Ana

Ana


Cuarta parte. El sendero de la traición » 59

Página 74 de 114

black jack, a las apuestas deportivas, durante años, se gastó todo su dinero y el de su familia de forma irresponsable, se endeudó más allá de sus posibilidades, y cuando se vio entre la espada y la pared, asesinó a sangre fría al director del casino de Robredo por la simple razón de que no le permitió seguir jugando. Todo esto es terrible. Pero nadie lo obligó a jugar, nadie lo obligó a pedir préstamos, nadie lo obligó a endeudarse, lo hizo por su propia voluntad, de forma irresponsable pero con toda independencia, autonomía y libertad. Por favor, respóndanse en su interior: ¿Creen que una empresa que cumple con todas las normativas vigentes, que contribuye con millones de euros en impuestos para que nuestra sociedad sea un poco mejor, que da trabajo a cientos de personas honradas, que tiene una Fundación para el Juego Responsable en la que invierte gran parte de sus beneficios, es la causante de lo que hizo el señor Tramel? ¿De verdad alguien en su sano juicio creería tal disparate? Pues eso, ni más ni menos, es lo que la acusación trata de que ustedes acepten. Solo una concatenación de desgraciados sucesos ha permitido que esta querella llegue a juicio, algo que nunca debería haber ocurrido. Siento que tengan que formar parte de este desperdicio de tiempo y dinero del erario público. Les pido disculpas por las frivolidades que van a escuchar aquí estos días por parte de la letrada de la acusación, que de manera rocambolesca hoy ya ha empezado a hacer malabarismos semánticos retándoles a una apuesta. No sé ni siquiera cómo se atreve a hablar de posibles acuerdos económicos, ella que precisamente lo único que persigue es una cosa. Exacto: dinero.

Se detuvo una vez más en la palabra que había repetido ya diez veces. Exhaló aire como si tuviera que recuperarse del dolor que le producía aquella situación y acabó con la que al parecer iba a ser su letanía favorita durante todo el juicio.

—No lo olviden. Cada vez que la acusación haga una conjetura, cada vez que les muestre una supuesta prueba, cada vez que interrogue a un testigo, lo que se esconderá debajo de sus palabras será dinero, dinero y dinero.

Hizo un gesto con la cabeza, volvió a espirar fatigado y apagó el interruptor del micrófono.

Ir a la siguiente página

Report Page