Alba

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1 “El comienzo”

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-Sí, claro

Bajaron en el ascensor con una tensión muy palpable, los dos pensaban en el otro, pero no se tocaban, no se miraban. Cuando llegaron abajo, salieron del bloque de piso y Alba se sorprendió al ver una preciosa Hatler aparcada en su puerta.

-¿Es tuya?

-Claro- dijo Austin sonriendo- no siempre me muevo en metro, me pareció cutre para la ocasión.

“Esto también lo es” pensó ella, pero no lo dijo

-No pienso montarme ahí

-¿Pero qué dices? No seas miedica

-No tengo miedo….es que… se me arrugará el vestido

-No se te va a arrugar- dijo Austin convencido

-Prefiero ir andando

-Está lejos- Austin resoplo- Venga Alba no seas así, no me hagas tener que volver a llamarte estirada, no tengas miedo a dejarte llevar….

-No tengo miedo

-Entonces móntate

Alba con los brazos cruzados se encamino hacia la moto,  Austin ya estaba preparado y le tendió el casco, ella se sentó detrás de él con las piernas abiertas “Madre mía ahora sí que me desheredan” lo cierto es que sentía un pánico atroz, esas cosas no eran para ella “¿montar en moto? ¿En qué cabeza cabe?” se colocó el casco y Austin arrancó la moto que salió casi disparada haciendo un ruido molesto.

-Tienes que agarrarte a mi o te caerás- dijo Austin gritando para que le oyera

“Me caeré, Ay Dios” Alba se agarró a su fornido cuerpo, ese tacto la enloqueció, tenía unos abdominales tan perfectos….se agarró más.

Condujeron hacia el restaurante, las calles, la gente, todo era pasajero, el ruido de los coches, se perdía en la lejanía, creando una atmosfera única, especial, el viento les azotaba el cuerpo y Alba empezaba a sentir frio, para su suerte, la moto se detuvo junto a un refinado restaurante italiano.

-Puedes soltarme ya eh, me cortas la respiración- dijo Austin imitando ahogarse, cuando Alba lo soltó, empezó a reír.

-Lo siento

-¿No te daba miedo eh?

-No me daba- dijo Alba con un gesto infantil, sacándole la lengua.

Austin la vio despeinada, juvenil, sonriente, esa Alba le encantaba.

-¿Italiano? Me llevarás a recorrer el mundo sin salir de Londres.

-Te llevaría a recorrerlo de verdad si me dejaras

Alba se sonrojó “¿Desde cuándo no me sonrojaba? Desde los 15”

Entraron en el elegantísimo restaurante y el metre les encamino hacia su mesa, una mesa redonda con sillas de forja y un mantel blanco con un par de velas rojas decoraba la mesa.

Pidieron vino blanco, pasta carbonara y lasaña de verduras, todo estaba riquísimo.

-Me encanta este sitio, siempre me ha gustado la comida italiana

-Lo supuse…

-¿Pero será muy caro no?

-Tranquila, embargue el piso para esta cena

Alba rió a carcajadas, Austin no dejaba de sorprenderla

-Austin

-Dime- dijo el apartando los ojos del plato

-¿Qué pasó con tu madre?- En realidad Alba no quería “meterse donde no la llamaban” pero algo en sus ojos le decía que no le estaba diciendo toda la verdad.

-Mi madre… murió, mi padre no quiso saber nada de mí y me quedé solo

-Oh dios mío, lo siento tanto- a Alba se le escapo una lagrima, lo imagino solo, con 16 años ese Austin rubito de ojos azules, sin saber qué hacer. – fuiste muy valiente al venirte aquí solo

-No podía quedarme allí, todo me recordaba a ella

-¿Por qué no me lo dijiste antes?

-No suelo ir contando mis penas por ahí- sonrió, pero fue una sonrisa triste

-Me mentiste, dijiste que no te llevabas bien con ella

-Era más fácil que creyeras eso, no me gusta que sientan lastima por mí, esas cosas me han hecho fuerte en la vida, he madurado pronto, soy más maduro de lo que puedes creer.

Alba alargó su mano para tocar la de Austin y este sonrió, sintieron una electricidad, que los sacó de ese restaurante y los llevó a su cama, desnudos, sin nada que temer…cada uno en su mente, claro.

-Déjame que paguemos a medias por favor

-No Alba, te invito yo. No sé porque te empeñas en creer que soy pobre

Ella agachó un poco la cabeza avergonzada.

Salieron del restaurante tras la copiosa cena y Austin la miró con las manos en los bolsillos.

-¿Por qué te empeñas en poner nombre a esto?

-¿A qué?- dijo Alba disimulando no entender a lo que se refería

-A lo que hacemos, ¿Por qué necesitas ponerle nombre?

-No necesito eso, solo quiero saber a qué atenerme contigo, no me quiero ilusionar, yo no soy de esas chicas que terminan en una cama diferente cada día.

-¿Y qué te hace pensar a ti que yo soy uno de esos chicos?- silencio

-Tu aspecto

-¿Mi aspecto?

-Si…tu aspecto despreocupado- Austin río

-Eres una puñetera estirada

Los dos rieron “Vaya, empiezo a entender tus bromas don despreocupado”

-Ven, te llevaré a un sitio que te va a gustar

Se encaminaron hacia un local cercano, parecía un simple pub inglés

-¿Jazz?

-Si ¿te gusta?

