Alex

Alex


Capítulo 10

Página 12 de 26

10

 

—No me lo puedo creer…

Se pasó la mano por la cara sintiéndose fatal, respiró hondo y continuó en silencio hasta que Oliver volvió a hablar.

—¿Qué piensas hacer, Sashi?

—¿Qué puedo hacer?, ese es un conflicto entre Alex y Will, lo tienen que arreglar entre ellos, o procurar no coincidir nunca más, yo no tengo nada que ver…

—Tienes todo que ver, prima, creo que estás siendo la espoleta definitiva para enfrentarlos abiertamente.

—Yo…

—¿Es verdad que le has dado de lado para no enfadar a William?

—¡No!, bueno… —respiró hondo, reconociendo que ese había sido uno de los motivos principales por los que se había alejado de Alex, y se sintió aún peor—. En parte sí, pero el problema no es mío. Alexander vive en constante guerra emocional contra mi tío y contra William, lo que, por supuesto, nos afecta a nosotros. De hecho, nos distanciamos después de esa cena en tu casa, cuando llegaron Will y Sophie, Alex se incomodó, se largó y yo me quise ir con él. Ese cabreo suyo provocó que dejara de hablarme casi un mes y luego, cuando intentó retomar nuestra relación como si nada, yo ya había decidido que lo mejor era seguir cada uno con su vida, como parientes, pero nada más.

—El problema es que ya no sois solo parientes.

—Vale, pero, es muy difícil mantener una relación saludable con alguien que odia profundamente a las personas que yo más quiero, porque al final, siempre, acabamos enfrentados por ese tema, y ante esa realidad no puedo hacer nada, Alex no quiere hacer nada, y lo más razonable parece ser alejarse un poco… pero no puede pensar que todo se reduce a que elijo a William por encima de él, eso es simplificar mucho las cosas.

—Mira, Sashi, Alex es un tío cojonudo, es un padre cojonudo y un colega de primera, pero está muy fracturado por dentro, lo disimula muy bien porque es un luchador y un superviviente, pero seguro que sabes que está muy herido, muy jodido por lo de John Campbell, su abandono y todo ese drama que, dice mi madre, lo ha provocado su propia madre. Tú lo sabes, yo lo sé, y no podemos esperar que su subconsciente reaccione sin esos prejuicios o ese dolor que tiene tan incorporados en su cabeza. Es así de simple: él está loquito por ti, te necesita, y tú al final le das la espalda para poner a William por encima, es un razonamiento un poco infantil, pero él lo ve así, y mi terapeuta opina que es lo más normal del mundo.

—¿Tu terapeuta?

—Me dejó un poco tocado escucharlo y ver su enfrentamiento con William, no podía ignorarlo y por eso lo he hablado con mi terapeuta esta mañana y ahora te he llamado a ti. No me apetece meterme donde no me llaman, pero quiero a Alex, te quiero a ti, a William y a esta familia extraña que hemos formado, no puedo dejarlo correr.

—Lo entiendo perfectamente.

—Le dijo que no podía conformarse con su padre, que también a ti te había alejado de él. Fue muy duro, Sashi.

—Madre mía. ¿Cómo se lo tomó William? Porque a mí, por supuesto, no me ha dicho nada.

—Sigue pasmado, no se lo podía creer. En fin, siento mucho si me estoy inmiscuyendo en vuestras cosas, pero…

—No, está bien, no te preocupes, al contrario, si yo te agradezco muchísimo que me lo cuentes y te preocupes por nosotros. Eres un sol.

—Ok, espero que sirva para algo. Bueno, tengo que dejarte, tengo entrenamiento en media hora.

—Vale, muchas gracias. Un beso.

Colgó el teléfono, apoyó los codos en el escritorio y se tapó la cara con ganas de echarse a llorar. Quería pensar que no era responsable de los sufrimientos de Alex, porque en origen no lo era, pero la cruda realidad es que sí le había hecho daño, sin querer, pero se lo estaba haciendo, según lo que le acababa de contar Oliver, y no podía soportarlo.

Abrió el ordenador, vio que tenía dos vacunaciones y una esterilización de rutina pendientes, se levantó de la mesa y salió de la consulta para llamar a su ayudante y acabar cuanto antes con todo lo previsto.

Estaba en la clínica gratuita esa mañana, no muy lejos de las oficinas de la empresa de Alexander, así que decidió probar suerte e ir a verlo en cuanto se liberara del trabajo. No le importaba la hora, lo único que le importaba en ese momento era ir a verlo y hablar con él, porque sabía que no volvería a conciliar el sueño si no intentaba subsanar el daño provocado, que a su vez había propiciado ese encontronazo inadmisible con William en casa de Oliver.

La verdad es que jamás habría imaginado que él pensara así, que relacionara el abandono de su padre con su alejamiento. Jamás podría haberse figurado que Alexander Campbell, el tío más seguro, guapo, divertido y guasón que conocía, albergara ese tipo de dudas o inseguridades, aquello la descolocaba bastante y era muy doloroso saberlo, pero una vez conocido el problema solo podía hacer lo correcto, y lo correcto pasaba por hablar con él de inmediato y mirándolo a los ojos.

