Alba

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1 “El comienzo”

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-Luego quiero que cojas un libro de mi estantería y te lo lleves, el que quieras- Alba sonrió- voy a terminar la cena ¿Me esperas en el salón?

-¿Estas cocinando tú? Eso no me lo pierdo

-Muy graciosa- agarró a Alba por los hombros y la acercó para darle un dulce beso en los labios

Alba destapó la olla, y aspiró el delicioso aroma que salía de ahí

-Y esto es….

-Arroz al curry y esto algunos entrantes que he hecho, foi de pato con queso brie, salmón ahumado y queso crema…

-Se me está haciendo la boca agua

-Ve poniendo la mesa, ahí está el mantel, en este cajón los cubiertos, en este las copas…

Alba dispuso los elementos de la mesa con fluidez, estaba acostumbrada a hacerlo en su casa

-¿Y el vino?

-Mira en la bodega y elige el que quieras- Borja señaló la pequeña bodega de madera en uno de los lados de la cocina y Alba eligió el que vio más “apetecible” ya que no entendía mucho de vino.

Cenaron en silencio, sentados en la gran mesa del salón

-Está todo riquísimo

-Me gusta la cocina, mi madre es una gran cocinera

-A mí también me gusta, pero sobre todo la cocina saludable- Borja sonrió

-Te he traído aquí para decirte algo

-Ya decía yo…- Alba le temblaban las manos bajo el tenedor “No por favor, no es el momento”

-Quiero que vengas a vivir conmigo- “Ni de coña Borja, no es el momento para esto”

-Eh…

-Será todo más fácil, aquí tendrás todo lo que necesitas y no tendrás que pagar el alquiler de ese cuchitril, Alba te quiero, quiero compartir mi vida contigo- “¿Ha dicho te quiero?” con la cabeza embotada y las manos temblorosas, respiró hondo “Este es el momento en el que debería decir y yo a ti, o algo así”

-No se Borja, es demasiado pronto

-¿Demasiado pronto para qué?- y Alba por primera vez en mucho tiempo, tomó las riendas, hizo de tripas corazón y fue sincera

-Pronto para enamorarnos, para vivir juntos, para casarnos…

-Pues yo ya te amo y necesito tenerte aquí

-No creo que esto sea buena idea Borja- y simplemente se levantó de su silla y salió por la puerta por la que había entrado, dejando algunas ilusiones en el aire, un dolor de cabeza y un corazón que empezaba a romperse.

 

 

 

28 “Amigos”

Pensar a veces no es la solución “¿Por qué era incapaz de amarlo?” pues porque Alba amaba a otro “es demasiado pronto” se decía, “con el tiempo aprenderé a hacerlo”.

Alba decidió salir a correr después del trabajo, hacer deporte muchas veces te libera “Y evita que pienses”, sabía que lo que había pasado la noche anterior había sido importante, había dejado claro a Borja lo que quería “¿o no?”, había tomado decisiones “propias” por primera vez, ahora solo lo quedaba pensar en lo que quería, algo que en su mente aún no estaba nada claro, pero si sabía lo que no quería y eso era vivir con Borja, “aún”.

Tardaría tiempo en saberlo, o quizás no, el destino era el que movía los hilos aunque ella creyera tener el control “casi total de su vida”, el destino quiso que girara a la derecha en la segunda calle en vez de seguir recto, el destino quiso   que se parara a observar a unos pequeños pajarillos que bebían en una fuente, el destino quiso que al mirar a la derecha, ahí estuviera “él”.

-Hola Alba

-Austin…

-¿Haciendo deporte?

-Eh…- “enajenación mental”- sí, salí a correr

-Genial- los dos desviaron sus miradas hacia un punto no concreto- ¿te apetece tomar algo? Un refresco, un té…, solo si te apetece- y Alba no supo por qué sus labios se movieron diciendo si, cuando su mente quería decir no.

Caminaron en silencio hasta una cafetería cercana y se sentaron en una de las mesitas de la terraza, todo estaba decorado de manera vintage, mesitas redondas de forja, de diferentes colores, sillas dispares, cada una de una forma y color, y en el centro de la mesa unas latas hacían de maceteros para unas pequeñas plantitas. El camarero les puso lo que habían pedido, té roibbos para Alba, café solo para Austin.

