Ana

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Sueños de juventud

 

Prólogo

Siempre le habían gustado las películas de misterio, recordaba cuando vio por primera

vez Rebecca de Histcohc. La dejó enganchada a la silla sin poder moverse. Jamás

pensó que se podría encontrar en una mansión como la bella Manderly, pero estaba allí y pensaba disfrutar del encuentro que había tenido con la buena suerte hacía poco mas de cuatro meses.

Era una chica de clase media, en casa sus padres habían intentado de todas las formas que siguiese estudiando para labrarse un buen futuro, pero como toda adolescente lo suyo era llevar la contraria a sus padres y por lo tanto una vez acabados los estudios obligatorios se puso a trabajar en todo aquello que buenamente encontraba. Trabajó como dependienta en una panadería de camarera en un bar como operaria en una fabrica, trabajó en todo aquello donde pudiese sacarse un sueldo y sobre todo poder disponer de él para comprarse todos los caprichos que cualquier adolescente pudiese desear. De aquello ya hacía unos cuantos años.

Llevaba una vida rutinaria, de casa al trabajo y del trabajo a casa durante la semana y los fines de semana se dedicaba a salir a correr por las mañanas y las tardes se las pasaba mirando películas o leyendo. No tenía muchas amigas por no decir que tan solo tenía a Abygail, este nombre tan lindo había sido reducido a uno mas fácil y rápido de pronunciar.

Aby era su amiga desde que iban juntas a la guardería se querían muchísimo y se entendían bien aun siendo tan diferentes. Aby era una explosión de energía e inquietudes, jamás paraba quieta siempre tenía cosas que hacer o que decir. Le gustaban las discotecas y los chicos hasta un poquito demasiado, pensaba Rebecca. Pero aun así y sin tener muchas cosas en común se adoraban la una a la otra y sabían que cuando una lo necesitaba la otra estaba a su lado.

Rebecca miraba otra vez la película que hacía honor a su nombre, la había visto decenas de veces y jamás se cansaba de hacerlo, pero aquella noche el sueño la venció, estaba muy cansada y había decidido como siempre salir a correr la mañana siguiente, paró el vídeo la televisión y se metió en la cama rápidamente cayó en un profundo

Capitulo 1.

El sol no quería salir, las nubes que iban como paseando por el cielo tampoco se veían muy amenazantes. Rebecca Siempre hacía el mismo recorrido, a veces pensaba que Aby tenía razón cuando le decía que no debía pasar siempre por el mismo sitio, mas que nada por seguridad pero, no quería ni pensar en que le pudiese suceder nada malo. Pero como por inercia aquella mañana giró por la primera calle que encontró ella siempre salía hasta la avenida dos calles mas allá de donde había girado esa mañana. Era una calle fresca a ambos lados de la calle se erguían unos frondosos árboles que cubrían la calle de una gratificante sombra.

Ya había recorrido un buen tramo cuando se paró al lado de una fuente, fue verla y se le secó la boca, deseaba con ansia un buen trago de agua. Dirigió su mano al pulsador y en aquel preciso momento sintió el calor de una mano varonil que rozó la suya, al mismo tiempo que escuchó una voz suave y grave que le dijo:

-Disculpe señorita, ¿Me permite?

Muy gentilmente el hombre apretó el pulsador haciendo salir el chorro de agua para que ella pudiese beber con comodidad. Rebecca alzó la vista y los ojos negros del hombre la miraban de modo inquietante. Ella se ruborizó y después bebió agua, seguidamente llenó sus manos y se las pasó por la cabeza refrescándose de paso la cara que parecía que le ardía mas de vergüenza que de calor. Muy educada mente le dio las gracias al hombre y él sin darle tiempo a reaccionar se presentó.

_ Soy Axel, Axel Domer.

Ella se quedo como paralizada y se limitó a responder:

_ Yo soy Rebecca-

-Es un placer señorita_ Le dijo él_ Perdone si la ha molestado mi atrevimiento, pero no he resistido el venir y hablar con usted.

-Yo…_ Titubeó ella_ Gracias pero debo irme.

Había algo en aquel hombre que la inquietaba pero al mismo tiempo le causaba una gran fascinación.

Rebecca dio media vuelta y comenzó a correr está vez sin saber muy bien por qué ni hacia donde. Mientras corría su cabeza repetía la imagen de aquellos ojos negros y la voz del hombre. Llegó a casa casi sin saber como, abrió la puerta y se sentó directamente en el sofá no paraba de darle vueltas a lo que le había sucedido hacía solo unos minutos.

¿Quien era aquel hombre y por qué le producía tantos y diferentes sentimientos?

El día pasó como cualquier otro, solo que de vez en cuando su cabeza le repetía la imagen de aquellos ojos y le parecía sentir aquella voz pegada a su oído. Añoraba la llamada de Aby y esta no tardó en producirse.

- Aby no me apetece salir_ Le decía Rebecca a su amiga como casi siempre_

- Eres tan aburrida no se ni por qué me molesto en llamarte si siempre me dices lo mismo. Nunca tienes nada nuevo que contar. ¡ Apa adiós! _ Se despedía Aby un tanto molesta_

-¡ Aby, Aby! No cuelgues mira te voy a decir una cosita guapa_ Rebecca le hablaba con sarcasmo, pero con mas cariño_ Mira por donde hoy si tengo algo que contarte. Esta mañana he cambiado mi ruta al salir a correr.

Rebecca le explicó a su amiga lo sucedido aquella mañana.

- ¡No me lo puedo creer!..¿Era guapo? ¿Volverás a verle?_Aby la acosó a preguntas a las que no daba tiempo ni a contestar_

-Aby; no se quien es, ni como es. Podría ser un psicópata.

- No digas bobadas, un loco no se presenta diciendo su nombre_ Aby conocía a su amiga y no quería que se montase una película de terror con aquel pobre hombre que quizás solo era amable_

- Podría no ser su nombre ¿Lo has pensado? De todas formas es igual no volveré a verle.

