Alba

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1 “El comienzo”

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-¿Para qué quiero yo un coche?- dijo Austin mientras pinchaba varias patatas fritas a la vez

-Pues…para desplazarte

-No necesito un coche, con mi moto me basta y me sobra, además en Londres puedes ir en metro a todos lados- Alba sonrió un tanto triste, sabía que nunca podría cambiarlo y debía aceptarlo tal y como era.

Tras media hora de descanso se pusieron de nuevo en camino.

Los ojos de Alba se llenaron de lágrimas al ver el precioso mar azul que se exhibía en una línea fina en el horizonte, en Seaton el cielo era aún más azul, hacía una temperatura muy agradable. Montaña y mar en el mismo lugar, Alba quedó enamorada al instante e imaginó una preciosa casa de madera blanca en la que sentarse a ver la puesta de sol, mientras sus hijos correteaban por la playa y a su lado, su marido “¿Sería Austin ese futuro marido?” lo cierto es que poco lo veía de camino del altar y sus sueños se fueron por donde habían venido.

El pueblo era pequeño, con humildes casas salteadas, pronto llegaron a la playa y Alba se bajó de la moto de un salto.

-¡Me encanta!

-Lo sé es perfecto, ven te presentaré a unos amigos

Algunos de ellos los conocía del día que fueron a aquel pub de jazz, Drake, Ben y Cody también hacían surf, Jake también estaba allí y se acercó a ellos dándole un beso en la mejilla a Alba, tras él, Violetta, que con la sonrisa más falsa que le salió la miro y la saludo con la mano, Alba ni se inmuto y miro para otro lado, cuando Violetta se acercó a Austin se abalanzó literalmente sobre él para darle un abrazo, y este un tanto avergonzado la apartó con cuidado.

-¿Quién es esta pedazo de lagarta?- dijo Sonia muy cerca del oído de Alba.

Alba la miró sin contestar.

-¡Holaa! Yo soy Violetta

-Yo Sonia

Dijo presentándose. El silencio se volvió tenso y amargo y Violetta se giró encaminándose al mar, perdiendo la poca ropa que llevaba por el camino y se lanzó de cabeza.

-Acamparemos en esta zona- dijo John con una sonrisa amable- ¿traéis tienda?

Los ojos de Alba se pusieron como platos y los vellos se le erizaron a sobre manera.

-No, tranquilo dormiremos en el saco, aquí llevo el nuestro

-¿Qué? ¿Pretendes que me meta en un saco mugriento y pase toda la noche a la intemperie?

-En primer lugar, no es un mugriento saco, es un cómodo saco de dormir y en segundo lugar te encantará dormir al aire libre, veremos las estrellas- dijo abrazándola por la cintura

-Dijiste que era una acampada, y nosotros no vamos a acampar, dormiremos como indigentes- Alba empezó a perder los nervios y Austin ladeó la cabeza en señal de desaprobación, ambos sabían que había cosas con las que jamás se entenderían.

Alba se giró para darle la espalda con los brazos cruzados bajo el pecho y Austin se alejó hacia la caseta donde preparaban el equipamiento de surf.

-No seas así de sosa Alba será divertido.

-Esto no es para mí Sonia…no puedo

-No es para ti porque ni siquiera lo intentas- Sonia la miro seriamente y se fue con John hacia la orilla.

Ahí estaba Alba, sola, en medio de una playa preciosa en la que no quería estar “¿Y dónde quería estar? ¿En un hotel de cinco estrellas codeándose con gente de bien?” a eso era a lo que ella estaba acostumbrada y lo cierto es que no le desagradaba del todo, vidas vacías y mundanas, un mundo superfluo de elegantes pero desgraciados seres humanos “¿era eso lo que quería?” no lo sabía, Alba ya no sabía nada, ni siquiera sabía desde cuando habían vuelto las dudas y los temores, o en realidad si lo sabía, pero se negaba a reconocerlo, desde que Borja había aparecido en su vida.

Media hora más tarde Alba seguía acomodada sobre la arena, llevaba un bonito bikini rojo de triangulo, una pamela con un lazo a juego y unas gafas de Carolina Herrera, se había puesto bronceador tres veces, quería llegar con un moreno que fuera la envidia de la oficina y sobre todo que dejara a Borja boquiabierto.

Austin entrenaba en el mar junto a los demás y Sonia se había quedado dormida junto a ella en la arena.

El móvil de Alba sonó, era un mensaje de texto, al ver el nombre en la pantalla se le encogió el corazón “Borja”.

“Señorita Ramírez espero que este disfrutando del adelanto de sus vacaciones, lamento tener que decirle que no sé qué voy a hacer con usted…no dejo de pensar en ti ni un segundo Alba”

La respiración se le agitó y fue como cuando se descorcha una botella de champán, apretó los muslos instintivamente intentando evitar humedecerse, pero no lo podía negar, Borja la ponía a cien sin ni siquiera estar presente “¿Por qué me hace esto?” Alba se echó las manos a la cara con desesperación y Sonia que acababa de despertar de su siesta la miró asustada.

-¿Alba estas bien?- dijo acariciándole las rodillas

-Si, solo es…-dudo, dudo, dudo- mi jefe

La expresión de Sonia cambio de susto a verdadero terror.

-¿Qué te ha hecho ese mamón? Te juro que lo descuartizo y se lo doy de comer a las pirañas- “Nota mental: nunca tengas a Sonia como enemiga”

-No, solo…me ha encargado unas cosas que debo hacer para el lunes- mintió

Sonia agarro el brazo hasta alcanzar su móvil y lo apago sin mediar palabra.