-¿Y tú? ¿Qué hacías por aquí?

-Iba a recoger mi nueva cámara, ya la tienen lista, me han contratado fijo en la revista, haré la sección de paisajismo, lo que significa viajar mucho, o sea que estoy encantado

-Oh dios mío, eso es genial Austin

-Si y lo mejor es que no se trata de un trabajo rutinario, tengo un horario bastante flexible por lo que podré compaginarlo perfectamente con el surf- Alba sonrió de la manera más sincera que lo había hecho nunca y pensó que quizá no era tan difícil eso de ser “amigos”, con Austin “todo siempre fluía de esa manera tan fácil, tan especial”- ¿Y tú? ¿Qué es de tu vida?

-Lo de siempre

-¿Qué es lo de siempre para ti?

-Mmm… trabajo y… estuve en Madrid, visitando a mis padres

-Que bien- el silencio se hizo palpable, los dos sabían que era el momento de hablar de él- ¿y Borja?

-Borja…bien, eh…estamos…somos…

-Estáis juntos, ya lo sé, no tienes por qué ponerte así

-Lo siento, es incomodo

-Lo sé- “si la tensión se hubiera personificado en ese momento hubiera sido un luchador de sumo, gordo, grande, fuerte y aterrador”

-Estás… ¿tú estás con alguien?- esa duda que había rondado por su mente desde hacía semanas “¿La habría olvidado ya?” En realidad no sabía por qué había preguntado eso…

-No

-¿No hubo nadie después de mí?

-¿Quieres que sea sincero?

-Siempre quiero que lo seas

-Estuve con Violetta, alguna vez… pero ya no hay nada de eso, no es lo que necesito, ella no…- ese “Ella no” se introdujo en la cabeza de Alba “y entonces ¿quién?”

-Ella  estaba con Jake ¿no?

-Sí, pero ninguno de los dos se lo tomó en serio, él es así, no vamos a pelear por una tía, no nos interesa a ninguno de los dos

-¿Una mujer objeto?

-No es eso Alba, ella vive su vida como quiere, si quisiera una relación seria la tendría

-Pues yo creo, que está enamorada de ti

-¿Qué dices?- “Los hombres y su extraña habilidad para omitir de su mente que una chica va detrás de ellos”

-Estaba celosa cuando nos veía juntos

-Es una amiga y no saldremos de ahí, ella lo sabe

-¿Nos vamos?- se levantaron de la mesa a la vez

-Tengo la moto aquí cerca, puedo llevarte, digo, vamos juntos, que idiota, vivimos en el mismo sitio- los ojos de Austin repararon en cómo se le marcaba a Alba la camiseta deportiva “Céntrate cabrón”.

Se montaron en la moto como solían hacerlo y Alba se agarró a su espalda como si nada hubiera cambiado, como si el tiempo no hubiera pasado, el mundo seguía corriendo aunque los dos se empeñaran en pararlo y con el mundo, sus vidas. Llegaron a casa, era tarde, Austin la miró entrar en el edificio y sintió como una electricidad, un magnetismo, una chispa que se disponía a arder, siempre le habían gustado los ascensores, era el único lugar del mundo en el que el tiempo parecía ir cien veces más despacio y la miró, había intentado evitarlo, pero la miró, se perdió en sus ojos verdes, casi transparentes que reflejaban su alma, las puertas del ascensor se abrieron, salieron.

-Gracias por el té

-No hay de que- “Una locura, todo este intento de acercamiento es totalmente absurdo”- oye Alba

-¿Sí?

-Podríamos volver a vernos- “aunque sea así, saber que te volveré a ver aunque no seas mía es lo que me mantiene vivo”

-Claro

-¿Te viene bien el fin de semana?

-Eh… creo que iré con Borja a su casa de campo, ya sabes, unos días para desconectar

-Ah, genial…. ¿mañana?