La Navidad se acercaba y en la boutique donde trabajaba Rebecca ya preparaban los aparadores para llamar la atención de la clientela. Rebecca tenía un gusto exquisito para la decoración. Ya hacía dos años seguidos que era ella la encargada de adornar el aparador y el interior de la tienda,

El árbol que habían encargado aun no había llegado y no podían poner los productos hasta que el árbol no estuviese adornado y eso les estaba retrasando demasiado.

Elsa, la dueña de la boutique le pidió a la joven que se acercase al centro de jardinería que no estaba lejos de allí para reclamar el pedido_ No salgas de allí sin saber seguro cuando nos traen el abeto, le dijo a Rebecca la mujer_

Rebecca se puso el abrigo y su conjunto de gorro, guantes y bufanda que una de sus compañeras le regaló la Navidad pasada. Preparada pera hacer frente al frío salió del comercio.

El ambiente navideño impregnaba la ciudad. De pronto le vio

¡ Si era él! Con un elegante abrigo negro y un gorro del mismo color. Salía de un Mercedes blanco espectacular_ Dios mío pensó Rebecca, ese coche debe valer un pastón! Él acabó de salir del coche y la vio, pero no estuvo a tiempo de poder decirle nada pues ella comenzó a caminar al ver que el hombre la había visto. No se puso a correr porque los zapatos de tacón se lo impedían pero ganas no le faltaban.

Él la siguió y de lejos pudo ver como entraba en el centro de jardinería, no quería asustarla tan solo quería saber mas de ella.

Le gustaron sus cabellos de color miel, cuando ella se los recogió con aquella gracia cuando se inclinó a beber en la fuente. Sus ojos verdes y su cuerpo menudo que se movía como si flotase en el aire. Todo eso le había robado el sueño hacía meses.

Él se escondió dentro de un portal desde donde podía observarla sin ser visto. Cuando ella salió la fue siguiendo a una distancia prudencial, ella miraba a ambos lados de la calle intentando asegurarse de que no la seguían.

Pero él la siguió como si del mejor detective se tratase y pudo ver como la chica llegaba a su trabajo tranquila, estaba segura de que le había perdido de vista. Se quitó la ropa de abrigo y continuó con su trabajo. El la vigilaba de lejos y pudo saber que ella trabajaba allí la mujer que le había robado el sueño y tal vez algo mas.

El Mercedes continuaba aparcado donde lo había dejado, se metió en su interior y le ordenó al chófer que se pusiese en marcha. Por hoy ya estaba bien ahora sería mas fácil volverla a ver y no perderla de vista.

 

Capitulo.2

 

Rebecca continuaba haciendo su vida aunque de vez en cuando su pensamiento volaba buscando los ojos negros y la voz de Axel Domer.

Ella no sabía que él la tenía controlada, ahora ya sabía donde trabajaba y donde vivía, solo dejaba pasar el tiempo suficiente para conseguir que ella ansiase saber de él.

Faltaban dos noches para noche buena y las chicas de la boutique preparaban la cena de Navidad justo para la noche anterior, tenían una reserva hecha en un céntrico restaurante, era un poquito caro pero era Navidad y solo lo hacían una vez al año. Todas habían comprado ya su regalo del amigo invisible, algo que a todas les hacía muchísima ilusión. A Rebecca este año le había tocado hacer un regalo nada menos que a la jefa a Elsa y la chica se preguntaba ¿Que podría regalarle a una mujer que lo tenía todo?

Elsa era una mujer muy cordial muy refinada en su aspecto,

¡Elegante! Esa era la palabra exacta para definirla, por tanto a Rebecca se le hacía dificilísimo pensar en un obsequio para ella pero no podía dejar pasar mas tiempo esa tarde al salir de trabajar debía comprar alguna cosa.

El día fue agotador, las ventas se sucedieron durante todo el día. No era tan solo el llevar prendas de aquí para allá si no el atender a las clientas. Mujeres de clase alta la mayoría de ellas caprichosas y malcriadas que entraban en la tienda solo para darse el gusto de que las sirviesen y las adulasen sin tener muchas de ellas ninguna intención de comprar. Eso si que era agotador pues tenían que estar todo el día con la sonrisa falsa en la cara.

Llegó la hora de cerrar la tienda y Rebecca se abrigó para salir a recibir la fría noche. Elsa se quedó dentro cuadrando la caja y repasando las ventas del día, Rebecca fue caminando mirando los escaparates de algunas de las tiendas que todavía estaban abiertas, tenía la esperanza de encontrar alguna cosa que le llamase la atención para comprarle a Elsa.

La calle estaba llena de paraditas con figuras de pesebre y toda clase de adornos para los árboles y las casas. De pronto vio una parada muy singular, habían muñecas de porcelana prácticamente eran todas igual tan solo se diferenciaban por sus vestidos o el color de sus cabellos. Pero en una caja medio escondida y un poco estropeada se veía salir una ropa con un estampado y colores diferentes a las que se podían ver expuestas. Rebecca se interesó por ella y muy amablemente el hombre se la mostró.

Era una muñeca replica de una geisha, el estampado de su quimono era exquisito, su cara tenía una expresión que no podía definir. Sus ojos tenían una mirada que parecía real, entre felicidad y melancolía. Sus cabellos de color negro brillante resaltaban un linda cara de porcelana muy especial, era perfecta para Elsa tenía su misma elegancia y Rebecca estuvo segura que a su jefa le encantaría. La joven preguntó su precio y la verdad era bastante mas cara que las demás. El hombre observaba la cara de satisfacción de Rebecca cuando miraba la muñequita, le dijo a la chica que la tenía guardada para alguien que supiese valorarla en la medida que la muñeca se lo merecía.