-Se acabó el trabajo, este fin de semana es para disfrutar, el lunes ya le darás explicaciones.

“El lunes le daré explicaciones ¿Bastaría solo un fin de semana para decidir qué hacer con mi vida?”

 

 

13 “La ducha”

Eran las seis de la tarde, los chicos recogían las tablas y guardaban el equipo, otros hacían hogueras y se sentaban alrededor. Había allí bastantes participantes, también algunos espectadores y otros llegarían al día siguiente.

Empezaba a anochecer y ya en paños menores tenía un poco de frio, se colocó una camisola de manga larga muy ibicenca, por suerte Sonia y ella tuvieron tiempo de relajarse toda la tarde, habían perdido de vista a Violetta y eso la mantenía relativamente contenta, no soportaba tenerla cerca, solo respirar el mismo oxigeno que ella le producían arcadas.

Austin se acercó a donde estaban ellas con una camiseta de manga larga y sus pantalones desgastados, se agacho y beso a Alba apasionadamente, tan apasionadamente que Alba quiso que se metiera directamente entre sus piernas.

-Eh te has puesto morenito

-Sí, he cogido algo de color

-Creí que los guiris solo os ponías como gambones

-¿gambones?

-¡Sii! Rojos- Alba se echó a reír.

Austin la tiró a la arena, deslizando todo su pelo por ella y con suaves besos y mordisquitos comenzaron a juguetear, Alba gritaba que le iba a ensuciar el pelo, pero era demasiado tarde, tenía el pelo cubierto completamente de arena, al principio se enfadó, mucho, pero de repente sin saber porque, se relajó y se sintió joven, alegre y comenzó a reír a carcajadas lo que desvió muchas miradas hacia ella pero por una vez en su vida no le importó. Era feliz.

Austin cogió a Alba en brazos y la llevo hasta el baño que se encontraba junto a la tiendecita donde guardaban los equipos, la introdujo en la ducha rápidamente mientras ella no paraba de gritar y finalmente los besos de Austin la hicieron callar y esos gritos cambiaron a gemiditos de puro gusto.

Austin la introdujo en la ducha y abrió el grifo, el agua resbalaba ahora por sus cuerpos, por sus ropas, Austin no tardo en desnudar a Alba, le levantó la camisola que llevaba al tiempo que se bajaba los pantalones con rápidos movimientos, agarró las manos de Alba sosteniéndolas en alto sobre su cabeza y desabrochó el sujetador con un sugerente movimiento.

Alba se estremeció de placer cuando Austin se introdujo en ella sin mediar palabra, Alba lo rodeó con sus piernas atrayéndolo hacia ella, se besaron, se lamieron el cuerpo entero, sabían a sal, a sexo, a ellos. Los pechos de Alba chocaban entre ellos cada vez que Austin la penetraba de nuevo, se movían, haciéndola estremecerse de placer, Austin los agarró para introducirse uno de ellos en la boca, Alba cerró los ojos tan fuerte que le dolía, Austin llevó una de sus manos hasta el punto de placer de ella, para regalarle unas caricias suaves, húmedas, deliciosas, que Alba absorbió con cada movimiento, cada vez más, para introducirse en una espiral en las que los sentidos habían mermado, para que el tacto de sus sexos, de sus manos, de sus bocas, fuera lo único que los dos pudieran sentir.

El movimiento se hizo más rápido, Alba contoneaba sus caderas, en busca del placer, no era solo sexo, era más, era más, ella lo sabía.

-Te quiero Alba, te quiero

El corazón de Alba se desbocó y las palabras de Austin solo fueron un aliciente para que ella hiciera fricción sobre su miembro hasta alcanzar un poderoso orgasmo que la dejó sin aliento. Austin siguió moviéndose y con dos penetraciones más se dejó ir. Se ducharon, se enjabonaron y salieron con las ropas mojadas hacia la playa, fueron sin duda el centro de todas las miradas “¿Nos habrán oído?” Alba se sonrojo y agachó la cabeza. Sin duda lo habían hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

14 “Stay with me”

La noche había caído y sobre ellos se alzaba un enorme cielo oscuro, lleno de preciosas y diminutas estrellas que brillaban como si esa fuera la última vez que lo harían. Alba se acurrucó en el brazo de Austin, rodeando  la hoguera, todos charlaban y reían, pero ellos se mantenían en silencio, Alba se perdió en la danza de las llamas y por una vez en mucho tiempo, no pensó en nada.

Jake se encargó de hacer salchichas en una pequeña barbacoa y se dispusieron a comer, Alba tenía un hambre atroz y devoró el perrito caliente en menos de un minuto, bebieron cerveza, rieron y algunos contaron historias, entonces Austin sacó la guitarra.

-¡Que cante, que cante!- vitorearon sus amigos casi al unísono.

Alba se retiró para poder mirarlo, lo cierto es que nunca lo había oído tocar y aún menos cantar, así que entusiasmada lo animó dándole un beso en la mejilla.

-Cantare una canción que dice muchas cosas para mí, espero que os guste.

