si me disculpas debería atender unos asuntos.

Sabrina salió del despacho del director Douglas y se dirigió a la sala de profesores.

Solo estaba Nelly la profesora de educación física los demás profesores estaba cada uno en su aula impartiendo clase.

Nelly era una joven uno dos años menor que Sabrina con un cuerpo esculpido a la perfección gracias al esfuerzo y el trabajo que invertía en él.

Era una joven simpática se alegró mucho al ver de nuevo a Sabrina y así se lo hizo saber.

Intercambiaron unas cuantas palabras y después se marchó hacia el pabellón deportivo.

Sabrina se quedó sola en la sala, se sacó un té en la maquina de bebidas de la que disponían en la sala del profesorado y se sentó a tomárselo tranquilamente . Aun tenía por delante treinta y cinco minutos antes de entrar en clase.

No paraba de pensar en Alan quizás se había alarmado sin necesidad alguna, bueno ya le quedaba menos para salir de dudas en unos minutos hablaría con Robert y podría saber donde estaba Alan y si se encontraba bien.

Seguía con sus pensamientos cuando la alertó la megafonía del instituto.

El director Douglas anunciaba a los alumnos que se reanudaban las clases de física y química. Finalizados los cinco minutos de descanso que habían entre clases debían dirigirse al aula indicada para impartir la asignatura.

Sabrina apuró su té y se levanto de la silla, salió al pasillo caminando decidida hacia el aula .Por el pasillo fue saludando a compañeros y alumnos que la felicitaban por estar de vuelta y que se interesaban por su estado de salud.

Había llegado al aula, los chicos la saludaban al tiempo que iban entrando en la clase, enseguida pudo ver a Robert venia charlando con un compañero. El joven le dedicó una sonrisa y al llegar delante de ella le preguntó por su estado de salud, Sabrina le pidió que esperase un momento para entrar en clase quería hablar con él.

- Robert, creo que ya sabes que tu primo y yo nos hemos estado viendo últimamente y....

- Si ya se. Creo que le gustas mucho._ Le dijo el muchacho intentando ganarse su favor_

- Estoy intentando hablar con él y no me responde al móvil ¿Tu no sabrás donde está?

- Bueno ahora que lo dices hace un par de días que no lo veo ya no me hace de niñera, mi padre me ha comprado una moto chulisíma, luego te la enseño ¿ vale?

El chico estaba entusiasmado con su moto, lo cierto era que no entendía muy bien a su padre nunca le dejó tener una moto y ahora de buenas a primeras la tenía a su disposición.

Según su padre Alan estaría muy ocupado para estar pendiente de él.

- ¡ Si claro! pero dime ¿Que sabes de él?_ Insistió Sabrina intentando averiguar si algo malo le podría haber pasado a Alan_

- Bueno según mi padre Alan estará muy ocupado últimamente y no podrá hacerme de chofer. ¡Joder yo estoy encantado ya era hora!

-¿Acaso se ha marchado de viaje o algo parecido?

- No lo sé, pero si quieres lo preguntaré.

- Mira no te lo puedo explicar, pero confía en mi. No digas que yo pregunté por él al no ser que veas a Alan. Entonces dile que venga a verme ¿ok?

- Caramba que secretismo, pero bien no te preocupes yo miraré de enterarme.

- Gracias Robert, eres un encanto.

- ¿Puedo pedirte algo?_ Robert aprovechó el momento sin pensarlo_

- ¡ Ya me extrañaba a mí! A ver ¿Que quieres?

- Te importaría sentarme junto a Sally.

- ¡Vaya! ¿A sí que es eso, te gusta Sally?_ A Sabrina le pareció muy tierno, pudo entender perfectamente al joven, como iba a negárselo_

- Si, pero ni se te ocurra decir nada_ Le pidió él_

- Tranquilo seré una tumba.

- Entonces ¿Trato hecho?

- Cuenta con ello_ Le ratificó Sabrina_

Entraron en el aula y después de una pequeña charla de bienvenida y de colocar a Robert junto a Sally iniciaron la clase.

Sabrina no estaba nada tranquila, el muchacho no le había aclarado nada, pero algo pasaba eso estaba claro porque Paolo había prescindido de Alan.

Alan estaba en el calabozo le dolía la cabeza debido al golpe que le habían propinado cuando se abalanzaron sobre él.

No entendía nada había hecho lo correcto había indicado a la policía donde se encontraba el alijo de droga incluso le dijeron que recibiría una pequeña recompensa por ello, por qué un día después lo detienen.

Se hacia un montón de preguntas mientras estaba allí solo en aquella pequeña celda, y pensaba en Sabrina que sería de ella que pensaría de él...