El señor le cambió la caja y se la envolvió con un papel muy delicado, le hizo una buena lazada y lo dejó precioso.

Rebecca es sentía muy satisfecha, era lo que estaba buscando y algo dentro de ella le decía que había acertado completamente.

Al día siguiente le esperaba un día tan agotador como el anterior, pero cerraron antes para ir a prepararse para la cena navideña de empresa.

Rebecca llegó a casa y se puso a mirar en el armario, las chicas habían decidido ir muy elegantes aquella noche. Aunque tenía dos o tres vestidos muy elegantes y bonitos no sabía cual ponerse. Cogió el móvil y llamó a su amiga Aby.

- ¡Aby! Corre ven rápido. Tienes que ayudarme_ Le dijo muy nerviosa_

Le pidió ayuda a su amiga. Aby ya sabía de que iba aquello cada año le pasaba lo mismo.

- Muy bien ya está aquí el equipo de salvamento_ Dijo Aby irónicamente y se fue directa al armario_ A ver este lo llevaste el año pasado, este te hace mayor, este no me gusta a mi…._Aby iba sacando del armario los vestidos de Rebecca_

-Bueno Aby, ya no hay mas vestidos_ Le dijo la joven poniéndose mas nerviosa si cabía al ver a su amiga desordenando todo su ropero.

-Pues entonces habrá que solucionarlo ¿No crees? ¡Vamos espabila!_ Le dijo Aby mientras se dirigía hacia la puerta de salida del piso de Rebecca_

-¿Pero, donde quieres ir?_ Preguntó extrañada Rebecca porque no tenía ni idea de lo que su amiga pretendía hacer_

- ¡A comprarte uno, claro!- Contestó tan convencida de lo que iba ha hacer_

- No pienso comprarme ningún vestido Aby. ¡ Ni lo sueñes!

- Tu no, pero yo si. Quiero que sea mi regalo de Navidad, ya lo tengo visto hace días._ Rebecca se quedó sin habla_

Aby cogió a su amiga de la mano y estiró de ella. Sin darse ni cuenta Rebecca se encontró en unos grandes almacenes de la ciudad.

- ¡Aby por favor aquí es todo carísimo!_ Protestó Rebecca_

-¿De verdad? (Dijo Aby con ironía)Mas cara es la boutique donde trabajas. Espérate aquí un momento_ Le pidió la chica_

Aby desapareció y en breves momentos volvió con una dependienta que la pobre no había tenido tanta suerte como Rebecca y aun tenía que estar trabajando hasta la hora de cierre de los almacenes. A Rebecca le dio un poco de pena por la chica, no hacía demasiados años ella ya había pasado por aquello.

¡Como fastidiaba ver a los demás disfrutando de sus compras navideñas y ella tener que estar despachando o sirviendo cenas cuando hacía de camarera!

La dependienta llevaba entre sus manos un vestido color champaña precioso.

- ¡Oh no! No puedo, es precioso._ Rebecca sabía que aquel vestido no podía ser barato y no quería ni que su amiga ni ella misma gastarse ese dinero_

- Bueno de eso se trata de que sea bonito, para que tu luzcas preciosa ¿ No?_ Aby ya lo tenía bien decidido.

- ¡Pero, Aby!, es demasiado caro, seguro que es carísimo._ Volvió a Protestar la joven_

-¡ Calla pesada y pruébatelo de una puñetera vez!

Rebecca no se pudo resistir y pensó que si era demasiado caro ella pagaría una parte. Ahora ya lo había visto lo había tocado y tenía que ser para ella. Cuando Rebecca salió del probador tanto Aby como la dependienta se quedaron con la boca abierta . Parecía hecho para ella.

- ¡Aby, es precioso! ¿Sabes que tengo unos zapatos que combinan perfectamente con él?

- Ya lo sé, estaba todo bajo control ¡ Guapita!_ Le dijo Aby toda orgullosa de poder demostrar a su amiga que pensaba en ella hasta en los últimos detalles_

A pocos metros de ella estaba Axel, observando.

Les dos chicas entraron en casa de Rebecca un poco estresadas porque el tiempo se les echaba encima.

Rebecca sacó el vestido de la caja donde se lo habían colocado, lo colgó en una percha y pudo ver que tenía una caída divina. Cuando la chica movió la caja para guardarla vio que dentro había una caja mas pequeña, miró a Aby como pidiéndole explicaciones y Aby se encogió de hombros, pues ella no tenía ni idea de que podría ser lo que contenía aquella otra caja.

Rebecca la abrió y descubrió una orquídea del mismo color que el vestido pero una tonalidad mas intensa que resaltaba a la perfección. La muchacha sacó la flor y vio una nota:

"Esta flor no será todo lo bella que puede llegar a ser hasta que no esté prendida en tu pecho o en tu pelo"

Que la disfrutes preciosa.

Siempre tuyo Axel Domer.

.

Rebecca se quedó blanca, miro de nuevo a su amiga e intentaba hablar pero las palabras no brotaban de su boca. Finalmente fue Aby quien rompió el silencio.

- ¡Bien está claro que él estaba allí!¿Cómo se llama este angelito?_ Dijo Aby en su tono sarcástico de siempre_

- Axel, Axel Domer._ Se limitó a decir Rebecca_

- Sea como sea, lo cierto es que tiene un gusto excelente ¿ No crees?_ Le dijo Aby, aunque Rebecca estaba como ausente_

- Pero, ¿Como sabía que yo estaba en los grandes almacenes?

¿Y si me está siguiendo? ¡Dios mío Aby! ¿Puede que seas verdad que sea un tio raro?

- Por favor Rebecca, debería estar allí comprando algo de última hora, te ha visto y a querido tener un detalle contigo. Va comienza a vestirte._ Aby intentaba calmar a su amiga pero la verdad era que ella tampoco lo veía muy normal, desde luego ella estaría al tanto de ese tío_

Rebecca se dio un buen baño de sales y poco tiempo después estaba vestida y maquillada, Aby le recogió el cabello dejando unos cuantos mechones sueltos de forma informal.