-Me encanta- dijo Alba sonriendo

Un chico alto, fornido, con unos grandes ojos y el pelo rapado se acercó a ellos

-Austin ¿Qué tal colega?

-No me puedo quejar- dijo mientras guiñaba un ojo a Alba

-Vienes bien acompañado ¿no?

-Ella es Alba

-Hola nena

“¿Qué se cree ese tío? Hola colega, ¿Qué hay troncooo?” Alba empezó a reír sola

-Él es John, amigos desde la cuna

-Casi- dijo John

-Encantada

-Lo mismo digo, si consigues pescar a Austin te has ganado todo mi respeto

Alba empezó a reír sin saber muy bien que quería decir.

Tras un par de copas y buena música, la cosa se animaba y Austin presento a Alba a todos sus amigos, se sintió integrada al instante, eran simpáticos, y allí no tenía por qué seguir ningún tipo de protocolo, todos reían, no aparentaban nada, eran ellos mismos. No tenía nada que ver con las reuniones a las que Alba acostumbraba a ir, gente selecta, callada, conversaciones educadas, mundanas….nada de lo que Alba podía ver ahora.

Tres horas pasaron en el local “¡Tres horas!” En las que Austin y Alba no dejaron de mirarse y tocarse de vez en cuando.

A la una ya estaban en casa, Alba estaba muy cansada.

-Gracias por todo Austin, ha sido increíble, sabes cómo sorprender a una chica

-Que va

Silencio. Se miraron, se desearon, se desnudaron con la mirada.

-Hasta mañana Austin.

-Hasta mañana.

Las puertas se cerraron casi al unísono, “¿Por qué ninguno de los dos daba el paso?”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6 “La exposición”

A las siete Austin pasaría a recoger a Alba, irían juntos a la exposición, Jake tenía un gran local que solía alquilar para diferentes eventos y donde organizaban fiestas de todo tipo, para esa ocasión sería una fiesta privada, con algunos amigos y también conocidos que se quisieran pasar. Austin estaba algo nervioso, era su primera exposición y no sabía muy bien que tenía que hacer ni cómo debía comportarse, se arregló, esmeradamente, traje de chaqueta y camisa celeste, sin corbata, se sintió extraño, eso no iba con él, mirándose al espejo se debatió con lo que debía hacer con su pelo, finalmente optó por dejarlo despeinado y natural, eso de repeinarse no era lo suyo, pero Alba… quizá eso es lo que ella esperaba de él, un hombre repeinado y elegante esperándola en casa whishky en mano. Austin no podía dejar de sentir miedo por no dar la talla, ella era tan, tan “diferente”.

Alba se calzo unos preciosos zapatos rojos de charol, en punta con  un finísimo y alto tacón, sabía que se arrepentiría toda la noche de llevarlos pero eran preciosos y como se solía decir a ella misma “Para presumir hay que sufrir”, llevaba un vestido negro, largo hasta los pies pero que enseñaba una de sus piernas, con una abertura lateral, escote en pico, quizá demasiado prominente “¿Era demasiado?” No sabía cómo debía acudir a un evento así y se arregló como lo haría para alguna fiesta benéfica de las que solía celebrar su padre en la empresa.

Se sentía guapísima, con un moño recogido a un lado y un maquillaje impecable, lo cierto es que siempre se le había dado bien sacarse partido.

Se encaminó con paso decidido al salón, donde Sonia, sentada frente al ordenador comía patatas fritas depositadas en un bol, al verla pasar se quedó con la boca abierta.

-¡Oh la la! ¿Vas a la alfombra roja y yo no me entero?

-Que aduladora- Alba sonrió un tanto sonrojada

-¿Vas en serio con ese chico? ¿Os habéis acostado ya?

-Sonia te he dicho que no- Alba suspiró

-¿Qué no a qué?

-Que no nos hemos acostado

-¿Pero vais en serio?- Sonia cuando quería ejercía muy bien de madre

-No lo sé, no sé cómo acabará esto, él no es para mi

-¿Por qué dices eso?

-No es el tipo de chico con el que yo estaría, no es con el que me casaría y formaría una familia.

-Debes dejar a un lado los prototipos, el amor llega siempre sin avisar y con quien menos esperas.

-Que filosófica te has puesto

-También puedo ser sentimental- dijo Sonia guiñando un ojo

-No sé si el amor cabe en mi vida

El sonido del timbre interrumpió la conversación.

-Hasta luego

-Adiós…-Sonia se quedó pensando en lo que Alba había dicho “¿Era capaz esta chica de anteponer sus expectativas de vida al amor de verdad?” no sabía si lo que Alba y Austin tenían era amor pero le parecía muy frio por parte de Alba no dejarse llevar.

Alba abrió la puerta y casi se desmaya al ver a Austin con ese traje, elegante, guapo, sexy “Extremadamente sexy”

Austin abrió la boca al verla y se humedeció el labio inferior

-Madre mía estas guapísima Alba….pareces una estrella de cine

-Muchas gracias, tu tampoco estás mal- dijo bajando la mirada

Austin la agarró de la mano y la condujo hacia el ascensor, mientras esperaban al ascensor no paraban de mirarse entre ellos, sonriendo.

Entraron en el ascensor, todavía dados de la mano “Pero ¿a qué jugamos? Parecemos adolescentes por dios”

Al salir a la calle un taxi les esperaba

-Hoy no he traído la moto, no quiero que se te arrugue el vestido- dijo mientras guiñaba un ojo.

