Alba

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1 “El comienzo”

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Alba se giró para sentirlo de nuevo cara a cara, Borja se acercó más, tanto que su nariz rozo la de ella, un deseo incipiente bombardeo la entrepierna de Alba, “Si, si, bésame” cerró los ojos y se deshizo entera cuando los labios firmes, de Borja se posaron sobre los de ella, húmedos, cálidos, ella entreabrió la boca para dejarlo entrar, la lengua de Borja ondeó entrando en su boca con delicadeza, llenándola de deseo, de placer, de morbo, quiso más, quiso arrancarle la ropa con desespero, quiso hacerle el amor a ese hombre en su propia mesa, Borja bajó las manos hasta las caderas de Alba y la apretó más hacia él, Borja se separó despacio de ella y la miro a los ojos, una sonrisa pérfida se deslizó por su cara y Alba soltó una carcajada “¿A que ha venido esto?”.

Alba decidió separarse de ella “Por el bien de mis bragas”

-¿Qué ha pasado?

-¿Te refieres a la ansiedad o al beso?

-A las dos cosas

-Estoy estresada, habrá sido eso- Alba agachó la mirada buscando quizá inspiración divina- en cuanto al beso no hay nada que decir, ha sido un error- “un delicioso error”- y no se volverá a repetir- Borja la miró con el ceño fruncido y los brazos entrelazados bajo su pecho- Gracias por ayudarme Borja.

Y Alba salió del despacho con un beso de más y corazón de menos.

 

 

21 “Tomar las riendas”

En el metro Alba no pudo más que llorar, llorar por no controlarse, por no ser dueña de sus actos, llorar por amar a un hombre que no le correspondía, por desear a otro que prometía una vida perfecta “¿Cuál era el problema? ¿Elegir?” Alba se llevó las manos a la cabeza “¿Qué querría hablar Austin? Esto ha sido una locura, no debimos volver a intentarlo, tu y yo no tenemos nada en común; No quiero nada serio, no necesito esto” de ser así, para Alba todo sería más fácil, no se sentiría culpable de rendirse a los brazos de Borja, de follarlo tanto como deseaba, si Austin la dejaba, no tendría que elegir ¿La haría eso feliz?, eso no era lo que Alba quería, no quería sentirse a la merced de dos hombres, quería decidir sobre su vida, quería poner los pies en la tierra y poder hacer lo que quisiera, lo que de verdad sintiera. El pitido del metro la asustó, anunciando su parada, bajó del metro con las piernas temblorosas y el rímel corrido por la cara, no quiso darle a Austin el privilegio de verla así, se dirigió al baño “A los sucios y malolientes baños del metro” se miró al espejo y esa imagen de mujer débil no le gustó nada, ella nunca había sido así, no entendía porque, por más que se esforzaba no podía volver a ponerse esa coraza que tiempo atrás la había protegido de todo.

Se retocó el maquillaje limpiando su cara con una toallita y se puso un poco de brillo de labios, sus labios aun palpitaban bajo la esponjita del gloss, los sentía hinchados y sonrió con lascivia al recordar las poderosas manos de Borja agarrándola, su lengua enredándose con la suya, la cálida presión que ejercían sus labios contra ella, cerró los ojos ensimismada; pero sacudió la cabeza, “No podía ser ¿Qué dirían de mí en el trabajo?”, mojó su mano con agua fría y se la poso en la nuca, echó la cabeza hacia atrás y respiró profundamente, debía tomar las riendas del asunto “Tenía que tomar las riendas”.

Salió del baño haciendo sonar el golpeteo de sus tacones sobre el suelo, cuando salió a la calle el aire fresco la invadió por completo y se sintió mucho mejor, anduvo un poco hasta su casa y decidida se dirigió al ascensor, cuando estaba a punto de subir una niña rubia de unos cinco años avanzó corriendo a saltitos hasta introducirse en el ascensor, detrás de ella una mujer de unos 35 años, rubia, esbelta y guapa, una de esas mujeres atractivas que gana con los años, la niña llevaba dos preciosas coletas que hacía que su pelo en tirabuzones cayera sobre sus hombros, miró a Alba con una sonrisa y esta no pudo evitar sonreír. Alba siguió mirando al frente del ascensor mientras este se elevaba y sintió unas juguetonas y delicadas manos entre sus dedos

-Me gusta tu anillo- dijo con una voz dulce e infantil agarrando el anillo de Swarosky “Autorregalo de navidad”

- Gracias – dijo Alba dibujando una sonrisa “¿maternal? ¿Era eso el instinto maternal?”- cuando seas mayor podrás tener anillos así- la niña sonrió con los ojitos llenos de ilusión

-¡Ala Que zapatos tan altos! ¿Te duelen?- Alba y la madre de la niña soltaron una carcajada al unísono

-No, no me duelen

-Me encantan- la madre la agarró de la mano y tiró suavemente de ella

-Natally no seas pesada con la señorita

-Oh no te preocupes, es un encanto

El ascensor paró en su planta y Alba se despidió con la mano, Natally repitió su gesto. Cuando Alba bajó en su planta un sentimiento la invadió por completo, quería ser madre y era algo a lo que no podría renunciar.

Se encaminó con paso decidido y una sonrisa en los labios a casa de Austin y llamó al timbre, un Austin despeinado, que parecía acabarse de levantar, abrió la puerta, tenía ojeras y una barba de “¿3, 4 días?” Alba metió un pie en la casa sin esperar invitación, no lo besó, apenas lo miró y el agachó la cabeza dirigiéndose a la cocina.

-¿Qué quieres tomar?

-¿Tienes vino?