-Mañana…- “Austin para, estas pareciendo desesperado, que idiota soy”

-Puedo recogerte después del trabajo y te invito a una copa- “No sé si esto es buena idea” Alba no pudo más que asentir y entrar en casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

29 “Te quiero”

Jueves por la mañana, tan solo eran las diez y Alba ya llevaba dos cafés en el cuerpo “¿O eran tres? Da igual” la cuestión era que estaba nerviosa, porque su mente le decía que parara y se calmase, se veía una y otra vez en una espiral llamada “Austin-Borja, Borja-Austin” y lo cierto es que no le gustaba un pelo. “¿No podría nunca separarse de ellos?” y por un momento pensó que lo mejor sería volver a España y empezar de cero, lejos de ellos “Quieroo que todo vuelva a empezaar, que todo vuelva a giraar, que todo venga de ceroo…” se encontraba tarareando la canción de Dani Martin cuando Borja cruzo la puerta, ella agachó la cabeza, se sentía… “¿Avergonzada?”  Hacia solo dos días le había dado un “plantón en toda regla, era para estarlo” y Borja se paró frente a ella de esa manera tan suya, con las manos en los bolsillos de su pantalón de traje y la espalda erguida, “con ese rostro esculpido por el propio Miguel Ángel (Disculpad el momento moñas)”.

-Ayer no me llamaste

-Salí a correr

-¿Haciendo ejercicio?- dijo al tiempo que retiraba la silla para sentarse

-¿Tan raro te parece?- dijo sin dejar de teclear en su ordenador

-Se me hace duro no dormir contigo cada noche

-Podrás hacerlo este fin de semana

-Eché mucho de menos anoche no hacerte el amor- Borja se acercó a ella y le dio un beso en los labios, de esos que acaban con un mordisco

-Estamos en el trabajo, por favor…- Borja salió del despacho riéndose y Alba, siguió trabajando.

“No había nada de malo en tener un amigo ¿no?, no hija, lo malo ocurre cuando ese amigo es el hombre que te trae de cabeza, del que sigues enamorada hasta las trancas” sin embargo cuando lo tenía cerca se sentía completa, puede que lo suyo no hubiese salido bien, pero eso no significaba que quisiera alejarlo de su vida. Unos porracitos delicados en la puerta de su despacho la despertaron, era la secretaria.

-Señorita Ramírez, el señor Gómez la espera en su despacho

-Si, gracias, ahora mismo voy- “Podía llamarme el mismo, Arg…”

-¿Qué quieres Borja?

-Cierra la puerta y siéntate- Alba lo hizo sin rechistar- ¿Quieres saber lo que quiero?- asintió- Quiero follarte y  que no salgas de aquí hasta que quedemos los dos completamente satisfechos

-¡Borja por Dios!- escandalizada se levantó para marcharse cuando Borja la agarró de las muñecas- no es el momento ni el lugar

-No puedo esperar a tenerte nena

Sus manos se deslizaron por sus caderas con facilidad y levantaron la falda negra de tubo que Alba llevaba, se arqueó al notar su erección frotándose contra ella, el aliento provocador que emanaba de su boca se posó sobre su cuello arrancándole un gemido, la cogió a horcajadas y la poso sobre la mesa de su escritorio, aparto todo lo que había sobre él, bolígrafos, papeles, el ordenador…para hacer que Alba se tumbara “Toda una fantasía digna de peli porno, el jefe y la empleada haciéndolo en el despacho…”, sus bocas se entreabrieron para encontrarse, buscaron el calor el uno del otro, Borja introdujo los dedos en la cavidad de Alba para notar lo húmeda que estaba, le frotó el clítoris con el dedo pulgar mientras la penetraba con los dedos

-Me pones tanto…- susurró en su oído

Se le erizó el vello de todo el cuerpo al notar casi cercano el orgasmo, Borja también lo noto y se colocó duro, erecto justo en su entrada para penetrarla fuerte, de esa manera que los volvía locos, Alba se abría para él y se estremecía al notarlo en su interior, se movieron en silencio, con firmeza, las patas del escritorio se movían a su compás arañando el suelo, Alba no pudo evitar fijarse en las marcas del suelo “No era la primera vez que lo hacía”, se mecieron acompasándose en un ritmo delicioso, envueltos de placer, el uno del otro, de los dos y entonces un clímax lo arrasó todo, Borja se dejó ir sobre ella y Alba se quedó mirando al techo, insatisfecha y desconcertada, había una chispa que faltaba, algo que era lo que daba el pistoletazo de salida para que ella alcanzara el orgasmo “¿Faltaba el amor?”.