El estómago de Alba se contrajo “Que guapo es”

En el taxi se miraban solo iluminados por las luces de la calle, se sonreían y Austin pasó sus dedos por la cara de Alba, con cuidado, la acaricio y se acercó a su oído suavemente, acercando los labios al lóbulo de su oreja, donde depositó un suave beso que a Alba le estremeció el cuerpo entero

-Te deseo tanto que no se si aguantare un minuto más sin besarte

A Alba se le corto la respiración, le latía fuertemente el corazón, calor…mucho calor recorría su cuerpo de la cabeza a los pies. Ella agachó la mirada y el taxi paró frente a un bloque de pisos bastante modesto. Austin salió primero y se encamino a abrirle la puerta

-¿Ves? Aunque no sea de ponerme traje ni pasearme en coches caros, también se ser un caballero.

Alba salió del coche temblando como un flan, le latía el corazón, cada vez más fuerte, cada vez más rápido, ella sin parar de mirarle a los ojos agarró su cara con las manos, no creía lo que estaba a punto de hacer, se miraron, se desearon, Austin humedeció sus labios, esperando el momento. Alba se acercó a él y lo beso, primero un beso inocente, luego intenso, sus lenguas se enredaron, salvajemente, buscándolo el uno al otro, las manos de Austin bajaron por la espalda de ella y con fuerza la pegó a su cuerpo, el siguió con besos cortos sobre su cuello, ella echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Austin siguió su recorrido y se encamino de nuevo hacia su boca, la devoró y terminó con un dulce beso sobre su nariz, cuando abrieron los ojos, ambos habían cambiado, un brillo especial les dilataba las pupilas.

Alba se retiró, un poco y mirando al suelo dijo:

-Deberíamos entrar, seguro que te están echando de menos

Austin la miró serio y de la mano se encaminaron hacia el piso, cuando llegaron un chico rubio de unos 30 y pocos les invitó a pasar

-¡Ha llegado la estrella!

El champan empezó a descorcharse y todos se le quedaron mirando, Alba no se apartó de su lado y le agarro con fuerza el brazo.

-Alba este es Jake, un buen amigo

-Encantado Alba

-Igualmente

Jake parecía educado, llevaba el pelo largo recogido en una coleta, algo de barba y unos bonitos ojos azules, pero también tenía estilo, un traje oscuro elegante  e impecable.

Los amigos de Austin se acercaban a saludarlo y él les presentaba a todos a Alba, Alba se fijó en una chica, al final del espacioso salón, una chica rubia, delgada y bajita, con unos tacones altísimos y un vestido corto rosa pastel, la chica la miraba con recelo, cuando ella la miro apartó la vista.

Alba recorrió la estancia con una copa de vino rosado en la mano, era su favorito, observo las fotografías detenidamente, paisajes de montaña, paisajes de playa, y fotos de surf, muchas fotos de surf, fotos preciosas del mar y una foto que Alba le encanto de una tortuga en la playa acompañada de sus pequeñas tortuguitas.

La mano de Austin se posó cuidadosamente en su espalda

-Esta foto la hice el mismo día que nacieron, llevábamos días esperando a que lo hieran, finalmente su madre vino a por ellas

-Es preciosa Austin, todas las fotos son preciosas, eres un artista

-Que va, más quisiera yo

-¿Cuáles son las que envías a la revista?

-No están aquí, son sobre el senderismo y el turismo rural, te las enseñaré si te apetece

Alba le sonrió y se acercó a su cuello, adoraba su aroma.

La chica que aún se encontraba al fondo del salón se acercó a ellos con paso decidido, contorneando sus pequeñas piernecitas hacia ellos.

-Hola Austin- dijo con una sonrisa más falsa que las monedas de 3€

-Oh- Austin parecía sorprendido, y no para bien- no sabía que vendrías

-Jake me invitó….enhorabuena por las fotografías, están genial, de alucine tío- dijo mientras mascaba chicle exageradamente “Esto en mi país se llama choni” pensó Alba.

-Te presento a Alba, ella es Violetta, una vieja amiga

-Hola- dijo sin poder ocultar su cara de asco y desprecio, Alba se sintió mal y tampoco pudo ocultar su cara de resentimiento.

-Hola Violetta

-Vamos a comer algo- dijo Austin agarrando a Alba de la mano- hasta luego

La chica no contesto, se quedó mirándolos fijamente y Alba se agarró fuertemente a su brazo.

Había una mesa llena de canapés variados, todos riquísimos.

Austin estaba distraído y pensativo, Alba se acercó y le beso en los labios, un beso corto pero de esos de “¿Estas bien?”

-Estoy bien

-¿Quién es ella?

-¿Violetta? Te he dicho que es una vieja amiga

-Antes de que ella llegara no estabas así-  “Y las amigas no echan miraditas de odio a la acompañante de su amigo”

-Es que…tuvimos una historia

-¿Una historia?

-Nos acostamos un par de veces

-Ya- a Alba le ardía la cara de rabia, “menuda tiparraca, se muere de envidia” Quiso reprocharle mil cosas, que no debía haberla saludado, que debía haberlo dicho las cosas claras…pero prefirió callar, eso sería reprocharle y no sabía si podría hacerlo “¿Eran algo? ¿Era serio?” a Alba le empezó a dar vueltas la cabeza.

