Alba

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1 “El comienzo”

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Bajó hasta la primera planta y se acomodó en uno de los minimalistas sillones blancos de recepción, diez minutos después vio a Borja acercarse por el pasillo, llevaba una camisa negra informal que se ajustaba a su cuerpo como si se la hubieran hecho encima, unos vaqueros desgastados le daban el toque perfecto de “elegante pero informal”. Se acercó a ella sin hablar y le tendió la mano.

-¿Tienes que estar siempre tan guapa? Te recuerdo que soy un hombre y no precisamente de hierro- Alba se sonrojó sin poder evitarlo.

Se encaminaron cogidos de la mano hacia la zona más céntrica de Múnich, caminaron por sus famosas calle, donde se encuentran los edificios más famosos de la ciudad, hicieron alguna que otra foto con el móvil que Borja prometió que sacaría en papel y la pondría en el despacho, rieron, hablaron y todo se volvió tan natural que ambos olvidaron que eran “jefe y empleada”

Anduvieron por una larga la avenida “avenida de más de tres kilómetros con mis amados y sufridos stiletto”

Pararon en una cafetería que hacia esquina, pequeña y acogedora, Alba tomó un té chai y Borja un bourbon “Si señoras y señores, un bourbon”

-Dime la verdad Borja ¿no estas casado?- Borja rio  hasta que se le escaparon  las lágrimas- No te rías de mí.

-¿A qué viene eso?

-Solo me extraña que no estés casado a tu edad

-¿A mi edad?

-¿Cuántos tienes? ¿30?

-35

-Más a mi favor

-¿Crees que casarse lo es todo en la vida? No todo el mundo tiene esa prioridad- y esa respuesta le hizo a Alba pensar en Austin “No era la prioridad de todo el mundo” lo sabía de buena tinta- Quizá no me ha llegado el momento o no he encontrado a la mujer indicada, la mujer con la que te cases debe ser aquella que ponga patas arriba tu mundo, eso es algo que siempre decía mi padre- bajó la mirada con una sonrisa un tanto avergonzado y muy natural, se había quitado años de encima- no la había encontrado- hizo una pausa para tragar saliva “Joder Alba, vete por patas, se va a casar, deja de cagarla y recupera un poquito de tu dignidad”- hasta que apareciste tú.

El silencio se hizo palpable, quizá fue lo único que se escuchaba en ese lugar y en el mundo. “No, no puede ser, no estoy preparada para esto” Alba se mordió los labio intentando contener su nerviosismo y Borja alargó la mano hasta rozar la de ella sonriéndole con una total sinceridad.

-No te estoy pidiendo que me ames Alba, no sé qué tórrida historia te traes con ese chico, pero sé que no es lo que te mereces, te mereces un hombre que te quiera cada día, y que te lo diga, te mereces que te den la estabilidad de una familia y una vida adecuada, es lo que necesitas y quieres- “Y quiero”- solo dame la oportunidad de darte todo eso.

Borja se levantó de su silla y se dirigió a la de Alba la agarró por los hombros hasta ponerla a su altura y la besó, uno de esos besos finales de película en los que el chico y la chica por fin estarán juntos, oyeron aplausos a su alrededor y Alba se tapó la cara entre las manos con timidez, salieron de la cafetería después de que Borja dejara un billete sobre la mesa.

Pidieron un taxi hasta el hotel para poder llegar a tiempo a la cena, se besaron desesperadamente en el ascensor, tanto que a ambos le dolían los labios.

-Tengo que retocarme y arreglarme un poco- Borja sonrió de medio lado, haciendo explotar las entrañas de Alba “¿Quién puede negar que esa sonrisa fuera lo que hiciera estallar el Big bang?”

-Luego nos vemos- y le dio un sonoro cachete en el culo que hizo a Alba saltar del susto.

“Esto se nos estaba yendo de las manos”.

 

 

 

24 “El vacío”

La cena fue para Alba una incesante muchedumbre de parlantes roedores dispuestos a sacarte las entrañas a la primera de cambio. La mezcla de vino y champán empezaban a hacer estragos en su cabeza y también en su vestido azul marino de escote en v que ahora lucía una mancha justo en el centro del mismo “ideal” había compartido alguna que otra mirada de manera “discreta”, según ella claro, con Borja. Alba desconectó directamente tras la segunda copa, no es que el resto de abogados fueran aburridos, que para ella lo eran, sino que además todo le parecía tan superfluo y monótono que le costaba horrores prestar atención a una conversación más de 20 segundos seguidos.