Los chicos silbaron y aplaudieron con fervor, Alba se retiró para dejarle espacio y se sentó en un tronco tumbado justo en frente de Austin. Las notas empezaron a sonar mientras Austin resbalaba sus dedos por la guitarra, suavemente, sus dedos eran largos y delicados, se deslizaban con gran soltura como si hubieran nacido para ello, la música invadió el ambiente y Austin empezó a cantar “Oh, won't you stay with me?  Cause you're all I need. This ain't love, it's clear to see. But darling, stay with me” “Quédate conmigo” el Corazón de Alba se le subió la garganta, de un solo golpe “¿Qué le estaba pidiendo? ¿Qué quería decir? ¿Era eso una declaración de amor?” lo era, era una declaración de amor a los cuatro vientos. Austin la amaba, se lo había dicho,  quizá ella no había terminado de creerlo, pero “¿Y ahora?¿Que iba a hacer ella ahora?” hacía unos días que ella se había dado cuenta, lo amaba, y por ello no podía permitirse hacerle daño, le estaba engañando, le estaba ocultando lo de Borja “¿Pero había algo que decir?” sintió miedo, sintió verdadero terror de que las cosas con Austin fueran en serio, mucho más enserio de lo que ella había creído, sintió miedo de que su atracción por Borja fuera mucho más allá, sintió miedo por ella, pero sobre todo, sintió miedo de no estar a la altura, de no poder corresponder a Austin con el corazón, de que su mente se impusiera de nuevo. “Borja… ¿Me gusta de verdad?” sabía que debía hacer algo con eso y tenía claro que le pondría fin,  se merecía intentarlo con Austin y no podía seguir mintiendo, ya había tomado una decisión y nada la haría cambiar.

La canción término y todos aplaudieron, incluido un grupo de chicas de unos 15 años, sentadas junto a la orilla del mar.

Austin levantó sus ojos aún clavados en la guitarra y apartándose el flequillo con un rápido movimiento de cabeza miró a Alba y le guiñó un ojo, de una manera tan sexy que a Alba se le estremecieron los muslos.

Sonia se acercó a Alba por detrás y la abrazo con fuerza

-¡Qué fuerte Alba! Como canta tu chico, ve a darle un abrazo ¿no?

Alba tragó saliva y se levantó con dificultad, los ojos de todos los asistentes se clavaron en ella lo que le incomodó a sobremanera, se sentó en la arena junto a él y lo miro a los ojos, esos preciosos ojos azules que a veces parecían ser el simple reflejo del mar, lo besó sin apartarle la mirada, un beso dulce y a la vez intenso, uno de esos que llenan el alma “¿Y porque me sabia a culpabilidad?” Austin la agarró por el cuello y la colocó en su regazo donde la abrazoó suavemente.

Un par de cervezas y la cosa se animó bastante, todos bailaban al son de la música que habían puesto en los altavoces de los coches, Alba ya estaba “piripi” y comenzó a bailar agitando el pelo y moviendo descaradamente la cintura “Como una calientabraguetas” Austin la agarró del brazo y la hizo chocar contra su pecho

-Eh nena creo que bebiste demasiado

-Cállate, me  estoy divirtiendo

-Lo sé, eso no lo niego

-Tienes una manía con tratarme como una niña… ¡Arg!- se quejó y decidida se fue corriendo al mar, dejando todo un rastro de ropa en su carrera.

-¡Alba!- Austin gritó y se tocó la frente con desesperación, salió corriendo tras ella y se metió al agua.

-¡Está helada!- Alba rio estruendosamente y saltó salpicando agua por todos lados

Austin la agarró mientras ella gritaba que la soltara, pero no fue así, Austin la metió en el agua de cabeza y se quedó mirándola, acariciándola el rostro mientras esta se calmaba, sus cuerpos desnudos fueron iluminados por la luna, ahora los sonidos de la música parecían muy lejanos, Alba lo miró con los ojos iluminados, embriagados, Austin la beso con desesperación, metiéndose en su boca con anhelo, sus cuerpos se hundieron en el agua y Austin la colocó sobre sus rodillas, ella le rodeó con los brazos instintivamente y colocó sus piernas alrededor de su cintura. Sus manos bajaron por su espalda acariciándola con suavidad y Austin le acarició el pelo, atrayéndola hacia él con una mano, dándole cada vez más profundidad en su boca. De una sola estacada la penetró haciéndola arquear la espalda de placer, se movieron rítmicamente acompañados del movimiento de las olas, las mejillas ardientes de Alba brillaban con el reflejo de la luna, se miraron, se amaron. Sus cuerpos húmedos resbalaban al chocar el uno contra el otro, el deseo incontrolable que sentían al estar juntos parecía que primaba sobre todo. Se perdieron en el bamboleo de sus mojados cuerpos una y otra vez, hasta que un clímax devastador los condujo al más puro éxtasis.

Se quedaron quietos, empapados,  el movimiento de las olas se acompasaba con sus respiraciones. Lo habían hecho, habían hecho el amor, en el mar. Alba que no lo había hecho nunca fuera de la cama, ya lo había hecho rodeada de gente y en el mismo día. Se sintió rebelde, como una adolescente y comenzó a salpicar a Austin agitando fuertemente los pies, este la agarro por la cintura y la lanzo hundiéndola en el mar, salieron del mar tras varios achuchones y se colocaron la ropa rápidamente, Alba que ya se sentía mejor y se le había pasado la “pequeña borrachera” se sintió avergonzada.

-Austin debemos de dejarlo

-¿Qué?

-Debemos dejar de hacerlo en sitios públicos

-Cállate listilla, no hagas como si no te fuera el morbo- dijo mientras le daba un suave azote en el trasero.

Alba se recompuso y cogidos de la mano se acercaron a la zona de acampada, Alba no se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta ahora, le pesaban los parpados

-Austin quiero dormir ya…- dijo con un sonoro bostezo

Austin la beso en la frente y se acercaron al saco que cuidadosamente había colocado en el suelo.