Llegó la tarde, Alba saldría de trabajar en media hora, necesitaba una ducha después de lo que había ocurrido esa mañana, se sentía húmeda, sucia y sobre todo se sentía incapaz de salir con Austin sintiéndose así, se sentía “La mujer promiscua”, sentía que lo engañaba, sentía vergüenza cuando pensaba en ello “Solo somos amigos, solo amigos”. La pantalla de su i-phone se encendió, un mensaje, corto, pero que daba significado, algo especial en cada letra:

“Te recojo en un rato, As.”

Y a su mente volvieron aquellos días en los que podía subirse en aquella moto y dejarse llevar, sentirse como pez en el agua en aquel mundo que no le correspondía, sentirse feliz al fin y al cabo.

Austin se había esmerado en arreglarse aunque intentaba no parecerlo “Parecía torturarme apropósito con esos malditos vaqueros ceñidos”, llevaba una camisa de cuadros remangada al codo y unas gafas de aviador “De esas de ven pa’ca que no te suelto” y ahí estaba Alba con su falda mal colocada, el pelo alborotado, un maquillaje casi inexistente y las bragas sucias.

Se subieron a la moto tras un conciso beso, Alba se alegró de no encontrarse a Borja a la salida y no tener que darle ninguna explicación, condujeron tranquilos con esa brisa característica de Londres, fría y húmeda pero agradable, pararon frente a un bar de copas pequeño en un barrio concéntrico de la ciudad, luces neones decoraban la entrada y pasaron al interior, sillones blancos con mesas bajitas de cristal, una bola de discoteca daba vueltas en el centro del local, una barra también neón iluminaba la estancia, se sentaron en una esquina junto a la ventana

-¿Qué quieres tomar?

-Un Gin tonic

-Pónganos un gin-tonic con limón y una cerveza- el camarero se alejó no sin antes depositar la mirada en las piernas de Alba

-¿Qué tal el día?

-Estoy agotada- “Y tan agotada…”

-Bueno mañana os cogéis unas pequeñas vacaciones ¿no?

-Si, será un finde de relax

-Yo he estado en la revista, tendré que recorrerme todos los parques de Londres para un reportaje

-Genial

-Oye ¿Qué piensa Borja de esto?

-¿De qué?

-De que nos veamos

- No sabe nada- tragó saliva- ¿debería saberlo?

-No, claro que no, solo somos dos amigos que toman una copa

-Si- agachó la cabeza como si así desaparecieran sus incertidumbres, sus miedos…- ¿No has pensado en salir con alguien?

-No tengo interés en ninguna relación, de ningún tipo, ni siquiera sexual- y Alba no pudo sentir otra cosa que alivio “¿Pero por qué?”- me tocaste muy hondo Albita- dijo al tiempo que daba un sorbo a su cerveza

-Pero algún día tendrás que rehacer tu vida ¿no?- “Y ahí estábamos de nuevo, hablando de nosotros”.

-Cuando la rehagas tu

-Yo la he rehecho , estoy con Borja

-Si a eso lo llamas estar…

-Tú no sabes nada de mi vida

-Se mucho más que ese tío- la tensión era palpable “¿Me estaba reprochando que saliera con Borja?”

-No tienes ningún derecho a decirme eso

-Alba te conozco bien, se lo que te inquieta, se lo que sientes, puedo verlo y lo noto, solo al verte aparecer noto esa electricidad que nos invade a los dos, estabas haciéndolo bien, estabas encontrando tu sitio, lo estábamos haciendo los dos, pero lo estropee, sé que lo hice

-La culpa no fue solo tuya Austin, te mentí, no te dije lo que estaba sintiendo por Borja

-¿Lo amas? Se sincera por favor y te juro que dejare de molestarte

-Lo amaré- “¿De dónde había salido toda esa sinceridad?”