Cenaron en el hotel, carne asada con patatas y una serie de aperitivos cuyo contenido Alba no supo identificar.

Alba se dirigió a la salida dispuesta a salir por patas cuando Borja la agarró del brazo y tiró de ella.

-Eh, eh, ¿A dónde vas?

-He bebido demasiado Borja y necesito descansar, ha sido un día muy largo

-¿Quieres que te acompañe a la habitación?- “No suena mal señor Gómez”

-No- negó agitando la cabeza- puedo ir sola

Y se giró dándole la espalda, no sabía porque había hecho eso, quizá  alcohol, quizá despecho, quizá una mezcla de ambos, pero lo cierto era que estaba ganando posiciones, marcando territorio “Así se hace joder”, se encaminó a la habitación mientras todo se volvía nublado “¿Había sido esa la antigua o la nueva Alba?”

-¿Y dices que no recuerdas lo que paso?- Alba se despertó y lo primero que hizo fue llamar a Sonia, dado el panorama, pero curiosamente se estaba empezando a arrepentir de haberlo hecho.

-Te he dicho ya que no, lo último que  recuerdo es andar por el pasillo camino a la habitación

-¿Y te has despertado en la cama con Borja? Joder Alba que papelón- Alba entrecerró los ojos y vio a Borja que seguía plácidamente dormido.

-No recuerdo haberme acostado con él, estoy segura de que si lo hubiera hecho lo recordaría- “La antigua Alba lo recordaría, pero la nueva…”

-Bueno, no pasa nada Alba, a todas nos ha pasado alguna vez, te la han metido y ni te enteras, despiértalo y le preguntas ya está, así de simple.

-Sí, es lo que haré- su voz sonó bastante insegura

-Te quiero, hablamos luego

-Y yo a ti Sonia, cuídate.

Alba se quedó con el teléfono en la mano y la vista clavada en Borja “¿Y si de verdad lo habían hecho? Eso no era forma de empezar lo qué querían que fuera una relación seria, y si lo habían hecho… ¿Habría dicho algo así como el nombre de él? Si, ahora lo llamaba él” Alba se tapó la cara con las manos, notó la dura y firme mano de Borja sobre su brazo y tiro de él hasta destaparle la cara.

-¿Qué pasa?

-Buenos días- Borja se echó a reír de esa forma que inspiraba tanta seguridad y que a Alba le repateaba.

-Buenos días- Borja se acomodó en la cama sentándose junto a ella- no nos hemos acostado- Alba arqueó las cejas sorprendida- ¿Es eso decepción señorita?-“ Estúpido creído”

-El día que dejes de ser tan sumamente creído el mundo se acabará

-Deja de llamarme creído o empezare a llamarte estirada- “Estirada” Como la llamaba Austin, lo que ella tantas veces intentó cambiar.

-¿Qué pasó anoche?

-Cuando saliste del restaurante te desmayaste, por cierto una forma genial de integrarte en el equipo- y sonrió de aquella manera que hacia combustionar las entrañas de Alba

-¡¿Me desmayé?!- dijo casi histérica

-Si, finalmente llevabas razón con lo de que habías bebido demasiado, así que te di un poco de agua y te abaniqué hasta que abriste los ojos, por cierto, te reíste de mí, me llamaste capullo y creído y también me dijiste que tenía un culito de infarto

-Eso es mentira

-Piensa lo que quieras- Alba entrecerró los ojos y cruzó los brazos bajo el pecho- luego te traje a mi habitación, te desnude- “Oh Dios”- porque tu no estabas en condiciones, no me gusta aprovecharme de una mujer casi inconsciente

-¿Y después?

-Después te metí en la cama y yo me quede en el sofá pero insististe, casi rogaste que me acostara en la cama contigo, te abrazaste a mi abdomen y te quedaste dormida

-Siento haber montado ese numerito

-¿Estás bien? ¿Quieres alguna pastilla?

-No, estoy bien, nunca he sido de tener resaca- Alba se levantó casi de un salto y comenzó a vestirse con su ropa perfectamente colocada sobre un bonito sillón blanco- debería irme, la reunión empieza...