-Sabes que no tomo vino

-Pues lo que tengas

Austin se acercó al salón con dos Coca Colas en tazas de café y se sentó sobre la alfombra del salón.

-Tenemos que hablar- su voz sonó rotunda y a Alba se le disiparon todas las energías que había puesto en hacer ver que dominaba la situación.

-Tenemos que hacerlo…¿Te importa que empiece yo?- Austin frunció el ceño sorprendido, quizá no esperaba que Alba tuviera algo que decir- la semana que viene me voy a Múnich, es por trabajo, una convención de abogados- hasta ahí todo perfecto y no había mentido

-Me parece bien, no es a lo que me refería con lo de hablar…

-Déjame acabar- Alba le interrumpió- tienes que saber algo- “Mi jefe me pone tanto que cada vez que pestañea me da un orgasmo” buscó las palabras, de verdad las buscó, miró su taza, después a él, y así unas tres veces, hasta que sus labios se decidieron a moverse- hay alguien más- “¿Alguien más? Joder Alba”- tu no querías nada serio, es algo que dejaste claro, al principio me sentía mal, pero ya no

-¿Me la estas pegando con otro?- su voz cortante y fría la desencajo por dentro

-No- un rotundo no- Es mi jefe, siente algo por mí y yo irremediablemente siento algo por él, no puedo evitarlo, me atrae, mucho- la seguridad de Alba descolocó a Austin “Toma de tu propia medicina ¿Querías libertad? Ahí la llevas”

-¿Te lo has follado?

-No

-¿Te ha besado?

-Si- Austin se llevó las manos a la cabeza y atusó su pelo rubio, que hacía meses que no cortaba.

-Por eso quería decirte lo del viaje,  iré con el

-¿Y qué pasará en ese viaje Alba?- las manos de Austin estaban apretadas, cerradas, los nudillos casi blancos se posaban con firmeza sobre la mesa

-No lo sé, ni siquiera sé que va a pasar ahora, ni de que querías hablar, hay cosas que te he ocultado, pero que no puedo esconder más porque ya forman parte de mí, Borja me atrae, pero no sé si detrás de eso hay solo sexo o algo más, contigo…- Alba hizo una pausa para tragar saliva- siempre es más, siempre han ido por delante los sentimientos aunque no nos falte el deseo y la atracción, hay muchos sentimientos encerrados dentro de mí y que tu no me dejas darte.

-No te mereces a alguien como yo

-Podría merecerte tan solo si tu quisieras

-El día de la competición- Austin dejó de mirarla y clavó su mirada en el suelo- estaba tan enfadado, te habías ido, cuando Sonia me dijo lo de tu jefe me temí lo peor, temí que habías estado con el todo este tiempo

-Esa noche no pasó nada

-Déjame seguir- Alba irguió la espalda y le hizo un gesto con la mano para que siguiera hablando- me sentí traicionado, enfadado por la competición, enfadado porque por mi culpa habías ido a buscar en otro lo que yo no podía darte, amor- a Alba se le encogió el corazón en suspiro y se le agolpó en la garganta como si pretendiera salirle por la boca- se las expectativas que tienes y el ver cómo eres una mujer de éxito y yo a tu lado no soy nada, solo sirvo para darte placer en la cama, nada mas

-Eso no es verdad- dijo Alba en un hilo de voz

-Esa noche bebí, mucho, ingerí alcohol casi en vena- su rostro cada vez se volvió más serio y oscuro- y apareció Violetta, hablando de todo lo nuestro- la cabeza de Alba empezó a dar vueltas “No puede ser verdad” le temblaron las manos, las piernas, el vello se le erizó como cuando chirria una tiza en una pizarra- nos acostamos, me la folle en la arena de la playa hasta que me dijo que parara porque le hacía daño, la folle con rabia contenida, con ardor

-No me des explicaciones- Alba se levantó aguantando unas lágrimas agolpadas en su interior a la espera de salir

-No te vayas, escúchame por favor

-¡¿Qué es lo que tengo que escuchar por amor de Dios?! ¡¿Esto?! ¡¿Esta mierda?! ¡¿Cómo puedes atreverte a decirme que te follaste a esa zorra porque te sentías mal de no poder darme lo que pido?! ¡No eres la víctima en esto Austin joder!-Alba agitada, se apoyó en la pared al borde del desmayo, Austin se encontraba a su altura pero lo suficientemente alejado como para poder respirar

-Lo que hice no tiene explicación y entiendo que no me perdones, no es lo que quiero- lagrimas comenzaron a brotar de su rostro, Austin llorando era como un niño solo y perdido, viajaba años atrás, cuando se vio solo en una ciudad desconocida, como cuando acababa de perder a su madre- lo que quiero es que puedas encontrar a un hombre que te de una estabilidad, que te de todo lo que yo no puedo, esta vida de mierda no es para ti Alba, tu no estas hecha para esto

Alba se dirigió a la puerta decidida, quizá en lo más hondo de su alma esperó que Austin recapacitara, que fuera hasta ella y le pidiera, le implorara que le perdonara, que le dijera te amo, te amo tanto que no puedo estar sin ti, pero nada de eso pasó y Alba salió por la puerta por la que había entrado media hora antes, con la intención de no volver a pisar esa casa jamás.

-¿Entonces Austin te ha dado carta blanca para que te folles a Borja?- Sonia se había levantado especialmente filosófica esa mañana. Tras una hora del sórdido relato de la noche anterior, unas tazas de café y algún que otro llanto, Alba se sintió completamente vacía.

-No lo sé Sonia, lo que sé es que no quiero tener que ver nada más con él, nos estamos haciendo daño y no puedo seguir dando tumbos en una relación de la que no saco ningún beneficio- Sonia asintió y se levantó llevando consigo las dos tazas de café hacia la cocina.