Alba se recogió el pelo y se secó con su toalla, ya que aún estaba un poco mojada, hizo de tripas corazón como se suele decir y sin mediar palabra se metió en el saco de dormir “el mugriento saco de dormir”, a pesar de lo incómoda que se sentía en pocos instantes se quedó dormida, no sin antes ser azotada por un pensamiento que incluso le sorprendió a ella misma “¿Dónde estaría Borja en ese momento?”.

El sonido de los pájaros y la suave luz del amanecer la hizo despertar, se despertó sobresaltada y sin aliento, abrió los ojos de golpe aún con el corazón latiendo fuertemente, se acarició la frente aturdida y ya recordó donde estaba, ni siquiera recordaba haber tenido a Austin a su lado, no sabía si habían dormido juntos, la verdad es que allí no estaba, giró la cabeza a ambos lados y vio como todos aún dormían, debía ser bastante temprano, las tiendas de camping permanecían cerradas, echó mano de su mochila que tenía justo al lado y miró la hora en su i-phone, “las 5:00”, se levantó y al darse la vuelta vio a Austin apoyado sobre la moto, fumándose un cigarrillo, Alba se acercó a él sin decir nada y le quitó el cigarrillo de entre los dedos para darle una suave calada, no acostumbraba a fumar, pero en ese momento le apetecía. Austin se giró para mirarla a la cara, estaba despeinado, los ojos le brillaban y la luz del amanecer le destacaba aún más las pequeñas pequitas que tenía sobre la nariz, esas que Alba adoraba “¡Como se parece a Alex Pettyfer!”, la verdad es que muchas veces lo había pensado, sostenía el cigarrillo entre los labios suavemente de una forma extremadamente sexy. La miró y con un suave movimiento la colocó entre sus brazos.

-Que pronto te has despertado

-Me ha despertado el sol- silencio- ¿Dónde has dormido?

-Pues…- Austin hizo un amago de risa- mi pensamiento era dormir contigo pero no me dejabas sitio, así que he dormido en la playa

-¿Has dormido sobre la arena?- dijo escandalizada

-Me encanta dormir en la arena, es increíble, oír el mar y ver las estrellas, despertarte con el primer rayo de luz.

Siguieron abrazados por un tiempo, que a Alba le pareció que se hubiera detenido, no dijeron nada, quizá porque muchas veces sobran las palabras.

-No hemos tenido ocasión de hablar mucho desde que llegamos- dijo Austin mientras espachurraba la colilla contra una roca

-¿De qué quieres hablar?- a Alba le zumbaron los oídos “de Borja”

-No sé- Austin frunció el ceño, mirando hacia el horizonte con las manos en los bolsillos- no te parece esto un poco…no sé, rutinario

“¿Rutinario? Joder, Si supieras tú de rutinas…”

-La verdad es que no, hacemos lo que hacen las parejas, salir a cenar, dar un paseo, tomar un café, ir de viaje….- sentencio “Y hacer el amor Albita, hacéis mucho el amor”

-Si, salir a cenar, dar un paseo, tomar un café, ir de viaje. -  Austin se dio la vuelta sin mirarla y se  alejó con la mochila al hombro hacia la tienda de surf.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

15 “Rutina”

A las 7 de la mañana todo estaba ya en marcha, los aspirantes al premio se preparaban con sus trajes de neopreno, otros practicaban cogiendo algunas pequeñas olas y otros limaban los desperfectos de su tabla.

Hacía dos horas que no veía a Austin, desde que se metió en la tienda “¿Qué ha querido decir con eso?” Alba estaba sentada en la arena, llevaba unos pantalones cortos vaqueros y una blusa blanca suelta, con bordados en el escote, se había puesto una sudadera de Austin azul marino, para resguardarse un poco del frio mañanero. Desde que empezaron su relación Austin y ella sabían perfectamente a lo que se enfrentaban y sin embargo siguieron, eran diferentes, lo habían hablado muchas veces “¿Y ahora? Ahora según Austin solo les quedaba rutina” ella sabía que Austin no era de ese tipo de chicos que te prometen amor eterno, tampoco era uno de esos chicos con los que Alba podría tener hijos y llevar una vida medianamente normal, pero… “¿Tan pronto se había cansado?” un nudo en la garganta le dificultaba la respiración, tenía miedo, miedo de que se hubiera cansado de ella, miedo de perderlo, en el fondo siempre supo que sus vidas serian difíciles de encajar y que tendrían que luchar todos los días por hacer funcionar su relación “Cuando hay amor todo lo demás da igual” pero ¿A ella le daba igual?, infinidad de cosas se le pasaron por la mente y por un momento, Alba, la dura de Alba, se sintió débil, las lágrimas cayeron sutilmente por su rostro “era sexo, solo sexo”, siempre temió que fuera así y ahora… ahora se sentía sucia, ella no era de esas mujeres que podían tener un rollo y después olvidar, ella no podía y es que tras su fachada de mujer dura, Alba siempre lo hacia todo con el corazón.

Sonia se acercó de la mano de John, que estaba guapísimo, llevaba el pelo mojado y el bañador de neopreno azul marino, marcaba todos sus cuidados abdominales. Sonia se lanzó sobre ella para abrazarla y Alba se limpió las lágrimas con disimulo y sonrió con tristeza.

-Anoche no te vi ¿Dónde te metiste?

-Me fui a la cama pronto- su sonrisa fue apagándose al acabar la frase

-¿Estás bien?

-Si, solo un poco cansada- dijo mientras se colocaba un mechón de pelo tras la oreja- tampoco te vi yo a ti eh, supongo que estuviste ocupada- Alba le guiño un ojo y Sonia se puso roja como un tomate.