-A las 9:00- interrumpió Borja- cámbiate y nos vemos en la sala de reuniones

-Si- Alba se dirigió a la puerta y Borja le siguió con sigilo, se acercó a su cuello, tanto que depositó un suave beso que apenas esbozo con la comisura de su boca, Alba se estremeció dejando caer los zapatos de tacón que llevaba en la mano, se agachó a recogerlos y notó la firme erección de Borja que sus bóxer negros de marca apenas podían controlar, notó como la sangre se iba acumulando en sus mejillas, le ardían, se levantó suavemente disfrutando un poco de la sensación, del deseo, pero una sensación de culpabilidad le azotó el corazón, se retiró despacio y se dio la vuelta para mirar a Borja.

-¿Cuándo me dejarás ir a más?- dijo muy cerca de su boca

-¿Qué consideras más?

-Esto- Borja la embistió contra la puerta y le devoró la boca salvajemente, se entremetió entre su lengua y jugueteó con ella produciéndole un hondo placer, a Alba se le escapó un gemido casi contenido, quizá por mucho tiempo, Borja refregó su erección sobre ella con una presión que a Alba casi le dolía

-Para…- dijo con los ojos cerrados casi en un susurro

-No quiero- firme, contundente

-Tenemos que trabajar- Borja se atusó el pelo

-Acabaras matándome Albita- se retiró de ella sin apartarle la mirada, mordiéndose el labio sugerente

Alba salió de la habitación sin despedirse y se sintió excitada de una manera que casi le dolía, las sensaciones se mezclaron dentro de ella como en u coctel molotov, “decepción, deseo, excitación, culpabilidad…” se llevó la mano al pecho como intentando contener el llanto “¿Por qué se sentía como si lo estuviera engañando? ¿Por qué estaba con una persona y sentía que pertenecía a otra? ¿Por qué no podía asumir que todo había terminado?” deseó como nunca ser el reflejo de esa antigua y fría Alba, deseó poder controlar lo que sentía, mirar hacia adelante y vivir la vida que era para ella.

Una hora más tarde desayunaba en el restaurante del hotel un escueto croissant con mantequilla y un café bien cargado después se encaminó con sus altos tacones hacia la sala de reuniones donde se dedicó a tomar notas cada vez que intervenía un asistente, como Borja le había pedido, no pudo evitar depositar la mirada en él cuándo este se levantó y comenzó a hablar en un perfecto alemán, sus brazos se marcaban bajo el traje oscuro y su pelo corto y negro hacia sus facciones más duras, Alba intentó no mirarlo para no permitir que se metieran en su mente todas esas cavilaciones que la tenían loca. El día transcurrió entre reuniones, una comida a la 13:00 y un café a las 15:00, a las 17:00 las reuniones habían concluido, por hoy, Alba estaba realmente cansada y fue a su habitación donde se desplomó literalmente sobre el diván, ni siquiera pudo relajarse diez minutos cuando sonó la puerta de su habitación y temió lo peor “¿Quién si no? ¡Borja!”, se levantó aturdida y con dolor de cabeza, aunque no era de tener resaca, dudó que la resaca fuera la que la tuviera así, abrió la puerta y un Borja más guapo que nunca apareció apoyando los brazos sobre el marco.

-¿Me estas evitando?- Claro, conciso, al grano y sin miramientos, así era él.

-No

-A mí me parece que si

-Estábamos trabajando no podía estar pendiente de ti ¿Qué van a pensar?

-Ni si quiera te acercaste a mi durante la comida

-No quiero que piensen cosas que no son

-¿Y qué es lo que  no es Alba?- dijo acercándose cada vez más a su boca

-Que tú y yo tenemos algo

-Siento decirte que creo que sí que tenemos algo

-No- dijo en un suspiro notando el aliento de Borja suave y cálido sobre sus labios, casi se derritió

-¿No vas a dejarme entrar?

-No

-¿Solo sabes decir no?

-No – ambos hicieron un amago de sonrisa

-Vale entenderé que es uno de esos días que tenéis las mujeres, si no, no me lo explico Alba- ella agacho a la cabeza y miró hacia el suelo como una niña a la que están regañando-  cenarás conmigo- Alba abrió los ojos

-¿Es una petición  o una orden?

-Un poco de todo, te recojo a las 21:00

Y Alba ni siquiera pudo replicar, porque Borja desapareció tras la puerta.