-Debería llamar a Borja para decirle que no voy a ir

-¿Y porque tienes que faltar al trabajo? ¿Por un tío?

-La antigua Alba nunca habría hecho algo así- dijo casi en un hilo de voz- ya de todas maneras voy tarde

-Quedarte aquí dándole vueltas al coco no hará más que empeorar la situación- Alba asintió con la cabeza entre las manos y sus dedos entrelazados entre mechones de pelo enredados.

-Voy a llamar a Borja- dijo levantándose casi en un salto

-¿Y qué le vas a decir?

-No lo sé- Alba cogió su teléfono móvil y buscó entre sus contactos “Borja(Jefe) ¿Debía dejar el nombre en simplemente Borja?” un tono, dos, Alba se mordía las uñas nerviosas sentada en el diván rojo junto a la ventana

-¿Alba? ¿Dónde cojones estas? Te necesito aquí ahora- El Borja de las primeras semanas de trabajo apareció como devolviéndola de sopetón a la realidad.

-Borja lo siento, no podré ir hoy, me he levantado mala- cerró los ojos rezando por todos los santos que se lo tomara bien, un Borja compresivo, eso es lo que necesitaba- estoy…tengo algo de fiebre, prefiero quedarme en la cama hoy para poder ir mañana a Múnich- silencio, diez segundos como horas

-¿Quieres que vaya a verte?- de todas las respuestas del mundo que Borja le podría haber dado, esa era la que menos esperaba

-Eh, no, no hace falta tendrás mucho trabajo

-Dejare a Greg vigilando esto, voy para allá- y colgó.

Alba se quedó mirando el móvil más de 5 minutos.

-¿Qué te ha dicho?

-Que viene para acá

-¡¿Qué viene?! Joder Alba lo tienes calado- Alba esbozó una media sonrisa “¿Tanto le interesaba a Borja?”- oye ¿Y qué piensas hacer cuando se dé cuenta de que no estas mala, ni tienes fiebre, ni nada de eso?

-Habrá que fingir un poco- y las dos se echaron a reír

Alba corrió hasta su habitación y se miró en el espejo de su cómoda, pintas de estar enferma sí que tenía, aunque más bien era una cosa de mal de amores, ojeras, una coleta despeinada, pálida…llevaba puesto unos shorts de andar por casa, cortos, en color gris claro y una camiseta de estas que cae por el hombro hacia un lado en rosa pastel, se metió en la cama y se tapó hasta el cuello, con el nórdico y todo, si, en verano “¿Si tenía fiebre tendría que sudar no?”

-Alba creo que voy a salir, es mejor que os deje solos, a lo mejor quiere ponerte una inyección- dijo Sonia asomando la cabecita por la esquina de la puerta, Alba entorno los ojos y se tapó hasta la cabeza.

Escuchó los tacones de Sonia hacia la puerta y oyó como abría la puerta, de repente ese sonido se mezcló con zapatos de hombre, unos pies que andaban con contundencia “Está ahí” Alba apretó los ojos nerviosa “Si me descubre a la puta calle”, escuchó como la puerta se cerraba y los zapatos de ese hombre anduvieron por su pequeño pasillo

-¿Alba?- su voz masculina e inconfundible

-Estoy aquí- dijo Alba sacando la mano de la cama y agitándola por debajo del edredón

-Te vas a asar mujer- dijo Borja mientras se acercaba apresuradamente hacia ella, le destapó la cabeza y se sentó al filo de la cama, Alba esbozo una sonrisa como el que ve una aparición mística. Estaba guapo, como siempre, camisa gris clara, corbata un tono o dos más oscura, un pantalón negro de traje y esa barba perfectamente recortada “Por el bien de las mujeres del planeta debería dejar de ponerse esas camisas tan ajustadas”- ¿Cómo estás?- dijo Borja mientras le acariciaba la mejilla

-Estoy mejor,  Sonia me dio una pastilla y un café, ya no tengo fiebre- “Y el Oscar a la mejor actriz revelación es para Alba Ramírez” Alba imaginó aplausos en su cabeza. Borja la miró algo extrañado y le posó la mano sobre la frente “Oh, oh”

-Si, ya no tienes fiebre- sonrió de esa manera tan… “¿lo siguiente es quitarme la ropa verdad?”- ¿Quieres que me quede contigo?- dijo mientras deslizaba su mano para coger la de Alba con firmeza. Alba se deslizó entre las sabanas hasta ponerse erguida con la espalda contra la pared.

-¿Y qué pasa con el trabajo?

-Lo estoy dejando todo solucionado para mañana, en tu ausencia Tatiana se encargará de tus casos, pero no se celebrará ningún juicio hasta que vuelvas.

-Perfecto, gracias Borja

-Es mi trabajo

-No lo decía por eso, sino por venir, no tenías por qué

-Quería hacerlo- Ambos sonrieron agachando la cabeza.

Borja deslizó sus agiles manos por el rostro de Alba  y se acercó más a ella, tanto que pudo notar su aliento ardiente sobre sus labios “¿Estaba preparada para esto?”

-Voy a contagiarte

-¿De mentiritis?- Alba abrió los ojos de par en par pestañeando “Catada guapa”

-¿Qué dices?- no pudo evitar que se le escapara una risita. Borja se separó de ella para tener más visión de su cara.