 

Dos horas después casi no quedaba nadie en la sala, la exposición había sido un éxito y Austin había vendido más fotografías de las que esperaba, la de las Tortugas fue la que compró Alba.

-La pondré en el salón, lo tenemos muy sosito

-Me alegro de que te guste, esa foto es muy especial

Solo quedaban Jake, Violetta junto a una amiga y ellos  dos. “¿Tendrían algo Jake y ella?” Por un momento le pareció que sí.

Alba estaba cansada, le dolían los pies, llevaba ya mucho tiempo de pie, demasiado para esos zapatos.

-¿Estás bien nena?- “¿Nena?”

-Si, solo me duelen un poco los pies, Austin la agarro por la cintura.

Las chicas se acercaron a ellos

-Nos vamos ya Austin, ha sido un placer volver a verte, llámame ya sabes, si quieres repetir- dijo mientras guiñaba un ojo y salían del piso con la “perrita faldera detrás”

“Repetir…” Alba quiso ir a arrancarle los ojos a esa tía, pero en vez de eso se sintió débil, extremadamente débil.

Austin no dijo nada en el taxi hasta casa y cuando llegaron al piso ninguno de los dos supo que hacer “¿Quieres pasar? ¿Nos volveremos a ver? ¿Estamos saliendo? ¿Un beso significa algo?” miles de preguntas rondaron la cabeza de ambos.

Alba salió del ascensor casi corriendo y sin despedirse entro en su casa.

Austin se quedó parado mirándola y cuando ella entró se dirigió a su casa y cerró despacio la puerta.

Para suerte de Alba, Sonia no estaba así que se soltó el pelo, se puso el pijama y se acostó sin desmaquillarse, lloró y lloró sin entender exactamente el por qué. “¿Que esperaba?” Quizá que la hubiera defendido, algo así como “Ahora estoy con ella, no me interesas” algo…. “¿Pensaba seguir quedando con aquella chica?” Alba era eso “¿una más?”.

Alba que acababa de terminar con Alex y era algo que aun dolía, quiso no volver a saber de Austin, quiso cortar con aquello de raíz, antes de que el amor lo nublara todo, antes de que se metiera en su cabeza, en sus sentidos y en su corazón, no podía sufrir más, no podía permitirse esto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7 “Un mar de placer”

Londres, 22 de junio y para colmo seguía lloviendo. Alba se despertó y comenzó a recordar los días de verano que pasaban en casas de sus tíos en Marbella, so,l playa y aguas cristalinas, una maravilla, recordó las partidas de cartas con sus primos en el porche de la casa y sonrió al recordar como su prima María insistió aquel verano para que saliera con aquel chico rubio tan guapo que servía las bebidas en el chiringuito, Alba por supuesto no lo hizo, pero le hacía gracia recordar aquellos tiempos en los que esos temas eran los más importantes.

El 1 de Agosto le darían las vacaciones y pensó mucho en ir a España, podría aprovechar las dos semanas de vacaciones para visitar a sus padres en vez de irse por ahí de vacaciones como tenía planeado, sabía que a su madre le daría una gran alegría que estuviera allí,  Alba había insistido en que no iría hasta navidad pero en el fondo los echaba de menos.

Sonia seguía con sus ligues, salieron juntas un par de días a tomar unas copas y por supuesto Sonia llego a casa acompañada.

El trabajo seguía siendo ciertamente asfixiante, sabía perfectamente que su jefe abusaba de su poder, no era solo que Alba tuviera mucho más trabajo que el resto de empleados que se encontraban a su alrededor sino que además tenía que hacer horas extras que por supuesto no le pagaban y para colmo hacia también de secretaria cuando esta faltaba, que era al menos tres veces a la semana, a veces pensaba que Borja quería tenerla cerca “¿Para qué? Pues no sé, algún tipo de atracción paranoica quizás” otras veces pensaba que simplemente la odiaba. Cada vez veía más cerca la posibilidad de volver a España y dejar ese trabajo, pero no podía rendirse, volver agachando la cabeza y reconociendo que había fracasado no era algo que Alba estuviera dispuesta a hacer.

En cuanto a Austin…habían pasado dos semanas desde la exposición y él no había mostrado ningún interés en llamarla, ni rastro de él. Alba se sentía indignada y sobre todo engañada, de verdad creía que le interesaba y ahora de la noche a la mañana, sin una explicación ni un porque Austin había desaparecido de su vida, sin más. “Quizá es mejor así” pensó Alba “Somos muy diferentes era imposible que lo nuestro funcionara”, pero una cosa es lo que ella pensara y otra muy distinta lo que sintiera, la verdad es que deseaba volver a verlo, volver a besarlo, volver a salir con él, y por supuesto también estaba su dignidad y no pensaba pisotearla por “un tío al que le sientan de muerte los vaqueros desgastados”, cuando llegaba del trabajo solía hacer bastante ruido con los zapatos de tacón, más de lo normal, esperando a que Austin saliera de su casa al oírla, se quedaba en el rellano unos minutos y finalmente sin éxito entraba en su piso con menos dignidad que con la que había salido. Estaba claro que el orgullo de Alba no la dejaría dar el paso, pero por otra parte necesitaba una explicación, y esa mañana no pudo evitar levantarse de la cama con las ideas muy pero que muy claras.