 

—Hola, buenas tardes, vengo a ver al señor Campbell —Soltó, acercándose a la mesa de la recepción de Campbell Investments y la chica a cargo la miró forzando una sonrisa.

—¿Tiene cita?

—Soy su prima, Sashi Campbell, no tengo cita, pero…

—Está ocupado y se marcha a comer dentro de diez minutos, si no tiene cita, no puedo hacerla pasar, lo siento.

—¿Puede decirle que su prima está aquí?

—Tengo órdenes estrictas de…

—Disculpe… —Se apartó de la mesa al oír una voz muy familiar y caminó hacia ella con una sonrisa— ¿Marion?, ¿qué tal?, soy Sashi Campbell, hemos hablado alguna vez por teléfono…

—Claro, doctora Campbell, ¿cómo está?

—Sashi, por favor. Estoy bien, gracias, he venido a ver a Alex sin avisar, quería darle una sorpresa, pero no me dejan pasar porque obviamente no tengo cita y…

—Claro, pasa, pero está ocupado.

—No importa, esperaré.

Siguió a esa mujer tan amable por un pasillo camino de la zona de la gerencia, sin saber muy bien qué le iba a explicar cuando lo viera, pero no se achantó y siguió andando sin perder de vista esa oficina tan bonita y con tanta actividad. Había muchos empleados y estaba decorada con mucho gusto, y lamentó no haberla visitado antes, aunque él la había invitado muchas veces a hacerlo.

—Ahí está, seguro que se van a comer.

Susurró Marion dejándola delante de su despacho y ella se detuvo en seco al ver que efectivamente ahí estaba Alexander Campbell, saliendo de su oficina acompañado por una mujer morena, muy guapa y muy sonriente, que al parecer le iba contando algo muy interesante.

Los dos eran muy atractivos e iban muy elegantes, él con traje, pero sin corbata, guapísimo, y sin querer se miró su propia ropa comprobando que llevaba las botas llenas de polvo y los vaqueros con una mancha enorme a la altura del muslo. Por un instante quiso desaparecer, pero antes de poder hacer nada, oyó la voz grave de Alex pronunciando su nombre.

—¿Sashi?, ¿qué haces aquí?

—¡Hola! —saludó con demasiado entusiasmo y les sonrió a los dos—. Estaba trabajando aquí al lado y se me ocurrió pasar a verte, lamento no haber llamado antes, pero…

—No pasa nada. ¿Qué tal? —le clavó los ojos azules y ella miró a su amiga un poco nerviosa—. Disculpa, te presento a Beth, la madre de Jackson. Beth, esta es Sashi Campbell, mi prima.

—Hola, Sashi, encantada —la saludó Beth muy amable—. Me han hablado mucho de ti.

—Espero que bien.

—Muy bien, tanto Jackson como Alex hablan maravillas de ti.

—Me alegro.

—Nos íbamos a comer, ¿te vienes? —Le preguntó Alex y ella negó con la cabeza.

—No, no, seguro que tenéis muchas cosas de las que hablar, yo solo pasaba a saludar. Otro día, gracias.

—Ya nos hemos puesto al día, de hecho… —Beth miró su reloj y luego los observó a los dos con cara de disculpa—. Gwyneth, mi hija, me está esperando para que la lleve de compras y, si no te importa, Alex, me voy ahora a buscarla al colegio y te dejo a ti con Sashi. ¿Os parece bien?, así no se me hace tan tarde.

—Claro, por mí perfecto.

—Estupendo. Encantada, Sashi, espero que nos veamos en otro momento con más calma.

—Será un placer.

—Adiós…

Beth, que era una mujer preciosa y muy agradable, desapareció por el pasillo y Sashi no se movió hasta que Alexander carraspeó a su espalda. Ella se giró y lo miró a los ojos, lo agarró por la muñeca y lo metió de nuevo dentro de su despacho.

—¿No quieres ir a comer?

—Sí, gracias, pero primero necesito hablar contigo. Y disculpa si te he chafado tus planes con Beth, la verdad, debí llamar antes, pero…

—No pasa nada, Beth siempre anda muy liada, tiene tres niñas pequeñas y un trabajo muy exigente y…

—Vale… —lo interrumpió y él levantó las cejas—. He venido a decirte algo importante, pero no sé ni por dónde empezar.

—Ok…

Suspiró, se miró así misma, se alisó la camiseta y se dio cuenta de que no encontraba las palabras adecuadas para explicarse, lo cual era muy frustrante. Retrocedió mirando a su alrededor y respiró hondo, aceptando que era inútil intentar decir lo correcto, así que mandó todas las palabras y las razones al carajo, dio un paso al frente y lo abrazó.

Ir a la siguiente página

Report Page