-Bueno ¿Ahora donde te pones la flor? Yo creo que prendida aquí en el hombro resalta mucho y muy bien.¡No si el jodío sabía muy bien lo que hacía!_ Dijo Aby refiriéndose a Axel_

-Si, aquí está bien._ Dijo Rebecca que no tenía claro por qué demonios tenía que ponerse la puñetera flor, pero que cuanto mas la miraba mas le gustaba como le quedaba prendida en el hombro_

Seguidamente te puso unos pequeños diamantes en cada oreja, eran los pendientes de su abuela, se las había dado poco antes de morir. Rebecca solo se las ponía para momentos muy especiales y esa noche era uno de esos momentos. Se miro al espejo del vestidor, se colocó los zapatos y cogió una pequeña cartera de mano que combinaba perfectamente.

- ¡Dios mío! Estas preciosa._ Le dijo Aby que estaba encantada de verla tan radiante_

- ¡Gracias Aby!

- ¡Espera, espera! No te has perfumado, es importantísimo.

- ya lo iba ha hacer Aby eres muy impaciente, déjame pasar tengo el perfume en el tocador.

Rebecca se puso una gotitas de perfume que desprendía un dulce aroma a Jazmín. Ahora ya podía salir de casa.

Cuando entró en el restaurante vio a dos de sus compañeras, se acercó a ellas. Estaban esperando en la barra a que llegasen las demás.

Rebecca pidió un cóctel y compartió con ellas la ilusión y la emoción de la noche. Pocos minutos después entraba Elsa con un vestido rojo muy ceñido. Ella se lo podía permitir, tenía una figura fantástica a sus cincuenta y cinco años y tres hijos estaba realmente estupenda.

Seguidamente te sentaron en la mesa que tenían reservada y estuvieron conversando muy animada mente.. Todas coincidieron en lo bonita que estaba Rebecca esa noche y el toque tan elegante que le daba aquella flor en el hombro. Las chicas comenzaron a cenar y el tiempo pasó plácidamente. Llego el momento de los postres y de abrir los regalos. La primera en abrir su regalo fue Ana, era Elsa la que había recibido el papelito con el nombre de su empleada. Elsa lo tuvo fácil, ya hacía días que Ana se miraba uno de los bolsos que había en el aparador, Elsa pensó que siendo ella la dueña podía estirarse un poquito más que las chicas y obsequiar a la joven con aquel bolso que tanto le gustaba. La Patricia recibió su regalo de parte de su compañera Ana que le había comprado un conjunto de ropa interior también acertó pues a Patricia le encantó el conjunto. Rebecca se disponía a abrir su regalo Patricia era la encargada de hacérselo. No se complicó mucho la cabeza y le compró un perfume que Rebecca solía usar con aroma a jazmín. Por momentos Rebecca se sintió avergonzada todas sus compañeras habían gastado mas dinero de lo que habían dicho en un principio. La joven pensó que la muñeca qu compró para Elsa aun siendo bastante mas cara que las otras muñecas pensó que quizás sería poca cosa y mas teniendo en cuenta que era para su jefa. Elsa recogió la caja que Rebecca le entregaba, la mujer miraba la caja con interés. El papel que la envolvía era tan bonito y delicado que le daba pena que se pudiese romper ni tan solo una punta de él. Como un ceremonial Elsa fue retirando el envoltorio y cuando hubo acabado abrió la caja. Su cara lo decía todo, era algo completamente inesperado pero no quería decir que no le gustase lo que acababa de ver en el interior de la caja.

Rebecca miraba de excusarse por no haber escogido algo mas valioso y original. Entonces Elsa la miro con lagrimas en los ojos y le dijo a Rebecca:

- ¿Como lo has sabido?-

La chica no sabía de que le estaba hablando la mujer no entendía por qué le decía eso Elsa ¿ A que podía referirse?

- ¡ Maiko! ¿Como la has podido encontrar?_ Elsa estaba encantada, impresionada y sobre todo emocionada_

-Bueno …no se yo la encontré bonita me recordó a ti y pensé que te podría gustar.

- ¿Me estas diciendo que no has hablado con mi marido o mi madre?_ Rebecca se sentía confundida, solo era una muñeca ¿ Que le pasaba a Elsa?

- Pues no ¿ Como voy a molestar a tu familia para algo así?_Le contestó la muchacha_

-¡ Vaya ! Pues eso si que tiene merito_ Dijo Elsa para satisfación de la joven_ Veras cuando era una niña viví cinco años en Japón. Un día mi padre me trajo una muñeca como esta, me gustó tanto que era mi compañera día y noche. Un día tuvimos que salir corriendo de allí y no la pude coger.

La casa voló en mil pedazos y nunca mas volví a ver a Maíko.

- ¡ Dios mío! Pero ¿ Que hacían en Japón? _ Preguntó Ana impresionada al saber aquello de su jefa_

- Mi padre era diplomático estaba destinado en la embajada en Tokio. Hubo una revuelta y nos quisieron hacer desaparecer junto con la casa. Yo tenía solo seis años pero jamás la olvidé y ahora al encontrármela….._Elsa se levantó y fue a dar un fuerte abrazo y dos besos a Rebecca dandole las gracias aun con lagrimas en los ojos.

- ¡ Caramba ! y yo que creí que era muy poca cosa._ Dijo Rebecca aun conmocionada por lo que había escuchado hacía unos minutos_

- Te aseguro que no deseaba nada más. Muchas gracias de verdad no puedes entender lo que significa para mi.

Mientras tanto él miraba a las mujeres, intrigado por lo que estaba sucediendo en la mesa.