El timbre de Austin sonó y el pegó un respingo, hacía mucho que el timbre no sonaba, de hecho, hacía mucho tiempo que nadie pasaba por su casa, se levantó del suelo con el cigarrillo en la boca y se encamino a la entrada, cuando abrió la puerta se encontró a Alba allí parada, guapísima, con un vestido floral muy alegre y unas botas bajas, llevaba el pelo algo alborotado, recogido en una coleta. Los ojos de Alba bajaron despacio por el cuerpo de Austin, llevaba un pantalón de chándal, que le caía suavemente sobre las piernas, de cinturilla baja, que dejaba ver un poco sus calzoncillos, no llevaba camiseta y sus músculos se marcaban notablemente, “uno de esos chicos que solo existen en los anuncios de perfume”, el pelo alborotado le tapaba un poco los ojos y sostenía el cigarrillo sobre sus labios “Madre mía que sexy” y ahí estaban parados, uno delante del otro, serios, callados…

-Hola Alba- dijo en un tono seco

-Hola… ¿Puedo pasar?

Se miraron, se retaron

-Sí, claro- se apartó dejando la puerta abierta.

Alba entro con paso decidido y sin mediar palabra se sentó sobre la mullida alfombra del salón.

-¿Quieres tomar algo?- dijo Austin mientras se colocaba una camiseta básica negra

-Una copa de vino

Austin llego de la cocina con dos copas de vino y se sentó frente a ella colocando las copas sobre la pequeña mesita en el centro del salón. Se miraron…

-Alba sé que te debo una explicación…pero…- Alba no lo dejó terminar y alzo la mano para cortarlo, no iba a permitir que soltara banalidades y estupideces como un papagayo, estaba harta de las mentiras absurdas que es capaz de soltar un tío al que no le importas, lo traía todo estudiado de casa, así que empezó a hablar ella.

-Austin sé que nos estábamos conociendo y de verdad creí que estabas interesado en mí, pero lo que paso el otro día- hizo una pausa esperando alguna reacción en la cara gélida que Austin acababa de adquirir, quizá no esperaba esa reacción por parte de Alba- no tengo porque reprocharte ni decirte con quien debes o no acostarte, ni siquiera tengo nada que reprocharte por no haberme llamado y haber desaparecido en estas dos últimas semanas porque tú y yo no somos nada, pero creo que quizá solo por si alguna vez te interesé me merezco una explicación.

Austin agacho la cabeza quizá buscando una explicación que ni él mismo conocía.

-Si no te he llamado ni te he buscado ha sido porque no me sentía bien, el otro día debería haberte respetado y no debería haber dejado que Violetta dijera eso, pero no estoy acostumbrado a esto Alba, no sé cómo actuar contigo, nunca he tenido una relación seria y sé que tu no esperas otro tipo de relación que no sea esa, me da miedo cagarla.

-Ya la has cagado- dijo Alba en un tono muy serio

-Alba me he tomado estas semanas para pensar

-Pues podrías habérmelo dicho…por lo menos

-¿Qué es lo que me estas exigiendo?

-Nada, quizá esperaba otra cosa de ti

-Mira Alba no te estoy dando de lado- dijo mientras agarraba las manos de ella

-No me toques- exigió con una mirada imperturbable, apartando las manos de el con desdén “Un beso, ¿solo un beso había bastado para que se trataran como una de esas relaciones de toda la vida?”

Austin volvió a colocar sus manos entrelazadas sobre la mesa.

-Tu misma dijiste que somos diferentes, Alba estoy intentando hacerlo bien contigo pero necesito mi espacio.

-No pensabas volver a hablarme

-Si, cuando tuviera más claro lo que quiero

-¿Y qué es lo que quieres?

-Estar contigo, lo único que quiero es estar contigo.

Austin se puso de pie y levantó a Alba agarrándola de las manos, se encontraron cara a cara, sus respiraciones entrecortadas se mezclaron, las manos de Austin se deslizó por el cuerpo de Alba hasta agarrar fuertemente sus caderas, los labios de él se posaron sobre los de ella y soplo suavemente, Alba cerró los ojos, lo deseaba, lo deseaba tanto… se besaron, intensamente, se recrearon en el deseo que los envolvía y se perdieron el uno y el otro, sus lenguas se deslizaron la una sobre la otra y un pequeño gemido se escapó de los labios de Alba, Austin la levantó y ella entrelazó sus piernas alrededor de las de él, se siguieron besando mientras Austin la conducía a la cama, la tumbó boca arriba, los ojos de Alba seguían cerrados, Austin se dedicó a dejar besos dispersos por su cuello, Alba se dejó hacer y dejó que las manos de Austin se deslizaran por su cintura y bajara hasta sus muslos, levantándole el vestido.

-Sigue- susurro Alba

Austin le quitó el vestido en un solo movimiento y Alba gimió. Se miraron a los ojos y Austin volvió a rozar su piel con las manos y deslizó su boca por su abdomen hacia el interior de sus muslos. Alba cerró las piernas instintivamente.

-No por favor

-¿Qué pasa?- dijo Austin sonriendo

-No sigas por ahí

Alba nunca había experimentado el sexo oral “Y nunca es nunca”, le horrorizaba, le daba una vergüenza atroz. Austin entendió lo que quería decir y se dedicó a besar su boca salvajemente.