-Que no estas mala, ni enferma ¿Crees que soy tonto Alba?- y esta vez se puso muy serio, Alba tragó saliva “Despedida”

-No, yo…no creo que seas tonto Borja, no he querido que lo parecieras, yo…- tartamudeo hasta sentirse lo suficientemente estúpida como para no mirarlo a la cara, Borja se echó a reír y deslizó de nuevo sus manos por el rostro de ella, Alba cerró los ojos dejándose invadir por ese tacto que le quemaba la piel

-He descubierto tu táctica bonita, si querías que viniera solo tenías que pedírmelo, no hacen falta las mentiras- “Borja y su puto ego”, posó los labios sobre los de ella y entreabrió la boca hasta introducir su dulce lengua dentro de su boca, sus manos le agarraron más la cara, con más fuerza, sus bocas y sus lenguas se mezclaron, con un sabor a saliva, pasión y sexo, mucho sexo.- tengo que irme- alejó su cara de ella y sin soltarla le volvió a dar un beso haciendo presión sobre los labios

-¿Te vas?

-Estoy dolido por tu engaño- dijo mientras se ponía de pie y se colocaba la corbata

Alba agachó la cabeza y se miró las manos.

-Cuando quieras hablar de lo que te pasa ahí estaré, te conozco poco pero lo suficiente como para saber que no me has llamado para traerme hasta aquí por nada, sé que no estás bien, tienes muy mala cara- “Gracias” Alba no pudo más que asentir.- Vendré a recogerte para ir al aeropuerto, a las seis estaré aquí

Se acercó hasta la cama y le dio un beso íntimo en la mejilla y sin más, despareció tras la puerta y en pocos segundos salió de su casa, dejándole a Alba una sensación demasiado rara en el estómago y en la entrepierna “Austin”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

22 “Múnich”

La maleta aún estaba abierta sobre la cama “Revisando: cepillo de dientes, maquillaje, perfume, los stiletto…” Alba miraba dubitativa apoyada sobre la cómoda de su habitación, en una mano una taza con un poco de té verde y en la otra un tanga que dejaba muy poco a la imaginación “¿Sería capaz de hacerlo?” se le desbocaba el corazón solo con ponerse en la situación, tanto tiempo de ponerse cachondos, con miradas, roces y coqueteo, pero… “¿Y si no surgía? Surgiría Alba, surgiría, es Borja ¿Y si no era como habían imaginado?”, tiró el tanga sobre la cama y se fue hacia la cocina, se sentó en uno de los taburetes de la pequeña tabla de madera que hacía de “mesa” y sorbió lentamente su té, cerró los ojos.  Su móvil vibró encima de la mesa y la sobresaltó “Mamá”

-Hola mamá

-¡Cariño! ¿Pero es que tenemos que recordarte que aún no hemos muerto? Sigues teniendo padres- “Dios mío ¿Por qué ahora me castigas por ser tan mala hija?”

-Perdona mamá, he estado tan liada…

-¿Estás bien? Te noto la voz muy apagada- “Las madres y su habilidad para averiguar tu estado de ánimo sin ni siquiera verte”

-Si, bueno estrés y cansancio, solo eso…

-¿Cuándo vendrás a vernos?

-No lo sé mama, seguramente estaré allí dentro de unas semanas, cuando coja las vacaciones

-Entonces ¿todo bien?

-Si todo bien- “Tan bien que me falta correr y saltar de alegría mama”

-¿Vendrás con algún chico?- su voz sonó tan infantil que Alba se contuvo de soltar una carcajada

-No lo se

-¿Cómo que no lo sabes? Si hay algún chico tendrás que saberlo ¿no? ¡Ay Albita! ¿no estarás teniendo un rollito de esos modernos? Ten cuidado por Dios, tú no eres así, no es lo que te hemos enseñado

-Mamá- Alba se apresuró a cortar la conversación- no es el momento de hablar de esto, iré a veros y si, llevaré a mi chico- “Cuando yo misma sepa quién es mi chico”

-Oh que alegría me das cielo, cuando te fuiste a Londres perdí la ilusión en verte casada y con niños

-No te preocupes mamá, sigo siendo la misma, tengo las mismas ideas sobre la vida que quiero llevar- Alba cerró los ojos y respiró profundamente queriendo creer que todo aquello que decía era verdad- te dejo, vuelo mañana a Múnich por trabajo y tengo que preparar la maleta

-Ten cuidado, te quiero hija

-Y yo a ti mama

Alba colgó el teléfono y terminó rápidamente su taza de té, siempre le hubiera gustado tener una de esas madres con las que puedes compartir todo, con la que ser sincera, pero lo cierto es que nunca había sido sincera con nadie, nunca se había sentido ella misma, siempre había estado fuera de lugar, siempre, menos con Austin. Agitó la cabeza, no quería recordarlo y menos sabiendo que estaba a unos escasos tres metros, anduvo de nuevo hasta su habitación y decidió coger ropa básica, camisas blancas y negras, una falda negra de lápiz y un vestido negro hasta la rodilla, elegante “El negro nunca falla” también cogió algo de ropa más relajada, vaqueros, camisetas vaporosas blancas de cuello en pico, otra en un tono coral y blazers de tres colores, cuando se dio cuenta de que su maleta casi no cerraba se llevó las manos a la cabeza “Tendré que facturar”. El drama de la ropa interior volvió, no quería parecer una buscona, no quería desquitarse con Borja, él no tenía la culpa de lo que había pasado, solo sentía rabia y tristeza, “Dejar que te rompan el corazón una vez vale, pero dos…” no quería que si el sexo surgía entre ellos fuera por despecho, ella quería amar a Borja, aunque fuera demasiado pronto, necesitaba amar al hombre que le convenía, que le daría una vida cómoda estable y normal, Borja era el hombre ideal, sin olvidarse de que era tan guapo “Con ese aire tan Miguel Ángel Silvestre, Ummm” Alba cerró los ojos y movió la cabeza como negación, se acabaron los pensamientos impuros, cogió las braguitas más decentes que encontró, de algodón y en tonos pastel “antimorbo total”. Cuando tuvo la maleta hecha se sentó en el sofá e hizo eso que todas hacemos cuando estamos depresivas y sobre todo si se trata de amor, ver Dirty Dancing, tras una hora y media de llorera se quedó dormida en el sofá, diciéndose a sí misma “Alba no llora, Alba es fuerte, decide por sí misma, es independiente, Alba ama a quien tiene que amar, Borja, Borja, Borja”