Estaba absorto en sus pensamientos cuando escuchó una voz que le era familiar. Era Kent Revs el padre de un antiguo compañero de clase, él al contrario que Alan había ido por el buen camino y ahora era un inspector de antidrogas y Kent su padre estaba muy orgulloso.

Se preguntaba que coño hacia Kent allí y por qué le había

detenido?

- Alan ¿Te acuerdas de mí?_ Le preguntó el policía_

- Si hombre claro, Kent Revs ¿Que tal?

- Te preguntarás ¿Por qué te hemos traído aquí?

- Pues si la verdad. Si lo llego a saber ni me acerco a vosotros.

Kent pidió a su compañero que abriese la celda, el guardia obedeció y Kent entro en ella y se sentó junto a Alan en la cama.

- Veras Alan, ha llegado a nuestros oídos que tu tío te anda buscando, se ha enterado que nos dijiste la localización del alijo y está que se sube por las paredes._ Le explicó el inspector_

- ¿Como coño se ha enterado? Se supone que vosotros no podéis decir nada._ Replicó enfadado Alan_

- ¡ Vamos Alan! ya sabes que en esto no hay secretos siempre hay algún soplón, nosotros te hemos sacado de la circulación. Cuando mis hombres te detuvieron estabas apunto de palmar tenías detrás uno de los hombres de Paolo.

- ¡Dios mío Sabrina!_ Pensó rápidamente en ella, sintió que la había abandonado en las fauces del lobo_

_ ¿Sabrina?_ El inspector Revs, no sabía de que hablaba Alan en ese momento_

Alan le explicó la relación de Sabrina con la droga y la relación que mantenía con él. Su tío iría por ella para hacerle salir de su escondite.

Lo último que sabía de ella era que estaba con su tía pero él no sabía exactamente donde vivía la mujer.

- Bien nos ocuparemos de ella tranquilo_ Le tranquilizó el inspector_

El inspector Revs se acercó a uno de sus compañeros y le dio ordenes, el policía se dio inmediatamente la vuelta y se fue.

Alan se sentía realmente inquieto, quizás Sabrina estaba en peligro y él debía hacer alguna cosa.

- Mira Kent te agradezco lo que has hecho por mi pero debo salir de aquí Sabrina podría estar en peligro y si le ocurriese algo no me lo perdonaría.

- Te entiendo Alan pero eso no va a ser posible. Mira tenemos que hablar....

- ¿De que tenemos que hablar...?

- Alan voy a proponerte algo y espero que lo aceptes.

- ¡ Ho no.....! Te veo a venir y no. No pienso hacerlo, ni pensarlo si lo hago soy hombre muerto.

Alan sabía muy bien lo que el policía pretendía, que declarase contra su tío. Pero por mucho que a él no le gustase lo que su tío hacía moralmente no podía hacerlo en parte se sentía en deuda con él, aunque en realidad el joven había pagado con creces el que su tío se hiciese cargo de él cuando aun era un niño.

Por no hablar de que en el momento en que llegase a los oídos de Paolo que él pensaba declarar contra él. Sus hombres no tardarían en acabar con él.

- Sabemos que tu tío mandó matar a Anthony y Andrea Ford.

Supongo que sería todo un puntazo que tu chica supiese que gracias a ti el asesino de sus padres está detenido ¿No crees?

Alan pensó que decididamente eso sería puntos a su favor delante de Sabrina, después que ella se enterase en que andaba metido. El joven se lío la manta a la cabeza y aceptó el trato que Kent le proponía.

- No te arrepentirás, si de verdad quieres comenzar una nueva vida junto a esa chica, esta es la mejor ocasión que se te presentará para hacerlo_ Le alentó el policía_

Alan estaba ya decidido a colaborar, cuando regresó el joven policía que había salido a investigar sobre el paradero de Sabrina. El muchacho entró en la habitación y se dirigió a su superior, se acercó a él y en voz baja le dio la información que había podido recavar sobre la joven.

- Alan tengo buenas noticias, Sabrina Ford está en la ciudad. Por lo visto ha vuelto a dar clase en el instituto, eso quiere decir que se siente tranquila y vuelve ha hacer su vida con normalidad ¿No crees?

- ¡ Dios! Debéis protegerla, en el momento que Paolo se entere que está aquí irá a por ella para hacerme salir de mi escondite.

- Si supongo que tienes razón, yo mismo iré a hablar con ella y la pondré al corriente de los últimos acontecimientos.

- Si está bien, gracias. Por favor que no le ocurra nada no me lo perdonaría. Permíteme que le escriba una nota.

Kent le ofreció un folió en blanco y un bolígrafo, Alan se lo agradeció y dedicó unos minutos a escribir a Sabrina.