Alba deslizó las manos sobre su espalda, ella nunca había estado con otro hombre que no fuera Alex, no sabía cómo sería entregarse a otra persona, pero lo deseaba, deseaba a Austin como nuca había deseado a nadie en su vida. Cuando volvió de sus pensamientos Austin ya estaba desnudo encima de ella “Vaya con los ingleses” sus ojos no pudieron evitar fijarse en su miembro que se colocaba erecto frente a ella, se sonrojó.

-Ahora te toca a ti- dijo Austin con un gruñido.

En un rápido movimiento le dio la vuelta colocándola boca abajo en la cama y desabrochó su sujetador, se dedicó a besar y lamer su espalda.

-Eres tan sexy…- dijo mientras acariciaba su espalda con una mano y mordía su cuello

Suspiros, Austin se dirigió hacia su trasero que aun llevaba las braguitas de encaje rosa claro, las fue bajando lentamente mientras su lengua seguía la línea de su columna vertebral, le llevó las bragas hasta sus pies y allí las quito de un tirón.

Abrió las piernas de ella y comenzó con sus dedos a acariciar, la parte interna de sus muslos, hasta llegar a sus labios húmedos, muy húmedos, de un solo movimiento introdujo un dedo en su interior, Alba no pudo contener un gemido agudo que salió desde dentro, empezó a moverse suavemente, y ella se entregó al placer, fuera de sí, cerrando los ojos, jadeando.

Alba escuchó como Austin rasgaba el envoltorio del preservativo, una vez colocado, giro a Alba para colocarla boca arriba frente a él.

-Eres preciosa- dijo mirándola a los ojos y se fundieron en un cálido beso que exigía mucho más.

Austin se introdujo despacio en ella, Alba echó la cabeza hacia atrás con la boca abierta, se rindieron al movimiento regular, uno, dos tres, abrazados, sudando, agarrándose el uno al otro, nunca se habían sentido así, Austin siguió el ritmo que Alba le marcaba con sus caderas, ambos gritaban sus nombres, se entregaban el uno al otro, había deseo y un placer intenso que solo se experimenta cuando hay algo más, algo más allá del mero acto físico del sexo, algo que les estremecía el cuerpo entero , que les hacía desear que no acabara nunca, que esa sensación los llevara al cielo, hasta que no pudieran más….

-Alba…me voy

-Llévame contigo- dijo en un suspiro

Y de una sola estocada se dejaron ir juntos, mientras se besaban en la boca.

Una hora después exhaustos, tras repetir una vez más, Austin se había quedado dormido, boca arriba, Alba lo miraba casi sin pestañear “Yo no hago estas cosas” no paraba de repetírselo, pero lo cierto es que no podía controlar lo que sentía, había sido una de las experiencias más eróticas de su vida y sin duda quería volverlo a repetir. Austin abrió los ojos.

-¿Qué haces ahí parada mirándome? – dijo con una sonrisa celestial

-Me gusta mirarte

Austin se acercó para darle un tierno beso.

-Siento tanto no haber hecho esto antes- dijo Austin mientras apartaba un mechón de pelo de la cara de Alba.

-Has sido un capullo

-Lo se…. ¿Me dejarás compensártelo?

-Umm…me lo pensaré- dijo Alba estallando en carcajadas

-Eres increíble nena, nunca había sentido esto por nadie

La expresión de Alba cambio, se volvió seria e impasible, miró el reloj.

-Joder son las dos de la tarde

-Quédate, intentare preparar algo para comer

Alba hizo el amago de levantarse pero Austin le agarró de la muñeca

-No te vayas por favor

Alba sonrió y se levantó camino del baño, una ducha tibia le sentaría bien y le aclararía las ideas.

Austin se encaminó a la cocina y tras un primer intento de preparar un salteado de verduras para acompañar la carne optó por meter un pizza en el horno, rápido,  fácil y no provocaría incendios.

Alba se enjabonó el pelo dejando el agua correr por su cuerpo y las ideas la avasallaban todas de una vez, no sabía si estaba haciendo lo correcto, no sabía si funcionaría, no sabía lo que sentía, lo único que sabía es que quería estar ahí y que quería estar ahí toda la vida.

-¡Alba, bajo a por una cerveza!

-¡Ok!

Alba se quedó sola, salió de la ducha y tras vestirse con el mismo vestido, decidió jugar un poquito y no ponerse ropa interior, sabía que eso a Austin le excitaría, “¿Pero qué hago? Por dios, parezco una mujer de vida alegre” no paró de pensar en que todo iba demasiado rápido y sentía que cuando Austin se asustara del compromiso volvería a desaparecer, entró en la habitación y la inspecciono con la mirada, una cama con cabecero de madera bastante “retro”, una colcha azul marino y una montaña de pales que simulaba una mesita de noche, del techo colgaba una lámpara de tela, estilo marroquí “Pero que hippy es” en la pared había varias fotos, pegadas de forma desordenada, Austin sobre la tabla de surf, Austin con sus amigos en la playa, varias fotos suyas del mar…y una foto pequeña y desgastada, una mujer rubia joven, de unos preciosos ojos azules, junto a un niño de unos 6 años, era Austin y su madre, se parecían, mucho, sintió un extraño dolor en el pecho, imaginó a Austin llorando abrazado a la fotografía, una lagrima cayó impulsivamente por su rostro.

-¿Qué haces?- no lo había oído entrar

-Miraba tus fotografías- dijo mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano.

-Somos mi madre y yo

-Sois idénticos- dijo con una amplia sonrisa

-Lo se….vamos, se enfría la pizza.