Entonces un camarero se acercó a la mesa de las mujeres con una botella de cava y se dirigió a Rebecca :

_Señorita esta botella es cortesía del señor Domer.

El camarero miro hacia la barra del bar. Rebecca se puso roja hizo una inclinación de cabeza y ofreció una sonrisa agradeciendo el detalle del caballero. Las otras mujeres la miraban esperando una explicación para aquello. La joven les explicó por encima la forma en que conoció al hombre.

-¡Por Dios Rebecca! No seas arisca y convida a ese bombon._ Le reclamó Elsa a la chica_

Rebecca parecía no escuchar a nadie y su compañera Ana que estaba sentada a su lado le dio un codazo y ella pareció reaccionar.

- ¡Si Perdón!_Dijo Rebecca mirando al camarero y continuó diciéndole_ Haga el favor de llegar al señor mi agradecimiento y pídale por favor si sería tan amable de acompañarnos.

Un momento después, Axel se estaba presentando a las mujeres.

- Buenas noches señoras. Deseo que estén disfrutado de la velada aquí en mi casa. Espero volver a verlas nuevamente por aquí._ Led dijo Axel Domer desplegando todos sus encantos y dejando a las mujeres atónitas.

Las mujeres estaban encantadas con la presencia y la voz del hombre.

-Me tendrán que disculpar, pero debo atender a mis otros clientes. Gracias por venir y buenas noches señoras._ El hombre se despidió en general pero fue la mano de Rebecca la que retuvo entre sus manos y la que besó_

- ¡Dios mío Rebecca es maravilloso, ¿Has visto como te miraba? Le gustas mucho ¿Lo sabes verdad?_ Le dijo Ana que había quedado prendada del hombre y sintió verdadera envidia de cómo solo tenía ojos para Rebecca_

Rebecca no daba crédito a lo que había pasado allí hacía pocos instantes. Axel Domer fue el centro de la conversación hasta el final de la velada. Eran pasada la una de la madrugada y Elsa había pedido que llamasen a un taxi para volver a casa todas juntas, la mujer se sentía responsable de sus chicas.

Cuando las mujeres estaban fuera esperando a que llegase el taxi, Axel se acercó a Rebecca y le pidió que le permitiese acompañarla a casa. Las chicas rieron con complicidad y Elsa la miro como dándole permiso para que aceptase la invitación del hombre.

Axel abrió. Rebecca se metió en el interior del vehículo y Axel cerró la puerta, después se dirigió a la otra banda y se sentó dispuesto a conducir, en segundos el Porche desapareció en la oscuridad de la noche.

Capitulo 3.

El deportivo paró justo delante del apartamento de Rebecca. Él la miro y le dijo " Eres preciosa" Le cogió la mano y se la besó, Rebecca sintió el calor de los labios en la mano y una ola de calor se extendió por todo su cuerpo. El hombre le sujeto la cara con las dos manos y muy lentamente se acercó a ella hasta que el uno podía sentir el aliento del otro. La chica no supo reaccionar y se dejó llevar por aquella agradable sensación.

Él puso sus labios sobre los de ella y casi sin rozarla le dio un beso y le deseó buenas noches.

Rebecca se quedó con ganas de más pero su cerebro le indicó que no era correcto y se separó de él. Axel sintió que su estrategia había dado resultado, ella esperaba más de él y él sabía que aun no había llegado el momento.

Eran casi las tres de la madrugada, su cuerpo estaba cansado pero la cabeza estaba bien despierta. Se metió en la cama y repasó mentalmente todo el día paso a paso hasta llegar al momento del beso y entonces se quedó dormida.

El día siguiente se hizo duro trabajar estaba medio dormida y sus compañeras no cesaban de interrogarla sobre su encuentro con Axel Domer y lo único que esperaba era que llegasen las ocho de la tarde para irse a casa a descansar, el día siguiente era Navidad y le esperaba una jornada familiar.

Eran las doce del mediodía y había quedado para comer con sus padres, se levantó de un brinco se dio una buena ducha y se vistió. Eligió para la ocasión un pantalón negro y una camisa roja que la favorecía muchísimo. A su madre siempre le gustaba verla bien arreglada, aunque a ella siempre le gustaba usar los tejanos y camisetas pues desde que entró a trabajar en la boutique siempre tenía que ir "De veintiún botones" Antes de salir de casa recibió un mensaje de Aby.

- ¡Que nena! ¿Causaste sensación? Nos vemos a las siete en Martin's guapa.

Rebecca le contestó con un "OK". Martin's era la coctelería de moda, no hacía demasiado que habían abierto quizás un mes o mes y medio antes que el restaurante donde habían cenado las chicas de la boutique. Ahora que lo pensaba el restaurante resulto ser de Axel Domer ¿Sería también suya la coctelería?. ¡ Que bobada! Se dijo para ella misma Rebecca, ¿Por qué tendria que ser suya? Entonces se dio cuenta de que ya volvía a pensar en él.

- Lo siento pero ya sabes lo pesada que es mi madre_ Le decía Rebecca a Aby cuando se encontraron en Martin's_ Después de comer no ha parado de hacerme preguntas ¡Que si tengo novio, que si no me pienso casar y darle nietos! Chica me deja agotada, tiene suerte de lo mucho que la quiero.

- ¡Bueno a lo mejor no tiene que esperar mucho! ¿No? Que yo sepa no se regalan flores a una mujer si no te gusta al menos un poquito _ Dijo Aby irónicamente_

- No, ni Li das besos ¿Verdad?_ Dijo sin pensar Rebecca_

Aby la miró con la boca abierta al descubrir que su amiga había ido mas lejos de lo que ella pensaba.

-¿A qué esperas?, explícamelo todo._ Apremió Aby a su amiga_

Aby le reclamaba impaciente una explicación. Rebecca le relató como fue la noche. Aby la escuchaba atentamente y en cuanto terminó la recriminó.