El despertador sonó a las 5 de la mañana y Alba literalmente se sintió morir, se levantó y anduvo hasta su habitación para coger algo de ropa cómoda, decidió no maquillarse, de hecho ni siquiera se lavó la cara ni se peinó, cogió su maleta y con café en mano salió de su casa, la mirada fue directa hacia la puerta de Austin, vio la luz encendida lo que le extraño demasiado “Para lo que duerme el hippy…” no pudo evitar la tentación de acercarse a la puerta un poco más “¿Pero qué estaba haciendo?” el móvil vibró en su bolsillo “Te espero abajo, Borja” “Joder” dio varios pasos hacia atrás y sin dejar de mirar la puerta se metió en el ascensor, justo cuando las puertas se cerraban Austin abrió la puerta, lo suficiente como para perderse en el reflejo de su cara como si fuera la última vez, el corazón le dio tal brinco que se agarró el pecho con fiereza.

Austin volvió a meterse en su casa

-¿Qué pasa?

-Lo siento ¿Te he despertado?

-Umm ¿Qué hora es?

-Las 6:00

-Hora perfecta para una ducha ¿Te apuntas?

-Ve tu

Violetta se adentró en el baño agitando su melena rubia “¿Por qué no podía ser ella? ¿Por qué Violetta no le llenaba?” deseó con todas sus ganas ver a Alba deambular por su habitación con esos pequeños piececitos que él adoraba, deseo que se tumbara sobre él y le dejara besos dulces por todo su cuerpo, deseó poder tener el valor que nunca tuvo, de decirle que la amaba y que jamás amaría a nadie igual “¿Qué coño me pasa? ¿Era eso lo que me quedaba follarme a tías sin encontrar nada?” ahora ella estaría con otro “¿Y si había dejado escapar la única oportunidad de su vida de ser feliz?”

Violetta se metió en la cama abordándolo y Austin apagó el interruptor del amor para encender el “vacío”.

Borja esperaba apoyado sobre el coche, esbozó esa sonrisa de medio lado que mojaría todas las bragas del mundo y la besó, en la mejilla claro.

-Debemos guardar la compostura, estaremos con gente del trabajo, no lo olvides- dijo susurrando en su oído y la espina dorsal de Alba sintió un escalofrío de arriba a abajo.

-Gracias por la aclaración señor Gómez

En el coche reinó un silencio sepulcral, pero lo cierto es que era un silencio cómodo, Alba se permitió el lujo de cerrar los ojos y se apoyó sobre la ventanilla, la mano de Borja acaricio temblorosa la de Alba y esta dio un respingo al notar sus cálidos dedos, ágiles cual dedos de guitarrista. Un escalofrió le invadió el cuerpo se le helo la cabeza, pensó en Austin, en todos esos falsos intentos que había dicho que hacía por seguir adelante con la relación, le estremeció la idea de que todo hubiera sido mentira, todas esas veces que le dijo que ella era especial, que era diferente…no lo era, jamás lo fue para él.

El coche paró y Alba abrió los ojos sobresaltada

-Llegamos bella durmiente

Alba bajó del coche dando tumbos como pudo, aturdida y de mala gana, lo último que quería hacer ahora era coger un avión “¿Por qué no podía estar en casa dejándome morir?”

El chofer sacó las maletas y ambos se encaminaron hacia la entrada del aeropuerto

-¿Qué pensaran si nos ven llegar juntos?

-Tu y yo no hemos llegado juntos, ha sido una casualidad encontrarnos en la puerta- y le guiñó el ojo de una manera tan sensual que Alba se aseguró mentalmente de haber traído bragas de repuesto “¿Cómo era posible que teniendo a ese hombre cerca desapareciera todo lo malo?”

-¿Y si alguien nos ha visto salir del coche?

-Alba- la reprimió y ella se sintió como una niña que acaba de derramar un vaso de batido de chocolate sobre el mantel de la fiesta de cumpleaños- deja de pensar ¿Quieres?- Alba asintió sin saber si iba a ser posible eso de “no pensar”- Si nos ven juntos que piensen lo que quieran, pronto tendrán que acostumbrarse

Alba frunció el entrecejo e ignoro su comentario. Se dirigieron hacia la puerta de embarque casi a paso acompasado, pasaron el control relativamente rápido, no compartieron ni una mirada, ni una palabra, como dos robots que se mueven hacia su destino, que solos acatan la orden que tienen que cumplir.

Una hora más tarde, montados en el avión, Alba se sentó en su asiento “Genial, ventana” el avión no había despegado y ya sentía unas tremendas nauseas, miedo a las alturas.

Borja se sentaba dos filas más atrás de ella, Alba le dirigió una mirada de “Papi cómprame esto por fa”,  se percató de que el asiento justo al lado de Borja estaba vacío y no dudó en ir hacia él.

-Borja ¿está libre este asiento?- Borja señaló con su dedo a una señora que discutía animadamente con la azafata, Alba puso cara de pocos amigos- ¿No habría alguna posibilidad de que me sentara aquí?