Tras la comida y un par de cervezas, ambos se miraban con una sonrisa incrédula “No se puede ser tan feliz”

-Alba

-Dime

-La semana pasada estuve en Cornwall, practicando con la tabla, hay una competición a nivel nacional el próximo fin de semana, me presento todos los años y nunca paso de la semifinal, estoy convencido de que este año será el bueno, he trabajado mucho para ello…

-Oh, suena genial

-¿Quieres acompañarme? Dormiremos allí en la playa en tiendas, ya verás, te va a encantar

-Eh…- Alba dudo más de lo esperado

-¿No quieres venir?

-No, no es eso- fijo su mirada en la mesa- ¿No podemos quedarnos en un hotel?

-Podemos, pero la aventura es más divertida

-No me gustan las acampadas

-¿Alguna vez has ido de acampada?

-No

-¿Y cómo sabes que no te gusta?

-Porque no me gusta

-Cabezota- dijo Austin mientras ponía los ojos en blanco- será una noche increíble ya veras, confía en mi

Alba sonrió, aunque seguía sin estar muy convencida “Una chica como yo no duerme en la playa junto a la arena y muerta de frio”

Austin se acercó a ella y la beso en los labios, un beso dulce que acabo con un mordisquito en el labio inferior.

-Me vuelves loco- Austin bajo su mano hasta las caderas de Alba y con su mano derecha levanto suavemente el vestido, se sorprendió al notar el tacto directo de su piel, abrió los ojos de par en par- ¿Y esto señorita?- dijo a carcajadas.

La cogió a horcajadas y la llevo hasta la cocina, allí, le levanto el vestido que acab´p colgando en alguno de los muebles, se bajó los pantalones y saco su duro miembro sin dejar de besarla en la boca.

-Ya estoy preparado para volver a la carga

Ella sonrió y empezó a morderle el cuello, Austin la agarro y la subió en la encimera

-Voy a hacerte el amor por toda la casa y en todas las posturas que se me ocurran

Calor, “Dios que tío y yo quiero que me lo hagas, házmelo todo, todo” le entraron ganas de gritarlo.

-No te muevas- dijo mientras salía de la cocina.

Segundos después volvió con el preservativo ya colocado, se puso frente a ella y agarrándole por las nalgas la levanto y se introdujo en ella de una sola estocada, embestidas salvajes, gritos y jadeos invadían la estancia, Alba se agarraba a su cuello presa del más puro placer, con las piernas rodeando su cuerpo lo acerco más a ella, exigiendo, reclamando que fuera más fuerte, Austin acelero el ritmo, sin parar de mordisquear su oreja, su cuello, sus pezones, la intensidad fue cambiando, cada vez más, cada vez más y con una última penetración los dos se dejaron ir en un mar de placer.

 

 

 

 

8 “Encontrando su sitio”

-Austin son las seis de la tarde

-Me pasaría haciéndote el amor todo el día- sonrió- me da igual que hora sea

-¿te apetece que salgamos a algún sitio? Hace un tarde bonita, ha dejado de llover

-Está bien, demos un paseo, te invitaré a un helado

-Pero volvemos a casa pronto que mañana tengo que trabajar y estoy baldada

-Si mandona- dijo Austin dándole un beso en la nariz.

El verano mantenía en Londres una temperatura de unos 20º aunque no se escapaba de un chaparrón de vez en cuando, pasearon agarrados del brazo por Hyde Park, vieron cómo iba cayendo la tarde y los niños recogían sus juguetes y volvían a casa con sus padres, gente en bici, gente haciendo footing, un ambiente que a Alba le encantó y le recordó un poquito a la primavera madrileña.

-El día 1 de agosto ya tendré vacaciones

-¿Sí? ¿Cómo piensas disfrutarlas?

-Estoy pensando en ir a España, quiero ver a mis padres

-Es buena idea, te acompañare

“¿Qué? No, no, ni de coña, mis padres me ven con este perro flautas y me matan”

-No se…

-¿Qué?

-No sé si es buena idea….hace poco que terminé con mi exnovio, mis padres lo querían mucho y…

-Vale lo he entendido, no me querrán para su refinada hija ¿no?

-Austin es que, mis padres son muy especiales

-Vamos a por ese helado

Sentados en un banco hablaron sobre su infancia, sobre como Austin se desenvolvió en Londres y le contó divertidas anécdotas sobre su primer año allí. Los dos reían.

-Así que te tiraste a todo ser viviente ¿no?

-¿Qué dices?- rieron- solo chicas- Austin se quedó mirando al horizonte, terminando su cucurucho de helado- después se volvió mirando a Alba fijamente- Me encanta cuando estas así

-¿Cómo?

-Tan natural, tan joven, tan alegre…deberías permitirte sentirte así de libre más a menudo ¿no te gustaría hacer todo lo que quisieras?

-No se puede hacer siempre lo que uno quiere

-¿No quieres estar aquí?

-Sí que quiero, pero… es el trabajo

-¿Qué pasa?

-Tengo la impresión de que mi jefe se pasa de listo

-Creo que así son la mayoría de los jefes, no puedo confirmártelo porque no he tenido muchos jefes- se encendió un cigarro y dio una profunda calada- hace tiempo que decidí dedicarme a lo que de verdad me apasionara, no vivo como un rey pero tampoco necesito un palacio para ser feliz, voy tirando de lo que voy ganando con las exposiciones, alguna revista, alguna foto que vendo por ahí…. ¡ah y el surf! He ganado más de una competición eh.