- Nena, ¿Pero es que no le convidaste a subir?_ Le dijo la chica que sabía lo recatada que era su amiga, pero que ella no compartía esa forma de ser_

- Pues no. ¡ Claro que no! ¿ Que te piensas?_ Dijo Rebecca muy ofendida, aunque ella ya sabía que en eso era muy distintas_

- Rebecca, ¡Por el amor de Dios! Tienes veintiséis años, no diecisiete.

Rebecca la miro con una sonrisa en la cara y le dijo:

- Tal vez ahora querrá más y vendrá a buscarlo ¿No crees?

_ Dijo Rebecca con plena confianza en lo que estaba diciendo_

- ¿Quantos años debe tener?_ Cambió Aby de tema pues sabía que en relación a sexo jamás se pondrían de acuerdo_

- Pues no lo se Aby, treinta y tantos, aunque yo le encuentro un poco joven para ser el amo de un restaurante como " El faro del mar". Por cierto que nombre mas curioso para un restaurante

¿No crees?- Quizás lo ha heredado, lo mismo es un aristócrata y su familia está podrida de dinero.

- Es igual, ahora está rendido a tus pies y puede ser tuyo ¡ Te guardaras de perderlo!_ Le dijo Aby a Rebecca con cariño_

Habían pasado las fiestas de Navidad y Rebecca no habíha vuelto a saber nada de Axel Domer. Ella pensó que tal vez Aby tenía razón. Que Axel Domer al ver que no era una chica fácil y que aquella noche ella no le invitó a pasar la noche con ella, él había decidido pasar de ella. Seguramente ya tenía otra presa entre sus fauces. Para consolarse pensó que si era así pues mejor no volver a verle.

Aquel día de Enero era realmente frío, llegó al trabajo como un cubito dy hielo. Elsa le pidió que etiquetase todo con los precios de las rebajas y antes de hacerlo que quitase los adornos navideños. Rebecca se puso en seguida manos a la obra. Mientras sacaba el árbol del aparador la joven pudo ver al chico del centro de jardinería que se acercaba con un gran ramo de Jazmines. Elsa también le vio a venir y le abrió la puerta para que pasase al interior de la tienda porque hacía un frío helador.

- Buenos días señora Elsa, traigo este ramo para la señorita Rebecca._Dijo el chico tiritando de frío_

Elsa hizo entrar al muchacho y al tiempo que llamaba a Rebecca. La mujer le pedía impaciente que saliese del escaparate para recibir el ramo de flores. La joven salió del aparador y se fue hacia ellos, seguidamente cogió el ramo y lo olió.

Elsa le dio una propina al chico y se despidió de él, rapidamente fue hacia donde estaba Rebecca y le dijo:

- ¿A que esperas, de quien es?_ Le preguntaba impaciente la mujer_

Rebecca sabía muy bien de quien eran, aunque ahora ya no se lo esperaba pues habían pasado algunos días desde que vio a Axel. Ella ya había dado por acabado aquella aventura.

La chica sacó la tarjeta que había enganchada con un clip en forma de mariposa y por un momento se quedó mirando la tarjeta sin abrirla. Fue la voz de Elsa quien la hizo reaccionar.

- ¡ Va nena! No hace falta que digas que pone pero al menos di quien las envía.

- Es de Axel Domer _ Respondió ella sin abrir la tarjeta_

La chica abrió por fin el sobre y sacó una tarjeta que decía:

"Disculpa mi silencio pero asuntos profesionales me mantienen lejos de aquí. Pronto volveré y no podrás deshacerte de mi. Estas en mi mente día y noche " No me olvides"

Siempre tuyo. Axel Domer.

No hacía falta decir nada, en la cara de Rebecca se podía apreciar la satisfacción y la tranquilidad de saber que era él. Elsa le dio un beso en la mejilla y le dijo:

- Me alegro reina, te lo mereces. Te deseo que seas muy feliz. Bueno y ahora a trabajar jovencita.

Era la hora de ir a comer y Aby estaba a la puerta de la boutique. Se puso a reír al ver salir a su amiga con el ramo de flores.

- ¡Caramba chica! Si que lo hiciste bien. Ha recordado tu olor a Jazmín._ Le dijo Aby como siempre irónicamente_

- ¡Vale Aby! Todo esto me supera_ Dijo Rebecca_

- Vamos Rebecca, no le des tantas vueltas. Tenía que ser así si no sales nunca ¿Como querías encontrar el amor? Pues eso que te ha tenido que buscar el amor a ti.

Aby no paraba de reír, era muy feliz por su amiga. Las dos amigas se fueron juntas a casa de Rebecca, de camino compraron sushi y una botella de vino. Allí estuvieron hasta que Rebecca tuvo que volver a trabajar.

- ¡Ya me llamarás vale! _ Le dijo Aby mientras bajaba las escaleras dando saltitos, no podía esconder su felicidad_

Capitulo 4.

- Señora Rouse, cambiaremos las cortinas, el hereden, las alfombras, lámparas. ¡ Todo, lo cambiamos todo! Quiero que predomine el color champaña ¿Lo entiende señora Rouse? Que sea todo muy suave y femenino.

Axel Domer daba ordenes a su gobernanta. Se encontraba en un acantilado de Irlanda en su propiedad en "Blumoon". Este era el nombre de la casa, se lo pusieron porque en noches de luna llena el color azul del mar se reflejaba en la luna y hacía qque esta se viese en tonos azulados.

Axel quería dar un cambio radical a toda la casa, ya hacía demasiado tiempo que no se tocaba nada ya que él llevaba todo ese tiempo sin aparecer por allí. Es cierto que había tenido que hacer de tripas corazón para volver allí pero ella se merecía eso y más. Sabía que la vida le había dado una segunda oportunidad y no pensaba renunciar a ella.