-¿Tanto me echas de menos preciosa?- Borja esbozó esa pérfida sonrisa con sus dientes inmaculadamente blancos y perfectos y su tremenda seguridad “Nunca me acostumbraré a su arrogancia”

-¿Sabes que eres un arrogante?- Borja frunció el ceño y se echó a reír- tengo miedo a las alturas y no quiero sentarme al lado de la ventana, ya estoy a punto de vomitar

-¿Vas a vomitar  y quieres sentarte a mi lado?- los dos se echaron a reír y Alba le dió un pequeño golpecito en el hombro- ¿Vas a querer que compartamos habitación también?- se le erizó todo el vello del cuerpo, incluso ese que no sabía que existía.

La señora se dirigió hacia ellos con cara de “Quítate, voy a aplastar mi culo ahí hasta que lleguemos”

-Disculpe señora- las palabras de Borja salieron solas, estaba acostumbrado a tratar con la gente y es algo que cualquiera podría ver-¿le importaría intercambiar el asiento con esta señorita? Está en estado y le provoca muchas nauseas estar en la ventana- los ojos de Alba se abrieron de par en par “¡¿Pero qué hablas?!”

-Oh, no se preocupe no hay ningún problema ¿De cuantas semanas estas? No se te nota nada- Alba miró a Borja y después a la señora que esperaba impaciente una respuesta cual alcahueta de barrio.

-Eh…solo de un mes

-El primer mes es el peor, no te acostumbras a todos los cambios de tu cuerpo- la señora miró a Borja casi desnudándolo, la verdad es que era un hombre tremendamente atractivo, y ahí sentado leyendo el periódico con su impoluto traje, parecía sacado de una peli de James Bond- ¿sois pareja?

-Eh no, que va- Alba negó rápidamente agitando la cabeza- es mi jefe, somos abogados, viajamos por negocios

-Ya- la señora pareció decepcionada “Ya se estaría montando el culebrón en su cabeza”

Cuando por fin se retiró, Alba se desplomó realmente agotada sobre el asiento, que eran bastante más cómodos de lo que esperaba “cortesía del bufete” giró la cabeza para encontrarse con la de Borja y esbozó una carcajada suave, Borja le acarició la sien y depositó un beso que inundo la estancia de algo que no supo muy bien cómo definir, en menos de dos minutos, Alba se quedó dormida.

 

 

 

 

 

 

23 “Se nos va de las manos…”

Alba creyó morir de la vergüenza cuando Borja la despertó agitándola suavemente y su cara chorreaba de saliva, había dormido durante todo el trayecto y ahora se sentía aturdida y con la cabeza pesarosa, Borja se rio indicándole con gestos que se limpiara la baba y Alba no pudo más que sonrojarse “como un tomate”.

Recogió torpemente sus cosas y salieron del aeropuerto en unos pocos minutos, Alba saludó educadamente a los compañeros del bufete, que apenas conocía, eran unas diez personas lo que tranquilizo a Alba “Podría pasar un poco inadvertida”.

El taxi los dejo en un hotel lujoso, de más de 30 plantas, era un edificio moderno, con puertas y ventanas de cristal que le daban un aire tremendamente sofisticado.

Borja se despidió de ella dejándole varios folios grapados donde tenía todos los datos sobre las reuniones.

Una vez llegó a su habitación “Más grande que mi piso, todo hay que decirlo” Se desplomó en la cama y echó un vistazo a los papeles, la primera reunión seria mañana a las 8:00, Alba se acurrucó haciéndose un ovillo sobre la cama y miro su móvil, ni llamadas, ni mensajes… “¿Qué esperabas Alba? Todo había quedado bastante claro ¿no? Se acabó” Cerró los ojos apretándolos y se dijo a si misma que no volvería a llorar “Así lo hemos decidido y así será” se levantó de la cama y se miró al espejo casi sin reconocerse, tenía unas ojeras oscuros que enmarcaban sus ojos verdes, grandes, la sangre se agolpaba en ellos queriendo estallar, ni una gota de maquillaje, se marcaban todas sus pequeñas pecas alrededor de la nariz, se metió en el baño dispuesta a meterse en la bañera durante horas, pero nada más abrir el grifo alguien toco su puerta.  Se anudó la toalla al cuerpo y salió a abrir, “Como no, Borja”

-Alba se me olvidó comentarte que…- los ojos de Borja resbalaron por el cuerpo de Alba que se intuía bajo la fina toalla blanca, no era la primera vez que la veía así, Alba notó su mirada clavada en ella como si la estuviera poseyendo sin tocarla, no pudo más que sonrojarse y dejarlo pasar

-Iba a darme un baño

-No te preocupes, puedo dejarte intimidad

-No, habla- Alba se acomodó sobre un pequeño diván negro en una esquina de la habitación y cruzo las piernas cerrándolas lo más que pudo “no queremos enseñar cosas antes de tiempo” Borja se quedó apoyado sobre una de las columnas de la espaciosa habitación.

-Perdona, ve a ducharte, hablaremos después

-No- Alba tragó saliva- me has visto así antes joder, habla de una vez Borja

-Solo quería decirte que cenaremos en el hotel a las 20:00 con el resto de compañeros

-Ah perfecto

-¿Has comido algo?

-No, pediré algo al servicio de habitaciones- “Lo paga la empresa” rio entre dientes

-Ah, estupendo- Borja parecía nervioso, por primera vez parecía no dominar la situación que tenía delante.

Se dirigió a la puerta y con una sonrisa casi fugaz.

Alba se quedó sentada con los brazos bajo el pecho “¿Habéis oído hablar de la tensión sexual no resuelta? Pues allí se respiraba a borbotones”

-Oye después, cuando comas algo, podemos ir a dar una vuelta- “¿Una cita? SOS ¿Me está pidiendo una cita?”- Puedo enseñarte la ciudad, he estado aquí varias veces

-Vale, estará bien

-Perfecto, luego nos vemos Alba- su mano se posó bajo su espalda y besó su mejilla a medida que la atraía hacia él, sus perfumes se mezclaron creando en la habitación una nebulosa demasiado… “Excitante”

Borja desapareció tras la puerta y Alba se quedó parada mirando a la nada mucho tiempo, más del que debería.