Mientras el agua fría caía sobre su cabeza, pensó y pensó, “Austin había estado con otra ¿no? Había aprovechado la más mínima oportunidad para follarse a la tal Violetta, yo le había guardado respeto y aun lo sigo haciendo, no se lo merecía, no se merecía todo lo que yo sentía por él, porque nunca lo había valorado, no puedes estar con alguien con el que te consideras que no estas a la altura ”, salió de la ducha con el pelo empapado y lo recogió en la toalla, una vez seca y aplicada su “body lotion de The Body Shop” con olor a coco “por lo que pudiera pasar” se colocó una falda de tubo negra que llegaba casi a las rodillas y una camisa burdeos de media manga, metida por dentro, se pintó los labios en el mismo tono, se veía guapa y quería sentirse segura de lo que iba a hacer “Iba a acostarse con Borja, iba a olvidar a Austin para siempre, iba a comenzar una nueva vida, iba a aprovechar todo aquello que la nueva Alba le había enseñado para cumplir sus sueños” una vez decidido borrar a Austin para siempre, un poco de Channel Nº5 y los stiletto. Borja no tardó en llamar a la puerta, estaba deslumbrante con una camisa azul muy oscura y un pantalón gris “Para comérselo”.

Cenaron a la luz de las velas en un elegantísimo restaurante al lado del hotel, vino y unos platos gourmet exquisitos, la conversación fue fluida y amena “Con Borja siempre lo era” hablaron de música, de películas, Borja resultó ser un gran cinéfilo, hablaron de restaurantes, de comida y de lugares que les gustaría visitar.

-¿Has estado en Tailandia?

-No

-Te encantaría, la comida, la gente, todo el ambiente allí es diferente

-¿Has estado muchas veces?

-Solo dos

-Yo he viajado bastante por mis padres, mi padre se dedica a los negocios, tiene una empresa de publicidad, pero solía viajar él solo más que con nosotras, que siempre nos quedábamos en casa

-Tienes suerte, mis padres se divorciaron y yo tuve que acompañar a mi padre cada vez que salía de viaje

-¡Qué bien!, por eso has conocido tantos lugares

-Cuando eres niño necesitas un hogar y yo no lo tenia

-¿A qué se dedica tu padre?

-Dirigía el bufete de Londres

-O sea, tu puesto

-Exacto, falleció hace dos años

-Oh lo siento- se llevó la mano al pecho recordando aquella vez que Austin le contó la muerte de su madre, pero era diferente Borja lo tenía todo, siempre lo había tenido y la muerte de su padre le dio posición, Austin no tenía nada y la muerte de su madre solo le dio el tener que empezar de nuevo, solo, madurar y hacerse fuerte a el mismo “Dijimos que no hablaríamos de Austin doña Drama”

-No te preocupes, nuestra relación se distanció bastante en los últimos años

-Pero era tu padre

-Ya…- un silencio incómodo inundo la sala

-¿Y tu madre?

-Mi madre vive en Madrid

-¿Vas a verla a menudo?

-No, la verdad- se echó a reír “¿Se ríe de no poder ir a ver a su pobre madre? Es que a veces lo mataba”

-¿Por qué?

-El trabajo no me permite muchas vacaciones- “Vacaciones” Alba recordó lo que dijo a su madre, iría a verla e iría acompañada, era el momento de pedírselo “Venga Albita, ya que ha salido el tema lánzate a la piscina, no puede decir que no”

-Oye Borja, hablando de vacaciones…

-Te dije la primera semana de agosto ¿no?

-Si, si, no es eso

-¿Qué pasa?

-Iré a Madrid, quiero ver a mi familia, ya sabes…¿Te gustaría acompañarme?- “Aunque aún no hayamos chiscado, te presento a mis padres porque puedo”

-Eh…no sé a qué viene esto- “Viene a que si vienes conmigo mi madre dejara de darme la tabarra con que se me va a pasar el arroz”

-Mi madre está empeñada en verme con un hombre, quiere que me case y le dé nietos y todo eso- los dos se echaron a reír

-Entonces me vas a presentar a tus padres como tu novio…

-Si- las mejillas de Alba tornaron a rojo en menos de 10 segundos- y es una buena ocasión para que veas a tu madre, anda di que si- dijo en un tono de súplica infantil

-Está bien, iré contigo

Tras la cena y dos botellas de vino fueron hasta el hotel y Borja la acompañó a la habitación