Habían pasado unas semanas desde que le había dado aquel tímido beso pero él sabía que había sido el principio de una nueva vida, en dos tres días más ya tendría puesto en marcha todo el cambio que planeaba para la mansión. Cierto que la señora Rouse no había puesto mucha alma en el encargo hecho por su amo, pero era una profesional y él estaba seguro que cumpliría a la máxima perfección sus ordenes.

Axel estaba apunto de marcharse de Blumoon y antes requirió la presencia de todo el servicio de la estancia. La señora Rouse convocó a las tres chicas de servicio, el chofer, el jardinero y el cocinero y su pinche. Les pidió que estuviesen en la puerta principal minutos antes dfe que el señor se dispusiese a marchar. Así lo hicieron y Axel Domer saludó a cada uno de sus empleados y se dirigió a ellos:

- ¡Señoritas, señores! Como ya sabrán he dado ordenes para hacer cambios en Blumoon, supongo que se preguntaran la razón de esos cambios después de tanto tiempo. La razón se llama Rebecca y en poco mas de dos meses como mucho tres, será mi esposa y por tanto la señora de la casa. Es una mujer maravillosa y preciosa espero que sea recibida con respeto pero sobre todo con cariño.

Sé que así será. Bien pues nada más muchas gracias a todos.

Después se dirigió directamente a la señora Rouse:

-Cualquier duda o problema que surja, llámeme sin demora por favor. No quiero que se retrase demasiado. ¡ Ha! Señora Rouse, se me olvidaba. Vacíe toda el ala este, saque todos los baúles y cajas que aun mantiene allí. _ Axel se puso serio ante la mujer pues sabía que para ella era un duro trago pero no pensaba ceder ante ella_

- ¡Pero señor! …_ La gobernanta protestó pero sin posibilidad ninguna de poder seguir hablando con su amo_

- ¡He dicho que lo saque todo! _ Dijo él tajante casi enfadado_ Lo dé a la beneficencia, haga lo que quiera con ello pero sáquelo de la casa ¿ Entendido?

- Si señor, perdone, se hará lo que usted diga. Adiós señor.

- Adiós señora Rouse.

Axel se fue al aeropuerto con su Rolls Roice, allí le esperaba su helicóptero privado dispuesto a devolverle a Londres. Mientras viajaba el hombre iba pensando en ella. _ Espero que le hayan llegado las flores y que le hayan gustado_ Deseaba con toda su alma volver a verla, sentir su olor a flor fresca y dulce y poder volver a besarla, pero esta vez sería un beso con toda la pasión que sentía por ella y que él esperaba que ella también sintiese por él.

La señora Rouse entró en el pasillo del ala este de Blumoon, se le heló el corazón puso la mano en el tirador de la puerta de la alcoba cerró los ojos y pasó dentro. Todo estaba igual que el ultimo día ella se encargó personalmente de mantenerlo así. En ese momento como muchos otros días recordó como había peinado sus cabellos, la bata transparente estaba colocada sobre la cama a los pies de la cama, tal y como quedaba cada noche cuando ella se iba a dormir. Cogió la prenda y la llevo a su nariz, aun podía sentir su aroma, era el aroma de su ama. Inspiró y absorbió toda su fragancia, volvió a cerrar los ojos y recordó el día que la conoció.

April, era tan hermosa, tenía el cabello negro como la noche y los ojos azules como el cielo resaltaban en su piel morena. Era una explosión de sensualidad, su sonrisa era esplendida con unos gruesos labios que llevaban al deseo. El señorito Axel era un joven algo introvertido y el entusiasmo de April le fue muy bien para abrirse un poco.

Axel siempre había sido primero un niño y después un joven muy pausado y tranquilo, April revolvió toda su vida. La chica no fue muy bien recibida en la familia Domer, sobre todo por la madre de Axel, la señora Domer. Beatriz Domer era una señora muy dulce, era toda una madraza y una muy buena sastresa de casa.

Cuando se casó con el señor Domer le costó mucho coger el rol de señora de la casa, pues su carácter abierto la llevaba ha cometer pequeños errores no muy bien vistos para una señora de su posición. No estaba bien visto que la señora de la casa entrase en la cocina, ni se encargase de la lenceria del hogar para eso estaba la gobernanta. Le llevó un tiempo comportarse como se esperaba de ella. Por tanto su carácter tierno y delicado chocaba con la espontaneidad y el carácter alocado de April.

Beatriz tenía claro que aquella mujer había engatusado a su hijo con el sexo y que lo único que buscaba de él era su dinero y posición.

Cuando su hijo le comunico que se casaba con April, la mujer intentó de todas las formas hacerle ver que esa mujer no era buena para él y que si seguía con su empeño lo pagaría muy caro, pero no podía presionarlo de ninguna manera él era mayor de edad y económicamente autosuficiente y rico muy muy rico porque su padre le había dejado único heredero de su fortuna. En el momento en que el hombre tomó aquella decisión seguramente jamás pensó que alguien como April podría entrar en su vida. Así pues se celebró la boda y la madre claudicó por el amor que sentía por su hijo. Pero las lagrimas que derramó aquel día la mujer no fueron de alegría como debía ser en un día tan señalado al contrario la mujer sufría al ver que su hijo estaba al borde de un precipicio.

La señora Rouse abrió los ojos y volvió a la realidad, dejando el pasado cerrado en su corazón y sus recuerdos. Llamó a una de las chicas del servicio y le indicó que empaquetase todo lo que había en el interior de los armarios y la cómoda del dormitorio.

Capitulo 5.

Rebecca había ido a correr como cada domingo, al salir de casa pensó en las cosas que le habían pasado desde aquel día que decidió cambiar de ruta, estuvo indecisa un momento intuitivamente giró por la primera calle, como hizo aquel día tal vez inconscientemente esperando volver a encontrarle en la fuente pero al llegar a ella sintió como una punzada de dolor y melancolía. Él no estaba, paró un momento sacudió la cabeza como queriendo desterrar aquellos pensamientos y volvió a correr.