Se metió en la bañera cuando ya estaba llena y tras repetirse unas 100 veces que no pensaría en Austin “Por hoy” se relajó y decidió no pensar en nada, media hora después y arrugada como una pasa, decidió salir del baño y darse un cambio de imagen digno de “Cambio radical”, exfolió su cara y aplico una mascarilla de pepino, luego coloco unas bolsitas de colágeno bajo las ojeras, la ayudarían a descongestionar la zona, se puso un poco de crema hidratante en cara y cuerpo, cepilló su pelo y tras secarlo con el secador decidió ondularlo un poco con la plancha, sin que pareciera demasiado “peinado”, se esmeró en que el maquillaje pareciera natural y llamó al servicio de habitaciones, pidió un sándwich de pollo, una ensalada y un zumo natural de naranja, comió relajada con la mente totalmente blanco y a las cuatro de la tarde ya estaba preparada, se había puesto unos pantalones pitillo negros y sus amados stiletto, una blusa blanca holgada y salió por la puerta, recordó que no conocía la habitación de Borja así que le mandó un mensaje “Te espero en recepción. A”

Bajó hasta la primera planta y se acomodó en uno de los minimalistas sillones blancos de recepción, diez minutos después vio a Borja acercarse por el pasillo, llevaba una camisa negra informal que se ajustaba a su cuerpo como si se la hubieran hecho encima, unos vaqueros desgastados le daban el toque perfecto de “elegante pero informal”. Se acercó a ella sin hablar y le tendió la mano.

-¿Tienes que estar siempre tan guapa? Te recuerdo que soy un hombre y no precisamente de hierro- Alba se sonrojó sin poder evitarlo.

Se encaminaron cogidos de la mano hacia la zona más céntrica de Múnich, caminaron por sus famosas calle, donde se encuentran los edificios más famosos de la ciudad, hicieron alguna que otra foto con el móvil que Borja prometió que sacaría en papel y la pondría en el despacho, rieron, hablaron y todo se volvió tan natural que ambos olvidaron que eran “jefe y empleada”

Anduvieron por una larga la avenida “avenida de más de tres kilómetros con mis amados y sufridos stiletto”

Pararon en una cafetería que hacia esquina, pequeña y acogedora, Alba tomó un té chai y Borja un bourbon “Si señoras y señores, un bourbon”

-Dime la verdad Borja ¿no estas casado?- Borja rio  hasta que se le escaparon  las lágrimas- No te rías de mí.

-¿A qué viene eso?

-Solo me extraña que no estés casado a tu edad

-¿A mi edad?

-¿Cuántos tienes? ¿30?

-35

-Más a mi favor

-¿Crees que casarse lo es todo en la vida? No todo el mundo tiene esa prioridad- y esa respuesta le hizo a Alba pensar en Austin “No era la prioridad de todo el mundo” lo sabía de buena tinta- Quizá no me ha llegado el momento o no he encontrado a la mujer indicada, la mujer con la que te cases debe ser aquella que ponga patas arriba tu mundo, eso es algo que siempre decía mi padre- bajó la mirada con una sonrisa un tanto avergonzado y muy natural, se había quitado años de encima- no la había encontrado- hizo una pausa para tragar saliva “Joder Alba, vete por patas, se va a casar, deja de cagarla y recupera un poquito de tu dignidad”- hasta que apareciste tú.

El silencio se hizo palpable, quizá fue lo único que se escuchaba en ese lugar y en el mundo. “No, no puede ser, no estoy preparada para esto” Alba se mordió los labio intentando contener su nerviosismo y Borja alargó la mano hasta rozar la de ella sonriéndole con una total sinceridad.

-No te estoy pidiendo que me ames Alba, no sé qué tórrida historia te traes con ese chico, pero sé que no es lo que te mereces, te mereces un hombre que te quiera cada día, y que te lo diga, te mereces que te den la estabilidad de una familia y una vida adecuada, es lo que necesitas y quieres- “Y quiero”- solo dame la oportunidad de darte todo eso.

Borja se levantó de su silla y se dirigió a la de Alba la agarró por los hombros hasta ponerla a su altura y la besó, uno de esos besos finales de película en los que el chico y la chica por fin estarán juntos, oyeron aplausos a su alrededor y Alba se tapó la cara entre las manos con timidez, salieron de la cafetería después de que Borja dejara un billete sobre la mesa.

Pidieron un taxi hasta el hotel para poder llegar a tiempo a la cena, se besaron desesperadamente en el ascensor, tanto que a ambos le dolían los labios.

-Tengo que retocarme y arreglarme un poco- Borja sonrió de medio lado, haciendo explotar las entrañas de Alba “¿Quién puede negar que esa sonrisa fuera lo que hiciera estallar el Big bang?”

-Luego nos vemos- y le dio un sonoro cachete en el culo que hizo a Alba saltar del susto.

“Esto se nos estaba yendo de las manos”.

 

 

 

24 “El vacío”

La cena fue para Alba una incesante muchedumbre de parlantes roedores dispuestos a sacarte las entrañas a la primera de cambio. La mezcla de vino y champán empezaban a hacer estragos en su cabeza y también en su vestido azul marino de escote en v que ahora lucía una mancha justo en el centro del mismo “ideal” había compartido alguna que otra mirada de manera “discreta”, según ella claro, con Borja. Alba desconectó directamente tras la segunda copa, no es que el resto de abogados fueran aburridos, que para ella lo eran, sino que además todo le parecía tan superfluo y monótono que le costaba horrores prestar atención a una conversación más de 20 segundos seguidos.