-Gracias Borja, una velada fantástica

-Hoy no te permitiré que me dejes así

Borja se abalanzó sobre su boca y la introdujo en la habitación, de una patada cerró la puerta, sin despegar los labios de ella, humedeciéndolos con la lengua, entrando y saliendo de su boca con fluidez, se deshizo de la camisa y también de la de Alba

-No te imaginas cuanto ansiaba tenerte así

Las manos de Borja resbalaron por el pecho de Alba que aún lo cubría su sujetador negro, los labios de Borja bajaron por su cuello, dejando los gemidos de Alba suspendidos en el aire. De un solo movimiento la deposito en la cama con una carga sexual bestial y se colocó encima de ella mientras se desabrochaba los pantalones, Alba casi no se había dado cuenta de cómo había perdido los pantalones “¡Y el sujetador!” los dedos de Borja se movían por caminos que conocían a la perfección, ágiles y certeros, Alba se estremeció, con la piel de gallina al notar el aliento cálido de Borja en su cuello y su erección clavándosele en la cadera “¡Y Dios mío que erección!”, se rozaron aún con la ropa interior puesta.

-Dime que no le tienes cariño a estas braguitas…- dijo Borja en un susurro seductor- quiero arrancártelas y quedármelas para mi

-¿Cómo trofeo?

-Como recuerdo

Alba entrelazó sus piernas a la cintura de Borja y se movió rítmicamente frotándose contra su pene que amenazaba con estallar. Borja se condujo a uno de sus pechos donde su lengua jugueteó con el pezón, haciendo a Alba explotar en mil pedazos, con los dedos acariciaba el otro pezón y Alba se desmoronaba bajo sus dedos. Se colocó el preservativo y la penetró de una sola estocada, dura, certera, brusca, al principio Alba solo sintió dolor, era grande, muy grande, su cuerpo luchaba por adaptarse a él, finalmente encajaron como si sus cuerpos hubieran estado destinados a eso, al sexo, fue rápido, fue intenso, Borja le arrancó dos orgasmos brutales y se desmoronó sobre ella, sudados, cansados y aún excitados, inundaron la habitación de ese calor peculiar del sexo. Todo lo que tantas veces habían deseado, esa atracción sexual, esa química, esa electricidad que los atraía cual imanes, por fin había llegado al culmen que ambos esperaban y estaban satisfechos “¿Se cansaría ahora Borja habiendo conseguido lo que le tenía enganchado?” los labios de Borja depositaron un beso suave lleno de verdad como si hubiera podido leerle el pensamiento “Estaré aquí”.

Borja era, mas, mucho más de lo que había esperado, Borja era fuego, era un revolver cargado hasta los topes, era… era el hombre más pasional con el que había estado ¿Y por qué sentía como se le oprimía el pecho? “¿Por qué me sentía tan…vacía?”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

25 “De repente, solo, la vida”

Agosto llegó a Londres como si de un sueño se tratara, incluso allí había empezado a hacer calor, la convención se había resumido en reuniones, abogados sobraditos y sexo, demasiado sexo que Alba aún recordaba con dolor en la entrepierna. Las semanas siguientes fueron fáciles, por lo menos le hicieron a Alba tener la mente ocupada, trabajo, miraditas indiscretas con Borja, polvos en su despacho “¿Se habrían dado cuenta los demás abogados de lo que pasaba?” eso a Alba empezó a importarle muy poco, lo único que quería era notar a Borja dentro estremeciéndose de placer, el sexo era lo único que no le hacía pensar en el “Él, él, él”, “Austin, su risa, su pelo rubio alborotado, sus abdominales marcados bajo la ropa, él, todo él”. Alba sabía lo injusto que era para Borja todo esto y se propuso no pensar más en Austin, olvidarlo, y hacerlo de verdad.

Alba y Borja sentados en el avión destino a Madrid, cogidos de la mano y con una sonrisa en los labios, era el hombre perfecto, ella lo sabía “Guapo, elegante, educado, con un buen trabajo, dinero y posición, (y por supuesto un cerdo en la cama, no mencionarlo sería mentir)” el viaje se les hizo corto, sobre todo a Alba que iba dormida, llegaron al aeropuerto Adolfo Suárez cogidos de la mano y con la maleta en la otra “¿Por qué era todo tan sencillo con él?” Alba se sentía cómoda con Borja, era como si lo que siempre había esperado de la vida apareciera de repente y solo tenía que relajarse y dejarse llevar “Cero dramas”.