Ya era casi el mediodía, había quedado con Aby para hacer el vermut en Martin's. Rebecca se estaba acabando de arreglar cuando sonó el timbre de la puerta, fue a abrir convencida de que sería Aby pero al abrir la puerta se encontró con el chico del centro de jardinería con otro ramo de Jazmines.

- Buenos días señorita Rebecca, esto es para usted._ Le dijo el joven con una amplia sonrisa en la cara_

- Gracias Pol, espera un momento.

Rebecca fue al dormitorio a buscar la cartera y sacó de dentro unas monedas se las dio al chico y se despidieron. Una vez estuvo a solas, Rebecca olió con fuerza las flores como esperando encontrar algún rastro de él, pronto vio la tarjeta.

"Hola preciosa si no tienes nada mejor que hacer ¿Quieres comer conmigo? Tienes el coche en la puerta ¡ Te espero!

siempre tuyo Axel Domer.

Rebecca se encendió como un fuego, el corazón le iba a mil y sabía que no se podía resistir a aquella dulce tentación. Enseguida pensó en Aby y la llamó.

- Aby, cariño me tienes que perdonar pero...

No había acabado la frase y su amiga, le dijo:

- Si, ¡ Ya, ya se! Ha vuelto el príncipe azul ¿Verdad?. No sufras lo primero es lo primero ves pásate lo bien pero…. Cuando vuelvas quiero todos los detalles ¿ Entendido?. Bueno mejor pensado nos vemos mañana eso querrá decir que esta bien no te comportaras como una ñoña ¿ me entiendes, verdad?¡Apa adiós chata!Que te lo pases bien._ Aby era una buena amiga y muy lista a veces a Rebecca le daba miedo lo espabilada que era.

- Adiós Aby y gracias amiga_ Se despidió Rebecca de su amiga aunque sabiendo que después Aby la sometería a un tercer grado_

Eligió un pantalón blanco y un jersey blanco de cuello cisne, la nota de color era una bufanda de color gris oscuro a juego con el abrigo, los guantes y la gorra. Por un momento pensó que iba demasiado conjuntada pero se estaba haciendo tarde hacía rato que tenía el coche en la puerta esperando.

Al llegar a la calle, el chófer la saludó y le abrió la puerta del vehículo, ella le saludó tímidamente y se introdujo en el automóvil.

Preguntó al chófer a donde se dirigían pero el chófer muy educada mente le respondió que no estaba autorizado a decírselo. Se limitó a decirle que creía que era una agradable sorpresa, pronto descubrió que se dirigían al aeropuerto aunque no entraban por ninguna de las terminales en un emplazamiento algo distanciado de las pistas el coche se paró al lado de un helicóptero.

- Bueno ya hemos llegado señorita_ le dijo el chófer antes de bajar para ir a abrirle la puerta.

Ella estaba embobada con todas esas atenciones le parecía estar viviendo un cuento de princesas.

Al acercarse al helicóptero vio a Axel que asomaba por la puerta y le alargaba la mano para ayudarla a subir al aparato.

Antes que nada la rodeó con sus brazos y le dio un beso que nada tenía que ver con aquel beso inocente que le dio la primera vez. Una ola de calor la poseyó y se entregó sin reservas correspondiendo con la misma intensidad.

- Hola preciosa, ¿Tienes hambre?_ Preguntó el hombre como si nada hubiese pasado entre ellos, con una tranquilidad y una calma que a Rebecca la llegaba a desconcertar_

- Yo...¿Donde vamos?_ Logro preguntar al fin titubeando_

- A París_ Volvió a decir él con toda su calma mientras estiraba de ella hacia el interior del helicóptero_

- ¿A París? Pero yo tengo que trabajar mañana._ Replicó Rebecca que todo aquello le parecía una autentica locura, pero no por eso menos deliciosa_

- Bueno y ¿Quién te ha dicho que mañana no iras a trabajar?.En poco mas de una hora estamos en Paris, comemos, paseamos y volvemos eso si no quieres casarte conmigo y así dejas de trabajar y si no quieres dejar de trabajar pues sigues trabajando, pero si lo haces te vas a perder un montón de viajes fantásticos que yo tengo pensado hacer contigo y si….._ El hombre hablaba y hablaba sin parar y la joven se había quedado en el principio de sus frases. Entonces Rebecca le interrumpió_

-¿Que demonios has dicho?_ Preguntó mientras le cogía por las solapas de la americana_

- Que si quieres puedes seguir trabajando.

- No hombre, eso no._ protestó ella mientras se impacientaba por los rodeos que él estaba dando al asunto_

- ¡Ha! Que si quieres puedes dejar de trabajar_ Axel seguía con su juego estaba disfrutando viendo como la joven estaba perdiendo los nervios_

- ¡Por el amor de Dios! ¿Que me has pedido?_ Preguntó al fin_

Él paró de bromear y le quitó las manos de sus solapas y se las besó, se puso serio y le dijo:

- ¿Que si quieres casarte conmigo?

- ¡Axel, pero si apenas nos conocemos!

- Yo no necesito saber más de ti para saber que te amo, que no puedo vivir sin ti. Que he estado unos días lejos de ti y no te he podido apartar de mi mente. No es necesario que sea hoy ni mañana, ¡Pero dime que si!

Rebecca le miraba embelesada, no se lo podía creer ese hombre le estaba pidiendo que fuese su esposa y ella se moría por decirle que si, que le amaba desde el primer día que le vio, que era una locura pero le dio un beso y le dijo que si.

Axel estiró de ella y la arrimo con fuerza a su cuerpo, se dieron un beso con toda la pasión que proporciona el saber que la persona amada te ama del mismo modo.

Eran pasadas las doce de la noche cuando el Mercedes de Axel aparcaba delante del apartamento de Rebecca.

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