Dobló la hoja y se la entregó al inspector, sospechaba que la leería pero no le importaba no le decía nada que no se pudiese saber.

El inspector Kent le pidió a Alan que siguiese las instrucciones que recibiría de su subalterno. El le daría las indicaciones a seguir hasta que se produjese la detención de Paolo y sus hombres.

Alan sabía que lo confinarían en algún lugar oculto a la espera de que se celebrase el juicio. Podía pasar bastante tiempo y solo sufría por si no podía tener contacto con Sabrina.

Alan fue trasladado de ciudad, como estaban seguros de que el juicio contra Paolo Malone y sus hombres sería inminente. La policía se limitó a mantener a Alan fuera de circulación.

El inspector Revs debía proponer lo mismo a Sabrina sabía que no era bueno mantenerlos juntos a la espera, pero Sabrina sacó la parte romántica del hombre. ¡Aquella chica se parecía tanto a su madre!

El había amado a Andrea con toda su alma, desde que iban juntos al instituto y se dieron su primer beso. Kent supo que era la mujer de su vida, eran felices y salieron tres años juntos.

Kent ingreso en la academia de policía y entonces todo cambió.

Llegó a la ciudad Anthony Ford y Andrea se doblegó a sus encantos y lo peor se implicó en sus asuntos sucios.

Ya en las cartas que Kent recibía de Andrea observo cambios, no eran las mismas que recibía en un principio.

Andrea se mostraba distante y Kent con sus sospechas pudo pronto averiguar lo que estaba pasando.

Intentó hacer cambiar de opinión a Andrea pero ya era tarde ella estaba esperando un hijo de aquel tío y ella estaba perdidamente enamorada de él.

Aunque en poco tiempo pudo descubrir que no era amor puro y sincero. Como muchas chicas de aquella edad se dejó encandilar por aquel aspecto rebelde y sinvergüenza que desprendía Anthony Ford hasta que eso mismo se volvió en su contra y Andrea descubrió un hombre siniestro y no tan amable como ella creía.

Pasado dos años después de nacer Sabrina Andrea fue un día a ver a Kent, llevaba la cara marcada y quería dejarle.

Kent le ofreció su ayuda para hacerlo pero en cuanto Andrea se enteró que Kent se había casado y era feliz, se tiró para atrás y no denunció a Anthony. Quizás tubo miedo de encontrarse sola y tiempo después Kent supo que Anthony la había amenazado con alejarla de Sabrina.

De esa forma la retuvo siempre a su lado aunque ya no era feliz.

Kent pensó que no era necesario hacer pasar a Sabrina por aquel trago, no valía la pena disgustar de aquella manera a la joven.

Sabrina observaba al inspector con curiosidad, el hombre parecía haberse quedado traspuesto. La joven tubo que insistir en su pregunta.

- Dígame, ¿Qué puedo hacer?. No puedo desaparecer de nuevo del instituto, acabo de reincorporarme y no lo van a entender.

- Por eso no se preocupe nosotros nos pondremos en contacto con ellos y les daremos las explicaciones oportunas.

De momento recoja algunas de sus cosas y espere a que uno de mis hombres venga a recogerla.

- Pero ¿ Donde me llevaran? ¿Estaré con Alan?_ Sabrina quería saber que sería de ella y de Alan_

- Mire donde vamos no puedo decírselo, pero aunque no es lo correcto si, la llevaremos junto a él.

Esperamos que todo esto dure muy poco tiempo, pues el operativo está muy avanzado, confío que no serán mas de dos semanas, como mucho tres.

- Pero después ¿No será peligroso para nosotros?_ Preguntó inquieta la joven_

-No se preocupe si acabamos con Paolo Malone caerán sus secuaces y ……

- No, no me explique mas, cuanto más se más miedo me da hacerlo. ¡A si que, adelante cuando usted quiera!

Alan estaba nervioso, jamás había estado tanto tiempo encerrado. Aquello se le iba ha hacer muy difícil pues tan solo hacía unas horas de su encierro y le parecía una eternidad.

Desde la ventana podía ver el coche en el que estaban dos de los hombres de Kent, vigilaban la entrada del apartamento donde habían confinado a Alan hasta que llegase el momento de ir a declarar.

En uno de los momentos en que Alan miraba por entre las cortinas el coche que le custodiaba, le pareció que sus ocupantes no tenían ningún tipo de actividad intentó fijar mejor la vista pero con las cortinas era algo difícil de estar seguro de lo que creía estar viendo.

Fueron cuestión de segundos, el girar la cabeza hacia la puerta de entrada al sentir un ruido brusco que la abría .

Entonces vio a Romano, uno de los hombres de Paolo Malone. Detrás entraba el propio Paolo.