Cogieron un taxi en dirección al barrio de la Castellana “Si, ahí viven mis padres”.

-No puedo creer que hayamos vivido siempre en el mismo barrio- a Alba le dio un vuelco el corazón ante esa afirmación “Siempre había estado ahí, siempre para mí, destinados a encontrarnos en algún punto de este planeta” se habían criado en el mismo barrio, con la misma posición social, venían de lo mismo, eran tal para cual, ella era “la horma de su zapato”.

-Es increíble

-Quizá te vi más de una vez pasear por aquí y no lo recuerdo

-Seguramente- Alba agachó la cabeza y dejó que su sonrisa se apagara

-Bueno en realidad si te hubiera visto lo recordaría- dijo dándole un suave beso en los labios.

Llegaron al elegante bloque de pisos con tejados franceses de pizarra negra y mansardas y los muros cubiertos de piedra blanca, entraron sin soltarse de la mano. En el ascensor pulsaron el botón de la 5ª planta y Alba empezó a hiperventilar con fuerza.

-Estate tranquila cariño, todo saldrá bien, soy encantador ya lo sabes- y Alba no pudo evitar que le viniera a la mente el vivo retrato de “Gastón, el de la Bella y la Bestia ¿os acordáis de él no?”

Alba decidió abrir con su propia llave para que la sorpresa fuera aun mayor, su madre casi se cae redonda sobre el nuevo suelo de parquet que ahora cubría toda la casa, estaba guapa, como siempre, su pelo corto que caía sobre los hombros con las puntas hacia fuera y un rubio platino impecablemente teñido, se abrazó a Alba como si no la hubiera visto en años, sin parar de repetir “Mi niña”, estaba tan concentrada en achuchar a su hija que no se había percatado de la presencia de ese elegante hombre y apuesto, todo hay que decirlo. Tras las presentaciones pertinentes, Alba y ella se retiraron a la cocina a preparar algo de café, mientras Borja esperaba sentado “como un niño bueno” en una sillita de madera inglesa.

-Madre mía Alba, ¡Que tiarron!

-Shhh, mamá por favor

-Es perfecto cariño ¿Os vais a casar?

-No te aceleres señora madre, acabamos de conocernos

-¿Y a que se dedica? ¿Cómo os conocisteis?

-Eso mejor lo hablaremos en la cena- Alba prefería haberle dado dos copas de vino a su madre antes de decirle “Pues mira mama es mi jefe, al principio nos odiábamos pero acabamos follando en su despacho ¿A que suena bien? No, no suena bien”- quiero que este papá

-Lo avisare para que venga a cenar

-¿Lo avisarás?

-No sé si estará libre hoy

-¿Qué pasa mamá?- Alba se colocó con los brazos bajo el pecho apoyada en la encimera gris de la cocina

-Tu padre y yo ya no vivimos juntos, nos hemos separado

-¿Qué? ¡¿Separado?! ¿Cuándo ha sido eso y porque no me habías dicho nada?

-Lo siento cielo, estabas lejos y no queríamos que esto te afectara

-¿Pero qué es lo que ha pasado?

-Esto no es ninguna novedad Alba, han sido cosas que nos hemos guardado desde hace años y era algo que finalmente tenía que pasar.

-Lo siento mamá- el mundo de Alba se desmoronó, la visión de sus dos padres ancianitos paseando por el parque, no podía creer que su modelo a seguir “la idílica pareja”, ya no existiera.

-No te preocupes cariño- agarró su cara entre las manos y la miró a los ojos cargados de lágrimas- ahora estamos mucho mejor, te lo aseguro, no nos llevamos mal, lo decidimos de mutuo acuerdo, ahora vamos, que tu novio está esperando- Alba se abrazó a su madre “Si supieras lo lejos que esta mi novio ahora mama”.

Se sentaron en el amplio salón ricamente decorado al más puro estilo del Palacio de Versalles, vajillas de cerámica con remate dorado en un mueble de cristal, una mesa de madera maciza, tallada exquisitamente con motivos vegetales, la tapicería de las sillas emulaba un estampado barroco en marrón y dorado. Borja y Alba se sentaron cogidos de la mano frente a su madre.

-¿Dónde tenéis las maletas?

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