Cenaron en el hotel, carne asada con patatas y una serie de aperitivos cuyo contenido Alba no supo identificar.

Alba se dirigió a la salida dispuesta a salir por patas cuando Borja la agarró del brazo y tiró de ella.

-Eh, eh, ¿A dónde vas?

-He bebido demasiado Borja y necesito descansar, ha sido un día muy largo

-¿Quieres que te acompañe a la habitación?- “No suena mal señor Gómez”

-No- negó agitando la cabeza- puedo ir sola

Y se giró dándole la espalda, no sabía porque había hecho eso, quizá  alcohol, quizá despecho, quizá una mezcla de ambos, pero lo cierto era que estaba ganando posiciones, marcando territorio “Así se hace joder”, se encaminó a la habitación mientras todo se volvía nublado “¿Había sido esa la antigua o la nueva Alba?”

-¿Y dices que no recuerdas lo que paso?- Alba se despertó y lo primero que hizo fue llamar a Sonia, dado el panorama, pero curiosamente se estaba empezando a arrepentir de haberlo hecho.

-Te he dicho ya que no, lo último que  recuerdo es andar por el pasillo camino a la habitación

-¿Y te has despertado en la cama con Borja? Joder Alba que papelón- Alba entrecerró los ojos y vio a Borja que seguía plácidamente dormido.

-No recuerdo haberme acostado con él, estoy segura de que si lo hubiera hecho lo recordaría- “La antigua Alba lo recordaría, pero la nueva…”

-Bueno, no pasa nada Alba, a todas nos ha pasado alguna vez, te la han metido y ni te enteras, despiértalo y le preguntas ya está, así de simple.

-Sí, es lo que haré- su voz sonó bastante insegura

-Te quiero, hablamos luego

-Y yo a ti Sonia, cuídate.

Alba se quedó con el teléfono en la mano y la vista clavada en Borja “¿Y si de verdad lo habían hecho? Eso no era forma de empezar lo qué querían que fuera una relación seria, y si lo habían hecho… ¿Habría dicho algo así como el nombre de él? Si, ahora lo llamaba él” Alba se tapó la cara con las manos, notó la dura y firme mano de Borja sobre su brazo y tiro de él hasta destaparle la cara.

-¿Qué pasa?

-Buenos días- Borja se echó a reír de esa forma que inspiraba tanta seguridad y que a Alba le repateaba.

-Buenos días- Borja se acomodó en la cama sentándose junto a ella- no nos hemos acostado- Alba arqueó las cejas sorprendida- ¿Es eso decepción señorita?-“ Estúpido creído”

-El día que dejes de ser tan sumamente creído el mundo se acabará

-Deja de llamarme creído o empezare a llamarte estirada- “Estirada” Como la llamaba Austin, lo que ella tantas veces intentó cambiar.

-¿Qué pasó anoche?

-Cuando saliste del restaurante te desmayaste, por cierto una forma genial de integrarte en el equipo- y sonrió de aquella manera que hacia combustionar las entrañas de Alba

-¡¿Me desmayé?!- dijo casi histérica

-Si, finalmente llevabas razón con lo de que habías bebido demasiado, así que te di un poco de agua y te abaniqué hasta que abriste los ojos, por cierto, te reíste de mí, me llamaste capullo y creído y también me dijiste que tenía un culito de infarto

-Eso es mentira

-Piensa lo que quieras- Alba entrecerró los ojos y cruzó los brazos bajo el pecho- luego te traje a mi habitación, te desnude- “Oh Dios”- porque tu no estabas en condiciones, no me gusta aprovecharme de una mujer casi inconsciente

-¿Y después?

-Después te metí en la cama y yo me quede en el sofá pero insististe, casi rogaste que me acostara en la cama contigo, te abrazaste a mi abdomen y te quedaste dormida

-Siento haber montado ese numerito

-¿Estás bien? ¿Quieres alguna pastilla?

-No, estoy bien, nunca he sido de tener resaca- Alba se levantó casi de un salto y comenzó a vestirse con su ropa perfectamente colocada sobre un bonito sillón blanco- debería irme, la reunión empieza...

-A las 9:00- interrumpió Borja- cámbiate y nos vemos en la sala de reuniones

-Si- Alba se dirigió a la puerta y Borja le siguió con sigilo, se acercó a su cuello, tanto que depositó un suave beso que apenas esbozo con la comisura de su boca, Alba se estremeció dejando caer los zapatos de tacón que llevaba en la mano, se agachó a recogerlos y notó la firme erección de Borja que sus bóxer negros de marca apenas podían controlar, notó como la sangre se iba acumulando en sus mejillas, le ardían, se levantó suavemente disfrutando un poco de la sensación, del deseo, pero una sensación de culpabilidad le azotó el corazón, se retiró despacio y se dio la vuelta para mirar a Borja.

-¿Cuándo me dejarás ir a más?- dijo muy cerca de su boca

-¿Qué consideras más?

-Esto- Borja la embistió contra la puerta y le devoró la boca salvajemente, se entremetió entre su lengua y jugueteó con ella produciéndole un hondo placer, a Alba se le escapó un gemido casi contenido, quizá por mucho tiempo, Borja refregó su erección sobre ella con una presión que a Alba casi le dolía

-Para…- dijo con los ojos cerrados casi en un susurro

-No quiero- firme, contundente

-Tenemos que trabajar- Borja se atusó el pelo

-Acabaras matándome Albita- se retiró de ella sin apartarle la mirada, mordiéndose el labio sugerente

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