Alan intento esconderse en una de las habitaciones, mientras Romano asestaba un buen golpe a Burt el policía que estaba con Alan en el interior del apartamento y que nada pudo hacer ya que lo cogieron por sorpresa.

Solo acertó a echar mano de su arma pero no pudo empuñarla.

Alan estaba detrás de la puerta del baño, mientras sentía lo que estaba pasando al otro lado de la puerta.

- Vamos sal de ahí rata asquerosa y desagradecida y da la cara.

Paolo se dirigía a su sobrino de momento con cierta calma aunque estaba realmente rabioso.

Alan no movió ni un músculo sabía que si salía era hombre muerto. Como se arrepentía de haber puesto su vida en manos de la policía y entonces pensó en Sabrina quizás habían dado con ella, o peor aun quizás le habían hecho daño.

Entonces pensó que debía encararse con su tío y decidió salir.

Alan se disponía a abrir la puerta, pero antes se dirigió a su tío.

- Voy a salir ¿De acuerdo? Pero antes dime donde está Sabrina ¿ Que has hecho con ella?_Pregunto Alan preocupado por lo que le pudiese haber pasado a la chica_

Paolo pensó que Alan le había dado una buena baza para jugar a su favor. Estaba claro que el muchacho no sabía nada de la joven y eso jugaba a su favor.

- Bueno, de momento está bien pero eso puede cambiar si no sales ahora mismo.

Alan temía por Sabrina y entonces abrió la puerta que le separaba de su tío.

- ¡ Vaya vaya, el pequeño ingrato! No solo no me has agradecido todo lo que he hecho por ti si no que además osas traicionarme. ¿ Que crees que debo hacer contigo?

- Deja en paz a Sabrina ella no sabe nada de toda tu mierda, aléjala de todo esto.

- O sea que todo esto ¿Ha sido por ella? Te has enamorado como un idiota no,…. Si a mi eso me parece bien pero no que para eso tengas que joderme a mi.

- Estoy arto de todo esto, de la vida que he tenido que llevar a tu lado de toda la mierda que he tenido que vivir para agradecerte un plato de comida_ Por fin Alan tubo valor para responder a su tío_

Paolo Malone estaba acabando su paciencia, miró a Romano y le hizo una seña.

Kent Revs, llegaba con Sabrina al apartamento, pronto se alertó de lo sucedido a sus hombres.

Los dos yacían convalecientes dentro del vehiculo, el inspector le pidió a Sabrina que no se moviese del interior del coche y le ordenó a su acompañante que bajase del vehiculo y le siguiese.

- Algo va mal, seguramente Malone ha estado aquí ó quizás aun siga en el interior del apartamento.

Sígueme y ten mucho cuidado yo voy delante tu me cubres.

- ¿Señor no deberíamos pedir refuerzos?_ Le dijo el subordinado que sintió miedo al enfrentarse con el peligro_

- No estamos a tiempo, la vida de Alan Malone corre peligro esperemos que hayamos llegado a tiempo de poder hacer algo.

Romano apuntaba directo a la cabeza de Alan, el joven miraba altivo a su tío no bajó la mirada en ningún momento, sabía que su tío no iba a tener piedad de él pero no permitiría que el hombre notase el miedo que tenía.

Alan solo pensaba en Sabrina, llegó a pensar que lo que mas le dolía de esa situación no era el perder la vida si no el no volver a verla.

Paolo se despidió de él irónicamente e hizo una seña a Romano para que disparase. En ese preciso momento el inspector Revs entró en la sala y les dio el alto. Romano disparó y el inspector hizo lo mismo hacia él.

El disparo de Romano pasó rozando a Alan que se tiró al suelo para cubrirse del fuego cruzado.

Romano no tuvo la misma suerte, el disparo de Kent Revs le tocó de lleno y el hombre cayó al suelo malherido.

Mientras, Paolo Malone sacaba un pequeño revolver dispuesto a acabar con el inspector primero y con Alan después.

El inspector fue mucho mas ágil y rápido y disparó contra el hombre que al caer al suelo volvió a disparar en un intento de acabar con el inspector, pero su disparó no acertó al policía sin embargo se escuchó un grito ahogado de mujer, era Sabrina que en aquel momento aparecía por la puerta del salón y recibió el impacto de la bala, por suerte para ella tan solo le rozó el brazo causándole una herida superficial.

La muchacha había llegado hasta la casa después de escuchar los disparos que se habían producido. No pudo permanecer por mas tiempo en el interior del coche, el corazón le latía con tanta fuerza que le presionaba el pecho y le impedía respirar con normalidad. Su mente solo le dejaba pensar en Alan, debía saber que había sucedido allí dentro y si él estaba bien.

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