John le dio un beso a Sonia en los labios y salió corriendo hacia el mar. Sonia se acomodó al lado de Alba, mirando al horizonte.

-Estuvo genial ¡Que pedazo de tío Alba! No veas como se menea- Alba se echó a reír y puso los ojos en blanco.

-Me alegro de verte así con alguien, que yo sepa a los tíos sueles echarlos de casa a la mañana siguiente

-John me gusta

Alba aplaudió y le beso la mejilla carcajeándose

-Es genial, me alegro mucho- y su sonrisa volvió a hacerse triste

-Dime que te pasa- Alba no era una persona acostumbrada a contar sus problemas, ni nada de su vida en general, pero en ese momento lo necesitaba, agachó la cabeza y tragó saliva antes de hablar.

-Austin ha estado un poco raro esta mañana, dice que nuestra relación es un poco…rutinaria- Sonia abrió los ojos de par en par y agitó la cabeza en desaprobación, echó mano a su bolsillo del que sacó un paquete de tabaco, se metió un cigarrillo en la boca y lo encendió, seguidamente le pasó otro a Alba que lo cogió sin preguntar y dio una honda calada que le invadió los pulmones, expulsó el humo con los ojos cerrados intentado quizá expulsar las cosas malas de su alma.

-Mira Alba los tíos son así, ven un poquito de compromiso y salen corriendo despavoridos, pero él te quiere y tú a él, dale tiempo, acabareis juntos a pesar de que os lo pongáis tan difícil.

Alba siguió cabizbaja. Pasada una media hora comenzaba la competición, la playa estaba a rebosar de nerviosos espectadores que no se perdían la competición anual.

Alba vio aparecer a Austin con su bañador negro de neopreno que marcaba perfectamente su anatomía de anuncio de Calvin Klein, se fijó en su pelo, mojado y despeinado, sus mechones rubios brillaban al sol como si se trataran de sus propios rayos. Los participantes se colocaron en sus puestos y fueron siendo llamados uno a uno, el 5º fue el turno de Austin que se deslizó por la tabla con una gracilidad que parecía haber nacido surfeando, cogió varias olas de mediana altura, el mar estaba agitado, hacía viento y era el día perfecto para surfear, una ola de casi tres metros se le apareció por la derecha y Austin se deslizo sobre ella haciendo un giro completo que dejo al resto de participantes a la altura del betún. Tras él se sucedieron 15 aspirantes más, Alba estaba cansada y Austin no se había acercado a ella en toda la mañana, pensó seriamente que no tenía nada que hacer allí y una punzada en el estómago le sugirió que debía volver a casa.Se acercó a Sonia que se encontraba junto al resto de chicos que no participaban, masticaba un bocadillo de bacón y queso chédar y a Alba se le abrió tremendamente el apetito, pero no comería nada más que no fuera sano, estar fuera de casa no significaba denigrar tanto su dieta.

-Sonia, creo que deberíamos marcharnos

-Pero si aún no dicen los ganadores- dijo masticando un trozo de su bocadillo

-No quiero estar aquí, creo que no pinto nada

-Alba cielo- Sonia dejó su bocadillo sobre una mesa de madera y le acaricio la mejilla con la mano derecha- si te vas sola no harás más que empeorar las cosas, espera a que todo termine y habla con él, mañana saldremos temprano para estar en Londres cuanto antes.

Alba agachó la cabeza resignada y miró hacia el mar, donde algunos chicos seguían surfeando. Cogió su toalla-fular rosa palo y se sentó sobre la arena dejando la vista clavada en el horizonte.

Una hora más tarde anunciaron los ganadores y Austin quedó en el tercer puesto, lo que significaba que este año tampoco asistiría a la competición mundial. Agachó la cabeza y dio una patada a la arena que levantó todo el polvo hacia los que se encontraban a su lado, Alba ladeo la cabeza y vio como los ganadores se acercaron al podio, Austin recibió su copa y su medalla de bronce, que para extraño de Alba miró con absoluto desprecio. Los otros competidores se acercaron a saludarlo y le dieron la mano con cordialidad, mientras otros vitoreaban al chico que había quedado en el primer puesto, Alba decidió levantarse y se dirigió hacia Austin que la miró casi asombrado, Alba sin decir nada se acercó a él hasta tenerlo a unos centímetros de su cara, Austin entreabrió los labios y respiro suavemente, Alba cerro los ojos casi con dolor y lo miro fijamente a aquellos ojos azules que le hacían que el corazón se le subiera a la garganta. Alba sin decir nada, lo rodeó por el cuello con los brazos y le dio un suave beso en la mejilla, Austin colocó su mano en la parte baja de su espalada y cerró los ojos con ternura

-Has estado genial- dijo Alba pegada a su cara

-Que va- dijo Austin cabizbajo

-Que no hayas ganado no significa que no lo hayas hecho bien, simplemente no era tu momento, has quedado el tercero en Inglaterra, ¡Es genial Austin!

Austin no dijo nada, se alejó de ella y se dirigió hacia la caseta.