-¿No te da miedo levantarte sin saber cómo va a ser tu día, sin un trabajo estable…?

-Todos los días son diferentes, la rutina nos la creamos nosotros.

Alba se quedó pensando, no entendía esa manera de vida tan desordenada.

-Mi madre siempre me decía que hiciera lo que el corazón me dijera, el corazón me dice que este aquí contigo- se acercó y le dio un beso fugaz en los labios- la vida me ha enseñado que tarde o temprano llega tu hora, tú decides si haces el camino como te gusta o no, pero todos andamos en la misma dirección.

Alba se quedó reflexionando sobre lo que Austin había dicho y entendió que tras lo de su madre y el rechazo de su padre, Austin había decidido vivir la vida al máximo, porque nunca sabes con que te puedes encontrar mañana.

-Seguro que hay algo que siempre has querido hacer

-Pues…- Alba lo pensó unos segundos- me gusta mucho dibujar y la moda, mis amigas siempre me decían que soy muy creativa, en mi adolescencia solía pasar mi tiempo libre haciendo dibujos sobre moda….- el tono de su voz sonó algo triste

-¿Y porque terminaste estudiando derecho?

-Porque es lo que debía hacer- el rostro de Alba se volvió de piedra y se levantó- vámonos, es tarde

Austin la siguió sin mediar palabra y cuando llegaron al bloque de piso en el que vivían entraron en el ascensor, tensión, ambos se miraron y Alba mordió su labio inferior, calor, comenzó a humedecerse y se le irguieron los pezones “Como puedo tener ganas otra vez ¡Es un Dios!”

-No me mires así nena, o te arrancare la ropa y te la dejaré hecha girones

“Las bragas van directas a la basura tranquilo”

Cuando llegaron se dieron un apasionado beso en el rellano

-Ummm…no te vayas- se quejó

-Te he dicho que mañana trabajo, holgazán

-¿te quedas a dormir?- Austin puso cara de cachorrito y a Alba se le derritió el corazón

-Noo…

Alba se soltó de su mano y se dirigió a su puerta

-Buenas noches nene

-Hasta mañana nena

Alba cerró la puerta fuerte y se apoyó sobre ella con los ojos cerrados, necesitaba distancia o iba a volverse loca “¿Por qué con él era tan fácil dejarse ir?” era como sacarla de la realidad y meterla en una burbuja de emociones y sensaciones.

-¿Alba estás bien?- Sonia la miraba con el ceño fruncido, sentada en el sillón beige del salón

-Si, si claro, estoy bien- dijo nerviosa

-Estás nerviosa

-No, solo….

-Solo has estado más de 8 horas follando con Austin en su casa, jornada intensiva ¿eh?

-Sonia por favor- dijo Alba escandalizada

-Venga ya, no lo niegues si os he escuchado desde aquí

-¿No tenías nada mejor que hacer guapa?

-Pues sí, me he hecho la manicura, he puesto una colada, he limpiado el salón y la cocina y me he visto dos películas….pero hija las paredes tienen oídos, ya lo sabes

“Lo malo de acostarse con el vecino”

-¿Vais en serio o es un pasatiempo?

Alba no pudo ocultar la sonrisa que se escapaba de sus labios.

-Yo diría que si, por la cara que has puesto….

-Nos estamos conociendo

-Ya lo creo que os estáis conociendo, en profundidad…- Sonia estalló en carcajadas

-Soniaa – gritó mientras le tiró un cojín a la cabeza, acto seguido se metió en el baño y se dio una ducha, necesitaba estar presentable para el día siguiente y olía demasiado a “sexo”

Las dos cenaron viendo un episodio de Breaking Bad, ensalada griega que a Alba le encantaba

-Odio esta serie

-Calla- dijo Sonia mientras le tapaba la boca con una mano, interesada en lo que veía en televisión.

Cuando terminaron de cenar hablaron, mucho, se dieron muchos detalles, más de los que a Alba le hubiera gustado dar, pero Sonia era tan insistente, dos copas de vino y a Alba ya le daba vueltecitas la cabeza.

-Mañana trabajamos así que levanta el culo o me beberé esa botella y mañana se la estrellaré a mi jefe en la cabeza- las dos rieron

Entonces sonó el timbre y Alba se levantó un tanto mareada, cuando abrió la puerta allí estaba Austin con esos preciosos ojitos azules.

-¿Puedo darte un beso de buenas noches?

-Claro que puedes

Se besaron intensamente y Alba lo agarró con urgencia por la cintura “El vino”, un cosquilleo recorrió su entrepierna pidiéndole más “Este Austin es una puta bomba de relojería”

-Ya me voy que tienes que descansar, solo era eso

-Hasta mañana- dijeron al unísono

-Uuu está loco por ti Alba- dijo Sonia mientras recogía la mesa

-¿Pero qué dices? Nunca ha tenido una relación seria

-A todo don Juan le llega su princesa

-Creo que el refrán no es así

-Como sea…. Estáis hechos el uno para el otro

-No digas tonterías…. ¿Nos has visto? Somos la noche y el día…

-Yo solo veo a un chico y una chica que se atraen y se gustan más de lo que se atreven a reconocer…me voy a la cama que me pongo moñas

-Me encanta cuando te pones moñas

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