-Te mereces a alguien que te amé cada día, que piense en ti constantemente, necesitas a alguien que te ayude a hacer realidad tus sueños, hace mucho que asumí que esa persona no soy yo, alguien que sepa hacerte feliz, alguien que no deje pasar la oportunidad de estar contigo por el miedo…- “Una declaración de amor, la única declaración de amor que me han hecho…quería gritarle que sí, que esa persona era él, que todo eso era él…” Alba se levantó apurando su copa

-Tengo que irme, aún tengo que preparar la maleta

-¿Puedo darte un abrazo?- Austin se levantó y se acercó a ella abriendo los brazos, ella solo se dejó hacer, acurrucándose en su regazo, un abrazo de despedida de esos de “Espero que la vida te vaya bien” y le besó la mejilla con esa calidez tan suya, Alba se despidió con la mano y salió por la puerta del local.

Un taxi la dejó en casa en menos de diez minutos, iba subiendo las escaleras cuando recibió una llamada de Borja

-¿Hola?

-¿Dónde estás?

-Pues…en casa

-Pues estoy en tu puerta y no hay nadie

-Eh…- “¿Qué cojones hace ahí?”- quiero decir que estoy llegando a la puerta, estoy subiendo la escaleras- Borja colgó el teléfono sin decir nada más.

Llevaba el mismo traje que esta mañana, no había pasado por casa para cambiarse, con las manos en los bolsillos, fruncía el ceño “¿enfadado?”

-¿Qué haces aquí?- le dio un beso relámpago sobre los labios mientras abría la puerta y le dejaba entrar, Borja no pudo evitar al acercarse a ella un perfume masculino impregnado en su pelo, un perfume que no era de él.

-Quiero que vengas a dormir en mi casa, mañana saldremos temprano para la casa de campo

-Ah… tengo que hacer la maleta ¿me esperas?- desapareció en su habitación- siéntate y coge lo que quieras de la nevera

No tardó ni diez minutos en guardarlo todo, se había vuelto una experta en hacer maletas, se sentía orgullosa, se dirigió al salón donde se sentaba Borja con una copa de vino casi acabada en la mano.

-¿Nos vamos?- el solo asintió

La noche había caído sobre Londres, las calles se alumbraban con esa luz tan particular y Alba absorta en sus calles, en sus rincones, se dejó llevar por la ciudad que le atrapaba y por primera vez desde que había llegado sintió que estaba allí por alguna razón, que el tiempo, el destino o quizá el karma, la habían llevado hasta allí, se sentía en casa.

Entraron en el amplio salón del apartamento de Borja y Alba fue a dejar las maletas a la habitación, escuchó ruido en la cocina así que se acercó hasta allí.

-Cenaremos en la terraza ¿Quieres ir llevando las cosas?- Alba afirmó con la cabeza.

La terraza era un precioso rinconcito chillout dentro del minimalismo y la sobriedad que desprendía la casa, plantas en cada rincón, perfectamente cuidadas, farolillos de colores colgaban del techo, unas sillitas de madera y una mesa a juego, en el centro de la mesa había un par de velas que Alba encendió, olían a canela, se sentaron a cenar en silencio, Borja había preparado sushi.

-Eres el hombre perfecto, guapo, rico, inteligente y ¡sabes cocinar!

-Has olvidado lo de acosador

-Si, también eres un acosador- Alba apoyó la cabeza sobre su hombro y exhalo ese perfume que iba directa a su entrepierna

-Alba- ella se incorporó para mirarle a la cara- te vi salir del trabajo- Alba tragó saliva e intento que el nudo que tenía en su garganta bajara- te montaste en moto con un chico y te fuiste… ¿es él?- “¿Él?”

-Es…es… Austin, un amigo

-El famoso amigo…

-Si, el famoso amigo…- la mente se le heló un segundo- no tienes derecho a espiarme Borja

-¿Qué?, en primer lugar te vi por casualidad y en segundo lugar soy tu novio y tengo derecho a saber dónde estás o con quien sales ¿no te parece?- Alba tragó saliva de nuevo, sabía que Borja llevaba razón- la próxima vez que quedes con tu amante que no sea en la puerta del trabajo

-No somos amantes, solo somos amigos- Borja se levantó de la mesa y recogió todos los platos de una sola vez.