Trascurrió el resto de la tarde sin mucha novedad, Alba fue a comer a un bar cerca de la playa, pidió una ensalada griega que su estómago agradeció soberanamente, Sonia se había quedado con John tumbados en la arena y Austin…no quería saber nada. Se había marchado a cambiarse tras la competición y después se quedó con unos amigos actuando como si no se conocieran, Alba estaba dolida, dolida y un tanto desilusionada “¿Dónde estaban las promesas? ¿Dónde estaban todos esos intentos que él estaba haciendo porque saliera bien?”, cuando se terminó la copa de vino blanco que aún quedaba junto a la mesa ya tenía la mente un tanto nublada y cuando uno está dolido y bebe resulta un coctel molotov, alargó su mano hasta su móvil que dejó encima de la mesa, lo encendió, ya que desde el día anterior lo tenía apagado, para evitar…distracciones. Se acomodó en la silla y tragó saliva antes de marcar su número, una voz masculina y familiar al fondo la distrajo y Alba se giró para mirar cara a cara a ese hombre que la hacía combustionar de arriba abajo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

16 “Borja”

Alba tragó saliva y se levantó rápidamente, el corazón le bombeaba agitadamente, al levantarse le azotó un leve mareo “el vino” se acomodó la ropa y se dirigió con paso sugerente hacia él, cuando estuvo cerca, este desvió la mirada del chico que le atendía para centrarse en ella, sus increíbles ojos verdes la abordaron hasta dejarla sin aliento. Alba dio un paso atrás y con cara extrañada separó los labios

-¿Qué haces aquí?- frunció el ceño sin poder evitar desviar la mirada hacia esos gruesos y jugosos labios, que Borja al darse cuenta se encargó de humedecerlos “calor”

-Me encantaría poder decirte  que he venido a verte preciosa- dijo mostrando una media sonrisa que electrocutó a Alba.

-Pero no es verdad y quedarías como un capullo, dime a que has venido- la expresión de Alba se volvió seria e imperturbable

-Mi nena está enfadada- Alba se echó a reír

-¿Tu nena?- “Creído, se cree que me tiene en el bote, vale, me tiene en el bote”

-He venido a visitar a unos amigos

-¿Solo o con tu mujer?- “Manera sutil de preguntar si está casado ¡Lo que me faltaba!”

-¿Mi mujer?- Borja frunció el ceño y comenzó a reír- lo único que veo por aquí que se parezca a mi mujer eres tú- Borja agachó la cabeza un tanto “¿tímido?”- vamos te invito a una copa de vino, no he almorzado

-Lo cierto es que yo ya he comido y no quiero beber más vino, por hoy- dijo Alba agitando la cabeza de un lado a otro

-Vamos- dijo Borja mientras colocaba la mano derecha en la parte baja de su espalada, justo donde había estado la de Austin “Culpabilidad” la condujo hacia la mesa y pidió un buen vino tinto para acompañar con un pescado al horno, Borja cruzó las manos frente a su cara sin apartar la vista de Alba.

-¿Y tú, que haces aquí?

-Yo, esto, eh… yo…- “¿Alba que haces?”

-Nerviosa ¿eh?, te intimido- le dirigió una mirada picarona

-No me intimidas ¿Te has dado cuenta alguna vez de lo capullo que eres?- Borja se echó a reír y Alba dio un largo trago a su copa de vino- he venido con unos amigos a la competición de surf

-Ah ¿sí?, no sabía que te gustaba el surf

-Ni yo- los dos rieron- pero parecía un plan divertido

-No eres de ese tipo de chicas a las que un plan así les parecería divertido- dijo mientras acaricio sus nudillos suavemente con el pulgar, Alba se estremeció.

-Hablas como si me conocieras

-Y te conozco- dijo Borja con una amplia sonrisa y siguió comiendo

Alba miró por la ventana y vio como los chicos seguían con la fiesta, ese no era su mundo, su mundo era sentarse en una exquisita terraza a degustar un buen vino. Borja lo sabía, y ahí llevaba ventaja, el sentimiento de culpabilidad desapareció y se relajó, estar con Borja siempre la mantenía en tensión, pero esta vez no lo veía como su jefe, sino como un educado chico con el que tenía su primera cita y que sería el chico que algún día le pediría matrimonio arrodillándose con un precioso anillo de Swarovsky en un lugar como ese, “¿Haría Austin algo así?” Alba agachó la cabeza y se miró las manos.

-¿Por qué has venido a comer sola?- Alba dudó

-Eh… ellos estaban comiendo porquerías y me apetecía una ensalada- “Buena media- mentira Alba”

-¿Y nadie quiso acompañarte?

-¿Por qué te interesa tanto?

-Solo quiero saber si estás sola

-¿Cómo de sola?

-Si no está tu amigo aquí

-Esta aquí, pero solo es un amigo, no le intereso para nada más

Borja no quiso hablar más del tema, hablaron sobre el trabajo, sobre la isla de Inglaterra, sobre Londres, Borja le comento lugares interesantes que debía visitar “Algún día te llevare a Chinatown, te encantará”, hablaron de su infancia, de porque habían decidido marcharse a Londres y se sintieron muy parecidos, no hubo sexo de por medio, no hubo nada que enturbiara una conversación de dos personas que intentan conocerse.

-No debería beber más, me estoy poniendo tonta- dijo Alba acariciándose la frente

-Umm me encantaría verte tonta…- el tono de voz de Borja cambio a sensual, tan sensual que Alba tuvo que reprimir un gemido.

-¿Te gustaría venir al hotel, conmigo?- dijo Borja casi en tono de amenaza “Contigo me voy al infinito y más allá” “No Alba no”

-No debería…eres mi jefe

-¿Hasta cuándo vas a resistirte?

-Hasta que pueda.

Y sin más Alba abandonó el restaurante contoneando sus caderas y reprimiéndose internamente para no darse la vuelta y salir corriendo a sus brazos. “¿Pero es que pinto yo algo aquí? Austin no me habla, sin motivo aparente, me trata como quiere y tengo que estar aquí aguantando todo esto, esperando a que quiera hablarme, no tengo por qué quedarme aquí, yo no tengo nada que ver con esa panda de perros flautas” Alba se dio la vuelta y se sorprendió al ver a Borja esperándola de pie con las manos en los bolsillos, se acercó hacia él todo lo que pudo y sin dejar de mirarle a los ojos le dijo:

-      Me voy contigo.

Caminaron hacia el hotel a paso tranquilo, Borja no le pidió ninguna explicación y eso la relajó demasiado. La mente de Alba funcionaba a mil por hora, y si todo hubiera sido diferente, y si hubiera conocido antes a Borja, pero es que había conocido antes a Borja y esa fachada de jefe estricto no le había dejado ver un gran hombre tras él, pero ahora… ¿Qué haría? “¿Podía dejar a Austin a un lado? ¿Podría dejar de amarlo? ¿Podría intentarlo con Borja? ¿Le daría Borja lo que necesitaba?”

Cuando llegaron al hotel les saludó una chica rubia de media melena, una amplia sonrisa y entregó a Borja una tarjeta, se dirigieron al ascensor sin hablar y Alba se miró los pies, se dio cuenta de que estaba llena de arena, se miró al espejo y vio que tenía el pelo demasiado alborotado, su piel se había tostado y lucia brillante bajo la tela de su delicada blusa, vio su cara sin maquillar y casi se asustó “¿Cómo me he descuidado tanto?” Borja le acarició la espalda pareciendo haberle leído el pensamiento

-Estás guapísima, pareces una niña- dijo con una tierna sonrisa

Entraron en la amplia habitación recubierta enteramente por mármol, unas columnas de mármol veteado en verde se alzaba en la entrada, al fondo una cama con una delicada colcha azul cielo “¿satén?” las ventanas abiertas movían las blancas, casi transparentes cortinas, un sofá orejero estampado y una pequeña mesita dorada donde había revistas turísticas, una televisión plana de unas 50 pulgadas se alzaba sobre la pared “Joder, la suite presidencial”

-¿has alquilado la suite para dos días?

-Si- Borja se quitó la chaqueta y la dejó doblada sobre el sofá, se acercó al minibar y abrió la pequeña puerta en busca de algo de beber - ¿Qué te apetece? ¿vino rosado?

-Si me das más vino me estallara la cabeza

-¿Quieres algo sin alcohol?

-Por favor

Y Borja saco una botella de algo que parecía “mojito sin alcohol” lo vertió una copa achaflanada y se lo dio.

-Gracias- probó un poco de su copa y se relamió- umm está bueno- Borja se sirvió también una copa- ¿también vas a beber eso?

-Tenemos que estar en igualdad de condiciones

-No lo estamos, te recuerdo que me he bebido una botella de vino yo sola

-Aich- hizo un gesto de chasqueo de dedos- me llevas ventaja- y sonriendo se acercó la copa a los labios.

Borja se sentó junto a ella en el sofá y le aparto el pelo para dejar un beso distraído en su cuello, Alba se humedeció casi al instante, pero sintió que no estaba preparada para esto.

-¿Cuando vuelves?

-Mañana temprano

-¿Puedo ir contigo?

Borja abrió los ojos sorprendido

-¿Por qué quieres venir conmigo?

-Hemos venido en moto y la verdad no me apetece nada las cuatro horas de viaje

-¿Has hecho todo este recorrido en moto?- Borja se echó a reír

-Si, te sorprenderías de lo que soy capaz de hacer, crees que me conoces y no es así

-Tienes razón, no te conozco, pero me encantaría conocerte- Y Borja colocó un mechón de pelo tras la oreja de Alba que cerró los ojos dejándose llevar por su tacto.

-¿Te importa que me dé una ducha? Me siento asqueada, dormir en la playa es…Arg…- hizo un gesto de arcada y Borja se echó a reír “¿Qué estás haciendo Alba?”

Alba se levantó y se metió en el baño, un lujoso baño blanco, con un jacuzzi, “Umm ¡Que delicia!” Alba llenó el jacuzzi y activó las burbujas, se quitó toda la ropa y se metió poco a poco en el agua sintiendo casi un orgasmo, cerró los ojos y se relajó, sin pensar nada, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo. Le sorprendió lo prudente que fue Borja al no entrar en el baño y por una parte sintió cierta decepción “¿Por qué?”, cuando salió de la bañera se dio cuenta de que había dejado todas sus cosas en la playa “Mierda”, cogió su móvil y pensó durante 10 minutos como decírselo a Sonia:

“Sonia, no te preocupes, estoy bien, me he encontrado con mi jefe y se ha ofrecido a llevarme mañana a Londres, no insistas no iré con vosotros. No me apetece verlo, entiéndelo. Recoge mis cosas, seguramente llegare antes que vosotros. No pienses mal. Nos vemos mañana. Besos”

Sonia no tardó ni dos minutos en contestarle:

“¿Comooo? Esto no se va a quedar así, tendrás que explicármelo TODO. Disfruta nena. Te quiero perra” “Sonia” Alba no pudo evitar sonreír.

Se anudó la toalla y abrió la puerta suavemente, por la rendija hizo una vista panorámica de la habitación y vio a Borja sentado en el filo de su cama con el portátil

-Borja- este levantó la cabeza que tenía pegada al ordenador, en dirección a Alba que se asomaba tímidamente por la rendijita de la puerta- no tengo nada de ropa aquí- Borja abrió los ojos y dibujo una traviesa sonrisa.

-¿Quieres que te preste algo?