Alba se quedó allí parada mirando las estrellas que casi no se apreciaban en el oscuro cielo de Londres. Se decidió a levantarse, Borja fregaba los platos en la cocina, se acercó a él agarrándolo por la cintura, lo sabía, Borja siempre había sabido que Alba no le daba el cien por cien de ella, siempre supo que su corazón no era suyo.

-Te quiero- un te quiero silencioso, casi inaudible, de esos que salen porque tienen que salir, nada más pronunciarlo la culpabilidad se asentó en su corazón, sintió un dedo acusador diciéndole “mentira”.

Fueron a la cama en silencio, se desnudaron en silencio, y Borja pensó que al menos por una noche más la tendría, que sería suya aunque no fuera completa, lo hicieron como animales, con furia, con deseo, con lujuria “¿Con enfado?” se desgarraron las entrañas y se desgarraron el alma, contra más se acercaban más daño se hacían, follaron con fuerza, gritando, jadeando, sintiendo ese placer tan carnal en que a veces se resume la existencia, se dejaron ir entre espasmos, agarrados, el sexo parecía mantenerlos unidos el tiempo que durara.

Abrazados en la cama, Borja acariciaba el  pelo de Alba

-Miénteme otra vez- y sin saber porque, Alba supo perfectamente lo que le estaba pidiendo

-Te quiero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

30 “Rehaciendo mi vida”

Salieron temprano con el primer amanecer, recorrieron las carreteras inglesas con el mundo a sus pies, en solo dos horas habían llegado a la preciosa casa de campo, se encontraba en pleno bosque rodeada de esos árboles característicos, un pequeño lago también se encontraba cerca, dejaron las maletas en el rellano y Borja le enseñó la casa, estaba recubierta de madera, paredes y suelo, una alfombra de pelo “espero que sintético” a los pies del sofá marrón de cuero “también espero que sintético”, una chimenea de piedra y una cocina estilo americana con la típica barra de bar, también de piedra, todo era precioso, rustico y acogedor, una serie de habitaciones en la misma línea de la casa, el baño de la zona superior con un jacuzzi precioso de porcelana en color beige.

-Esta casa debe valer una fortuna

-Era de mis padres, la reformé por completo, me gusta venir aquí para desconectar

-¿Siempre vienes solo?

-No siempre

Decidieron ponerse ropa cómoda y pasear por el bosque, hacía algo de frio, pero el relax y la paz que emanaba el campo, hacía que pudieran por un momento olvidar sus respectivos problemas. Pasearon junto al lago, pequeños patitos nadaban tranquilamente, el agua era cristalina y tenía pinta de estar helada, Alba cerró los ojos, se embriagó de la naturaleza, llenó sus pulmones de una respiración nueva, como si volviera a nacer.

Para almorzar decidieron ir al pueblo de Castle Combe, en el condado de  Wiltshire, a veces elegido como el pueblo más bonito de Inglaterra “Mis ojos pueden decir que es totalmente cierto” abundaba la tranquilidad y belleza, un pequeño pueblo detenido en el tiempo.

Las casas típicas de la villa eran de estilo Cotswold, y fueron construidas con paredes gruesas de piedra y tejados de cerámica. Pasear por ellas les resultó algo realmente encantador.

Callecitas estrechas, empedradas, todo rodeado de pintorescas casitas y tiendas con tejados apuntados de madera, casas irregulares, cada una a su manera, aportaban un encanto especial, entraron en un pequeño restaurante y degustaron una carne asada recomendación del cocinero, junto con un buen vino de la zona, a Alba todo le pareció tan maravilloso, que lo único que pudo sentir es que no lo merecía “No merecía tenerlo a él, no merecía que él me amara, ni que me diera todo esto” sintió que sin quererlo usurpaba el puesto de otra, para el que Borja había reservado todo esto.

Volvieron paseando hasta la casa cuando ya caía la noche, estaban cansados, pero Borja insistió en preparar la cena mientras ella se daba un baño.

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