-Por favor

Borja se levantó y se dirigió hacia el armario en el que había colocado varios trajes de chaqueta y unas cuantas camisas, descolgó una en un tono celeste pastel, clásica pero elegante, del cajón saco unos calzoncillos negros, Maximo Dutti “Elegancia por doquier” se dirigió a Alba con la mirada atenta en la ropa.

-Aquí tienes- dijo tendiéndole la ropa- ¿Sera suficiente?- sus ojos se deslizaron por el cuerpo de Alba anudado a la toalla que se podía ver escasamente a través de la puerta.

-Gracias

Y Alba cerro dando un portazo, se secó y se anudo la toalla al cabello, “Umm Que bien me ha sentado la ducha” se miró al espejo y observo lo bien que le quedaba el bronceado, resaltaba sus ojos verdes, su mirada se fijó en la ropa que llevaba en sus manos, sin pensarlo mucho se puso los calzoncillos y se dio cuenta de que no estaba preparada para esa privacidad, no con él, “Meterme en sus calzoncillos es como si él hubiera estado dentro de mí”, nunca con Austin había hecho algo así y tampoco con Alex, pero claro con Alex no tenía ningún tipo de confianza más allá de la estrictamente necesaria. Se puso la camisa, que le quedaba ligeramente por debajo del trasero y la abotonó, se vio sexy, muy sexy, se quitó la toalla y cepilló el cabello dejándolo suelto, creando unas suaves “ondas surferas” “Austin…¿Me echara de menos?” desechó ese pensamiento tan rápido como había venido y se encaminó hacia el interior de la habitación, los ojos de Borja se clavaron en ella y prácticamente la desvistió con la mirada, se sintió intimidada, pero a la vez estaba tranquila, necesitaba saber a qué atenerse con Borja, necesitaba saber si con el sí podría ser algo de verdad, si se abstenían esta noche, abrían pasado una gran prueba.

-Borja tengo que hablar contigo

-Tú dirás- se quitó las gafas de marca y aparto el ordenador hacia un lado, invitándola a sentarse junto a él en la cama.

Nunca había visto a Borja así, siempre había visto en él lujuria, deseo, pero no eso, no un simple hombre, con sentimientos, un hombre con el que se puede hablar, un hombre con el que podría “¿ser amigos?”

-¿Te importa que me quede a dormir contigo?- los ojos de Borja se abrieron como platos y esbozó una sonrisa triunfadora “No te confundas chato”- espero que no malinterpretes esto, verás- pensó, pensó, pensó- no quiero volver a la playa, dormir en un saco me produce arcadas, no es para mí- Borja rio- ya he avisado a mis amigos de que volveré contigo y de que me quedo aquí

-¿No le molestará a tu amigo que te quedes?

-Es un amigo con el que he tenido…una historia, pero al que ya no le intereso, no tengo porque darle explicaciones- Borja sonrió dulcemente

-Estás dolida- dijo acariciando suavemente su mejilla, nunca habían estado tan cerca

-No, no lo estoy

Borja besó con dulzura su frente y Alba se quedó francamente desconcertada, no era ese Borja al que ella conocía.

-Puedes quedarte, voy a llamar a mi secretario para que saque otro billete para ti

-¿Billete?

-Vamos en avión

-Oh Dios, gracias

Los dos rieron y se miraron con ternura, como aquel ex con el que has tenido una historia que ha acabado bien, y que ahora os queréis como amigos, pero con Borja no había habido nada.

-Tienes que prometerme una cosa

-No te tocaré, a menos que tú me lo pidas, no haré nada que no quieras- “¿Decepción?”

Alba agachó la cabeza, era ese el Borja que había estado detrás de ella, que prácticamente la había acosado, ¿Por qué se comportaba como si de verdad le importara?, Alba cerró los ojos y exhaló un poco de aire “¿Es que de verdad le importo?”. 

 

 

 

17 “Antigua Alba VS Nueva Alba”

Borja llamó al servicio de habitaciones y cenaron viendo “El Padrino” que la ponían en   televisión, algo de marisco, más pescado, era normal al encontrarse en la costa.

La cena la acompañaron con un exquisito vino blanco “No he bebido tanto vino en mi vida”, Alba estaba un tanto desconcertada, todo le daba vuelta, estaba segura de que si no se hubiera sentido tan “achispada” no se encontraría allí, pero allí estaba, no precisamente en pleno uso de sus facultades mentales. Como en un instinto la cabeza de Alba se colocó grácilmente sobre el hombro derecho de Borja, después todo se llenó de una espesa neblina.

El sol se coló sutilmente por una de las rendijas de la cortina entreabierta, Alba se frotó los ojos y se incorporó rápidamente en la cama “¿Dónde estoy?”, agitó la cabeza y vio que solo llevaba su sujetador y unos bóxer de Borja, miró hacia a un lado de la cama y no vio a nadie, segundos después, Borja salió del baño abotonándose los puños de la camisa.

-Buenos días dormilona

Alba respiró profundamente  y examino la situación “Ayer almorcé en el restaurante de la playa, vino, apareció Borja y más vino, fuimos al hotel, me duché, cenamos, vino, y… ¿Y después que?”

-Borja ¿Qué pasó anoche?

-Te quedaste dormida, créeme que si nos hubiéramos acostado lo recordarías

“Waoo”

-¿Me desvestiste tú?

-Si, ibas a arrugar la camisa- sonrió de medio lado “Dios es tan perfeccionista como yo”- tranquila, no te toqué todo lo que me hubiera gustado.

Alba cerró los ojos y  flexionó las rodillas acercándolas hacia su pecho “He dormido con mi jefe”

-No sé qué se me pasó por la cabeza para acabar aquí, contigo, eres mi jefe

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